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II

AÑOS ANTES:

Jungkook caminaba rápidamente, sin muchos ánimos por el desolado pasillo de paredes elegantes y suelos elegantes de aquella escuela privada en donde estudiaba gracias a la beca que había conseguido por su empeño e inteligencia ¡Genial, la primera semana en la nueva escuela y ya estaba llegando tarde! Odiaba despertar temprano para ir a ese lugar, donde nadie quería estar; suspiro mientras sus ojos se cerraban gracias sueño en su sistema y sus pies caminaban en línea recta casi mecánicamente. El mismo auto se aconsejó, era mejor estar ahí y no con su abuela y su padrastro.

Una vez entró al salón todos le miraron por unos segundos y luego lo ignoraron; camino hasta el final y terminó sentándose en su lugar.

—Hola; así que tú eres el nuevo.—Expreso entusiasmado el chico de ojos miel y sonrisa de corazón delante de él, quien se le había quedado viendo desde que entró observándolo de forma un tanto extraña. Giró en su lugar para continuar observándolo con una linda sonrisa dulce en sus labios. Jungkook estaba notablemente nervioso por el miedo a que le dijera por ser becado o cualquier tipo de acción mal intencionada.— Soy Taehyung; Kim Taehyung. No vine en toda la semana por lo que no nos conocíamos—.

El menor sonrió por el extraño gesto del chico con sus manos mientras mencionaba lo anterior y la forma tan extraña en la que hablaba contándole su vida. Taehyung tomó su cuaderno de matemáticas y se lo entrego a Jungkook, que lo miro sin comprender la acción; Tal vez aquel chico fuera un loco.

—¡Ten! Llegaste un poco tarde y es importante estar al día —Tomó con cuidado su mano derecha y aseguró el cuaderno a ella, asiendo que el menor se sonroje un poco por lo dicho y por el roce de sus debos con el castaño. Señaló al cuaderno y luego al frente donde estaba el profesor a punto de marcharse. —Es mejor que tomes nota, habrá examen el viernes en la tarde—.

—¡Jungkook!—El castaño le miró raro sin comprender, asiendo sonrojarle y ponerle aún más nervioso— Mi n-nombre es J-Jungkook; Mucho gusto ¡Y no debería hablar tan informal cuando no nos conocemos!—.

El chico de delante sonrió alegre y kook nuevamente se sonrojo. Abrió el cuaderno y rápidamente empezó a copiar la clase para terminar cuanto antes, no quería que iniciara otra clase y lo regañaran por copiar de otra materia.

—Gracias —Murmuró para el otro mirando al cuaderno mientras aún copiaba. Taehyung sonrió grande, sintiéndose alagado.

—No hay de qué— Se giró hacia adelante mirando a la profesora que entraba en el salón. Jungkook aún no terminaba por lo que se apresuró para al fin terminarlo y poder devolverlo.

—Tuve un inconveniente ayer; Enserio gracias —Dijo ésto último con una pequeña sonrisa, sonrojandose al mismo tiempo. Tae se giró nuevamente y observo el estado del menor y también sonrió.

— Ya te dije: No hay de qué; Además me gusta ayudar a los chicos lindos como tú—Su vista volvió adelante donde la profesora de inglés comenzaba su clase. Jungkook aún confundido por lo mencionado, tocó su rostro sintiendo lo caliente de esté ahogándose más en la vergüenza. — Y no te preocupes; También es un placer conocerte—.

Si; Jungkook murió de vergüenza esa mañana. Siendo observado por sonriente chico de cabellos castaños y disimuladamente por una pelirroja que hacía puños sus manos; rompiendo el lápiz que yacía en una de éstas, con le ceño fruncido y una expresión nada amigable

—Maldito infeliz—. Susurro para sí misma no muy contenta con la escena de su novio con aquel becado

El Sol a penas nació en el horizonte, se ocultó entre las grises nubes de esa mañana. El aire frío corría por doquier como si de invierno se tratará. La lluvia empezó a caer con fuerza empapando con rapidez las transitadas calles de la cuidad, que pronto se volvieron desoladas. Era como si el cielo llorará de dolor y decepción, talvez comprendía al frágil muchacho que yacía sobre las sábanas blancas, ahora rosas por el líquido carmesí.

El silencio que yacía en el “hogar” era tan triste como aterrador. Taehyung se marchó sin mirar atrás, cuando a penas amanecía, sin ningún tipo de remordimiento; dejándolo tirado en ese horrible lugar donde sus peores pesadillas se hicieron realidad; con el corazón hecho trizas y un dolor emocional que superaba el dolor físico. La paz en aquella habitación, en conjunto con el silencio palpable, asfixiaba al pelinegro sobre la cama con la mirada perdida.

Nuevamente abrió con lentitud sus hermosos ojos negros, el brillo característico en éstos, había desaparecido dejando un vacío tan profundo como desgarrador. No le sorprendió encontrarse en su diminuta cama personal junto a la cuna de su pequeño. Se removió con su cuerpo maltratado y adolorido en busca del calor de las sábanas frías, un chillido salió de sus labios debido a las pulsadas en su espalda baja.

Esa mañana fue realmente infernal, sus ojitos no eran capaces de expresar todo el sufrimiento que cargaba su mente y corazón. Sus lágrimas corrían como cascadas mientras cubría sus labios para que no se escaparán sus sollozos y despertar al bebé.

Cerró sus ojos con tanta fuerza, haciendo que éstos doliera, sus manos dejaron de cubrir sus labios para agarrar sus hermosos cabellos y jalar de éstos; mientras un quejido adolorido salió de sus labios lastimados rompiéndose aún más. Se sentía totalmente agotado, quebrado, lastimado y sobre todo humillado.

Se negaba a escuchar la voz de su subconsciente. Quería seguir en su pequeña burbuja de falsas ilusiones, negando constantemente su dura realidad. Una parte de sí, deseaba volver a él pasado dónde abundaban los besos y caricias pero era demasiado tarde; Mientras su otra parte no se arrepentía de tener en sus brazos al único ser capaz de corresponde su amor...Su hijo.

A duras penas pudo levantarse soportando el horrible dolor en su cuerpo principalmente en su espalda baja y su cadera, su torso estaba cubierto en su mayoría por tonalidades amarillas, pulpuras y rojizas. Secó sus lágrimas y respiro profundo mordiendo su labio inferior para acallar los jadeos de dolor. Camino lentamente aguantando el dolor en su cuerpo, hacía el cuarto de baño, soportando la sensación de humedad y viscosidad.

El frió del suelo gris se colaba por sus los pies, haciendo temblar furiosamente su cuerpo. Frotó sus ojos con somnolencia, teniendo cuidado de no lastimarse. Miró su reflejo en el inmenso espejo que conocía a la perfección al chico de ojos negros que se reflejaba en él, siendo el cómplice de su dolor y de todas las heridas que en su piel había llevado. Su actual apariencia daba pena ajena, preparó el cepillo para proceder a cepillar sus dientes, cuando terminó lavo su rostro con cuidado. Tomó el botiquín escondido en un estante y lo abrió sacando lo que iba a necesitar.

Quería llorar, pues no sabía cómo haría para que dejarán de sangrar las nuevas heridas. Jadeo de dolor cuando se quito su camisa, algunas heridas tenían sangre seca y otras aún sangraban, por lo que la sangre se pegó a la camisa y está a su piel.

Su rostro daba asco, su labio estaba hinchado y tenía un hematoma en su mejilla . Dió media vuelta llevando su vista a su espalda, la sangre se estaba secando pero no quitaba el hecho de que todas estaban abiertas.

A pesar de que las lavaba seguían chorreando. Las cubrió con trapos limpios pero eran imposible detener el ardor. Le evocó cuando era niño y sus compañeros se lastimaban o lo lastimaban a él, agradecía su interés en los cursos de primeros auxilios que con los años se hizo mayor ganando toda su atención, debido a todo lo vivió.

Se metió en la ducha durante un tiempo para poder relajarse, al principio sus heridas ardieron pero el ardor disminuyó poco a poco y logro retirar la sangre seca un cuidado. Se dejó deslizar en la pared hasta estar sentado en el suelo, mientras abrazaba sus piernas con firmeza y escondía su rostro entre estás; su mirada estaba perdida y su mente solo repetía una y otra vez lo sucedido, haciéndole sentir como una basura.

El nudo en su garganta crecía de tal forma que su respiración era errante. Por otra parte su espalda baja y cadera dolían horrores, de su entrada salió un líquido viscoso y blanquecino junto al ya conocido carmesí. Perdió la noción del tiempo, después de un lapso de tiempo, se dispuso a salir después de limpiar su cuerpo varias veces con mucha fuerza y rabia. Secó todo su cuerpo teniendo especial cuidado con su espalda ya que dolía un simple toque. En frente al espejo nuevamente, se aplicó en su rostro crema para el dolor con mucho cuidado.

Tomó el algodón unto un poco de agua oxigenada y llevó su mano con cuidado a la zona lastimada para desinfectar los heridas. Fue doloroso y difícil pero después de un buen rato lo logró, aún ardían pero no tanto por lo que se sentía mejor. El vendaje fue lo más sencillo optó por vendar su torso haciéndolo más fácil.

En su entrada irritada aplicó sus ya conocidas cremas y la desinfectó de igual manera con cuidado. Tenía miedo por los antiguos desgarres pero ahora no podía hacer nada más que ser su propio doctor. Salió del baño después de limpiar el desastre. Se colocó un sweeter gris algo desgastado; el cual lo había obtenido gracias al dinero que ganaba en la librería donde hace unos meses estaba trabajando, un bóxer negro y un short del mismo color. Se sentía algo incómodo por los vendajes.

Suspiro en este punto ya no importaba su imagen, nunca sintió amor propio porque se resignó a vivir como el tipo de idiota que era; ese que tanto lastiman pero siempre sonríe y es incapaz de dañar a alguien, sin importar cuanto halla sido lastimado.

Fue lentamente a la habitación que compartía con su bebé, la cuál tenía paredes con estampados azules pastel y dibujos que el mismo había hecho con algo de sobre esfuerzo cuando cargaba un gran vientre de 6 meses. Su Soobin ya está despierto, sus grandes ojos miraban embobados los deditos de sus pequeños pies mientras que con una de sus manitas los tocaba.

Jungkook sonrió, su pequeño era su luz, su mundo; su todo. Camino despacio hasta la cuna del castañito, quien lo miro y se levantó estirando los brazos balbuceando algo inentendible. Una vez estuvo en brazos de su Papi, fueron al pequeño cuarto de baño en de la habitación para darle un bañito de agua tibia. Su Papi limpiaba su cuerpo mientras cantaba como siempre; él jugaba con el patito de hule y tarareaba la melodía. Después de el baño lo vistieron tan bonito como siempre para después peinar su sedoso cabellito y llevarlo a su silla para bebés para comer.
Jungkook abrió el refi tomando leche, cereal y el recipiente con pequeños pedazos de frutas. Comprobó el sabor de la fruta; como conservaba su buen sabor y no están quemadas por el frió, le sirvió a su hijo sus frutas junto su cucharita. Tomó un bol sirviendo la leche que quedaba y los cereales, sumado a el vaso de agua que se sirvió en conjunto al pequeño biberón del mismo líquido para dárselo al niño.

Ambos se miraron cómplices de esta rutina tan íntima y bebieron el líquido transparente para proceder a hacer respiraciones lentas y calmadas para luego para desayunar; Jungkook por supuesto supervisando al más pequeño, que jugaba con sus deditos.

El día trascurrió tranquilo, casi como siempre en una rutina aburrida y repetitiva pero todo era mejor si tenía a su niño junto a él. Los días pasaron y aunque sus heridas se sanaban y desaparecían, el poco dinero que tenía ahorrado, poco a poco también lo hacía en conjunto a la comida.

Esa mañana calida y radiante estaba trabajando desde su anticuada laptop, en la silenciosa biblioteca de la casa con su pequeño a su lado viendo un libro infantil lleno de dibujos con colores brillantes; ambos rodeados de libros llenos de conocimiento en los que por momentos Jungkook le echaba un vistazo para entender el contrato de venta del viejo local de su abuela. Vendería el lugar a un buen precio debido a su ubicación, tamaño y arquitectura, ahorraría ese dinero para los gastos pediátricos de Soobin, ya que Taehyung no se ocupaba de los gastos del niño.

Una vez culminó con todo simplemente dejo la lectura a medias y ordenó para después salir del lugar para continuar organizando todo mientras un pequeñín gateaba por el lugar haciendo de las suyas. Jungkook estaba del cuarto de lavado a las habitaciones y de estas al salón para comprobar que su hijo este bien y así repetidamente hasta que terminó con Soobin en una de sus piernas como koala. Nuevamente estaba cansado como todos los días y algunas de las heridas en la espalda no habían sanado por lo que era el doble de dolor y cansancio por estarlas cambiando a cada cierto tiempo. Organizó toda la ropa limpia y después la puso en su lugar sabiendo que de igual forma lo haría mañana otra vez. Bajo las pequeñas gradas y vio a su hijo viendo sus caricaturas por lo que se sentó a su lado mientras le hacía cosquillas escuchando las carcajadas del menor por lo que ambos terminaron riendo a carcajadas por una risa contagiosa.

Beso el hermoso cabello de su bebé y lo peino de forma que le molestará los masajes en su cabecita para después mimarlo y cantarle un poco mientras le ponía pomada para el dolor en su hombro derecho donde tenía un pequeño moretón debido al golpe provocado por su esposo. Veía los dibujos de Soobin hasta que encontró una hoja importante rápidamente miro a su hijo.

—Soobin ¿De dónde sacaste esto? — El infante miro a su padre y rápidamente bajo la cabeza tratando de esconderse entre los numerosos dibujos y colores. ¡Dios! Pensó Jungkook cuando vió una hoja totalmente dibujada, siendo está una hoja importante de un contrato de la inmobiliaria y no se veía nada bonita llena de garabatos. Suspiro y casi calmadamente le dijo —Soobin; Sabés que no puedes tomar lo que no te doy ¿Cuántas veces lo tengo que decir? ¿Eh?—.

El niño lo miro con un puchero y sus ojitos cristalizados porque su Papi estaba enojado con él. Miro sus manitas y le enseño los deditos a su Papi y luego subió y bajo los hombros mirando al mayor con una expresión de duda a lo que Kook se contuvo a besar sus regordetas mejillas por lo tierno que se miraba. El mayor frotó su entrecejo y luego suspiro ya calmado para mirar a su bebé.

—Solo no lo hagas más o Papi se enojara ¿Si? — Soobin se quedó pensante y luego asintió para lanzarse con una sonrisa al mayor. Jungkook nuevamente jugo con el recordándole que no debe tomar lo que no es suyo y así pasaron las horas hasta por la tarde en la cual el niño dormía en su cuna plácidamente.

Jungkook imprimía la hoja que había sido arruinada y también ordenaba el despacho del mayor y la cantidad de documentos en su lugar. Pues para nadie era un secreto que aunque no fuera secretario de Taehyung; Jungkook siempre tenía todo en orden tanto en el hogar como en la inmensa y que esa era una de las razones por las que el mayor no le dejaba trabajar; aunque el lo hacía a escondidas.

Una vez culminó con “su trabajo” cerro la puerta con seguro y camino hasta la sala donde vio un programa de esos donde salían famosos y jugaban divertidos, tanto así que se hundió en sus recuerdos cuando apenas y conocia a Taehyung y el como esa chispa que hoy parece estar apagada, estaba encendida. Pincho su dedo y rápidamente volvió a su realidad viendo cómo con la aguja se había sacado una gota de sangre la cual limpió para seguir bordando la bufanda a Soobin.

Pasaron unos minutos y su estómago pidió alimento por lo que perezosamente se levantó sintiendo un poco de molestia en su zona traser. Camino hasta la cocina y una vez en está, abrió el refri viendo que ya sólo quedaban pocas frutas por lo que tomó una manzana sabiendo que si no tenía más dinero esa sería su cena porque no tomaría nada de la comida de su bebé.

Camino con la manzana en la mano hasta su cartera para comprobar que tenía muy poco efectivo por lo que suspiro pero luego recordó el efectivo que Tae tenía en el sobre de emergencias. Le pegó un mordisco a la roja manzana y luego la dejo para ir casi corriendo a la habitación del mayor mientras se limpiaba la boca.

Abrió la habitación y fue directo al clóset para también abrirlo y ver las bolsas de aquella noche, aparto la vista sintiendo un repentino nudo en la garganta y acomodo su flequillo para proceder a insertar la contraseña en la caja fuerte y después tomar solo el dinero justo para comprar un poco de comida. Cerro la caja y después el clóset saliendo de la habitación para volver al salón y ver la hora; serían casi las 3:30 por lo que tomó otra vez la manzana y esta vez la termino para luego votar lo que no comería y camino hacia la habitación de su niño viéndolo ya despierto por lo que sonrió y fue hacia el para tomarlo en brazos y besar sus mejillas.

—Vamos salir —Y luego procedió a cambiar su pañal y conjunto con algo más abrigador.

—Aquí tiene su café; Señor Kim — Hablo su secretario para proceder a dejar el café sobre el buró. Taehyung ni se inmutó a mirarlo solo siguió en lo que hacía por lo que el chico siguió hablando. — Aquí están los documentos que me pidió y el contrato de la mansión a cambiar del nuevo nuevo penthouse— Le entrego ambas carpetas y volvió a su postura recta —¿Necesita algo más? —.

Taehyung le hizo una especie de seña para que se marchará cosa que el joven no dudo en hacer. Tomó el café amargo mientras tomaba la primera carpeta y revisaba una y otra vez el permiso concedido para el nuevo modelo de complejos de apartamentos próximos a construir.

Le era imposible concentrarse, ya que su mente le repetía una y otra vez las escenas de aquella noche que no recuerda. Aflojó su corbata con desesperación sintiéndose ahogado y se sirvió un poco de agua, mientras sus manos temblaban y cerraba los ojos para luego respirar profundamente para controlarse. Se levantó y fue al cuarto de baño para refrescar su rostro y luego mirarse al espejo; joder había lastimado a su chico de forma brutal y ni siquiera sabe cómo pasó. Lo peor fue despertar y encontrar sus manos con sangre que no era suya y a su lado, Jungkook semiinconsciente rogando que no lo lastimara; Todo era una jodida basura porque a pesar de todo kook siempre estaba ahí para él, como cuando eran adolescentes y el cometía alguna locura pero el pelinegro le acariciaba la cabeza y cantaba para él.

Miró su reflejo con odio y asco; Porque no fue aquel hombre, ni Soobin y mucho menos Jungkook; había sido él, quien día a día apagó la hermosa voz de su esposo y el amor que se tenían.
Volvio a su oficina y se sentó en su gloriosa silla dejándose caer en esta desganado. Miró el techo de su oficina como si fuera lo único importante dejándose llevar por sus pensamientos, poco a poco las lágrimas se deslizaban silenciosamente mientras se preguntaba: ¿Que estoy haciendo con mi vida?

Está no es la vida que soñó, no es la vida soño para estar junto a aquel chico pelinegro con sonrisa de conejito. En su mente golpeó el doloroso recuerdo de cuando supo, mediante una prueba de ADN que aquel lindo bebé que cargó en sus brazos no era su hijo. Le dolía el cinismo de su casi ex esposo y el como afirma que Soobin es su hijo cuando hay pruebas que demuestran lo contrario. Levantó su mano derecha y observo su anillo de bodas; Jungkook se nega en un comienzo a darle el “Divorcio” pero ahora era él, quien no quería ceder por el miedo a la soledad y a perderlo para siempre.

Su mente vagaba entre llevarle lindas flores a su esposo o no, creía que era egoísta porque un arreglo de flores por más elegante que fuera, no minimizará todo el daño causado pero era él; Kim Taehyung, un hombre que a pesar de su buena apariencia y modales, era un completo egoísta heredero de los malos genes de su padre, quien le abandonó.

Porque siempre fue él, porque él era el verdadero Demonio en la vida de los que le rodean; desde que su papá le dió a luz hasta el día en que cierre los ojos.

La puerta fue abierta sobresaltandolo, haciendo que recomponer su fina figura y limpiar el rastro de lágrimas para volver a su rostro sereno. Se abrió paso una hermosa y sensual mujer; vestía un elegante traje de oficina color Borgoña, con una perfectamente abotonada camisa negra y calzando unos finos tacones del mismo color. Su largo y sedoso cabello lacio en su color natural; negro azabache, atado en una alta coleta perfectamente peinado para que ningún cabello osé salir de su lugar; acompañado de un sutil maquillaje luciendo bella y delicada como una hermosa doncella de la época victoriana.

La mujer cerró la elegante puerta de fina madera a sus espaldas y camino hacia su desordenado escritorio sentándose de forma delicada con esa maldita sonrisa que conquistó su corazón hace más de 8 años. El de ojos miel miro fijamente a la mujer de ya 25 años, con una mezcla de sentimientos en su ser.

En sus labios se dibujó una sonrisa de arrepentimiento que la contraria no pudo apreciar en su mayoría debido a que el mayor estaba cabizbajo; Maldición, de todos los pecados que había cometido con Jungkook; ella era el primero y el peor de todos.

Hola :)

Aquí les dejo la mitad del capítulo ya próximamente  lo completaré.

Los amo<3

Por cierto cierto ¿A que no adivinan quien es la chica de la última escena?

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