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🌻|Capítulo 10.|🌻

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Capítulo 10.
El poder de un Dai

En la pantalla rodaban nombres rápidamente. Los presentes observaban con atención a la espera de que la misma se detuviera. Algunos deseaban no ser los siguientes mientras que otros estaban confiados, queriendo pasar pronto a su batalla; unos trataban saliva mientras que otros deseaban sólo saltar al campo para combatir. Aquello causó que el silencio casi sepulcral volviera a reinar en la habitación.

Como todos, el equipo Rei también esperaba muy atento. Hasta que para sorpresa de ellos el marcador se detuvo en dos nombres, muy conocidos para pocos y desconocidos para la mayoría. Notando con impresión que ella era la siguiente, la albina simplemente abrió los ojos un poco y se giró a ver en dirección a su maestra, sus dos compañeros fijaron su mirada en la albina.

—–Sigo... Yo...

Pese a ser la siguiente en pelear, Meiko se mostró más que todo, inexpresiva ante la situación. Sus ojos no expresaban más que, de hecho, nada; y siempre fue así. Muchas veces ni siquiera sus compañeros sabían exactamente lo que ella pensaba o quería decir, ya que cada vez que hablaba, lo hacía muy lento y sin expresión alguna en su rostro.

—–Mei...

—–Oh, vaya.—susurró Kai, sintiendo que casi se desmallaba. Afortunadamente, Nami lo atrapó y palmeó su frente para evitarse que siguiera con sus dramas.—–¡Ay!

Como se reflejaba en la pantalla en donde se exponían los nombres de los siguientes participantes. Esta vez sería el turno de la albina de demostrar sus habilidades ante los demás Shinobi presentes y su Hokage.

Meiko de nuevo se giró y levantó la mirada con simpleza, observando su nombre en la pantalla. No lucía sorprendida ni asustada. De hecho, parecía no sentir nada de nada; desde siempre esta chica ha sido muy inexpresiva, con voz lenta al hablar y muy silenciosa al caminar. Era algo difícil saber lo que ella pensaba con ver su rostro, y a algunos aveces sólo lograba inquietar. Pero ella era así, de una apariencia muy calmada y hasta se diría algo "lúgubre".

Ella como reacción, se giró a buscar con la mirada al posible "Hone", que aparecía en la pantalla. Cuando lo vio, simplemente parpadeó lentamente, observando al muchacho de las gradas de en frente. Otro de cabello blanco pero, con un rostro muy extraño.

—–Hago un llamado a los próximos contrincantes, y así iniciar con el encuentro.

Mientras él sensor nuevamente soltaba tos demostrando que su salud quizá no era la mejor, el chico de apariencia esquelética y boca cosida con hilo bajó de un salto de las gradas, aterrizando perfectamente.

Meiko por otra parte, prefirió bajar tranquilamente las escaleras en silencio, mientras desenfundaba su espada, la cuál tenía rastros de sangre.

—–Oh... Olvidé limpiarla.—murmuró la albina, despreocupada. Por su tono, se podía inferir que aquello dicho por su parte no era más que sarcasmo, y que sólo la dejó así para “intimidar” ; pero, por su rostro inexpresivo, la sinceridad de sus palabras salía a flote. De hecho, Meiko es muy pulcra, sobretodo si se trata de su espada. —–Bueno... Acabemos con ésto...

El chico no pronunciaba palabra. Pues claro. No podía. Con esa boca cosida ni los labios podía mover.

—–Vaya... Ése chico es aterrador. Me pone los pelos de punta.—murmuró Kai, mirándose la piel en sus brazos.—–Oye... Nami.

La Hyuga volteó a verlo con una leve sonrisa y su ceño relajado. Mami intentaba ocultar a toda costa lo preocupada que estaba por la seguridad de su amiga, ya que, el chico de boca cosida quien era su oponente, emanaba una energía bastante pesada y quizá aquello podría llegar a afectar a la albina. Kai, notando que el ojo izquierdo de Nami temblaba un poco, supo entonces que intentaba ocultar el temor que sentía. Como una muestra de consuelo, el más alto le mostró una pequeña sonrisa. Ante ese gesto, Nami levantó ambas cejas y alargó un poco más la sonrisa fingida, ahora estando un poco confundida por la reciente sonrisa de Kai.

—–¿Qué?—preguntó secamente.

Un pequeño escalofrío recorrió la espalda de Kai, quién sintió que se encogió después de sentir la mirada tan frívola de Nami. Como reflejo, colocó sus manos, como si se tratara de calmar a una bestia furiosa, y forzó una sonrisa para evitar mostrar sus nervios.

—–Ah... N-Nada Nami... Olvídalo.—murmuró él, volteando a ver a la escena.

Aquello logró sacarle a la mayor, es decir Rei, una risa bajita y divertida. Luego sin más también se propuso a observar el siguiente enfrentamiento, notando entonces que, ni su estudiante ni el oponente, parecían mostrar señales de vida. Solamente estaban ahí parados, uno frente al otro, mirándose, sin decir nada. Ni siquiera su respiración o parpadeo podía verse o escucharse.

Sin dudas, algo que a la vista es más que incómodo.

Viendo que ninguno de los dos se movía, Hayate Gekko, el sensor del examen, carraspeó nuevamente para poder llamar la atención de los competidores, quienes no reaccionaron.

—–Oigan... ¿No me oyeron? Dije que ya podían comenzar el encuentro.

Él silencio entre los dos contrincantes era aterrador, parecía que se hablaran con la mirada, parecía que sólo se deseaban la muerte entre ellos. Los presentes estaban intrigados, ¿quién empezaría, quién dará el primer ataque? Era muy difícil leer a esos dos.

Entre el silencio, Kai comenzó a alarmarse, notando como un material de color malva, casi del mismo color que los ojos de su otra compañera la Hyuga, comenzaba a formarse detrás de la albina. Él iba a gritar para advertirle, pero, por fortuna, ella logró predecirlo a tiempo, y con rápidez lo esquivó. Fue entonces que el primer atacante salió de las sombras del silencio. El ataque lo había hecho aquel chico extraño, por nombre, “Hone”. Lo más impresionante, es que nisiquiera tuvo que valerse de una posición de manos para formular el dichoso jutsu, el cual era de apariencia peculiar.

Aquel material fue tomando poco a poco la forma de una extraña navaja, gigante y de tamaño humano. El sonido de huesos chocando y el aire cortado alertó a Meiko, quien, esquivó pronto el amenazante ataque.

—–¡Wow! ¿¡Vieron eso!? ¡Esa chica es muy rápida!

Meiko se había logrado apartar del lugar, mientras que los presentes en las gradas presenciaban con impresión el pequeño cráter en el suelo que dejó el peso de esa arma huesuda. La albina, quien no se mostró impresionada, sólo soltó un suspiro pequeño y cerró los ojos un poco. Quizá, ahora, estaba orando por el alma de esa pobre vícti... Ese pobre chico.

Nuevamente, el chico de apariencia aterradora se agachó en silencio, y mirando fijamente a Mei Mei envió un camino de esas espinas huesudas hacia su posición. Meiko de nuevo la esquivo de un salto, y colocando sus dedos frente a su boca penso en su jutsu.

El ataque de agujas de veneno oscuro.

Tomó aire fuertemente y sopló liberando agujas de color violeta oscuro, las cuales eran tan filosas que podrían atravesar las paredes. El joven esqueleto las esquivó, con algo de dificultad, sin embargo cuando se distrajo Mei Mei ya estaba tan cerca que logró clavarle su espada en la pierna derecha, aunque él no habló el dolor se podía ver en su aterrador rostro.

Teniendo a Meiko cerca logró clavarle dos de esas cosas en sus pies, pues Meiko no logró saltar a tiempo.

—–¡Agh...!

—–¡Mei Mei! ¡NO!—siendo Kai el mejor amigo de la albina, se mostró realmente preocupado al escucharla soltar un quejido de dolor por sentir esas cosas clavarse en sus plantas de los pies.—–¡Demonios...!

Nami se volteó a verlo mostrándose un tanto confundida por su reacción. Eso no significa que tampoco estuviera preocupada por su amiga, pero, le impactaba ver que Kai apretaba con fuerza a la baranda, maldiciendo en voz baja.

—–Kai.—dijo ella, ahora tocando su hombro.—–Cálmate. Es Mei Mei, ella saldrá de ésta. Ya verás...

Kai sin embargo no se giró a ver a su amiga, tan sólo miraba el rostro algo dolido de su compañera la albina. Meiko se mordió la lengua, quedando en el suelo e intentando sacarse esas cosas de sus plantas de los pies. Prontamente éstas se derritieron como si de ácido se tratara.

¿No lo mencioné?

—–¡AH! Esas cosas... Se derritieron...—dijo Naruto horrorizado.

—–Es una técnica de la familia Dai. Hace parte de su raro kekengeikai. Su sangre es como si de veneno ácido se tratara, lo que los hace inmunes a él. Sus jardines están llenos de plantas venenosas que ellos cultivan y aveces comen para mantener el veneno en su cuerpo firme. Un clan de samuráis muy poderoso entre los cinco países.—explicó el sensei de cabello plateado.

Meiko saltó del suelo de nuevo, esquivando el ataque del chico otra vez.

Si quiere mantenerse a salvo no puede tocar el suelo. Esas cosas aparecen en una superficie de dónde él éste. Al parecer lo controla con sus ojos sin necesidad de hacer una posición de manos.” —analizó Nami. Mostrando una sonrisa ladina.—–“ Vamos Mei Mei. Tu puedes.

Claro que ella puede.

La albina despreocupada saltó tan alto con ayuda de su chakra hasta llegar a la pared. Las espinas de hueso la seguían. Mei esperó a que éstas se acercaran lo suficiente para después saltar hacia la pared del Frente, y ver como de nuevo éstas se desplazaban.

Finalmente sonrió.

En la albina a su alrededor se formó un aura oscura, su chakra se estaba haciendo presente pero aún invisible.

—–Ya me harté de jugar contigo.—murmuró con una sonrisa algo siniestra, y preparándose para saltar se impulsó de la pared y agarrando firmemente la espada se dirigió peligrosamente a clavarle en la cabeza del joven “skeleton”

Iba a asesinarlo.

—–¡Mei Mei!—gritó Kai, reprendido, eso no estaba bien. Ella se detuvo, y volvió a sus cabales.

El chico de nuevo, levantó otra espina dirigiéndose hacia ella, y para bloquearlo, la albina colocó su espada frente a ésta, logrando romperla. Luego aterrizando sobre la plataforma puntiaguda de huesos se impulsó para dar un golpe final.

—–¡L-Lo hizo...!—murmuró Lee, algo sorprendido por la fuerza de la albina.

¿Que fue lo que hizo?

Cortó los hilos de la boca de Hone, causó en él una hemorragia que prontamente lo desmayó.

—–¿Pero qué le hizo, sólo le cortó las costuras?—preguntó Sakura confundida.

—–La espada de Mei Mei está maldita.—comentó Nami, explicando.—–Un corte de ésta y el veneno de maldición que corre por su material te invadirá por dentro. Matando células y debilitando tu red de chakra.—suspiró.—–El corte que Meiko le hizo en la pierna fue más que suficiente para que él quedara condenado. Y ahora con el corte sonriente que tiene en su rostro el veneno llegará más rápido al cerebro.

—–¿Y que pasa si llega al cerebro?—preguntó Naruto temeroso de la respuesta.

Nami sonrió ladinamente y cerró y abrió los ojos; luego se volteó a verlo. Después pasó por sobre su cuello su dedo, simulando una decapitación. Mientras poco a poco extendía su sonrisa mostrando sus dientes levemente, tomaba un porte algo sádico.

—–Oh...

El chico cayó al suelo, y sus ojos sin vida simularon lo peor.

—–Su corazón aún late. Pero no le doy mucho tiempo...—murmuró Meiko guardando su espada.—–Y yo gané... Tal vez te lo merecías... Además, dañaste mis zapatos y eso me... molestó...

Los médicos llegaron rápidamente y se llevaron al chico, aunque pronto sería tarde y tal vez no se le volvería a ver con vida.

—–La... Ganadora es... Meiko Dai.—exclamó Hayate aún perplejo por el encuentro.

Meiko juntó las manos y en dirección hacia el camino hacia donde se fue el chico hizo una reverencia, implorando perdón a su padre por haberlo condenado a vagar entre la vida y la muerte sin razón.

—–Vaya... Esa chica es extraña...—muemuró Kiba del otro lado a su equipo.

—–Sí, me da escalofríos.—habló Shino. Aunque poco le era creíble.—Ya se han enfrentado dos de los tres grandes, y ambos han ganado.

—–Me... Pregunto como le irá a Nami nee-san...—susurró Hinata, observando a la próxima pareja que estaba por pelear.

Mientras Meiko subía las escaleras arrepentiendose ante Dios por lo que hizo, Kai se abalanzó sobre ella dándole un abrazo con alegría y felicitandola por su victoria. Rei también hizo lo mismo, y Nami se acercó a sonreírle por su buen trabajo.

—–Deberías hacerte tratar eso en los pies. Te puede dar tétano.—mencionó Nami, ladeando su cabeza un poco con una sonrisa victoriosa. Estaba contenta por su amiga.—–Te felicito.

—–Primero, gracias.—agradeció, muy calmada.—–Y segundo... Nunca me enfermo. Lo sabes. Gracias al veneno en mi sangre, que elimina todo parásito... Pero, que linda que te preocupes por mí...

Meiko mostró una pequeña sonrisa agradable, causando que Nami borrara la suya y simplemente girara la cabeza para desviar su mirada, mientras sentía como ahora la albina se le aproximaba para abrazarla. Kai ante esto, soltó una suave risa, uniéndose también al abrazo divertido.

—–¡Ay, no seas tan frívola Nami-chan!—insistió, quería molestarla un poco.

—–¡Ya te dije que quitaras el “Chan”!—bramó la Hyuga.—–¡Y sueltenme ya! ¡fue mucho contacto!

Las muestras afectuosas y amistosas en público hacían que Nami se avergonzara un poco. Ella no sabía tratar a la gente, siempre era directa con lo que pensaba y nunca mintió o suavizó sus palabras a la hora de hacer una crítica “constructiva”. Ella era muy ajena a todo eso, demasiado, pero eso no significaba que no quisiera mucho a sus amigos o a su maestra. Lo hacía. Sólo que no lo expresaba bien, y si llegaba a hacerlo, le daba vergüenza en público.

—–Ya basta, nos están mirando...

—–¡Na-ah!—para infortunio de Nami, su maestra también quiso unirse al abrazo. La Hyuga Suspiró con mucha pesadez.—–Falto yo, ¡Nami-chan!—dijo inclinándose hacia ellos y abrazando a su equipo con una sonrisa.

La Hyuga soltó un gruñido, mostrándose molesta e inconforme con el acto. Tan sólo quería separarse y dejar de ser el centro de atención de los demás, pero para su buena suerte, sus compañeros y su maestra eran personas muy amorosas que no negaban un abrazo reconfortante de equipo en cualquier momento. Y aunque Nami no estaba de acuerdo con esa “regla”, aún así, decidió seguirles el juego para librarse de una vez por todas y poder continuar con el día.

—–Está bien...—dijo,finamente accediendo. Pero luego, cambió de opinión.—–¡Bien,suficiente! ¡Ya, sueltenme!

Cuando la Hyuga pudo librarse de los amorosos brazos de sus compañeros y maestra, no volvieron a tocarse y solamente charlaban entre sí, acerca de los competidores que siguieron después del combate de la albina. Corrieron dos encuentros más para ser exactos, como por ejemplo, el encuentro de una Haruno contra una Yamanaka. Dos novatas que despertaron curiosidad en los presentes por sus estrategias rápidas en la batalla, pero, por más que se esforzaron fuertemente para obtener la victoria, al final terminó en un empate luego de una ardua pelea cuerpo a cuerpo. Según uno de los compañeros, un rubio de bigotes, las dos eran amigas  en un principio al ser infantes, pero, por cuestiones de un popular chico —así como la mayoría de las novatas también— y por obtener su “amor”, ambas se volvieron rivales.

Nami al escuchar aquello, soltó una pequeña risa burlona. ¿Por un chico terminaron su amistad? Eso quería decir que entonces, ese fuerte lazo entre ambas, en realidad no era irrompible como así lo pintaron.

—–Vaya. Espero nunca se peleen así por mí ustedes dos, ¿oyeron, chicas?—mencionó Kai, más en un tono bromista que presumido.

—–Ni soñando.—respondió Nami de inmediato, siguiéndole su juego.

—–Ya quisieras.—agregó también Meiko.

Después de ello, llegó el turno de Tenten y Temari de la arena, quien con su abanico gigante logró vencer a Tenten, nunca tuvo oportunidad contra ella por más desmotivante que parezca.

Ya habían ganado cuatro participantes de Konohagakure, dos de Sunagakure, y hasta ahora ninguno de Otogakure.

Y

Nuevamente la pantalla se detuvo en dos nombres.

Algo esperado, pero a la vez inesperado.

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Nami Hyuga.

V.S

Yui Yue.
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—–¡Increíble, finalmente!—exclamó Lee.

Tenía un rostro serio pero a la vez ese gesto de emoción que se mostraba por medio de sus cejas pobladas. Era un enfrentamiento que esperaba, y del que no dudaba que sería uno de los mejores, después de todo, conocía de primera mano las habilidades de su querida amiga. Nami en cambio, al separarse del abrazo, pudo ver claramente a la siguiente pareja que se someterá entonces a dicho encuentro.

Era el turno de la Hyuga.

—–Finalmente...

Nami esbozó una sonrisa ladina, mientras que la chica del cabello cabello alborotado rojizo y el martillo a su hombro, apoyaba una mano en su cadera y sonreía con determinación. Al parecer, las dos tenían una personalidad similar. Desde las gradas, se vieron la una a ala otra, y con base caminaban hacia la arena, no dejaban de mirarse, retadoras y valientes, demostrando a la otra que no se echarían para atrás.

Ahora estaban frente a frente.

—–¡Voy a aplastarte como a una cucaracha! ¡Y vengaré a mis amigos!

El tono en la voz de Yui era tanto dolido como rabioso, estaba claro que ella ya le guardaba rencor a la Hyuga porque su equipo había masacrado a sus compañeros. Pero ¡hey! No era  culpa de Nami el hecho de que ellos no dieran la talla. Aún así, frente a sus amenazas ¿de verdad pensaba que podría intimidar a Nami?

Se necesita más que un martillo más grande que tú para eso.

—–Que así sea...—murmuró Nami, estando realmente tranquila ante sus amenazas.

Será una gran pelea, de eso no me cabe duda.

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