Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

‹‹ ⓵ ››

En aquella habitación iluminada con decoración de color malva y luces del mismo color, la canción “Suffer”, de Charlie Puth, resonaba mediante las bocinas que había colocado en las esquinas de su cuarto, lo suficientemente alto para que la audiencia anónima la escuchara, pero sin eclipsar la voz del atractivo pelirrojo que se encontraba transmitiendo a altas horas de la noche, quién soltó una suave risa al leer todos los comentarios en el chat.

―Ya saben cuánto tienen que pagar si quieren que la camisa se vaya por completo.

Les recordó, con una sonrisa ladina que se amplió cuando comenzaron a brotar las respuestas, desabotonándose un poco más la camisa, sentado en su cama y mirando directamente a la cámara al morderse el labio. Las fichas siguieron llegando, hasta que se completó la cantidad necesaria.

Dando la espalda a la cámara después de terminar de desabotonarse la camisa, y dejando que la camisa se deslizara suavemente desde sus hombros por sus brazos hasta que cayó al suelo. Volvió a voltear hacia la cámara con una sonrisa de lado, recostándose sobre uno de sus costados y con su mano derecha sirviendo como apoyo para su cabeza, observando cómo el número de fichas iba en aumento, lo que significaba más dinero para él.

Nakahara Chuuya había comenzado en el mundo de los shows en línea hacia apenas un año, en cuánto había cumplido la mayoría de edad, y francamente, no había esperado tener tanto éxito en aquella plataforma, pero al parecer su atractivo físico y su carisma lo hacían ser de los más queridos, a pesar de no llevar tanto tiempo trabajando. En la actualidad, estudiaba Literatura en la universidad y vivía con su hermana mayor, no les faltaba nada en realidad, pero tampoco le gustaba pedir dinero para comprarse lo que él quería, ya fuera algo que necesitara para la universidad o algún capricho.

La idea de volverse camboy no había sido precisamente suya, sino de su amigo Tachihara, que entre bromas le había dicho que si se hacía de buen público, podría ganar lo suficiente para no tener que pedir prestado o para no tener que tomar más turnos en la cafetería donde trabajaba antes, y después de haberlo pensado algunos días, se había percatado de que no era una mala idea intentarlo al menos una vez, no tenía nada que perder, así que después de ahorrar lo suficiente para conseguir una pantalla más grande y los materiales para decorar una habitación anteriormente vacía de la casa que compartía con su hermana, hizo su primer show en vivo. En un principio, no fue de fijarse cuántos espectadores tenía con cada transmisión, simplemente se dedicaba a hacer algunas tonterías o a hablar con los espectadores, y cuando se dio cuenta, su chat cada vez más lleno de mensajes y de muchas más personas, que incluso le daban fichas incluso si no hacía nada más que plantarse frente a la cámara y seguir hablando.

Había concluido que se debía a que era pelirrojo y de ojos azules, además de que era más común que las mujeres trabajaran en eso.

Cuando vio que tenía una cantidad decente de personas viéndolo, comenzó a cobrar por cosas más específicas, nunca se había desnudado completamente, lo más que había llegado a mostrar de su cuerpo fue usando solamente un bóxer, aunque ya había tentado demasiado a las personas haciendo amague de quitárselo, o bajándolo un poco, lo que generaba que le dieran muchas más fichas, sobre todo cuando era un poco más atrevido, como en aquellas ocasiones en las que se había puesto una sábana encima antes de masturbarse durante unos segundos, sin descubrir la parte inferior de su cuerpo, y hasta el día de hoy, le había funcionado muy bien seguir tentando a los tipos que le regalaban sus quincenas como si nada.

Con el tiempo, había llegado a hablar en privado con más chicos que trabajaban de lo mismo, y le habían dado algunos consejos, como empezar a aceptar chats privados por cierto número de fichas, pero realmente no le parecía buena idea, no sabía cuánto enfermo podía estar viéndolo, y aún más si estaba dispuesto a pagar más de 10,000 fichas. También debía admitir que hacía un poco de trampa, porque cuando veía que algunos espectadores comenzaban a pagar cifras altas poco a poco, y al ser éstas acumulativas, no les dejaba llegar al número que se requería para una video llamada privada.

Por eso, le había sorprendido demasiado cuando llegó la notificación de que uno de los usuarios había pagado la gran cantidad para un chat privado. Puso más atención a la notificación, acercándose más al televisor dónde estaba mirando el chat, arqueando una ceja.

―Suicide Beast, ¿eh?

Movió el mouse para abrir el chat privado con el que había pagado, pausando la transmisión en vivo. Esperó un momento a que pudiera ver el rostro del tipo que prácticamente le había regalado su dinero, pero la cámara del tipo no estaba disponible.

―¿Hola? No puedo verte.

Mencionó Chuuya, acomodándose sobre su cama, poniendo más atención cuando escuchó una gruesa voz responderle.

―Hola, lamento si te incomoda estar en un chat privado, sólo quería poder hablar contigo.

El pelirrojo se intrigó un poco más, ¿cómo podía saber que le incomodaba la idea de hablar con alguno de sus espectadores cara a cara? Se mostraba cómo era en los shows.

―No me incomodas, después de todo, acabas de pagar una gran suma, puede que ahora sí pueda comprarme el celular nuevo, ¿te conozco de algún lado? Tu voz me parece un poco familiar.

Jugó con una de las almohadas que tenía a un lado, recostándose suavemente en su cama.

―No lo creo, jamás te había visto, hasta ésta noche. Normalmente no recurro a estos sitios, pero un amigo me retó a hacerlo y sólo quise intentar, además, eres muy bonito.

Las mejillas de Chuuya enrojecieron levemente al escuchar el halago, había algo en ese chico que le decía que estaba siendo sincero, y por si eso fuera poco, su voz era muy atrayente, por lo que no pudo evitar morderse el labio.

―¿Sí? Bueno, sería muy aprovechado de mi parte si no hiciera que el costo del chat privado valiera la pena, ¿qué quieres hacer conmigo?

Se escuchó la profunda inhalación de su compañero, haciéndolo sonreír. Podría ser divertido.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro