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Final

—1 mes más tarde—

—¿Estás segura?

—Dios, sí. Sí que lo estoy, qué adrenalina —dije poniéndome la chaqueta de cuero. Me aparté el pelo para ponerme el casco, Sana seguía mirándome.

—No te imaginas lo... —su cara pícara estaba observándome fijamente— Joder.

—¡Sana!

—Es que te queda muy bien.

—Estoy aquí detrás eh —escuchamos una voz de la nada y Sana brincó del susto.

—¡Kahei! ¡Dios! ¿Hace cuánto llevas ahí?

—No quieras saberlo cuñadita.

Sana puso las manos sobre su rostro de la vergüenza y Kahei empezó a reír.

—¿Vas a coger la moto?

—Eso creo. No estoy muy segura aún pero me apetece —miré a mi novia.

—A mí no me mires. Sabes que me encanta cómo te quedan estas cosas pero me dan miedo las motos. No quiero que te...

—Que mi cabeza se golpeé, lo sé. Créeme que yo tampoco.

—Yo tampoco quiero —añadió Kahei—. Imagina que te vuelves una hermana... creyente. ¿Te imaginas que es tu vocación y no lo sabes?

—¡¿Kahei?! —grité. Mi hermana y Sana empezaron a reírse—. No las soporto, a ninguna.

—Era broma... —dijo Kahei y rodé los ojos.

—Voy a dar una vuelta a la manzana, quiero saber cómo se siente. Quizá me gusta, no sé.

Sana suspiró y asintió. Me puse el casco y me subí a la moto. Cuando aceleré y se escuchó aquel sonido, sin saber por qué me ericé. La moto se movía y empecé a sentir la brisa sobre mí a pesar de llevar el casco, aquella sensación de tener tanto poder en mis manos, de conducir una moto... No sé.

Giré varias calles, iba con precaución, velocidad normal y frenaba cuando debía. Todo iba bien hasta que de golpe ese dolor de cabeza intermitente volvió a aparecer, pero esta vez era mucho más intenso y sentí mil cosas viniendo a mi mente. Como si intentaras meter con embudo algo que era prácticamente imposible. Sentía que explotaría.

"—Te has dado un golpe muy fuerte y crees que Sana es tu novia, pero no lo es.

—Ya lo sé.

—¿Entonces por qué insistes?"

"—Puedes mirarme, no muerdo.

—No me interesa mirarte, Son.

—Para no interesarte te has quedado boquiabierta esta mañana en la entrada."

"—Esto... esto era lo que te tenía que dar.

—¿Mi regalo era un beso?

—Te dije que te gustaría."

"—No lo beses delante mío.

—¿Qué?

—Que no lo beses delante mío."

"—Dime que no te pasa nada conmigo y me iré.

—Vete..."

"Necesito verte, hablar contigo todo el rato, que me digas si has llegado bien a casa o que simplemente me mires si nos cruzamos en los pasillos."

Intenté enderezar la moto como pude. No iba a permitirme sufrir otro accidente o algo por el estilo así que frené, no sé ni cómo lo hice pero paré. Estaba a un par de calles de mi casa.

Me bajé de la moto y me senté en el bordillo. Todas esas cosas... Sana con Mark. Mi hermana enfadada porque me estaba gustando Sana. La sorpresa de la facultad al verme con la harley... puse las manos sobre mi cabeza y me apreté del dolor de los pinchazos que me estaban dando.

Estaba recordando todo.

Aquel momento que Sana y yo decidimos estar juntas, todos los piques previos, los mensajes... Todo. Incluido al hijo de puta de su ex novio.

Cuando mi cabeza se calmó me puse en pie y no pude evitar sonreír, sonreí porque ya no sentía que me faltaba un trozo de mí misma. Ahora me sentía yo. Aquel vacío que tenía dentro de mí tras el accidente desapareció.

Comencé a correr calle abajo dejando la moto en el mismo sitio donde frené, no pensaba volverla a usar en mucho tiempo, sinceramente. Con sofocos llegué hasta la entrada donde Kahei y Sana seguían esperando, pero al verme corriendo sus caras tornaron a preocupación.

—¡¿Qué ha pasado?! —exclamó Sana.

No respondí ya que me abalancé sobre ella y empecé a besarla como si no lo hubiera hecho en cinco años. A pesar de que estuviéramos juntas, ahora sabía todo y también era consciente de cómo se arriesgó y lo dio todo por mí, y voy yo y pierdo la puta memoria.

—Ejem... —carraspeó—. Estoy aquí eh —añadió Kahei y tras eso me separé de Sana.

—¿Se puede saber... ¿por qué has...?

—Recuerdo todo.

—¿Cómo? —dijeron al unísono.

—Estaba bajando con la moto y empecé a sentir otra vez un dolor muy fuerte en la sien, sensaciones extrañas, no sé, algo raro. Me daban pinchazos en la cabeza. Y ahora... recuerdo esas semanas. Recuerdo los encontronazos en el baño —miré a Sana y sonreí—, y también recuerdo cuando Dahyun y tú me regañaron en el hospital porque me estaba empezando a gustar Sana.

Sana echó una mirada a Kahei.

—Más bien afirmabas que era tu novia, pero sí.

Miré a Kahei asintiendo.

—¡Hermanita por fin! —se abalanzó a darme un abrazo y reí—. Ya era hora. Tuvo que ser horrible tener aquella laguna en medio.

—Ahora me siento... completa. Tengo que hablar con el doctor.

Sana me miraba sonriente y me acerqué a ella. Kahei entendió ya que se metió dentro de casa y nos dejó a solas.

—¿Entonces ya recuerdas todo?

—Ajá.

—¿Recuerdas tu yo extrovertido? —asentí— ¿y cómo me agarraste de la muñeca y me arrastraste de Mark? —asentí de nuevo.

—Ese pesado... Y también me acuerdo de la hostia que le di. Lo mejor de haber recordado todo —ella rio.

Sana se acercó lentamente y dejó un pequeño beso sobre mis labios.

—¿Sabes? Ahora que lo he vivido, no está mal eso de ser extrovertida. No sé cómo me atreví a hacer todo aquello contigo.

—Porque el amor te cegaba mi vida —rio.

—Probablemente.

Sana se acercó a mí y me rodeó con sus brazos en un cálido abrazo, yo me acomodé en ella y nos quedamos así varios minutos. Sentirla sobre mí, abrazarla fuerte, alcanzar el aroma de su perfume... Así se sentía ser feliz. No podía creerme que esto haya sucedido, que Sana, la popular del instituto este saliendo con una friki como yo. Son cosas que no me habría imaginado ni en sueños, ella y yo juntas... Pero en realidad esto también me ha servido para darme cuenta de que no éramos tan distintas como pensaba. Y ahora prácticamente siento que no puedo vivir sin ella, que es la pieza que me completa.

—Estoy feliz de haberme golpeado la cabeza aquella primera vez.

—¿Pero... —fue a interrumpir mientras intentaba soltarse del abrazo pero la acerqué más a mí.

—Shhhh. Me da igual. Si no hubiera pasado tú y yo no estaríamos así, y yo no sería ni la mitad de feliz de lo que lo soy. Así que sí, —esta vez me separé un poco y la miré— estoy feliz de haberme dado el golpe.

—Te quiero. No te haces idea de cuanto —sus palabras eran tan sinceras que mis ojos se cubrieron de lágrimas.

—Y yo a ti.

—Gracias por estar ahí, por no dejarme sola. Gracias por ser tú. Eres la persona más bonita que he conocido —una lágrima rodó por su rostro.

—Basta ya que voy a llorar —dije casi entre lágrimas y ella rio.

Sana se inclinó hacia mí y dejó un pequeño beso sobre mis labios, yo sonreí en cuanto lo sentí.

—¿Vamos dentro? Tengo que contárselo a mi madre, se va a poner contenta.

Sana asintió con una sonrisa.

☆゜・。。・゜゜・。。・゜★

Día soleado, las 8 de la mañana. Los pájaros cantaban, podía escucharse el murmullo de la gente a lo lejos. Coches aparcados, personas con mochilas y adultos trajeados. Así lucía el campus esa mañana.

Tzuyu llevaba camiseta negra de mangas un poco rotas y pitillos ajustados. Se puso las gafas de sol negras porque aquel día daba sol en exceso y pretendía ser caluroso. Por otro lado Sana, agarrada de su mano, llevaba un vestido primaveral ajustado, su pelo suelto y una pequeña flor a la derecha de la cabeza. Eran la típica pareja de revista, increíbles y relucientes allá por donde pasaran.

Se escuchaban los murmullos de la gente al verlas entrar de la mano, tanto positivos como negativos. Lo que estaba claro es que se habían llevado la atención de todo el mundo, incluso de su ex, Mark.

—Es increíble —le susurró Tzuyu a Sana. Esta última se giró hacia ella.

—¿El qué exactamente?

—Todo el mundo nos está mirando.

—¿Acaso has visto la parejaza que hacemos? Yo también nos miraría —Sana rio y Tzuyu negó con la cabeza mientras sonreía.

Ambas seguían su camino hacia sus lockers hasta que alguien las frenó, bueno, frenó a cierta persona.

—Hola, ¿Chou Tzuyu?

Ambas frenaron de golpe ya que esta chica apareció literalmente de la nada.

—Sí, soy yo. ¿Por...? —Sana la miraba con el ceño fruncido.

—¿Me darías tu número? —sonrió.

Sana se quedó estupefacta. ¿Era en serio? ¿Tuvo ese descaro? pensó la pelinegra. Tan pronto como habló aquella chica Sana quiso interrumpir, pero Tzuyu sabía perfectamente que iba a hacerlo así que habló antes.

—Verás, por si no te habías dado cuenta... Tengo novia —levantó su mano la cual estaba sujeta a la de Sana y la pelinegra hizo una sonrisa hipócrita.

—Bueno... Igual si en algún momento necesitas algo avísame —la chica le sonrió y salió de ahí. Sana habló inmediatamente.

—No me puedo creer que esa idiota haya tenido el valor de hacer esto delante mío, que te juro que la... —Tzuyu se adelantó.

Ahí, en medio del pasillo lleno de gente, Tzuyu se acercó a Sana y le plantó un beso delante de todo el mundo. Se pudo escuchar algún asombro que otro, y cuchicheos, sobre todo eso. Sana se quedó totalmente anonadada ante el beso, tanto que quedó aturdida cuando Tzuyu se separó.

—¿Y... y-y eso?

—Verás cómo nadie más se acerca a pedir ningún teléfono.

—Eres idiota, ¿lo sabes? —dijo riendo.

—Pero me quieres.

—Muchísimo —ambas sonrieron y volvieron a fundirse en otro beso.

Y así es como consigues que tu novia soñada se convierta en tu novia real, que a veces las cosas pueden cambiar por muy difíciles que parezcan, y si te lo propones pueden llegar a ser felices por siempre.

Y una cosa más.

Si alguna vez tienen que colocar atrezzo, comprueben bien la escalera. 

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