Capitulo Once
Ouran Academy
Lunes por la mañana
Caminaba desganada por los pasillos dirigiéndome al despacho del director luego de avisarme que ya me habían asignado un tutor.
"¿Cómo se te ocurre llamarme en este momento?" Fueron las palabras que me dirigió mi madre cuando la llamé el día anterior. "Nosotras tenemos un trato, solo encárgate de cumplir tu parte", después de eso colgó. Mi padre no fue muy distinto, ya que directamente ni contesto mi llamada.
¿Cómo esperan que no cuestione nada si durante años han esperado tener un hijo varón para ser heredero y de la nada planean una reunión para darme el puesto a mi, la hija Matsushita que se mantiene en las sombras?
La cabeza me iba a explotar de tanto pensar en aquello, pero afortunadamente una voz me libero de mis pensamientos.
—¿Se encuentra bien, Matsushita-sama?
Miré a la mujer a mi lado, la empleada que estaba a cargo de mí en la ausencia de mis padres, y le sonreí para que no se preocupase. Aria siempre había sido atenta conmigo.
—Estoy bien, un poco preocupada por los exámenes —Reí nerviosa. No era del todo falso, había entrado al Instituto poco antes de los exámenes.
—No se preocupe, seguro el tutor el que le asignaron se encargará de que apruebe todos ellos.
—Eso espero —Susurré. La mujer me apretó uno de mis hombros, dándome apoyo, y lo agradecía inmensamente. Era de las pocas personas de las que disfrutaba su compañía.
Ambas entramos a la pequeña sala de espera antes del despacho del director y en cuanto nos llamaron entramos dónde el hombre en silencio. Había un chico en uno de los asientos frente al escritorio.
—Buenos días —Saludo el director en cuanto cerramos la puerta—. Tengo buenas noticias, ya está disponible tu lugar en el aula "A" —Comentó sonriente—, desde hoy puedes atender a esa clase.
—Gracias —Murmuré con una pequeña sonrisa. No era algo que me importase, pero a mis padres sí.
—Y te presento a Ken Isamu, es un estudiante de último año que aceptó ser tu tutor —Me presentó al chico que lo acompañaba.
Por primera vez me fije en el castaño. A simple vista se notaba que era bastante más alto que yo, de tez blanca casi brillante, sus ojos eran marrones y un lunar ocupaba una de sus mejillas.
—Es un placer conocerte —Saludó con una pequeña reverencia, a lo que imité su gesto un poco incómoda por la mirada de todos puesta en mí.
—Gracias por la ayuda.
Luego de eso el director nos dió pie a irnos a nuestros respectivos salones y una vez fuera me despedí de Aria para comenzar mi jornada estudiantil.
—Matsushita-san —Llamó la voz de aquel chico, Isamu, a mis espaldas—. Sé que eres nueva en el Instituto, si quieres puedo acompañarte para que conozcas el camino a tu nueva aula.
Dude un poco de ello al principio, no me sentía cómoda al imaginarme caminando con un desconocido por quien sabe cuanto tiempo ¿De qué se supone que hablaríamos? ¿O es que iríamos todo el camino en silencio?
Parece que el notó mi inseguridad, por lo que dió la iniciativa comenzando a caminar por el pasillo.
—Es por aquí.
Suspiré y me resigne a seguirle, estaba pensando ir por el lado contrario al que él caminaba por lo que si iba sola terminaría en cualquier lado menos al que debía llegar.
—¿Te parece bien si nos reunimos en la biblioteca? —Preguntó al pasar un tiempo en silencio.
—Estoy de acuerdo —Asentí—. Luego de los horarios de mi club.
—Perfecto —Aceptó mirándome—, yo tambien estoy en un club por lo que me quitas un peso de encima —Sonrió rascándose la nuca.
Detuvo su paso repentinamente y lo imité observando la puerta frente a nosotros.
—Ya llegamos, primero "A".
Le agradecí con una pequeña reverencia y se alejó de allí recordándome que nos encontraríamos luego de las actividades en la biblioteca del primer piso. Esperaba no perderme en aquel trayecto.
Ouran Academy
Hora del almuerzo
Me cubría el rostro con ambas manos mientras caminaba por los pasillos del instituto con tres personas pisandome los talones. Resultó que ahora compartía aula con tres compañeros del Host Club y dos de ellos estaban bombardeandome con preguntas desde que me vieron poner un solo pie en el "1-A".
—Oye, Aiko ¿No nos vas a contar que estaban haciendo Honey-sempai y tú?
—Nada...
—Eso no parecía un "nada".
Me detuve en seco para enfrentar a los Hitachiin, quienes no paraban de hacerme preguntas, y a la pobre de Haruhi que estaba siendo arrastrada por los dos jóvenes.
—Ya les dije que no ocurrió nada —Traté de hacerles entender una vez más—, simplemente nos quedamos dormidos. El comió unos pasteles y yo me tomé un té y... y... y solo nos... dormimos.
—¿Té y pastel? Eso suena a cita —Contraatacaron rápidamente los gemelos.
—¿Te encuentras bien? —Haruhi miró intrigada mi rostro, que seguramente estaba mas rojo que los pétalos que salen de la tercer sala de música al abrir la puerta.
—Estoy bien —Aseguré retomando mi camino hacia la cafetería—. Y no fue nada, solo el sillón era muy cómodo.
Me adentré a la cafetería y al primer paso que dí mis ojos chocharon con otro par, grandes y marrones. Honey nos sonrió alegre y agitó su mano llamandonos. Se me puso la piel de gallina y sentí como mi rostro volvía a tornarse rojo, así que sin esperar más voltee con intenciones de huir de allí.
—¿A dónde crees que vas? —Jamás había escuchado voces tan perversas como esas. Hikaru y Kaoru me habían atrapado antes que pudiese escapar y prácticamente nos llevaron arrastradas a Haruhi y mí mientras corrían a la mesa dónde estaban los Hosts.
Espero que esto no deje marca.
—Hola —Canrurrearon los gemelos.
Sentí como me elevaron con sus brazos y me sentaron en uno de los asientos. Estuve un poco mareada al principio por todo el jaleo pero en cuanto reaccione ya era demasiado tarde, estaba a uno de los lados del Haninozuka.
—Buenos días —Nos saludó Honey a los cuatro.
Involuntariamente me enderecé sobre el asiento, apreté la tela amarilla del uniforme en mis puños y, aunque sintiese ya como mi cara iba enrojeciendo más y más, me preparé para saludar como si nada pasase.
—Ho...la —Susurré tan bajo que ni siquiera estoy segura de si emití alguno o solo movía los labios.
Me estresaban mucho estas situaciones, siempre que sentía vergüenza me inhibia completamente. Necesitaba hallar la forma de irme de allí.
Y es que no quería que interpretaran mal las cosas, entre el chico a mi lado y yo no ocurría ni ocurriría nada, sólo somos compañeros de club y quedamos dormidos en un sillón por sentir sueño, ni siquiera mantuvimos una conversación. No voy a negar que sea lindo pero, aparte de que seguramente no me daría ni la hora, no podía darme el lujo de tener una relación en este momento. Yo solo estoy aqui por un trato que tengo que cumplir y cuando finalice nadie más volverá a saber de mí.
—Supe que te asignaron ya un tutor —Me sacó Kyoya de mis pensamientos. Ni siquiera había notado que estaba a mi otro lado—. Ken Isamu tiene uno de los mejores promedios.
—¿Cómo...? —Suspiré ya sabiendo la respuesta antes de siquiera terminar la pregunta—. Sí, pero como él tambien forma parte de un club coordinamos estudiar después de las actividades.
—Lo sé —Acomodó sus lentes echando un vistazo a su libreta—, el club de ajedrez suele ser exigente con sus miembros.
Me sorprendí por unos segundos dada la rapidez y cantidad de información que manejaba. Debía de ser cuidadosa si no quería que descubriera nada innecesario. Sin embargo un ruido captó mis sentidos y encontré con que del otro lado de la mesa la castaña era jalada de un extremo a otro por los colorados y Tamaki.
—Ya la oyó, Tono, Haruhi no quiere nada con usted.
—¡Haruhi! —Lloriqueaba el rubio aún luchando por ganar.
—¿No pueden dejarme tranquila ni un momento? —Se quejó ella tratando de liberarse del agarre de aquellos tres—. Solo quiero comer mi obento tranquila.
—Pero Haruhi...
—Ya rindase, que Haruhi quiera algo con usted es mas difícil de conseguir a que Aiko acepte que siente algo por Hon- —Entré en pánico cuando ví por donde iba aquella oración.
—¡¿Me acompañas al baño, Haruhi?! —Pregunté en casi un grito a la vez que me ponía de pie y apoyaba mis manos sobre la mesa.
Todo quedo en silencio y la mirada de los Hosts y algunos estudiantes cerca de nosotros se poso en mí. Si antes sentía verguenza ahora estaba totalmente abochornada.
—¿Eh? —Haruhi parecía no comprender nada—. Pero... no puedo entrar al baño de mujeres.
Caminé rápidamente a su lado y empecé a empujarla para que saliese de allí conmigo prometiendole a los Hosts que volveríamos enseguida.
—¿Que fue todo eso? —Inquirió la castaña cuando salimos de la cafetería.
Me apoyé en la pared del pasillo y me cercioné de estar completamente a solas antes de responder su pregunta.
—Necesitaba aire, pero salir sola sería muy sospechoso.
—Bueno, creo que sí intentabas no llamar la atención esa no era la manera...
—¿Fui muy evidente? —Los nervios empezaron a subirme.
—Creo que la palabra adecuada es "obvia" —Comentó tranquilamente. La honestidad era un gran atributo, pero a veces deseaba que Haruhi tuviese un poco mas de tacto en sus comentarios.
—¿Siempre eres así de directa, Haruhi? —Reí un poco tratando de calmar mis emociones.
—Aiko —La miré a los ojos dándole a entender que tenía toda mi atención— ¿Te gusta Honey-sempai?
No respondí, simplemente le mantuve la mirada hasta sentir que mi corazón se calmó del todo.
—No.
—Estas roja —Señaló mi rostro delator.
—No me gusta nadie —Aseguré negando varias veces con la cabeza y las manos—. Cualquier persona en mi situación se pondría nerviosa si le persiguen durante toda una mañana insistiendo que tiene sentimientos por alguien, aún siendo totalmente falso.
—Entonces no tienes porque ponerte de esa forma —Me tranquilizó sonriéndome amablemente—. Hikaru y Kaoru suelen divertirse haciendo esas cosas, solo no te dejes llevar mucho por eso.
Tenía razón, yo sé que no tengo ninguna clase de sentimiento por nadie y no debía dejarme influenciar solo por una broma como aquella. Seguro en poco tiempo se les iría esa idea de la cabeza y podría volver a mis días de tranquilidad.
Tercer Sala de Música
Horarios de Club
No podría haber estado más equivocada.
Desde que volvimos del "baño" los Hitachiin parecían estar más seguros de aquello. Me seguían a todos lados, incluso me esperaron fuera del baño de mujeres solo para seguir intentando que les diera la razón.
Solo pude estar a solas durante el horario del club, y eso si no contamos cuando llegaron los hermanos a buscar las bandejas de los pedidos y me atosigaron unos minutos más. Si no hubiese sido por Kyoya, quien les llamó la atención por el tiempo que les estaba llevando buscar un par de bandejas, se hubiesen quedado allí hasta que cerraran las puertas y fuese la hora de volver a casa.
Volver a casa... necesitaba llegar y darme un largo y relajante baño. Pero no, exactamente ese día debía empezar las clases con mi nuevo tutor.
—Pensé que no vendrías —Sonrió aliviado Isamu cuándo lo encontré fuera de la biblioteca.
—Lo siento, este lugar es enorme —Me rasqué la mejilla deseando que se creyera mi excusa. No le diría que llegue tarde porque huía de un par de demonios de cabello naranja.
—Lo entiendo, tambien tarde un poco en guiarme entre tanto pasillo —Rió aparentemente recordando esos tiempos.
Sin perder más tiempo encontramos un lugar cómodo dentro de la enorme biblioteca en el cual estudiar tranquilamente, aunque en este horario el lugar estaba prácticamente vacío.
Empezamos con un poco de literatura, dado que en la semana me retomarían el exámen que me quedo pendiente de la semana anterior, para terminar con unos ejercicios de matemáticas que debía llevar de tarea para el día siguiente.
—¿Cómo lograste tener uno de los mejores promedios? —Pregunté tomándome la cabeza con ambas manos mientras el me observaba desde el otro lado de la mesa—. Llevamos una hora y siento que en vez de aprender empiezo a olvidar entre tanta teoría y definiciones.
—¿Estás diciendo que soy un mal maestro? —Su voz sonó tan fría que por un momento pareció otra persona.
Lo miré asustada al darme cuenta de las palabras que había usado, no me refería a eso, en mi mente no sonó de esa forma. Moví mis manos tratando de buscar las palabras adecuadas para disculparme, pero soltó una carcajada que me dejó atónita.
—No pongas esa cara, solo estaba bromeando —Rió cubriéndose la boca para no llamar la atención de la bibliotecaria.
No sabía que responder a eso, por lo que solo volví a concentrarme en las cuentas frente a mí ignorando lo recién ocurrido.
—Oye, no te enojes, solo era una broma.
—No estoy enojada —Le resté importancia sin dejar de leer el ejercicio.
Empecé a resolver lo que me salía cuando sentí que alguien ocupó el asiento a mi lado.
—Este es distinto —Señaló Isamu desde mi costado señalando el ejercicio que me encontraba resolviendo—No se utiliza factor común, hay que resolverlo por diferencia de cuadrados.
—¿Diferencia de qué? —Fruncí el ceño confundida.
—Diferencia de cuadrados —Repitió tomando el papel y el lápiz en el que escribia notas para que use como "recordatorio"—. Estos se multiplican de esta forma y lo aprovechas para simplificar.
Lo resolví de esa forma y por fin me dió el resultado correcto. Resolví unos pocos más hasta que mi cerebro dijo basta y me estiré sobre el respaldar aliviando la tensión en mi espalda.
—¿Quieres que retomemos mañana? —Preguntó observandome, seguía sentado a uno de mis lados— Te veo agotada.
—Te lo agradecería —Suspiré.
Comenzamos a guardar los apuntes y nos encaminamos a la entrada del instituto, pude ver por los ventanales de los corredores que ya estaba atardeciendo.
—Matsushita-san —Llamó una voz tras de mí y al girarme encontré a Ayami caminando en mi dirección.
—Buenas tardes —Saludé feliz de encontrarla, no la ví en toda la jornada— ¿También te quedaste a estudiar?
—Sí —Asintió apretando unos libros contra su pecho, pude ver como miraba de reojo a Isamu—, ¿Te molestaría si caminamos juntas?
—Claro que puedes acompañarnos, Ayami-san —Accedió cordialmente el castaño.
—Ah... gracias —Masculló con la vista en el suelo y se posicionó a mi otro lado.
Esto era muy extraño, se la notaba claramente incómoda por la situación y miraba de soslayó a Isamu en cada oportunidad que tenía.
¿Estaré siendo un mal tercio?
Cuando llegamos a las grandes puertas de ingreso, tras varios minutos en completo silencio, nos despedimos y cada quien fue a su respectiva limusina. Una vez subí a la mía me asomé por la ventanilla y ví como ambos intercambiaban unas palabras antes de irse.
No me esperaba que ambos se conociesen, pero actuaban tan extraño que no sabía si es que alguna vez se habían gustado u odiado. De todas formas no era algo que tendría que importarme, pero mi maldita curiosidad me superaba en ciertos momentos.
Aproveché el trayecto hacia mi casa para repasar los apuntes que mi nuevo tutor me había dejado y ocupar mis pensamientos en algo útil. Cuarenta minutos después ya estaba en mi cuarto, vistiéndome luego de aquella relajante ducha que aseguraba que me merecía.
—Matsushita-sama —Llamó una de las empleadas desde el otro lado de la puerta—, su madre llamó ésta mañana y pidió hablar con usted en cuanto volviese.
—De acuerdo —Respondí poniéndome la última prenda, mis pantuflas de conejito.
Rebusqué mi celular entre los bolsillos del portafolio que llevaba al instituto y una vez que lo tuve en mis manos busqué el número de mi madre en la corta lista de contactos para llamarla rápidamente.
—Hasta que te dignas a llamarme —Fue lo primero que escuché luego del descolgar de la llamada— ¿Creés que éstas son horas de volver a tu casa?
—Me demoré porque comencé las clases con mi tutor.
—Hasta que al fin hacen bien su trabajo —Masculló y oí el ruido de una puerta cerrarse— ¿Quién es?
—No lo conozco —Revolví los ojos sabiendo lo que vendría ahora—, Ken Isamu se llama.
—¿Ken? ¿De Ken Technology? —Parecía bastante emocionada—. Eso es fantástico, nos vendría bien establecer relaciones con ellos. No dejes pasar la oportunidad.
—También me han trasladado al aula "A" —Cambié de tema.
—Genial, ahora solo necesitamos que seas tu mejor versión y no lo arruines —Recalcó las últimas palabras.
—¿Papá está allí?
—No ¿Para qué quieres saber sobre mi marido? —Se puso a la defensiva.
—Porque quería preguntarle algo —"Vieja loca" me faltó decirle, pero no quería problemas ahora.
—Te escucho —Ya me la imaginaba de brazos cruzados, mirándome con aires de superioridad.
—Dijo algo el otro día que no me puedo sacar de...
—No tengo todo el tiempo del mundo —Cortó mi relato—, hay muchas cosas que hacer por aquí.
—¿Seré nombrada heredera? —Pregunté sin tapujos— ¿Por qué?
No recibí respuesta en un principio, hasta llegué a pensar que la llamada se había cortado, hasta que pude escuchar su risa del otro lado de la línea.
—Sí, haremos una ceremonia, pero no te creas tan portante —Se la veía divertida con mi duda—, solo es un paso más de mi plan. El verdadero heredero será mi hijo, como ya deberías de saberlo.
—Si, si, solo... no entiendo —Me senté sobre mi cama jugando con mis pies.
—No pienses mucho en eso, ya sabes que mi marido solo hace las cosas que yo le pido —Argumentó como si fuese obvio—. Nuestro trato sigue en pie, tu solo encárgate de generar vínculos que mejoren la situación de mi familia y yo me encargaré de cumplir tu caprichito, luego nadie se acordará de tí.
Estaba por responderle cuando se oyó que la puerta que ella había cerrado anteriormente había sido abierta y la llamada término dejándome con la palabra en la boca. Debí haber imaginado que la idea de mi padre no era más que una estrategia de su parte.
Apoyé el teléfono sobre la cama y me quedé allí, observando el techo por unos minutos. Esto estaba siendo más difícil de lo que esperaba, ya sabía que solo me habían inscripto en el instituto por una "misión" que debía cumplir pero si lo pienso mejor, creo que podría llegar a extrañar a los chicos del Host.
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