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Año 2094

70 años después...

Veinticinco años, la edad dorada para procrear hijos, cuando el cuerpo está en su punto álgido de fertilidad y la probabilidad de tener alfas y omegas saludables es mayor. La sociedad lo había establecido como el momento perfecto para formar una familia y continuar la línea familiar.

El joven Jeon, alfa e hijo del patriarca a cargo de la granja ordenada por el gobierno, había crecido de manera saludable durante veinticinco años. Su familia era una de las más influyentes y respetadas del planeta, y él estaba listo para asumir su papel en la sociedad.

Esa mañana, Jungkook se encontraba en el centro de exámenes, junto a cien alfas más, todos hijos de las familias más poderosas del planeta. Los médicos estaban extrayendo sangre en distintos tubos de cristal, analizando su ADN y evaluando su salud general.

Jungkook no se sorprendía por los músculos y altura de esos alfas porque, de todos, era el más imponente. La confianza en si mismo era inquebrantable, y estaba seguro de que aprobaría los exámenes con facilidad. Nunca había presentado problemas de salud, y su historial médico era intachable.

Cuando finalizó el examen, salió caminando de manera petulante, su paso seguro y firme. En el pasillo, se encontró con uno de sus amigos, Kim Taehyung, quien lo saludó efusivamente.

—¡Jungkook! ¡Qué bueno verte! —exclamó Taehyung, sonriendo.

—¡Taehyung! —respondió Jungkook, sonriendo también—. ¿Cómo te fue en el examen?

—Bien, creo que soy un alfa saludable —dijo Taehyung—. Pero tú, siempre tan seguro de ti mismo.

Jungkook se rió.

—Es solo confianza, amigo mío —dijo—. Sé que estoy listo para esto.

Taehyung asintió.

—Estoy seguro de que lo estás —dijo—. Pero, ¿has oído algo sobre los omegas que se van a asignar? ¿Sabes si son de nuestra edad, más viejos o más jóvenes?

Jungkook se encogió de hombros.

—Nada oficial —dijo—. Pero he oído rumores de que algunos de ellos son tan hermosos como un ángel.

Taehyung sonrió.

—Espero que sea verdad —dijo—. Si me seleccionan,  gustaría encontrar a alguien especial.

Jungkook le palmeó la espalda.

—Lo encontrarás, amigo mío —dijo—. Estoy seguro de eso.

—¡Jeikeeeeey! —exclamó Seokjin al salir de la sala de exámenes, su voz amigable.

Jungkook rodó los ojos, sonriendo ligeramente.

—¿Listo para conocer a los omegas? —preguntó Seokjin, le brillaba el rostro de tanta curiosidad.

—No estoy tan emocionado, Jin. Supongo que me da igual —respondió, encogiéndose de hombros.

Seokjin se rió.

—¿Cómo va a darte igual? Dicen que son hermosos y delicados. Todo lo contrario a nosotros. —Seokjin parecía de verdad emocionado, y lo estaba.

—Dicen... Tal vez son feos o iguales a nosotros, hay que verlo con nuestros propios ojos —replicó Jungkook, su tono escéptico.

Seokjin sonrió.

—Yo he visto fotografías de omegas, papá me las enseñó de una vieja revista —dijo, con voz baja y conspirativa.

Jungkook se sorprendió.

—Eso es ilegal, Seokjin —dijo Taehyung, su voz también baja.

Jin alzó las cejas.

—¿Tener revistas es ilegal? —preguntó, inocente.

—Tener fotografías de omegas —susurró Jungkook—. Sabes que el gobierno las prohibió para que los alfas no quisieran ir y poseerlos, para que no sintieran atracción por ellos.

Seokjin se rió.

—Bueno, pero nadie va a saberlo, solo nosotros tres. ¿Quieren ver?

Jungkook dudó, su curiosidad luchando con su sentido de la responsabilidad. Pero finalmente negó con la cabeza.

—Prefiero impactarme al verlos en la granja, eso si es que soy seleccionado —dijo, sonriendo ligeramente.

—¿Y tú? —le preguntó a Taehyung.

—No gracias, aprecio las leyes y la libertad. No quiero ir a prisión.

Seokjin se encogió de hombros.

—Como quieran, pero les advierto, están impresionantes —dijo chasqueando la lengua

Jungkook y Taehyung se rieron.

—Estoy seguro de que lo están —contesto Jungkook—. Pero quiero verlos con mis propios ojos.

—Bien, entonces vamos a esperar los resultados de nuestro ADN, la granja nos espera.

Los tres salieron hacia la sala de espera, listos para conocer los resultados de los exámenes de sangre, una vez listos sabrían si irían a conocer omegas, querían un omega especial, un omega para toda la vida.

Habían sido criados para cuidar y proteger al omega que eligieran de la granja, y estaban contentos porque ese día pronto llegaría.

En el laboratorio subterráneo de alta seguridad, Samantha Ross, una mujer alfa con piernas largas y musculosas, piel chocolate y tersa, cabello rizado y labios seductores, era la científica y directora a cargo de los nuevos alfas y omegas a disposición del gobierno. Su inteligencia y habilidades eran incomparables, y su ambición no conocía límites.

Los cachorros de los alfas y omegas que se unían dentro de la granja eran genéticamente modificados y criados para servir al gobierno y cumplir al pie de la letra cada una de sus peticiones. Eran la nueva generación, diseñados para ser más fuertes, más rápidos, más obedientes y más inteligentes que cualquiera de sus precedentes, lo que quería realizar el gobierno era la extinción de la raza primitiva creando omegas y alfas genéticamente modificados, y buscando mutar a otras castas para recuperar lo perdido.

Samantha sonrió mostrando sus dientes blancos y perfectos cuando leyó el nombre del hijo de Jeon Eunwoo en la pantalla de su computadora. Eso significaba que el patriarca a cargo de la granja tenía que dejar sus responsabilidades y era el turno de ella para darle continuidad al proyecto.

—El hijo de Jeon Eunwoo ha sido seleccionado —anunció, y todos los químicos dejaron de escribir en sus computadoras. La habitación se llenó de un silencio expectante.

—Llámenlo —ordenó Samantha—. Quiero hablar con él en privado.

—Sí, directora —dijo una de las asistentes, saliendo apresurada del lugar.

—Directora, entonces deberemos buscar a un nuevo patriarca a cargo de la granja —dijo uno de los químicos, rompiendo el silencio—. Exacto, el señor Jeon no puede estar a cargo porque su hijo estará adentro con el omega asignado.

Samantha sonrió de oreja a oreja, después se ajustó sus lentes de armazón oscuro.

—Eso lo sé —contestó con voz petulante—. Y ya tengo un candidato.

—¿Quién es? —preguntó el químico, curioso.

Samantha se levantó de su silla, su presencia imponente.

—Seré yo —dijo, sonriendo con malicia—. Estoy lista para asumir el control de la granja y llevar este proyecto a su máximo potencial.

La habitación se llenó de un murmullo de sorpresa y admiración. Samantha Ross era una mujer que no se detenía ante nada, ya que su ambición era ilimitada. El futuro del proyecto estaba en sus manos, y nadie podía predecir qué pasaría a continuación.

Estaba alimentando a las gallinas, sus guantes hasta los codos protegían sus delicadas manos de la suciedad y el frío de la mañana. Tenía las botas de plástico cubiertas de lodo y su cabello rubio vuelto un desastre por el viento. Pero a pesar de su apariencia desordenada, el omega rubio de ojos brillantes estaba contento porque era el único despierto en la granja. Adoraba alimentar a esas aves porque ellas les daban huevos y Jimin adoraba los huevos fritos con todo su ser.

Cuando terminó de alimentar a las gallinas, fue a sus corrales para tomar los huevos en una canasta y después se dirigió a la enorme cocina de la granja para dejarlos ahí. Él no cocinaba, odiaba hacerlo, pero sabía que Hoseok era bueno en la cocina y haría un desayuno delicioso.

—Huevos frescos, Hobi —dijo Jimin topándose con el omega castaño que ya estaba en la cocina, preparando el desayuno.

—¿Pudiste dormir anoche? —preguntó Hoseok al lavarse las manos y Jimin negó con la cabeza.

—No puedo dejar de pensar en mi alfa —confesó Jimin—. Mi lobo dice que mi destinado está cerca.

—¿Tú lobo o tu corazón romántico? —preguntó Namjoon al llegar a la cocina, su voz era serena y melódica. De los tres era el más alto, casi tan alto como un alfa, pero sus rasgos delicados y su cintura diminuta decían a gritos; oye no te confundas, soy alto, pero sigo siendo omega.

—Tal vez ambos —respondió Jimin, suspirando al quitarse los guantes. Al hacerlo se miró las manos que tenían manchas irregulares, unos mapas lechosos causados por el vitiligo—. Mis manchas... ¿Le gustarán a mi alfa?

Se sentó en una silla, mirando sus manos con inseguridad. Siempre había sido consciente de sus manchas, pero nunca habían sido un problema para él. Sin embargo, ahora que estaba cerca de encontrar a su alfa, no podía evitar preguntarse si serían un obstáculo.

—No pienses en eso —dijo Hoseok—. Somos pocos los omegas que existen según nuestro patriarca, así que no importa nuestra apariencia porque al final de cuentas nuestros alfas nos querrán tal y como somos.

—Básicamente no les queda de otra —dijo Namjoon sentándose en la silla frente a la barra de la cocina y Hoseok le lanzó una mirada juzgona y le hizo una señal con la mano para que se callara.

—Jimin, no te preocupes por eso —dijo Hoseok, acercándose a él—. Tu alfa te amará por quién eres, no por tu apariencia.

—Pero ambos tienen razón, nuestro deber, como bien dijo el patriarca es ayudar a que nuestra especie no se extinga. —Suspiró el omega, sintiendo un poco más de confianza. Sabía que sus amigos tenían razón, pero no podía evitar sentir un poco de inseguridad. Esperaba que su alfa lo amara por quién era, manchas y todo—. Lo bueno de todo esto es que estaremos aquí en la granja juntos, que no seremos separados.

—Sí, y las habitaciones de los tres alfas que serán asignados a nuestra casa ya están listas —añadió Namjoon—. Espero que sean atractivos.

—Creí que eso no te importaba, Namjoon —se burló Hoseok.

—No me importa, pero si me voy a realizar el acto de reproducción con alguien me gustaría que sea hermoso.

Jimin rodó los ojos.

—Me iré a duchar, no quiero andar apresurado cuando los alfas vayan a llegar.

La granja era un lugar enorme, una cúpula de cristal impresionante que se erguía en el centro de la metrópolis lunar, un oasis de vida en medio de la ciudad que era protegida por distintos miembros de la guardia. Todo alfa anhelaba conocer a los omegas que crecían ahí adentro, pero muy pocos lo lograban.

En su interior había un mundo autosuficiente y controlado, habían distintas casas y granjas, todas ellas divididas por paredes invisibles e impenetrables de la más alta tecnología. Estas barreras no solo protegían a los habitantes de la granja, sino que también mantenían un clima y un entorno óptimo para el crecimiento y desarrollo de los omegas.

En cada unidad, diseñada con precisión y atención al detalle, se encontraban de tres a cinco omegas de distintas edades, seleccionados cuidadosamente para asegurar la diversidad y la salud de la población. Estos jóvenes omegas crecían sanos y fuertes, rodeados de amor y cuidado, bajo la supervisión de expertos en medicina y psicología.

El objetivo principal de la granja era asegurar la supervivencia de la raza. Cuando los alfas llegaran a los veinticinco años, la edad fértil, podrían unirse a sus omegas correspondientes que tenían su misma edad y continuar con la línea de descendencia. La granja era un lugar de esperanza, un lugar donde se cultivaba la vida y se protegía el futuro.

La tecnología avanzada que rodeaba la granja permitía controlar cada aspecto de la vida de los omegas, desde su alimentación hasta su educación. Todo estaba diseñado para asegurar que estos jóvenes crecieran con las mejores condiciones posibles, listos para recibir a sus alfas y comenzar una nueva vida juntos.

Aunque parezca repetitivo, hay que dejar bien claro que todo el mundo tenía la fuerte creencia de que la granja era un lugar de aprendizaje, de crecimiento y de amor, donde se forjaban los lazos que unirían a la raza en el futuro.

Y en el corazón de esta granja, Jimin, un joven omega rubio de ojos brillantes, creció con la esperanza de encontrar a su alfa y comenzar una nueva vida rodeado de sus cachorros. Su destino estaba cerca, y la granja era el lugar donde su historia comenzaría a escribirse.

—Omegas... —Se escuchó una voz que resonó por toda la granja, una voz profunda y autoritaria que hizo que todos se detuvieran en seco.

Jimin acababa de salir de ducharse, su cabello rubio masihado y su piel fresca y limpia. Hoseok acababa de terminar de realizar el desayuno, el aroma de los huevos fritos y el pan tostado aún flotaba en el aire. Namjoon estaba barriendo la entrada de la casa, su movimiento pausado y metódico.

Todos se quedaron quietos porque era la voz del patriarca. El patriarca, al ser un alfa, nunca había entrado a la granja porque temía que al hacerlo algún omega entrara en celo o se enamorara de él gracias a las feromonas que emitía. Por eso, para evitar algún riesgo, toda la comunicación era por bocinas instaladas de manera cibernética.

Si algún omega enfermaba, entraban los médicos con trajes especiales y con rostros cubiertos para atenderlos. A ciertas horas, hologramas de alta calidad y tecnología se paseaban por el lugar para darles clases virtuales y atención mental en caso de ser necesaria. Los omegas nunca antes habían tenido contacto con un alfa, ese día sería su primera vez.

—En una hora ingresarán tres alfas, su momento ha llegado —continuó la voz del patriarca—. Les pido que tengan todo en orden y que guarden la compostura.

—Oh, por todos los cielos —masculló Hoseok, su voz temblaba a causa del nerviosismo. Se secó las manos en el delantal y se acercó a Namjoon.

—Al fin —susurró Namjoon, aunque quería ocultar la emoción, sus dos amigos podían notarlo.

—¡Que emoción! —gritó Jimin, saltando hacia arriba y abajo, su cabello rubio y húmedo volando alrededor de su cara.

Momentos después Jimin bajó corriendo para encontrarse con sus amigos omegas, ellos se miraron entre sí, sus ojos brillantes e invadidos de esperanza. Sabían que ese era un momento crucial en sus vidas, un momento que cambiaría todo.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Jimin con voz temblorosa, estaba más nervioso que momentos atrás.

—No lo sé —respondió Hoseok nervioso, la verdad los tres lo estaban.

—Nacimos para esto, es nuestro destino —dijo Namjoon—. No tengan miedo, todo debería salir bien.

AAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYAYAYAYAYAYAYYYYYYY!!!!!!

Esta historia me gusta muchísimo, ya sé que tal vez no será muy leída porque es ciencia ficción con omegaverse, pero tal vez te pueda gustar así que dale una oportunidad a mi granjita!!😩😩😩😩😩

Y si te está gustando no olvides recomendarla con un amigo, amiga, ligue, hasta se la puedes recomendar a tu ex (≧∇≦) Será el pretexto perfecto para que le hables y si todo sale mal me culpas ausgksksiwjwiwks

Bueno ya, me voy.

Ah y si me tardé en actualizar es porque todavía no me entregan la portada del fanfic, así que guárdalo en tu biblioteca para que Wattpad te avise cuando actualice ya que será cambiada para el siguiente capítulo. Subí este porque Lary me lo pidió aksjskslks🫶🏻💓

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