—Pero que...— balbucea YoonGi aturdido por el estruendo, se imagina que el gatito debió despertar o algún vecino lo provocó.

No lo piensa demasiado, solo se pone de pie con la intención de revisar, pero en cuanto lo hace es consciente de todo el lubricante que se desliza por el interior de sus muslos. Realiza una mueca de asco y decide ir a su habitación para cambiar su ropa, olvidó tomar los supresores después de comer y ahora su vientre duele demasiado.

—Mierda.— gruñe JiMin, masturbando su miembro de arriba hacia abajo.

YoonGi alcanza a escuchar la voz desconocida, empuja la puerta de su habitación sin hacer ningún ruido y sus ojos negros se abren por la sorpresa de ver a alguien más sobre su cama. Su reacción debería ser asustarse, correr, llamar a la policía o cualquier cosa parecida, pero todas las feromonas en el aroma a mandarinas y flores no lo deja actuar.

Está congelado en su sitio, mirando como el gatito que trajo resultó ser un híbrido como él y este se toca a sí mismo, probablemente por culpa de su celo.

Puede ver al chico gracias a la luz de la luna que entra por su ventana, es rubio, de facciones marcadas, pero con mejillas regordetas y unos preciosos labios pomposos. Su cuerpo es musculoso, brazos y piernas tonificados, tiene un six pack bien marcado en su abdomen y sus pectorales son pequeños.

YoonGi siente sus piernas temblar, puede ver perfectamente como se masturba y sabe que es complicado para un macho pasar la época de calor solo, mucho más que para un híbrido hembra como él. Su instinto pide a gritos que se acerque y lo complazca, la vaquita en su interior quiere unirse al gatito y el deseo es demasiado asfixiante.

El momento en el que entra a la habitación el aroma a madera y miel se vuelve más intenso, JiMin se percata de su presencia gracias a eso y detiene el movimiento de sus manitas sobre su erección.

—P-puedo explicarlo.— tartamudea apenado, tomando una cobija y cubriendo su desnudez —Creo... que pensaste que era realmente un gato y olías muy bien... No quería faltarle el respeto, pero necesitaba calmar mi lado animal de alguna manera.— señala sin tapujos, aunque no es capaz de mirarlo al rostro.

YoonGi realmente no tiene interés en saber la situación, solo quiere apagar el instinto ferviente en su interior y se acerca hasta cerrar la distancia entre los dos. Observa los ojos grisáceos, el pelirrubio tiene las pupilas dilatadas y hay un brillo resplandeciente en cuanto sus miradas se encuentran.

El reconocimiento como parejas destinadas.

Ambos lo saben, no solo está en sus aromas y animales, hay demasiada tensión y atracción entre los dos. Como híbridos no tienen que dudar demasiado, han encontrado a su otra mitad y saben que se complementan en todos los sentidos.

—¿Lo sientes?— pregunta YoonGi con sus mejillas sonrojadas.

JiMin asiente —Lo supe en cuanto te vi y mi animal reconoció tu aroma, pero no quería asustarte ni obligarte a nada. No tengo supresores y puedo calmarme solo.— señala firme, aun cuando la dureza entre sus piernas ruega por atención.

YoonGi siente un revoloteo en su estómago, le parece lindo que pensara en su elección, ya que cualquier otro híbrido macho lo hubiese tomado sin preguntar. Pero eso solo hace que realmente quiera corresponderle, no tiene problema con aplacar el celo de ambos en esta ocasión y luego conocerse como es debido.

Tiene vergüenza, más nunca ha sido alguien tímido y es por eso que no duda en subirse encima del contrario y tomar la cobija que lo cubre para tirar un poco de ella. Sus intenciones son claras, no hay necesidad de palabras entre ellos y el gatito parece comprenderlo, aunque está asombrado por sus acciones directas.

—¿Estás seguro de esto?— duda JiMin, permitiendo que monte sus piernas.

YoonGi asiente —Ambos lo queremos, ¿No es así?— juguetea, moviendo sus caderas sobre la dura erección que yace bajo su redondito trasero.

JiMin gruñe y lo toma por la cintura, el mínimo movimiento le parece placentero porque está sensible y sabe que para el bonito chico bicolor es lo mismo. Puede sentir la humedad del lubricante natural traspasando su ropa y se vuelve loco en cuestión de segundos.

—Sí.— responde, girando los papeles y posicionando al híbrido vaquita bajo él.

YoonGi siente un escalofrío recorrer su espina dorsal, los penetrantes fanales grises lo miran con una intensidad sofocante y se siente pequeño. El vestido de seda blanco que lleva puesto es retirado con delicadeza, su cuerpo desnudo queda al descubierto y solo se queda con sus calcetas blancas de encaje.

JiMin acaricia su pálida piel con devoción pura, adorando lo suave que es al tacto y pasea sus manitas por el torso, hasta llegar a los pezones rositas. Con su dedo índice toca el botoncito izquierdo y juega con él para hacerlo endurecer, pero lo que provoca cuando lo estira es que salga lechita.

—S-soy una vaca lechera... En mis celos simplemente sale.— explica rápidamente YoonGi en un balbuceo, completamente excitado.

El ronroneo que sale de los labios de JiMin deja en claro lo mucho que le gusta ese detalle, se agacha al nivel de los pálidos pechitos y lame el camino de leche. Succiona ambos pezones, tomando cuanto quiere, dejando marquitas rojas y mordidas con sus pequeños colmillos.

YoonGi se retuerce y arquea por la satisfacción de ser ordeñado, enreda su mano en los cabellos rubios para llevar el control de los movimientos. Pronto el gatito se aleja, relamiendo sus labios para limpiarlos y puede apreciar un hilo de lechita deslizándose por su mentón.

La colita de JiMin se menea por el gusto, comienza a repartirle besos en el vientre, bajando lentamente hasta su entrepierna. El miembro rosita y gordito de la vaquita le parece tierno, aun estando erguido es pequeñito y le da una lamida tras otra.

—Mgh~ n-no.— gimotea YoonGi en cuanto el contrario lo introduce en su boca.

JiMin no se detiene, sus orejitas se alzan animadas ante los melodiosos sonidos que su pareja hace y ahueca sus mejillas, succionando con fuerza. Aprovecha para dirigir su mano hacia la entrada suplicante de atención, gracias al lubricante natural dos de sus dedos entran fácilmente y son absorbidos.

—Estás muy estrecho y húmedo.— ronronea al terminar la felación.

YoonGi sabe que es verdad, sus paredes están apretando codiciosamente y quiere más, sobre todo cuando el gatito encuentra su próstata y la estimula. Echa su cabeza hacia atrás, jadea y se vuelve un desastre, es demasiado bueno y no puede evitar llegar al orgasmo, se viene en su propio vientre.

—Eres tan hermoso.— halaga JiMin mirándolo estremecerse.

El chico de cabellos bicolor tiene la mirada perdida, su rostro enrojecido y finos labios maltratados de tanto morder, la baba que se desliza por la comisura le parece sugerente.

—YoonGi, me llamo Min YoonGi.— le comenta de repente con la respiración entrecortada.

—Yo soy Park JiMin, pero puedes decirme como gustes.— dice JiMin sonriendo extensamente y parece dulce, aun cuando su voz es seductora.

YoonGi quiere reírse, pero se controla y le parece adorable su forma de actuar, disfruta la sensación cálida junto a los espasmos de su reciente orgasmo. Sin embargo, su cuerpo quiere más y al bajar su mirada se encuentra con el pene erecto de JiMin, quiere tocarlo y hacerlo sentir bien.

—Podemos hablar después, lo que quiero realmente ahora es tu verga dentro de mí, bebé.— menciona coquetamente, esperando que con eso lo convenza.

JiMin jamás había sido llamado "bebé", aunque escucharlo viniendo de YoonGi le pareció extremadamente caliente y más con su manera inocente, pero a la vez sucia de hablar. El gatito en su interior maulló encantado y sus instintos lo dominaron casi por completo, de un solo movimiento salvaje aplastó el cuerpo del híbrido vaquita contra el suyo.

—Justamente eso tendrás, papi.— amenazó en un susurro ronco al oído.

YoonGi logró lo que quería, lo supo cuando JiMin se acercó para morderle una de sus orejitas y se deslizó hacia su cuello para lamer justo en el lugar donde debía ser marcado.