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Seis días después

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—TaeHyung, pasa al frente y realiza este ejercicio.

—Si.

El peligris se levantó de su lugar, luciendo con pena el hermoso conjunto que JungKook le había regalado como felicitación al haber aprobado química avanzada.

Al llegar a la pizarra comenzó a resolver con calma aquel ejercicio y mientras el lo resolvía sin problema alguno, en la dirección académica, la directora y el vice-director tenían unos ligeros problemas con el chico de cabello azabache.

—Entiendo su molestia pero si las agresiones no fueron en la institución no podemos hacer nada al respecto, mucho menos expulsar a uno de nuestros alumnos estrellas.

—Creo que no están entendiendo bien mi molestia—Habló ya harto quitándose su gorro, y bajando su barbijo— o obedecen la orden que les acabo de dar o mañana a primera hora esta preparatoria tendrá nueva directora y claro, nuevo vice-director.

—Jovencito, ¿nos estás amenazando?

—Claro, no me reconocen, mi padre me ha mantenido bien oculto. Esperen unos momentos y sabrán quien soy y a quien están desobedeciendo.

Ambos adultos se miraron extrañados. Mientras el pelinegro tomaba su celular marcaba 4 dígitos los cuales eran de una línea cerrada que solo los del bajo mundo conocían, llevo su celular a su oreja y después de 3 tonadas se escucho una voz.

—Puedes entrar—Colgó

La puerta fue abierta, molestando a la directora a la cual le gustaban los modales, y el entrar a un lugar sin pedir permiso no era uno.

Un hombre de mediana estatura, tes blanquecina, de ojos azules penetrantes y un muy llamativo tinte color menta en su cabello, entró a la oficina mirando fijamente a la directora mientras se quitaba el barbijo.

—Detesto las ocasiones en las que debo hacerle saber a la gente quien y que respeto se merece mi hijo.

La directora sintió sus piernas temblar y le costó el poder hablar.

—Veo que me conocen, Jeon YoonGi conocido como AgustD. Padre de Jeon JungKook el muchacho que tienen en frente.

Tomo su pistola que guardaba detrás de sí y apunto a la directora, acto seguido JungKook hizo lo mismo apuntando al vice-director

—Se les ha dado una orden, la cual realizarán sin protesta alguna, o una bala de plata quedará estancada en su puta cabeza.

—A... a la orden

Y así como entro YoonGi salió dejando en claro que ahora el como se manejaría esa institución quedaría a manos de su hijo.

JungKook detestaba las veces que su padre quería ayudarlo, pero era su padre, no podía negarle algo.

El pelinegro río y caminó hacia la puerta, girando de manera rápida y aventando una cuchilla que cayó justo en el escritorio al lado de la mano izquierda del vice-director.

—Lo que aquí paso, solo queda entre nosotros,  a menos que quieran amanecer desmembrados.

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—Si, ajá, afuera de la preparatoria, hoy mismo, no preguntes más, me acaban de expulsar de la puta preparatoria y no dudo que allá sido por él. Así que hoy mismo a la hora del receso, en media hora. Aquí los veo.

Guardo su celular dejándolo en el porta vasos de su coche y miraba fijamente la preparatoria.

Hace menos de 5 minutos la directora le había mandado a llamar con el motivo de varias denuncias a nombre de Kim TaeHyung por agresión, no dudaron en dar por hecha la expulsión. Y él no dudaba en dar por hecho su plan.

Paso la medía hora, la cual paso sentado sin despegar la vista hacia aquella institución, hasta que vio una camioneta blanca llegar, sonrío y bajo del auto.

Hizo un ademán y la camioneta se acercó estacionandose a su lado.

—Esperen aquí.

Daegguk confiado camino hacia el patio, sabiendo que el peligris siempre en hora de receso se encontraba ahí, al lado del sauce blanco, para su beneficio el más escondido de todos.

Camino por la arboleda hasta llegar detrás de él y tomarlo por el cabello, tapo su boca y nariz con el pañuelo que tenía listo y sin esfuerzo alguno, lo cargo. Al salir sin sospecha, tomó su celular y marcó aquel número, avisando el lugar. No tardaron ni 2 minutos en para frente a él y abrir las puertas, subiendo al de ojos cafés ya inconciente.

—Damos gracias por tu aportación, nunca nos quedas mal. Aquí tienes tu pago

El hombre desconocido acercó un maletín con dinero que tomó con prisa para después verlo subir a la camioneta y marcharse.

—Dulce y tierna venganza.

Río para subir a su auto y marcharse a su nueva casa, no correría el riesgo de ser atacado nuevamente por el que ahora sabía le llamaban "Jeon".

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1 hora esperando a que TaeHyung saliera de la institución, raro, si, mucho. El peligris siempre era puntual.

Bajo de su auto, acomodándose bien el barbijo, entrando con dirección a la oficina de la directora entrando sin pedir permiso.

—Hace una hora terminaron las clases y no he visto TaeHyung salir, ¿Dónde está?

—Jo-Joven Jeon, no le va a gustar nada lo que estoy apunto de decir.

—Habla.

—TaeHyung no se presentó a las últimas 4 clases. Algunos docentes notaron su ausencia desde el receso y una compañera de el joven Kim encontró sus pertenecías en su aula.

JungKook la miro incrédulo y se acercó ella amenazante.

—Las cámaras... quiero verlas.

A la directora le brillaron los ojos al recordar ese detalle, las cámaras.

—¡Claro! Acompáñame, hace poco llamamos a la madre de TaeHyung, la señora Kim se encuentra buscándolo en los lugares habituales para él. Pero en ningún momento se nos ocurrió revisar las cámaras de seguridad.

Entraron a la habitación donde se manejaba  todo en cuestión a electricidad caminando hacia las cámaras.

JungKook se sentó tomando el mando y comenzando a rebobinar las cámaras hasta verlo. Dando con él en los pasillos con dirección al patio, caminaba con su bandeja de comida hacia la parte exterior y rápidamente JungKook fijo su vista en la cámara 6 donde se veía a TaeHyung salir por la puerta y caminar hasta la arboleda, siendo visible al momento de tomar asiento en el sauce. Así pasaron 15 minutos con el peligris sentado mientras comía, hasta que en la cámara 1, visualizaron una camioneta blanca estacionarse, seguido vieron como Daegguk se bajaba de su auto. Sin saber que dijo lo miraron caminar y JungKook volvió a mirar a TaeHyung quien minutos después fue tomado por Daegguk.

Enojado apretó los puños y miro como a su peligris lo dejaban en la parte trasera de aquella camioneta.

—Lo vendió...

—Llamare a la policía.

—Usted no hará nada, de eso me encargo yo. Lloverá sangre.

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Solo me queda decir..
Hola:)