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✧07彡✿

La cafetería en ese momento se encontraba un poco llena ya que era un Sábado por la tarde y varias parejas estaban en el lugar para disfrutar de un deliciosos café y de los esponjosos postres de Wooyoung, los cuales se habían hecho famosos por el buen sabor y la linda apariencia que tenían, los trabajadores iban de un lado a otro atendiendo a los clientes.

Yeosang y Jongho iban en mesa en mesa, Mingi estaba en la caja, Wooyoung y Yoohyeon preparaban los pedidos y en la cocina estaban Kihyun y Taehyun, estos tres últimos mencionados eran omegas que habían sido contratados por Mingi, ya que se necesitaba mas ayuda.

—Aquí están los pedidos de la mesa 11 y 12. — Wooyoung coloco las bandejas en el mostrador.

— Muy bien, solo faltaría el pedido de la mesa 13. —Jongho recogía el pedido.

—Ya esta listo. — Coloco la tercera bandeja, en ese momento Yeosang tomo esta.

— Con este pedido terminamos con las mesas. —Un cansado Yeo fue en busca de la ultima mesa para entregar el pedido.

—Woonie, ve a descansar un momento, recuerda que se te pueden hinchar los pies si estas mucho tiempo de pie. —Mingi acaricio los cabellos castaños del hámster. —Los chicos y yo nos encargamos de lo demás. —

—Le tomare la palabra, Mimi hyung. —  se sentó en la silla estirando sus brazos y dando un gran suspiro.

 Hoy había sido un día muy cansado para el hámster, lo bueno es que solo faltaban dos horas para el cierre y podría ir a descansar a su hogar, el domingo tenia libre así que se levantaría hasta tarde.

—Wooyoung hyung, tome esta bebida, debe de estar cansado. —Jongho le entrego el vaso al omega. 

Todos los de la cafeterías cuidaban de Wooyoung y los cachorros, ya que querían que el omega y sus futuros sobrinos o sobrinas como ellos los habían nombrado, gozaran de buena salud.

—Gracias Jonghie. —  recibió el vaso con una sonrisa y dio un largo sorbo, disfrutando del refrescante jugo de naranja, el aroma del cítrico le había recordado a San.

Acaricio su vientre de diez semanas, recordando que muy pronto iría con su obstetra para saber sobre la salud de sus cachorros.

El final de la tarde transcurrió con tranquilidad, después de que los últimos clientes se fueran pudieron ordenar y cerrar la cafetería.

Debido a que San había llamado a Mingi, para avisar que nuevamente no pasaría a recoger a Wooyoung ya que tenía su turno de tarde, les encargo a sus amigos la seguridad del Omega.

Así que mientras que Mingi terminaba de limpiar la cafetería junto con los otros tres omegas, Jongho y Yeosang acompañaban al hámster hacia su hogar.

Claro que los alfas no dejarían que su adorable amigo regresará solo, más cuando San les había encargado la seguridad de este. En todo el camino hablaban de cualquier tema o decían algunos chistes que hacían sonreír a Wooyoung.

—Llegamos sanos y salvos. —Yeosang se detuvo frente a la puerta.

—Omega y cachorros pueden entrar a su hogar. —Jongho se coloco junto a su pareja.

—Muchas gracias por acompañarme. —agradeció el castaño.

—Es todo un placer. —Yeo sonrió

—San hyung nos pidió el favor, pero no lo hicimos solo por él. —Jongho también respondió. —Woo Hyung ya es parte de nuestra pequeña familia, así que siempre cuidaremos de ti y los cachorros. —

—Son los mejores, agradezco a la luna de que los pusiera en mi camino, fueron y son como mis ángeles guardianes. —el Omega sollozó. —Nuevamente muchas gracias. —

Los alfas sonrieron, para luego envolver en un abrazo al hámster. Después del conmovedor momento ambos se despidieron del Omega y este se adentro a su hogar.

Wooyoung al estar en la sala sintió un gran vacío. Se había acostumbrado a ver al alfa todos los días, comer juntos y ver películas en la sala las cuáles no terminaban porque siempre salía una conversación que los llevaba a estar horas hablando.

Sabía muy bien que el alfa estaba ocupado con su último semestre, más su trabajo en el hospital. Pero esos cuatro días sin ver al alfa se le habían echo eternos. Ya que no podía dormir bien, su ansiedad aumentaba al no sentir el aroma de San.

Cuando se dio cuenta estaba frente a la habitación del tigre, nunca había entrado ahí, pero necesitaba sentir el aroma a cítricos, cuando abrió la puerta pudo sentir el perfume el cual estaba concentrado en toda la habitación.

Su Omega gimoteo, moviendo su pequeña colita feliz por sentir el aroma de su alfa.

                    Ya extrañaba el aroma de 
                    alfa. — después de tres días 
                   de estar escondido, el hámster 
                    de Wooyoung se comunicó.

—Esta vez te daré la razón, yo también lo extraño. —se sentó en la cama y olfateo una de las almohadas.

El alfa abrió la puerta de su hogar, regresaba de su trabajo, en ese momento eran las ocho en punto, solo quería tomar un relajante baño y dormir.

Esos cuatro días fuera de su casa habían sido una tortura. Salir de la universidad, hacer trabajos con su grupo de investigación, luego ir a la biblioteca, para después ir a sus turnos de tarde. Agradecía que hubiera una regadera privada en la oficina que su padre tenía en el hospital, porqué ahí se aseaba para luego seguir con su rutina.

Pero ahora que había terminado aquella tortura, podía regresar a su amado hogar, ver a su Youngie, aunque habló con él por teléfono para saber cómo estaba, pero aun así lo extrañó mucho.

—Youngie. —Llamó desde la sala, pero  no hubo respuesta.  —Tal vez ya este dormido. —susurró para el mismo.

Se dirigió a la habitación del Omega, cuánto más se acercaba un chirrido se escuchaba. Así que abrió la puerta bajando su vista y una pequeña rueda se movía a gran velocidad y dentro de esta un esponjoso hámster se encontraba corriendo, el cual al verlo emitió un pequeño chillido deteniéndose abruptamente lo cual hizo que rodara en la alfombra.

— ¡Youngie! —San se sentó en la alfombra de inmediato, tomando con delicadeza entre sus manos al hámster. — ¿Estás bien? —suspiro aliviado cuando el hámster movió su cabecita asintiendo. —Hace mucho tiempo que no te veía de esta forma. —

San recordó cuando Wooyoung y él hacían tareas juntos en la casa del alfa, el Omega al no querer hacer más tarea se transformaba y se escondía en las habitación del tigre. El alfa acaricio las pequeñas orejitas y el hámster con ojitos cerrados disfrutaba de los mimos.

—Iré a tomar un baño y a vestirme, mientras tanto puedes regresar a la normalidad. —San dejo un beso en la cabecita del hámster para luego colocarlo nuevamente en la alfombra. —Nos vemos al rato. —salió de la habitación.

Pero no sé espero que en cuestión de minutos justo cuando iba a abrir la puerta un apresurado Wooyoung le gritara.

— ¡Hyung, no habrá la puerta! —vio al alfa con ojitos suplicantes. —Usted se enojara si entra. —En ese momento Wooyoung ya tenía sus ojos acuosos. —P-Por favor. —

—Youngie, cálmate. —San tomo una de las manos del Omega. — ¿Qué hay adentro? —

—Y-yo... —Woo no podía hablar debido a que empezó a sollozar. —N-No le gustará, invadí su privacidad, odiara lo que verá. —

—Florecita, ven aquí. —extendió sus brazos y sintió de inmediato el cuerpo del Omega. —Todo está bien, no saques conclusiones. —abrazó con más fuerza al hámster. —Entraremos juntos ¿Si? —

—H-hyung, lo siento. —

El alfa dio un largo suspiro antes de girar el pomo de la puerta y abrirla, lo primero que sintió fue su aroma mezclado con el de Wooyoung, además de un leve olor a talco y leche, el cual pertenecía a los cachorros. el tigre en su interior se removió moviendo su cola con felicidad al sentir aquella mezcla de aromas.

Luego sus ojos se abrieron por la sorpresa, su vista estaba fija en la cama en la cual en todo el alrededor había montones de ropa suya y del Omega al igual que almohadas de ambos chicos.

Un nido.

Wooyoung había hecho un nido en su habitación, ahora sabía el porque de la actitud del hámster, recordando al instante lo íntimo que era eso para los omegas y que ellos escogían quienes podían entrar, así que de inmediato se soltó del agarre y corrió a la salida.

— ¿H-hyung? —el corazón de Wooyoung dolió cuando el alfa soltó su mano y salió corriendo, pensamientos negativos invadieron su mente. — ¿E-Está enojado? —

—Youngie... —el omega no dejo que terminara de hablar.

—S-Siento mucho todo esto, en este momento debe de sentir asco. —cálidas lagrimas resbalaban en las mejillas del Omega. —De inmediato ordenare todo y... —no pudo seguir hablando porque su Hámster interior reclamo.

                — ¡No destruyas nuestro
                    nido, nosotros y los 
                    cachorros necesitamos el
                  aroma de alfa! — el hámster dio pequeños chillidos lastimeros mezclados con enojo.

El pelirrojo vio preocupado al omega el cual estaba entrando en una pequeña crisis.

— ¡Has algo tonto, nuestro omega
se sintió mal, cuida de él y
nuestros cachorros! —
el tigre hizo que  San
reaccionara.

El alfa de San ya había formado un lazo con aquellos cachorros, tanto tigre como humano aceptaron a los bebes como suyos, Wooyoung era su destinado, así que sin pensarlo amarían, cuidarían y aceptaban todo lo que viniera de él.

—Florecita. —con sus manos acuno el rostro del omega. —Lo siento mucho si te hice sentir mal no fue mi intención, soy un tonto. —dejo salir  su aroma, para que este sirviera como un tranquilizante para Woo.

— ¿N-No  esta enojado porque invadí su espacio? —

 A San le dolió el corazón al ver los ojitos llorosos del hámster, tenia la nariz roja debido al llanto.

—Claro que no bonito, solo me sorprendí por el nido, se muy bien que eso para los omegas significa mucho y que no dejan pasar a cualquiera. —

—Hyung bobito. —Woo dio una sonrisa nasal al ver el rostro confundido del mas alto.

— ¿Eh? ¿Dije algo malo? —inclino su cabeza con confusión.

—Si no lo quisiera en mi nido desde el principio me hubiera puesto a la defensiva y ni si quiera hubiera dado un paso en la habitación. —Limpio con la manga de su abrigo las lagrimas que habían en sus mejillas, ahora se sentía mas tranquilo, ya que estaba envuelto en el aroma protector del alfa. —Ahora entremos, usted tiene que tomar un baño. —

Wooyoung abrazo al alfa nuevamente restregando su nariz en el cuello de este, justo donde el aroma se concentraba.

— ¿Youngie, estás seguro de que puedo entrar? —vio como el Omega salió de su escondite y asintió. —Vamos. —entrelazo su mano con la del más pequeño.

San entro olfateando el lugar, ronroneo con felicidad, realmente amaba esa mezcla de aromas, se dirigió a su armario para tomar una pijama, adentrándose de inmediato al baño.

Woo se dedicó a arreglar el nido, para que estuviera listo y ordenado. Necesitaba que el alfa lo llenará de mimos. El tiempo transcurrió dejando ver a San secando su cabello con una toalla.

— ¿Te gusta? —el Omega señaló la cama.

—Felicidades florecita, es un nido muy bonito. —Felicito el trabajo que había hecho el omega.

— ¿En serio , alfa? —vio como San asintió. 

El de cabellos rojos se sorprendió por el como fue llamado, así que decidió seguirle. En ese momento el Omega Hámster de Wooyoung era el que lideraba, San se dio cuenta debido a que los ojos miel de Wooyoung estaban en un tono lavanda.

—Lo hice para nosotros y los cachorros. —Sonrió con notable alegría, escuchar los halagos hizo que su corazón se sintiera cálido.

—Gracias, omega. —Deposito un beso en la sien del mas pequeño de estatura. 

Ambos entraron al nido, San se sentó y coloco su espalda en el respaldo de la cama, al instante el omega reposo la cabeza en su pecho a la vez que abrazaba su cintura. El alfa empezó a darle mimos a su Wooyoung.

—Te extrañe mucho, alfa. —Hablo con voz adormilada. —Se que puede ser una exageración ya que solo te fuiste pocos días, pero realmente tu aroma me calma. —Woo disfrutaba de aquellas vibraciones que venían del pecho del alfa, el sonido de los ronroneos también lo relajaban.

— Yo también te extrañe. —beso la coronilla del hámster y libero mas de su aroma mientras ronroneaba.

San se sentía en el Cielo en ese instante, sabía que aquello eran síntomas del embarazo de Wooyoung, ya que los omegas necesitaban la protección y cariño de un alfa, sabia muy bien que la parte animal aceptaba estar con él, pero la parte humana lo rechazaba y estaba bien, el castaño necesitaba tiempo para sanar.

 El alfa solo disfrutaría de ese momento, no importaba si después o a la mañana siguiente el hamstercito lo rechazara, por ahora dejaría todo fluir y mimaría de sus tres pequeños tesoros.

🌸 GRACIAS POR LEER 🌸

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