🌻|Capítulo 57.|🌻
𝓛𝓸𝓼 𝓰𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪
Capítulo57.
“El primer asalto”
Ya la hora de la cena, el cielo terminó por oscurecer, aunque apenas eran cerca de las siete de la noche. El equipo Rei estaba sentado junto a la mesa, disfrutando de los platillos que Wang les había brindado. Frente a ellos estaba el mencionado, observándolos comer con una pequeña y genuina sonrisa tranquila, le alegraba ver que todos ellos disfrutaban de la comida en silencio.
No obstante Nami no pudo soportar más la curiosidad, y levantó la mirada para empezar a preguntarle al mayor sobre el anillo y los sujetos. Aunque al principio vaciló antes de confesar, pues se supone que no a todos se les puede revelar ese secreto, precisamente para prevenir el querer robarlo, Nami le insistió firmemente, pues era necesario saberlo para la Misión, así que finalmente accedió a contarles. Después de eso, finalmente se fueron a dormir, o al menos, intentar, en el caso de Nami.
Ella no pudo evitar tener que levantarse y acercarse al balcón, subiéndose después al techo para observar la luna y pensar. Estaba cansada, tenía sueño, pero al mismo tiempo el insomnio y en parte, los nervios de saber que pronto tendría que enfrentarse contra sujetos de habilidades desconocidas y fuertes, le provocaban un severo malestar en su estómago que no la dejaban ni siquiera pegar los ojos.
Wang les había hablado un poco sobre un clan enemigo de los Dai. El clan Kobayashi, que pertenecía a la aldea enemiga de Konoha, la aldea de la Roca. No sabían razones del porqué siempre arremetieron contra los samuráis en el pasado, pero eran claramente envidiosos ladrones que no eran superiores al clan Dai. Su líder fue un estafador que se hacia llamar "El rey de los ladrones", precisamente por ser el mejor, pero había muerto hace tiempo ya. El anillo de bodas del clan Dai, había sido el único tesoro que el rey ladrón intentó robarles por años y años. Se infiltró una noche en el clan Dai sin ser visto, aunque las alarmas en Konoha ya habían sido encendidas por el avistamiento de un raro sujetos que merodeaba por ahí. Su objetivo era llevarse la caja qe guardaba el anillo y ese mismo, para calmar finalmente su obsesión por el objetivo y de alguna forma dejar sin orgullo a los samuráis. Sin embargo nunca pudo lograrlo,puesto fue la madre de Meiko que acabó con la vida del intruso de una sola estocada con su espada bañada en veneno. Gracias a esa hazaña, impresionó tanto al líder del clan que despertó su interés por conocerla mejor. Se enamoraron y tuvieron dos hijos más, siendo esta ahora la familia de Miku, Momo y Mei.
Definitivamente los samuráis siempre tenían anécdotas raras.
—–Cielos...—susurró, abrazando sus rodillas por un momento, para apoyar su mentón en ellas.—–Estos clanes tradicionales... Están jodidos.—murmuró ella, aunque en un tono cansado.—–Incluyendo el mío por mucho.
Sintió que a su lado revoloteó un hermoso pájaro que ya conocía, pero no se molestó en girar la cabeza para confirmarlo. Sin embargo, ella no sabía lo muy equivocada que estaba.
Fue cuando levantó la cabeza, pues escuchó con extrañes un ulular reconocido. Se confundió demasiado, pues ella misma confiaba que su querido amigo Shiba se encontraba a su lado... Lástima que vio de la peor manera que nunca fue así.
El ulular que escuchó de forma amenazante le hizo caer en cuenta y levantar la mirada hacia el cielo, notando con los ojos muy abiertos que Shiba recién llegaba. El ave que se encontraba a su lado resultó ser un cuervo negro como la misma sombra, con un collar de papeles bomba. No podía creer que usarían a un animal así para atacarla, con un truco tan barato. Presenció como se libraba una batalla entre Shiba y el cuervo, el blanco y el negro. El búho empujó con fuerza al cuervo para alejarlo junto con los papeles bomba lo más posible de Nami y del techo del hotel, pues Shiba sabía que los amigos de su ama se encontraban ahí, aparte de que también seguramente se encontraban otras personas inocentes, que nada tenían que ver con el terrorista maníaco que quería perjudicarlos.
Nami notó como en cámara lenta, una pequeña flama empezaba a esparcirse en uno de esos papeles, la cuál no tardaría en recorrer los demás hasta causar una gran explosión. Sintió pánico de tan sólo imaginar que Shiba podría quedar envuelto en eso mismo únicamente por protegerla.
—–¡Shiba, SHIBA, NO LO HAGAS!—exclamó Nami, casi rogando que se alejara de la escena. No podía permitir que algo le sucediese a su querido búho, que ya más que una mascota era como su mejor amigo.
No podía perderlo.
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Se olvidó del cansancio que le provocaba su insomnio incesable, y pegó un salto hacia la riña de ambas aves, enfocándose en simplemente Shiba, pues el tiempo corría. Abrazó al bello búho blanco en sus brazos y se dejó caer hasta el suelo, aterrizando como un gato y simplemente escuchar cómo explotaba el cuervo en el aire. Aquello le hizo cerrar los ojos por un momento, lamentando la cruel muerte de ese animal, quien fue utilizado por alguien ruin. Frunció su ceño y abrió los ojos, encontrándose entonces con el gran tipo que una vez la llamó para preguntarle sobre la calidad del restaurante en el que por gracias de la vida se encontraron. Inmediatamente como un reflejo, Nami activó su byakugan por simple reflejo, al menos para verse un poco amenazante. Abrazó a Shiba fuertemente, a modo de protección, aproximándose entonces hacia el gran sujeto para acertarle una fuerte patada al rostro, asegurándose de darle incluso con chakra para poder aturdirlo mientras llegaban los refuerzos a ayudarla, sabía por lógica que al escuchar la explosión, Mei y Kai despertarían para ver qué demonios sucedía afuera.
El sujeto grande solo se echó a un lado, soltando un breve quejido, pero lástima que Nami no se dio cuenta de que se trataba de un jutsu sustituto. Apenas lo notó, aterrizó nuevamente en el suelo y exhaló con fuerza, viendo gracias a su poderoso byakugan que ahora se acercaba el enano que anteriormente vio en el mismo restaurante. Efectivamente, querían acabar con ella, la reconocieron por su bandana de Konoha, y claramente querían el anillo sin importar nadie ni nada.
Pese a que apenas su altura le llegaba a Nami por su cintura, algo le decía que no debía subestimarlo. Grande fue su sorpresa cuando de su poncho salieron sus brazos, y de estos fueron expulsadas varias especies de láminas de metal, muy pequeñas. Eran disparadas como una especie de proyectil, y se acercaban peligrosamente hacia ella.
—–Mierda...—murmuró Nami, con frustración, soltando finalmente a Shiba, esperando a que volara lejos de ahí.—–¡Vete, yo estaré bien, VETE!—exclamó. Casi le pedía en tono de ruego.
Sabía de alguna manera que Shiba no le haría caso, sabía que el pequeño búho haría lo que pudiese para ayudarla porque era muy leal. Pero ella no quería que se quedara, no quería que se arriesgara, y ella no quería perderlo.
Pero el destino tenía planes diferentes para Shiba.
Nami dejó de mirar al búho para concentrarse en las miles de placas metálicas pequeñas que estaban por pegarle y perforar su cuerpo cual balas, utilizando una rápida secuencia de 128 palmas para evitarlas, protegerse, desintegrarlas. Estaba tan concentrada en esquivarlas y destruirlas, que únicamente al escuchar una horrible explosión, seguido de un pequeño ululo combinado con una especie de chillido doloroso. Fue ahí que su byakugan le permitió ver lo peor que pudo haber presenciado. Quería gritar, cuando vio como si fuese de cámara lenta, una flecha atravesar una de las alas de Shiba, y encima explotar. De una vez sintió como la ira podía invadirla, la desesperación, las ganas de gritar hasta que su garganta no pudiera más, pero la aparición de sus compañeros lo evitó. Kai se apareció de la nada cargando al lindo búho en el aire, aterrizando como una rueda en el suelo, y Meiko se acomodó frente a Nami, blandiendo su espada cual bat para cortar rápidamente una de las flechas bomba, que ahora se aproximaba hacia Nami.
—–¡No te preocupes por Shiba, está bien!—insistió Kai, aunque sin mirar a la contraria.—–¡Tenemos que salir de aquí!—exclamó el castaño de ojos verdosos, quien traía ahora al ave herida en sus brazos.
Wang y Sojiro, quienes fueron alertados por Kai y Meiko al escuchar las explosiones cercanas, salieron corriendo como pudieron. Debían partir ya si querían salir vivos y con el anillo de ahí, por lo que no perdieron tiempo en escapar mientras el equipo Rei los distraía.
El Sakamoto buscaba algo en su bolsillo con frenesí, hasta que afortunadamente logró encontrarlo, siendo una bomba de humo apestosa. Serviría para distraer y poder salir de ahí, además no afectaría a la infraestructura de las casas y edificios cercanos, que era lo que más le importaba a diferencia de esos tres sujetos que los atacaban. Sostuvo un una mano a Shiba, quien ululaba con cansancio, pero se acomodaba para dormir como si no hubiera dolor. No se le hizo raro, Kai estaba más concentrado en la batalla. Una vez Meiko y Nami pudieron apartarse y adelantarse, sintió como las vendas que le regaló a Nami lo rodeaban de su cintura, y después no dudó en lanzar la bomba de humo apestosa para salir de ahí, aturdiendo a los tres enemigos ladrones con el humo y el olor horrible simultáneamente.
Después de eso, pudo sentir como las vendas que rodeaban su estómago daban un fuerte tirón para arrastrarlo por los aires, dado que Nami hacía fuerza para tirarlo, y las vendas la ayudaban mucho.
—–¿¡Estás bien Kai!?, ¿¡como siguen tus pies!?
Preguntaba porque en cualquier momento lo tiraría al suelo, no quería pasar por el arduo trabajo de cargarlo por horas otra vez. Y aunque las vendas facilitaban un poco más el proceso y ayudaban a brindar fuerza, realmente no quería hacer de caballo,no de nuevo.
—–¡Mis tobillos están bien, Nami, gracias!—exclamó el castaño, volviendo a mostrar una sonrisa tranquila. Como siempre, Kai volvía a ser el mismo, un chico sonriente y positivo. Debía serlo por el bien del equipo.
Mientras seguía en el aire y se sentía como una cometa-Kai, se dispuso a observar al búho que tenía en sus brazos para ver la magnitud de la herida. Él estaba seguro de que tenía un ala completamente lastimada, según lo que había alcanzado a ver, reconoció que necesitaba sutura al menos, o incluso llegar a amputarle el ala para prevenir una grave infección; pero grande fue su sorpresa cuando vio que ese búho, de hecho, se había sanado solo literalmente. Era como magia, pues su ala estaba como nueva, y él ya no se mostraba dolorido. El castaño estaba por protestar y decirle su estado a Nami, pero cuando centró la mirada en los ojos del búho Shiba, este liberó un pequeño destello que lo cegó por un par de segundos. Él parpadeó y se quejó con desagrado, pero cuando abrió los ojos y vio a Shiba en sus brazos se quedó aliviado y por supuesto sorprendido, ¡lo había sanado!
Ya sé lo que dirán, esto es confuso, y sí mi querida audiencia, lo es. Pero, creo que ya era obvio que Shiba no es un búho común y corriente. Él es un búho especial. Un búho especial que había usado su habilidad para hacerle creer a Kai que él mismo lo había sanado con su jutsu médico.
No daré más detalles, eso será más adelante ¡todo sea por el bien de la trama!
Nami recogió sus vendas finalmente para dejar a Kai en el suelo, haciendolo aterrizar en frente de ellas y de Wang y su hermano menor que aún corrían con esfuerzo. Cuando vio que el castaño no tenía al búho en sus brazos, sintió algo de pánico, al menos hasta que lo observó revoloteando a su lado con emoción y alegría, viéndose como nuevo. Ella no pudo evitar sonreír de alivio, tenía a su amigo de vuelta. Keiko igualmente observó al búho revoloetar con sorpresa. Tenía fé en Kai, de estaba convirtiendo en un gran médico.
Pero ellas no sabían que aparte de Kai, el mismo búho había logrado eso.
—–¡Lograste sanar a Shiba!—exclama Meiko, también emocionada.—–¡Bien hecho, Kai!
—–¡Grackas muchachas, pero, tenemos compañía!—señaló esta vez el castaño.
Nami notó gracias a su byakugan que se aproximaban hacia ellos flechas bomba, salían de la cortina de humo que el mismo Kai había puesto. En cuestión de tiempo los alcanzarían y tendrían que pelear otra vez. Pero estaban cansados, seguramente serían vencidos, así que, la única opción era escapar y esconderse, al menos hasta recuperar algo de fuerzas.
Kai sacó de su cinturón un pergamino con cintas de color azul, el cual no tardó en abrir con rapidez. Él suspiró y pegó un brinco para volver a ser jalado por Nami, quien seguía corriendo en compañia de los demás. La idea es que Kai debía de estar en el aire, para que el pergamino funcionará y absorbiera las flechas que les eran lanzadas. Así podrían liberase de ellas por el momento, pero después debía vaciar lo que ese pergamino había recogido. Era como un almacenaje finito.
Cuando logró absorber las flechas bomba, cerró el pergamino de inmediato y volvió al suelo para seguir corriendo con las chicas, empezando a sentirse un poco mareado. No era el único por desgracia, tanto Mei y Nami estaban iguales. Necesitaban descansar con urgencia.
—–¡Esperen!
Pero es aquí en donde llega el momento de brillar de aquel que no ha hecho mucho en este capítulo.
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—–¡Sojiro!—exclamó el hermano mayor, juntando las cejas al observarlo.—–¿¡Qué sucede!?
El castaño de ojos oscuros se giró a ver a su hermano mayor, frunciendo su ceño un poco, para luego voltear su mirada hacia los tres genins que los escoltaban y defendían.
—–¡Sé cómo escapar de ellos, conozco un camino que nos guiará al bosque otra vez!—exclamó, llamando la atención del equipo Rei.
Meiko miro a Nami, y Nami miró a la albina, para después observar juntas a Kai quien asintió con cuidado. Era la mejor opción ahora, aunque no sabían bien de lo que ese chico hablaba, con tal de escapar de esa complicada situación, aceptarían hasta lo más extraño.
—–¡Te seguimos... PERO RÁPIDO...!—insistió Meiko con fuerza, juntando las cejas antes de girarse a ver que los tres ninjas enemigos ya habían salido de la cortina de humo, iban en su captura.
Sojiro asintió al tener el permiso, y dobló por una esquina esperando que los demás lo siguieran. Él siguió corriendo con los otros cuatro detrás hacia más casas aún, pero sé detuvo en seco en un lugar en específico cuando llegó a un callejón. En ese lugar buscó en el suelo alguna inconsistencia, tomando de la arena la parte de una soga para levantar después una tapa bañada en arena. De ahí, él la mantuvo arriba. Cuando llegaron, Wang miró con confusión al menor, pero él les insistió que se metieran ahí. Cuando todos accedieron, hasta Shiba se fue detrás, y él se metió de último cerrando consigo la tapa bañada en arena, y dejando todo oscuro en el interior. Nuevamente la brisa suave de la noche volvió a ocultar la parte de la soga, y todos ellos desaparecieron de los villanos sin dejar rastro.
Al meterse en esa especie de sótano, Nami aún mantenía su byakugan activo, solamente para descubrir que estaban en un par de túneles. Era extraño, pero agradecía a Sojiro por esa idea.
—–¿Donde estamos, Nami?—cuestionó Kai, esperando a una respuesta de la Hyuga.
—–Kai... ¿Puedes por favor usar tu manejo del fuego para... Iluminar...? —pidió Meiko, no pudiendo ver absolutamente nada por la eterna oscuridad.
Sojiro aclaró su garganta, y sacando de su bolsillo un palo, estiró su mano para acercarse a Kai. Le pidió con calma que encendiera la antorcha, y el mayor asintió soplando un poco de fuego cual dragón al tomar la misma, para después dársela a Sojiro. El ambiente se encendió y dejó ver un camino, oscuro al que no sabían bien hacia donde iba. La Hyuga pido desactivar su byakugan al tener luz, acomodándose a un lado de Sojiro para ver y evaluar el lugar.
—–Parecen catacumbas.—respondió ella, cruzando sus brazos.—–Gracias por traernos, Sojiro, pero... ¿Y esto?—cuestionó, haciendo una mueca confusa.
Por otro lado, el hermano mayor, y de hecho el mayor de todos los presentes, al encenderse la antorcha pudo ver entonces el mismo camino, que se dividía en tres diferentes direcciones y reconociendo entonces, un par de marcas familiares.
—·Sojiro, no me digas que...
El tono con el que preguntaba era bastante alarmante, pues era sorprendido, pero a la vez algo aterrado.
Sojiro no tuvo más opción que simplemente suspirar un poco, y asentir con lentitud.
—–Si, hermano... Son estos túneles...—murmuró, mostrando un inusual gesto lleno de seriedad.—–Son los túneles que Feng Otohiko construyó alguna vez antes de que incluso la aldea de Suna naciera...—susurró, dejando aún más confundidos a los presentes.
No obstante, fue Nami quien se animó a preguntar quién demonios era ese Feng del que tanto hablaban.
—–¿Quien es... Ese Feng Otohiko?—cuestionó Nami, frunciendo su ceño al ver a ambos hermanos cual tan extraño.—–¿Quien?
—–Fue una vez el samurái más despiadado y violento que el mundo pudo haber visto... Ahora es una leyenda, quizá un mito... Conocido también como... —titubeó un poco antes de responder. —–El segundo fantasma heroico...
BUENOS DÍAS AMIGUITOS COMO ESTÁN?
BUENOS DÍAS AMIGUITOS COMO ESTÁN?
SI TU TIENES LA RAZOOOON Y NO HAY OPOSICION, BUENO DÍAS AMIGUITOS COMO ESTAAAAAAAAAAAAAAAN
YOOO FELIZ PORQUE LES TENGO NOTICIAS 💃🏻💃🏻💃🏻 he aprobado el curso que más me costó TvT
Y aunque no fue un promedio superior, es suficiente, 💃🏻 así que no me quejaré ✨
Con esto ya mi estrés baja de un 90 a un 30% 😭❤✨ siento que me saqué una vaina muy pesada de mi espalda 👁👄👁👌🏻
Ahora, aún no acabo todos los cursos del semestre, PERO PERO, DADO QUE YA VAN DOS MENOS, tengo más tiempo para escribir, y recuperar la inspiración perdida
👓👍🏻
Así que no se preocupen, Miss está de vuelta, no definitivamente, pero lo está ❤🌹
Gracias por leer, espero les haya gustado mucho el cap uwu
Y PARA CELEBRAR MI ÉXITO, LES TENGO UNA SORPRESA
UNA NUEVA PORTADAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AHORA SI SIENTO QUE ESTÁ AL NIVEL DE LAS OTRAS ❤
¿Que les parece? Siento que me superé uwu
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