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𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 2

~Hanahaki (1-2)~

Dio una última arcada antes de expulsar todos los pétalos rojos junto con la sangre de su sistema.

Spreen ya hace un mes y medio ha empezado a toser o vomitar pétalos con sangre de su boca, en principio no eran muy frecuentes y tampoco le causaban algún dolor. No fue hasta la aparición de aquel oso castaño que el hechicero había identificado como Rubí.

Ahora no solo tenía que aguantarse el constante dolor una vez y expulsaba todo sino también la insufrible asfixia que tenía una vez que dormía.

Nadie sabía lo que sufría el oso en aquella oficina.

¡Spreen! ¡¿Terminaste?!.

Bueno, era mentira, sus hermanos argentinos eran el único grupo quien sabía de su extraña enfermedad y no fue porque el oso les haya contado.

Carrera, Robleis, Betra, se habían colado a la pollería para darle una sorpresa a su amigo que desde hace días no salía. Pero ellos se llevaron la sorpresa al verlo en su sofá ahogándose con pétalos. De tan solo recordarlo se sentía mal de que lo vieran en ese estado deplorable.

—Si, ya salgo.—le respondió al de máscara desde el otro lado de la puerta, se limpió los restos de sangre y salió de aquel baño, encontrándose con los rostros preocupados de los chicos.—Por favor no pongan esas caras.

—Capo te nos estás llendo con Maradona, no pienso estar feliz por eso.—habló el de disfraz de dinosaurio.

—Tampoco se deben poner así...

—Mira que no te cago a palos porque estás enfermo.

—¡¡Chicos!!.—gritó una cuarta voz.—Encontré algo sobre tu condición capo.

Robleis entró a la oficina con una lapto en su brazo izquierdo.

—¿Y qué es? ¿Cáncer?.—preguntó el de traje negro.

—¡No!...pero si apareció de primero; lo que tiene nuestro querido osito es: Hanahaki.

—Hana-qué?.—confundido el enfermo.

El castaño de conjunto amarillo rodó sus ojos y fue al escritorio donde colocó el aparato electrónico.

—Miren ustedes mismo.

Los otros argentinos se acercaron para ver la página donde su amigo encontró dicha enfermedad.

Hanahaki:

El término hanahaki proviene de las palabras japonesas hana (花), que significa "flor", y hakimasu (吐 き ま す), que significa "vomitar".

La enfermedad de Hanahaki es una enfermedad nacida de un amor unilateral, donde el paciente lanza, tose o vomita pétalos de flores cuando sufren un amor unilateral.

Las flores que aparecen en el corazón y pulmones de la persona enamorada, representan el gran dolor que sufre dicha persona por no ser correspondi@ a su amad@, haciéndole víctima de una gran ansiedad.

Produciéndole dificultad en la inhalación de oxígeno

Los síntomas de la enfermedad se resumen a un fuerte dolor, teniendo una aparición de flores por el corazón y pulmones, y luego los arrojas por la boca, causandote heridas en la traquea.

Una vez que los pulmones de la víctima se llenan con las flores y en su sistema respiratorio crecen raíces.

Se ahogan en su propia sangre y pétalos, y finalmente mueren, de una manera cruel y a la vez hermosa...

Formas de Curarse:

Una forma poco común es cuando la personas que ama a la víctima le devuelves sus afectos, haciendo así que el amor ya no sea uniteral.

Es decir, desaparecen las flores y raíces en su interior, pero sin llevarse consigo los sentimientos de afecto y amor.

La víctima es curada de la enfermedad.

Otra alternativa, es cuando las flores se remueven quirúrgicamente, al igual que los sentimientos de la víctima que sufría por amor, esto significa que ya no puede amar a la personas que una vez amo.

O en otros casos, ya no puede volver a amar. O olvida completamente la existencia de aquella persona.

El amor unilateral...muchos sufren por aquello pero nunca a tal grado que su vida corre peligro.

"Esto no puede pasarme".—pensó mientras aún tenía los ojos puestos en aquella página de Google.

De las formas más absurdas de morir, tuvo que tocarle la peor, si tan solo nunca se hubiera fijado en aquel mago todo seguiría como antes, pues él mientras disfrutaba de su cuento de hadas con Rubí, él se estaba muriendo lenta y dolorosamente.

Al momentos de sentir unos brazos rodeando sus hombros volteó a quien lo hacía encontrándose a un Carrera que trataba de silenciar sus sollozos. Correspondió al abrazo tratando de calmar a su mejor amigo y luego de eso hubieron más brazos rodeándolo como podían.

Tras varios minutos en esa posición se separaron del azabache, el primero en preguntar fue Robleis.

¿Qué vas a hacer?.

Antes de poder responder el oji-verde habló.

—Cual sea tu decisión...pienso apoyarte.

Una débil sonrisa apareció en los labios del más alto.

—...Voy a hacerme la cirugía. No pienso morirme por un amor no correspondido. Mañana por la mañana iré al hospital del otro pueblo, mientras más rápido me quité esta poronga mejor.—explicó.

—Mañana hay misa...¿qué hacemos si preguntan por ti?.—dijo Betra preocupado.

—Inventen una historia...cuento con ustedes wachos.

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"Ha iniciado la misa, diríjanse al pueblo central"

Todos los de pueblo verde y naranja llegaron exhaustos a la iglesia donde los esperaba la mano derecha del profeta.

—Bueno hijos míos, hoy el profeta por fin nos anunciará quien es su hijo.

—Ya escucharon a Drako chicos, preparen sus espadas.—habló el de mechón de fuego mientras sacaba su espada de su inventario.

—No se ustedes pero voy a apostar a todo a que va a ser Juan.—dijo Reborn.

—Nah, seguramente a de ser Drako.

—Perdonen que los interrumpa pero aunque me gustaría la idea, yo ya tuve unos excelentes padres que en paz descanse.

—¿Tú a quien apostarías capullo?.

—...Quizás también a Juan, o a Spreen.

—Hablando de él ¿alguno lo habeís visto?.

La pregunta del oji-bicolor llegó a los oídos del trío de castaños quienes trataban de disimular no saber nada.

Justo después apareció en la iglesia el hechicero quien parecía muy feliz.

—¡Hombre Juan justo a tiempo!.

—Hola Auron.

—¿Y eso qué Rubí no está contigo? ¿Volvieron a pelear?.

—No...logré mandarla anoche a su dimensión, espero que sea la última vez que sepa de ella.

Antes de poder continuar su charla, el profeta apareció por las grandes puertas del lugar, ordenó a todos sentarse para iniciar la misa y poder dar su anuncio, sin embargo, notó la falta de un integrante del pueblo naranja.

—¿Dónde está Spreen?.—dijo de forma demandante.

Varios empezaron a murmurar sobre la extraña preocupación del profeta por el pollero. El mencionado dirigió su mirada por todo el público encontrando lo que buscaba: tres argentinos nerviosos.

Rápidamente con su bastón hizo que los castaños levitaran para finalmente lanzarlos contra la pared del lugar dejándolos pegados ahí. Todos al ver aquello temieron lo peor por aquellos chicos, el hombre más grande se acercaba a ellos de forma espeluznante, si antes el profeta no daba miedo, ahora si lo imponía.

—¿Dónde, está, Spreen?.—volvió a repetir la pregunta haciendo pausas cortas en cada sílaba.

—En su pollería.—dijo Robleis.

—Fue a explotar.—dijo Carrera.

—¿Quién es Spreen?.—dijo Betra.

Los otros dos lo miraron sumamente enojados, había metido la pata.

—Sino me dicen donde está...iré personalmente a explotar sus casas hasta que no quede que construir.—con su bastón, tomó el mentón del chico de máscara.—lo repetiré una vez más...¿Dónde está mi HIJO?.

—¡Spreen tiene Hanahaki y fue al hospital del pueblo del oeste a hacerse una cirugía!.—él mismo se había sorprendido de lo fácil que había soltado todo.

—¡¡¡Betra!!!.—lo regañaron los otros dos castaños.

—¡¡Ustedes me dejaron morir solo, yo no soy de piedra ¿okey?!!.

Lo siguiente que se escucharon fueron unos rayos caer cerca suyo, seguido ha eso, el profeta desapareció.

—Significa que...¿gané la apuesta?.—dijo el híbrido ángel tras varios minutos de silencio.

Y mientras los que apostaron le daban sus tortillacoins de oro y los argentinos regañaban al pobre de Betra, nadie notó que aparte del profeta, Juan se fue volando al oeste.

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En un cuarto de hospital se podía observar al azabache recostado en aquella camilla que le administraba suero para ralentizar la enfermedad. Fue despojado de todas sus pertenencias por lo que se podían ver sus ojos; mientras uno era de un color carbón que a pesar de su oscuridad había un brillo indescriptible, el otro era gris pero este a diferencia del otro no mostraba brillo, no mostraba vida. Veía como el cielo se despejaba mostrando su característico color celeste; algo le decía que sería la última vez que vería el cielo de esa forma.

El sonido de unas pisadas interrumpieron su reflexión, vio a ver si se trataba del doctor que lo atenderá, pero en su lugar encontró la figura del profeta mirándolo fijamente, ya sabía que no podía confiar mucho en Betra pues el pobre no era muy bueno mintiendo.

Pensó por unos segundos que aquello ojos reflejaban miedo pero lo descartó inmediatamente pues seguramente imaginaba cosas por la droga.

—¿Qué mierda haces acá?.—habló el híbrido de forma firme, a pesar de su estado, no dejaría que alguien más lo viera débil.

El mayor solo se acercaba a donde estaba el enfermo, teniendo pequeñas lagunas de lo que vivió una vez.

Se estaba repitiendo la historia en su hijo.

Cuando Iván vio al otro sentarse en la silla cerca de la camilla iba a volver a repetir su pregunta de no ser por la tos repentina de ese momento ¡genial! Tratándose de ver fuerte y su cuerpo lo traicionaba, una mano más grande en su espalda lo ayudaba a sacar todo esa todos como podía notando que ahora no solo botaba flores y sangre, también ramas.

—Está en su última fase.—dijo el profeta viendo la pequeña rama.

—...¿Vas a responder mi pregunta?

—...Vengo a estar contigo; hijo mío.

Los ojos de Spreen casi salen de su órbita, definitivamente el mundo lo odiaba; primero el Hanahaki y ahora esto.

—Se que debes odiarme, y tienes muchas razones para hacerlo viviste una infancia que nadie podría lidiar como tu lo hiciste. Pero créeme cuando te digo que lo que pasó no es como aquellos que hacían pasarse como tus padres te lo pintaron. Tu madre y yo te amábamos...pero a pesar de eso, no pudimos salvarte de ellos a tiempo; Iván, te pido que me perdones.—en todo su sermón no alzó la mirada, no sentía la fuerza necesaria para hacerlo.

El menor estaba sin palabras, ver aquella faceta del más alto no era muy común y algo en su interior le dolía por verlo así. No sabe si perdonarlo o no ¿le creía? Claro que si, era cierto que su infancia fue la peor y gracias a eso el recuerdo de los rostros de sus padres quedó grabado a fuego en su memoria, ninguno era un híbrido de oso para ser sus padres biológicos y cuando le pregunto a su "madre" si era adoptado ella sin ningún remordimiento dijo:

"¡Claro que si! Tus padres te abandonaron a tu maldita suerte porque no te querían ni un poco. Deberías agradecernos por criarte a pesar de que eres una puta por naturaleza, tarde o temprano irás a mostrar su culo al primer hombres que pasase por su puerta."

Luego de eso le lanzó la colilla de su cigarrillo. El día que se fue, a pesar de tener miedo, no dio un pasó y fue a buscar a sus verdaderos padres aunque con el pasar del tiempo la idea se fue esfumando quedando solo como un horrible recuerdo.

Ahora que tenía a su padre en frente, no sabía si abrazarlo o golpearlo eran muchas emociones para el mismo.

Otros pasos se escucharon por aquel lugar mostrando al cirujano.

—Señor Buhajeruk, el quirofano ya está disponible ¿está listo?.

—Puede darme unos minutos con mi...padre.

—Este asiente a su petición.—Solo cinco minutos.—salió del lugar para darles privacidad.

—¿Me llamaste padre?.

—No creo que te dejarán aquí si decía que no eras mi familiar.

—...¿Hay algo que pueda hacer por ti?.

—Si...¿tienes libro y pluma?.

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En la sala de espera se hallaba un gran hombre canoso que sostenía el libro que le prestó al ocezno. Estaba asustado de como resultaría aquello, ya el Hanahaki se presentó en un amigo suyo hace años, pero en ese tiempo estaba saliendo con Silvia.

Y no solo eso, cuando su amigo, Jacob, le confesó sus sentimientos lo trató como un fenómeno, como un enfermo...vio como el cuerpo del contrario colapsaba y la vida de aquel joven lleno de esperanzas y sueños se iba de sus brazos, dejando un cadáver con ramas saliendo de su boca.

Este era su karma, ahora esa enfermedad le quitaría a lo único que le quedaba, todavía recuerda lo que dijo Iván antes de entrar al quirofano.

"Oye...si salgo de esta ¿podemos ir de pesca alguna vez?."

Se prometió a si mismo ir a pescar con el menor cada semana.

—¡¿DÓNDE ESTÁ?!.

El mayor escuchó el grito he identificó que era del mago de fiestas ¿qué hacía ese bueno para nada aquí?.

El mencionado notó su presencia y fue a su lado.

—Profeta ¿en qué habitación está Spreen?.

—Ya entró a cirugía.

Juan fue corriendo al quirofano pero el más alto lo agarró del brazo impidiendo aquello.

—¡¡¡Por favor suelteme!!!.

—¡¿Te volviste loco?! ¡¡No puedes entrar allí!!.

—¡¡Por favor, no puedo perderlo a él también!!.

Antes que la discusión pasará a mayores la puerta fue abierta por uno de los doctores que atendía al menor.

Su rostro no traía buenas noticias.

—¡¿Cómo está Spreen/mi hijo?!.—dijeron al unísono muy preocupados por la salud del oji-bicolor.

—...Perdió mucha sangre...tratamos de estabilizarlo pero fue imposible, las ramas en sus pulmones nos impidieron continuar, lo lamento.

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No me acuerdo si en "The Doll Charlie" puse ojos carbón o algo así cuando me refería a Spreen, era para acordar que publique y culmine eso antes de la guerra de Spreen vs Reborn. Ahora es oji-bicolor para referirme a Spreen.

El profeta en mi AU siendo padre de Spreen: 🤩💕🥺💗

El profeta en el canon siendo padre de Juan: 👿💀🔪🗡🩸

Los que adivinaron la temática de éste día son:

¿Cuál creen que será el que agarre ahora para la continuación?.

Amor no correspondido.

Roles Swap.

Inspirado en una canción.

Los quiero, bay.

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