🌻|Capítulo 37.|🌻
|𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪|
Capítulo 37.
“La única”
“Somos hermanos gemelos. Somos iguales pero a la vez muy diferentes. A ti te gustan los libros, a mi me gusta observar a las aves. A ti te gustan los mochis y a mi los frijoles... ¡Pero a ambos no nos gusta el picante!”—espetó el niño dulcemente, sosteniendo las manos de su hermana.—“Nacimos juntos, Onee-chan... Siempre estaremos juntos...”
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De repente esas palabras de consuelo se cruzaban por la mente de Nami, retumbando en sus rincones una y otra vez.
“Siempre juntos”
Una promesa que ambos se hicieron prácticamente desde que ambos abrieron los ojos y se vieron el uno al otro, queriendo estar juntos siempre. Debían estar juntos, eran hermanos, eran gemelos, no existía otro ser en la tierra que conociera tanto del otro como ellos mismos, y jamás existiría. Jamás en realidad.
—–¡Nami!
La chillona voz de un rubio logró hacer que la Hyuga se alejara de las lagunas de sus pensamientos, despertando del trance de una forma un poco agitada y teniendo una reacción casi de susto por tremendo grito. Ella lo fulminó molesta, frunciendo su ceño y casi gruñendo fastidiada.
—–¿Qué, qué quieres?—preguntó, sin embargo, en un tono más tranquilo a su expresión.
—–¿Estás bien...? Luces un poco...—murmuró el rubio, viéndose algo confundido y preocupado por el estado de Nami.
—–¿Por qué no estaría bien?—ahora el gesto de la Hyuga era un poco cansado, indicando que no necesitaba su preocupación o lástima.
—–Tranquila, Hyuga.—habló Shikamaru, girandose a ver a sus compañeros.—–Hablaba de nuestras oportunidades con los últimos dos que hacen falta por enfrentar. Somos cuatro, será fácil.
—–¿Cómo que cuatro?—el ninken que reposaba dentro del abrigo del Inuzuka ladró fuertemente para hacerse notar.
—–Cierto. Perdona Akamaru. Somos cinco, es aún mejor.
Shikamaru formulaba un plan en voz alta, esperando a que todos escucharan atentamente. Ya con el Byakugan de Nami, la oscuridad para ella no sería un problema, eso además de que en el equipo también están Kiba y Akamaru y su agudo sentido del olfato. Todo iba para bien, finalmente la suerte les sonreía a los jóvenes genin y chunin que estarían dispuestos pronto a recuperar a su compañero.
Aunque bueno, debían guardarse la emoción por ahora. No podrían acercarse demasiado, pues al momento de ejecutar el plan debían ser lo más discretos posible. ¿Por qué? Necesitaban a la discreción de su lado, porque de lo contrario, al atacar una vez y fallar tendrían que hacerlo de nuevo, lógicamente, pero perderían la ventaja del elemento sorpresa y por ende, perderían también la oportunidad de arrebatar al Uchiha de los malvados planes de la aldea de sonido o lo que quiera que ellos planeen con él. Los enemigos estarían más alertas, así que, sería prácticamente el fin.
Estaba oscureciendo. Si, estaba oscureciendo. Oportunidad perfecta para ejecutar un plan contra los enemigos. Sin embargo, como lo he dicho, debían ser discretos. Shikamaru confiaba perfectamente en las fortalezas de sus compañeros, claro que sí, pero aunque tuvieran a su disposición el byakugan de Nami y la nariz de Kiba y Akamaru, él prefería seguir esperando y no atacar en la oscuridad por la falta de visión y problemas inminentes que aquello les traería.
—–Vaya.—soltó la Hyuga en un susurro, más para si misma, admirando como la luna llena se posaba en el cielo.—–¡Aahh!
—–¡Nami-chan!—se alertó Naruto, deteniendo también al equipo.
Sin haberlo prevenido y por andar de distraída, Nami cometió un acto de torpeza, resbalando por una rama que tenía musgo, casi cayendo al vacío. De no haber sido porque ella misma reaccionó rápidamente y logró aterrizar en la rama de más abajo. Ella suspiró con alivio, volviendo a subir con los demás.
—–¿Te encuentras bien?—preguntó Shikamaru entre el silencio, esperando pacientemente por la respuesta de la Hyuga.
Nami levantó la mirada, viendo a cada uno de los chicos con seriedad. Estaba bien, ilesa, tampoco fue para tanto; pero al volver a bajar su mirada para sacudirse y decir que estaba bien, mostró entonces su lado más sensible, pues cuando habló, su voz estaba algo quebrada.
—–¿Estás... Segura...?
—–¡Sí!—interrumpió rápidamente, antes de carraspear.—–Vamos, hay que seguir o perderemos al Uchiha ese de vista.—insistió, para evitarse un interrogatorio.
Los chicos se miraron los rostros entre todos, inseguros de si continuar preguntándole o solamente girarse para seguir saltando de rama en rama. Por mucho que Nami intentara ocultarlo, sus gestos y palabras decían totalmente lo contrario. Fue Shikamaru quien se percató de ésto, observando cómo Nami, mientras se sacudía, intentaba normalizar el temblor en sus manos de forma frenética, como si estuviera desesperada por algo o por esconder su sentir.
—–¿¡Qué siguen mirando!? ¿Les gusto?—soltó esta vez con más hostilidad, mostrándose violenta entonces.—–¡Shikamaru!
—–Relájate...—Shikamaru podía ver en realidad cuál afectada estaba Nami por el hecho de separarse de Neji, sufriendo por la incertidumbre de no saber si se encontraba bien o no su gemelo. Rayos. Aquello hacía que él se sintiera un poco culpable.
—–Ya, vamos.—murmuró Kiba, precedido por Akamaru quien ladró estando de acuerdo con su dueño.
Así continuaron en la noche, saltando de rama en rama, técnicamente pisándole los talones a Sakon y Tayuya sin que lo supieran. Tenían todas las de ganar, pero pensaron en que esperar sería mejor, por lo que, no habría nada que perder de igual manera.
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—–Esos tontos de Jirobo y Kidomaru ya deberían habernos alcanzado.—espetó Tatuya con un gesto sereno en el rostro, pero que en sus palabras se reflejaba la frustración y preocupación por la aún no llegada de sus compañeros.—–Tal parece que ese grupo de mocosos les dieron más problemas de lo esperado.
Ella junto con su compañero Sakon, continuaban su camino y su misión de escoltar al Uchiha que yacía dormido aún dentro del ataúd en el que lo tenían cautivo. Sakon se mostraba callado ante sus comentarios, hablando poco en ocasiones mientras saltaba de las ramas inmerso en su pensar; Tayuya sólo expresaba sus preocupaciones sobre los percances que la misión estaba teniendo. Uno de ellos, además de que nuestros héroes no estaban dispuestos a darse por vencidos y que han demostrado tener el potencial para enfrentarlos, era el sello maldito —o marca— que su "Lord" les había propiciado en justo detrás de su nuca. Apenas llevaban el segundo paso realizado de la activación de la marca, habían gastado mucho de ese poder contra los jonins a quienes se enfrentaron hace ya más de una parada, además por la carrera contra el tiempo que llevaban no estaba demás agregar que se encontraban un poco cansados. Aún así, ¿qué más podían hacer? Lo único que deben hacer es entregar el paquete —Sasuke— a su lord antes de que éste no resista más el dolor de su enfermedad y/o fallezca.
¡Hey, sería mucha ventaja, un descanso al fin!
Pero el destino tiene planes diferentes.
Lástima.
—–¿Crees que Kaneshike nos encontrará?—preguntó de nuevo la de cabello rosado viendo por unos momentos hacia atrás, para cruzar miradas con su compañero.
—–No lo sé.
—–Pues deberías saberlo.—irrumpió entre el silencio una voz lasciva y juguetona, que reía frenéticamente en voz baja.
Aquello logró detener a ambos subordinados de Orochimaru. Por supuesto que habían reconocido esa malvada y aterradora voz que resonaba cada vez más por los alrededores. Sakon y Tayuya se posaron sobre una rama, observando al rededor en la obscuridad en realidad sin mucho que ver, al menos hasta que lograron ver descender de cabeza, justo frente a ellos, a un joven de no más edad que Tayuya, de cabello grisáceo y corto, al menos como el estilo de Sakon. Tenía un ojo ciego, su pupila estaba rasgada y con cataratas. No era muy lindo de ver. Su ojo bueno era de color gris, adornando además su rostro con una macabra sonrisa que parecía no acabar sin importar la situación.
Kaneshike Arashi observaba con diversión a sus compañeros, aunque eran más bien conocidos ya que no se llevaban tan bien. Levantó una ceja al ver ese rostro petrificado en ambos.
—–¿Uh?—soltó, ladeando la cabeza además, sin borrar esa maliciosa sonrisa colmilluda.—¿Qué les pasa? Parece que hubiesen visto a un fantasma... ¡Oh! ¿Los asusté, los asusté?—dijo esta vez, emocionado por escuchar su respuesta.
—–¿Qué es lo que quieres, Arashi?
El único que reunía suficiente valor para hablar era Sakon, Tayuya no podía soltar ni una palabra, sólo estaba ahí, de pie y casi inerte. Arashi al escuchar la pregunta, alargó su macabra sonrisa y bajó de los hilos en los que estaba colgado, volviendo a ver el mundo como lo era.
—–Joh. Tayuya-chan~ sin dudas te vez preciosa en ambas percepciones~—confesó infantilmente, aunque en un tono muy lascivo, causándole a la pelirosada un poco de repudio.—–¿Qué no es obvio, Sakon-san? Vine aquí porque Orochimaru-sama me lo ha pedido...~ él ha visto su incompetencia, así que decidió enviarme a mí para ayudar... Bueno, en realidad me ofrecí porque estaba aburrido. Así que en sí, no interesa.—dijo en respuesta, acomodándose el gran kimono que llevaba puesto. Le quedaba tan grande a su delgado cuerpo que no dejaba que sus manos y pies fueran vistos.
Daba la impresión de que no tenía en realidad, lo cual le daba un aspecto más mórbido. Tenía marcas en el rostro, pero no marcas comunes. Eran marcas de color azul en forma de pecas sobre su nariz, mejillas, entrecejo y barbilla. Bueno, ese psicópata tampoco estaba nada mal para mirar, si me permiten agregar.
—–Iré a buscar a esos chiquillos.
Fue tan rápida esa exclamación y tan aterradora esa sonrisa, que Sakon y Tayuya prefirieron dejarselos a Kaneshike Arashi: el próximo enemigo que el escuadrón de Shikamaru tendría que enfrentar. Para el dúo sería lo mejor, no tendrían que lidiar con la ansiedad de estar siendo seguidos por un psicópata en potencia que ante cualquier insulto podría asesinarlos de forma cruel y despiadada, sosteniendo una sonrisa grata mientras los hace sufrir. Esa imagen mental era demasiado aterradora, por lo que al ver a Arashi alejarse, finalmente sintieron como una presión que estaba sobre su pecho se disipaba rápidamente.
Casi sentirían pena por esos niños.
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La oscuridad de la noche, pese a que era tranquilizadora y muy silenciosa, para nuestros héroes era una razón más para preocuparse. Al menos para Naruto y Shikamaru que debían ser guiados por Nami o Kiba, siendo advertidos de cosas en el camino. Presevaban su seguridad al mismo tiempo. La brisa fría comenzaba ya a hacerse presente, causandoles inquietudes además, pero, si querían de verdad tener éxito en su misión, el temor no era opción para nada. Debían hacerlo. Nami por otra parte, aún permanecía con la inquietud en su pecho, un mal presentimiento que pronto se esclarecería con la aparición de un nuevo enemigo al que tendrían que enfrentarse. Ya sabrán de quien hablo.
La Hyuga sentía como la brisa resonama en sus oídos, pero está tenía un patrón extraño. Fue entonces que se alarmó al escuchar aproximarse algo a ellos; activó su byakugan rápidamente y entonces confirmó que el peligro estaba cerca.
—–¡MUCHACHOS, TODOS ABAJO!
El grito de Nami fue suficiente para alertar a los tres chicos, quienes se detuvieron en seco, agachandose al instante. Naruto por poco pierde el equilibrio y cae, pero Nami logró agarrarlo de su pie con una de sus vendas que llevaba en los brazos, fue un movimiento rápido. El mundo se quedó en completo silencio, mientras Nami observaba vista al frente con cierta inquietud, podía divisarse por el gesto en su rostro. Los chicos miraron a la Hyuga, la cuál forzaba su byakugan, y dirigía sus ojos a algo que se movía por los alrededores a gran velocidad.
—–Es extraño. No puedo oler o sentir nada...—murmuró Kiba, alarmado al escuchar a Akamaru llorar y ocultarse en su suéter.—–¿Qué? ¿Qué sucede chico?
Akamaru, viéndose asustado, ladró fuertemente alertando entonces a la Hyuga, quien aún con ese gesto inquieto en su mirada forzó una sonrisa ladina. Concentró una contidad considerable de chakra en sus palmas, de las cuales, el mismo chakra de color celeste podía hacerse visible y chispeante, comportándose como un relámpago saliendo de la palma de sus manos. El brillo de el chakra de la Hyuga iluminaba la oscuridad, aparte de que sus ojos blancos ahora eran rodeados por una especie de orbe celeste brillante, sin embargo, aquel gesto en sus ojos fue muy efímero. No duró más que tres segundos.
“Lo mismo pasó en las finales del examen Chunin...”—se pensó el Nara, observando atentamente a su compañera que no bajaba la guardia a la espera de algo.
—–¡Ven por mí!
Esa exclamación de Nami bastó para que en tan sólo un segundo más de haber dicho aquello de forma retadora, se apareciera entonces desde la distancia una especie de barra metálica y negra, de alto grosor, aproximándose peligrosamente a Nami. La Hyuga, que de hecho pensó con rapidez, utilizó sus palmas envueltas en centellas para, cuando aquella barra llegara a sus manos, bloquearla con las mismas seguida de un leve estruendo eléctrico y un brillo blanco que segó por un momento muy corto a los otros tres. La fuerza desde donde fue lanzado aquel objeto que ahora tomaba la forma de una lanza, fue tal que arrastró a la Hyuga a un tronco más atrás pero ella aún la sostenía firme, la había atrapado.
—–¿¡QUÉ, DE DÓNDE SALIÓ ESO!?—gritó Naruto con impresión y cierto pánico, viendo que Nami disipaba las centellas de sus manos.—–¿¡Nami-chan!?
La Hyuga no prestó atención, seguía aun pensativa y algo taciturna analizando la escena. Se impresionó levemente cuando la lanza que tenía en sus manos comenzó a dispersarse a sí misma, como si se tratara de una especie de invocación de armas o algo por el estilo. En sus oídos podía escucharse de nuevo como la brisa era cortada por algo que se dirigía hacia ellos, la Hyuga no tardó en tensarse y exclamar la advertencia.
—–¡NARUTO, DETRÁS DE TI!
—–¿QUÉ?
No alcanzaron a hablar, Naruto no pudo terminar su oración, cuando Nami se lanzó sobre él, llevándose al rubio junto con ella hacia el vacío que ofrecían los altos árboles en los que saltaban. El rubio gritaba con pánico, pero Nami permanecía firme y con valentía, enredando ambos pies en la venda que había usado para alcanzar a Naruto. Fue tan rápida en el momento que los muchachos no se dieron cuenta cuándo ella había desenredar o dicha venda de los pies del Uzumaki. La venda fue tan potente y elástica que en ningún momento se rompió, de hecho, actuó como una cuerda “Bongie”, regresando a la Hyuga que aún sostenía a Naruto a sí. Él estaba petrificado ahora sintiendose como un muñeco de trapo, regresados a la altura, viéndose el bosque desde arriba.
“¡Te agradezco Kai por estas vendas!”
—–¡Kiba, Shikamaru, atrapen!—avisó antes de lanzar a Naruto hacia ellos.
—–¡AAAAHHH! ¡CHICOS, NO ME DEJEN CAER!
—¡Te tenemos! ¡Relájate!
Todo sucedió en tan sólo veinte segundos, pero parecía una eternidad. Nami desde el aire, una vez lanzó a Naruto hacia los chicos, concentró su chakra en su pie derecho cortando la venda de la que estaba adherida, ahora, ella caía gracias a la gravedad, posicionando su mano, mostrando su palma, retraída, la postura de un Hyuga para atacar con su puño suave. Los chicos no notaban a qué, pero, la Hyuga lo veía claramente.
—–¡Toma ésto!
Se dirigía a un árbol, un árbol frondoso, en donde no se veía nada a simple vista. Cuando la Hyuga estaba a punto de golpear, su mano fue interceptada por entonces una silueta de sonrisa macabra, que bloqueaba la palma de Nami con otra lanza de metal parecidas a las que ya había usado para atacar a nuestros héroes. Nami y Arashi se miraron fijamente, sabiendo entonces en ese momento que ambos habían de enfrentarse en una batalla.
—–¡UH OH!... ¡Y yo pensando que no me verían!—exclamó el tan temido Kaneshike, aún forcejeando su lanza contra la palma de Nami, que también permanecía con firmeza.—–Me pregunto porqué una mocosa como tú sí pudo detectarme en mi modo de camuflaje...~
Kaneshike sin importarle los demás, utilizo esa lanza para intentar pegarle a Nami con ella, pero la Hyuga hábilmente lo bloqueaba o esquivaba.
—–¡Nami!
—–¡Estoy bien!—exclamó, notando la preocupación de los tres.
Desde la seguridad de una rama lejana a ellos, Shikamaru, Naruto y Kiba observaban con impresión la actitud serena y valiente de la mayor.
—–Todo... Todo este tiempo ese tipo nos estaba siguiendo, y Nami lo buscaba...—soltó Shikamaru, pasmado de la impresión.
—–¿Y qué esperamos? ¡Hay que ir a ayudarla! ¡No podemos quedarnos aquí!—bramó el Inuzuka, realmente dispuesto a lanzarse a la pelea, queriendo ayudar a su compañera.
Kaneshike, quién escuchó aquello, alargó su sonrisa y abrió más sus ojos sádicos para después solamente echarse a reír. “Si quieren unirse, ¡entonces, tengan!” fueron sus palabras exactas, antes de lanzar esa misma arma que tenía esquivando a la Hyuga.
—–¡NO!—gritó Nami. Con impotencia, viendo como esa arma potente y filosa se aproximaba a ellos a una velocidad monstruosa.—–¡No lograrán esquivarla!
Se dijo a sí misma un “¡Hazlo, es hora!” y forzando su byakugan a un nuevo nivel, el tiempo se detuvo de repente, paralizando la escena entonces. La Hyuga no perdió el tiempo, era un caso de emergencia por lo que debió usar su byakugan de espacio tiempo sin más. Saltó de árbol en árbol, desviando entonces la lanza en dirección más arriba, contando en su mente los segundos restantes antes de que su corazón se detuviera por completo. Fue rápida, es lo que le dio ventaja. Se posó sobre una rama en medio, desactivando su byakugan entonces. El tiempo volvió a la normalidad y la lanza fue desviada hacia otro lado, salvando a los chicos. Nami, por otra parte, se apoyó sobre sus rodillas intentando recuperar el aliento, aunque, aquel uso tan repentino —y considerando que hace ya tiempo no usaba esa habilidad de su byakugan— sintió inmensas ganas de vomitar aquello que le quedaba en el estómago, es decir: Hiel.
Asqueroso. Tocía y tocía, jadeando y recuperando el aliento y su equilibrio después del leve mareo provocado por la fuerza de su propio jutsu.
—–¡Nami!—exclamó de nuevo, el Inuzuka, seguido de unos preocupados ladridos de Akamaru.
—–¡Estoy bien!—interrumpió Nami, restándole importancia al limpiarse los restos de hiel sobre sus labios con su mano. Detestaba ensuciarse así.—–¡Ustedes tienen que irse!
Arashi borró su sonrisa por un momento, como si aquello fuera reflejo de su frustración. ¿Había fallado, en serio había fallado? Era algo sencillamente imposible. Pese a que su puntería era algo que no sería perfecto, esa lanza una vez divisaba a su objetivo iba directamente hacia él con precisión, como si esta tuviese vida propia, y eso que sólo era una de las muchas a las que invocaba él. Era algo extraño que hubiera sido desviada, lo que significaba que esa Hyuga, esa mocosa tenía algo que aún no había comentado.
Debía cuidarse de aquello que usó, a lo mejor era más rápida de lo que él había previsto. Tenía que ser cuidadoso.
—–Ara~ ara~. Decidanse pronto que me estoy aburriendo~... Sea quien sea que me enfrente, morirá de todas formas así que no habrá injusticias~
—–¡Tú cierra la boca, metiche!—le insistió Nami ya al recuperarse, girándose hacia él. Le daba la espalda a sus compañeros, mientras sus puños permanecían cerrados. Estaba dispuesta a confesar su pecado.—–Hace rato, cuando Kimimaro los tenía a todos ustedes atrapados... Yo...
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Se mordió el labio inferior como intentando callarse. Tal vez la odiarían por confesar, pero si ésta será la última vez que se ven, no querría llevarse consigo esa culpa a su tumba. Pero Naruto, Kiba y Shikamaru no entendían el actuar de Nami, al menos no hasta que ella prosiguió.
—–Intenté huir.—soltó con esfuerzo, mostrando un tono muy frívolo pero a la vez culposo en su voz. Los tres se quedaron pasmados por un momento sin saber qué decir.—–Quise dejarlos, quise irme y correr por mi vida, incluso sin importarme que Neji estuviera en peligro... Quería vivir y por eso traté de escapar, porque, sinceramente, Sasuke Uchiha no me importa en lo más mínimo... Pero... Estaba rompiendo con mis principios...
—–¿Cómo? ¿¡Tú intentaste dejarnos!?—exclamó el rubio.
—–Tienes todo el derecho a estar enfadado. Sí, quería hacerlo, porque siendote sincera solamente vine a ésta misión porque no podía soportar el hecho de abandonar a mi gemelo, más no porque Sasuke me agrade, ni tampoco porque es de la misma aldea que yo. Eso no me importó, Neji es mi razón.—confesó también, ahora mirándolos de reojo.—–Díganme como quieran. Egoísta, traidora, me da igual... Yo no vine por ustedes, y por eso también quise regresar y tal vez después echarme a llorar y llorar por el resto de mi vida... Pero... Elegí quedarme... Y miren lo que pasó. Choji y Neji... No nos han alcanzado y quizá estén... Elegí quedarme porque ustedes confiaban en mí... —cerró su boca y mordió su lengua para no llorar.—–Independientemente de eso, debo pagar por tentativa de traición, por haberlos querido abandonar después de que ustedes me declararan confiable y útil para ésto, ¡¡ES POR ESO QUE DEBO ENFRENTAR A ÉSTE SUJETO SOLA!!
Necesitaba probarse, también necesitaba castigarse. Necesitaba calmar su sensación de culpa por haber intentado huir, por haber querido irse corriendo como una niña cobarde ignorando todo por lo que se le conoció entre sus compañeros. No se sentía esa chica inteligente que todos decían, tampoco esa Hyuga valiente y admirable a la que sus compañeros temen. Se sentía basura, por haber dejado a su hermano, por haberle hecho caso, por haberlo abandonado.
Debía pagar por su pecado.
—–Nami...
—–No quiero su lástima.—interrumpió, viéndolos hostilmente.—–¡No la necesito! ¡Váyanse y déjenme así como yo quise hacerlo con ustedes, lo merezco! Es mi castigo... No puedo quedarme así sin obtener lo que merezco, vivir por mí sola no sirve de nada. Pensé que lo había entendido, pero, me equivoqué. Por eso... ¡Por eso yo debo quedarme, ustedes sigan sin mí! —forzó una sonrisa, mientras los muchachos notaban con impresión como los ojos de la Hyuga se humedecian.—–Muchachos... Nunca los perdonaré si dejan que esos inútiles se lleven al Uchiha consigo a otra aldea.
La brisa fresca de la noche sopló con cierta fuerza, refrescando el aire tan tenso que se había creado. Los chicos observaron a Nami, pasmados de sorpresa por sus palabras. Habían entendido su mensaje por completo; no permitirían que su sacrificio fuera en vano, jamás. Eran conscientes también de que Nami había mostrado que era la única con la habilidad para enfrentar a Kaneshike, no sólo por su rapidez, sino también por su byakugan que presentaba ventaja frente a los movimientos impredecibles de su lanza, así que, decidieron entonces sonreírle a la Hyuga de vuelta. No necesitaba seguir disculpándose por haber querido irse, era comprensible reconsiderando que Nami tiene un profundo temor a las arañas; pese a sus deseos, ella aún así los ayudó y por esa razón ellos seguían de pie frente a ella sonriendole.
—–No permitiremos que eso pase.—asintió Shikamaru, como forma de promesa.—–Espero nos alcances.
—–¡Más te vale terminar con esa basura. Akamaru y yo te apoyamos!—agregó Kiba también sonriente, seguido de los ladridos de su ninken.
—–No se preocupen por eso.—murmuró Nami, activando su byakugan de repente, observando a Kaneshike con cierta furia.—–¡Larguense, sólo serán un estorbo!
Una risa pequeña y minuscula se escuchó por parte de los chicos, que pronto procedería a alejarse de ahí dejándole a Nami sola para hacer su trabajo como ella deseaba. Comprendían su lealtad, nunca dudaron de ella en ningún segundo y pese a su confesión tan impactante, ellos confiaron en que Nami Hyuga no se rendiría ante el enemigo. Ella lo acabará, los alcanzará pronto. Mientras se iban, ellos observaron como la postura de la Hyuga cambiaba lentamente a una más preparada, de nuevo observaron esa sonrisa ladina y arrogante en.su rostro, como si menospreciara a su enemigo, sabiendo que podría vencerlo.
Realmente no les importó que ella se hubiera confesado casi traicionarlos. Aunque no lo imaginaron nunca de ella, apreciaron bien que ella era una humana como ellos, que también sentía temores, que también deseaba rendirse. Pero, sin embargo, ella siguió acompañándolos hasta éste momento en dónde todo para Nami se decide. Apreciaban su valor, pues siempre confiaron en la franqueza de los actos de Nami, siempre confiaron en su manera serena de enfrentarse al peligro como si fuera un juego de niños.
Ellos siempre confiaron en Nami, y nunca dejarán de confiar en ella. Jamás.
—–¿Sabes algo, Nami?—soltó Naruto antes de irse con los demás.—–¡Cuando sea Hokage, me aseguraré de proclamarte a ti como la Hyuga, no, la Kunoichi más valiente de todas en la historia! ¡Dattebayo!
La Hyuga soltó una risa arrogante, asintiendo a sus palabras, preparada para comenzar a luchar hasta no poder más.
No va a huir. No retrocederá pese al miedo que ocultaba en su interior. Analizará sus ataques... Y no escapará... Hará que los chicos tengan que lidiar con un peso menos en su camino, pues para eso es que era parte del equipo.
No temerá...
¡Demostrará su valentía, tanto a ellos, tanto a su enemigo y a sí misma!
“Naruto... Si quieres nombrarme así en un futuro... Entonces haré que ese título no sea en vano...”
SON OFICIALMENTE 4282 PALABRAS QUE HAY EN ÉSTE CAPÍTULO QUE DEMORÉ HACIENDO COMO UN MES ¬n¬
QUERÍA INCLUIR LA PELEA, PERO QUEDABA MUY SOBRECARGADO DESPUÉS, POR LO QUE PEDIRÉ CLEMENCIA A USTEDES O MIS GRANDES LECTORES SABIOS QUE ME DEN TIEMPO PARA PUBLICAR EL SIGUIENTE :'3
ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAP, PROMETO QUE ÉL SIGUIENTE SERÁ AÚN MEJOR Y ¡OH! ¡HAY NUEVO SEPARADOOOOR!
ME. PONDRÉ A EDITAR EL LIBRO PARA AGREGAR EL NUEVO SEPARADOR Y CORREGIR UNO QUE OTRO ERROR QUE VEA ^^
LOS. QUIERO MUCHO MIS SABIOS :' D
(DEJEN SU OPINIÓN SOBRE EL CAP AQUÍ SI GUSTAN)
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