Capítulo Dieciséis
Ouran Academy
Lunes por la mañana
P.O.V Aiko
El fin de semana luego de mi "pijamada" en casa de Haruhi pasó demasiado rápido y una nueva semana se daba lugar en el calendario. Fue una linda noche después de todo, aunque me hubiese gustado que el padre de la castaña llegué a la casa antes que mi limusina.
También durante los dos últimos días aproveché para pensar seriamente en la pregunta de Haruhi ¿Me gustaba Honey-senpai? Está bien, no tenía la respuesta correcta a eso aún pero no podía negarlo: puede que en realidad esté sintiendo algo más que respeto o amistad por él, quizás. Tampoco quería apresurarme en buscar una respuesta porque siempre existía la posibilidad de equivocarse la primera vez.
—No sé si darles las gracias, o contratar guardaespaldas.
Miré la tela extendida frente a mi con atención: un vestido largo en distintos tonos de rosa claro, con escote cuadrado, un listón con perlas marcando la cintura y un poco de relieve en la parte inferior para darle una apariencia más acampanada. Era fascinante y poco creíble para mi cerebro que estas personas tengan tal talento.
Al entrar a Ouran y ver a mis tres compañeros de club con los que también compartía clases esperándome en la entrada pensé que seguirían con su juego de espías. Vaya sorpresa fue que en realidad querían enseñarme el vestido que les había pedido durante el campamento, algo de lo que me había olvidado por completo.
No tan agradable fue saber que durante todo el primer día de clases luego del evento, en el que estuvieron persiguiendome por todo el Instituto, estaban tomando las medidas de mi cuerpo a mis espaldas. Eso era una actitud claramente psicópata.
¿Haruhi habrá pasado por eso también?
—Deberías estar más que agradecida —Comenzaron los Hitachiin—. El diseño está confeccionado de forma tal que resalte cada una de tus casi inexistentes curvas...
—¿Qué tratan de decir con eso? —Fruncí el ceño ofendida pero solo fui ignorada.
—..., también gracias a ésto pudimos preparar un vestido especial para Haruhi —La nombrada los miró de soslayo con cautela e intento alejarse sin éxito ya que la sostuvieron por los hombros— y fue aprobado por tu novio.
—¿Mi qué?
Sentí mis neuronas dejar de funcionar por un momento, lapso en el cual repasé mentalmente la pequeña lista de personas que conocía y ninguna de ellas tenía el título de "novio".
¿Algo en el proceso de confección de vestidos será nocivo para el cerebro humano?
—Ah, sobre eso —Comentó Haruhi en voz baja—. Hay algo que deberías saber.
—¿De qué están hablando?
—No te hagas la inocente, Aiko, ya sabemos de tus besuqueos con Honey-senpai —Ambos hermanos me observaron con sonrisas gatunas y un escalofríos me recorrió la espina dorsal.
Esto no puede estar pasando.
—Los demás están en el Tercer Salón de Música —Me informó la castaña.
Sólo necesité saber eso para comenzar mi carrera al aula indicada. Juro que si no bajo de peso en lo que llevo de estudiante aquí no hay forma de que lo haga en otro lado, no hay día en que se pueda caminar con tranquilidad en este manicomio.
Estaba tan nerviosa ante lo que suponía que me encontraría como respuesta a lo que buscaba que no me interesó chocar a otros estudiantes en mi camino ni mi apariencia cuando entré al salón donde se realizaban las jornadas del club.
—Veo que te enteraste —Me recibió la voz de Ootori Kyouya al pasar la puerta.
Los cuatro Hosts restantes estaban allí: Tamaki en uno de los sillones, Kyouya de pie junto a él y el duo de último año frente a ellos observando algo sobre la mesa ratona que va a juego con los lujosos sillones.
Honey me miró por sobre su hombro y sin darme tiempo de sonrojarme siquiera ya se había abalanzado hacia mi en un abrazo.
—¡Lo siento, Ai-chan! —Lloriqueó como si fuese un niño que acababa de meterse en problemas— ¡Todo esto es mi culpa!
—Oye, tranquilo —Acaricié su cabello como consuelo— ¿Qué ocurrió?
—Míralo con tus propios ojos —La voz de Tamaki resonó en el lugar—. El espía volvió a dejarnos un regalo.
Debo admitir que me sorprendió escuchar al presidente del club, quien siempre fue alegre y creativo, con un tono de voz totalmente serio. Honey me liberó de su abrazo para llevarme junto a él a su posición anterior.
—¿De nuevo fotos? —Pregunté cuando distingui lo que ocupaba la mesa ratona que todos miraban cuando llegué.
—Asi es, pero una de estas te interesará más.
Di un rápido vistazo al morocho de segundo año antes de inclinarme sobre la única foto fuera del sobre blanco apoyado sobre la madera.
—No puede ser —Solté en un suspiro. Me niego a creer que ésto esté ocurriendo de verdad.
Era una imágen del entrenamiento que ocurrió la semana pasada, justo en el momento en que Honey estaba sobre mí a solo centímetros de besarnos.
¡Increíble! Ahora me recuerdan lo poco que faltó para juntar nuestros labios, como si no hubiese sufrido lo suficiente en ese momento.
—No puedo aceptarlo —Masculló Tamaki llamando la atención de todos.
—¿A qué te refieres? —Cuestioné confundida.
¿Los ofendidos no deberíamos ser Mitsukuni y yo?
—¡A que dos miembros de mi club tengan una relación y no me lo hayan contado! —Chilló antes de ponerse de pie y dirigir una mirada de pura tristeza hacia ambos.
—Creo que te estas emocionando de más —Elevé las palmas como señal para calmarlo—, no es lo que parece.
—Claro que lo es —Exclamó llevándose una palma al pecho— ¡Es la muestra de un beso de amor!
Brinqué en el sitio y por poco no sentí el alma dejarme el cuerpo ante lo dicho, estaba casi segura que el rubio a mi lado estaba teniendo la misma reacción que yo.
—Tama-chan, de verdad no es lo que parece —Intento hacerlo razonar Honey.
—No deben seguir negandolo —No dejó de hablar el ojiazul—, el amor es una de las mejores cosas que existen en la vida y que personas como ustedes compartan ese sentimiento hace estremecer mi corazón de felicidad.
—No, de enserio, lo que ocurrió-
—Y el Host Club, como la familia que somos, vamos a apoyar su relación para que en el futuro puedan seguir amandos-
—¡No nos besamos! —Exclamamos los protagonistas del cuento de Tamaki al mismo tiempo.
—Oh —Por fin detuvo su monólogo— ¡Incluso hablan a la vez! Que romántico.
Suspiré agotada, claramente no nos estaba escuchando. Será mejor dejar eso para cuando se le pase.
—Lo lamento —Me disculpé con el chico a mi lado quien me miró confundido—. Lamento que estés pasando por éstas cosas por mi culpa.
—No, Ai-chan, ésto no es tu culpa —Negó varias veces con la cabeza.
Su cabello rubio llamó mi atención al seguir el movimiento recién realizado, tal como la escena de la foto cuando sus mechones bailaban sobre mi mientras se acercaba cada vez más. No tendría que haber recordado eso, ya puedo sentir mis mejillas comenzar a arder igual que la de él... ¿Las de él? ¿Por que estaba él sonrojado?
—Ah...
—Eto...
Ambos seguíamos sin dejar de vernos a los ojos, por más que palabras no salian de nuestras bocas ¿Por qué siento extraño el estómago?
—Será mejor que me vaya, tengo unas cosas que hacer —Señalé la puerta.
—Sí, yo también —Asintió.
—Genial, sí... Nos vemos luego.
—Hasta pronto, Ai-chan.
Saludé con la mano a los demás miembros presentes y salí de allí directo a mi aula de clases. Creo que algo de lo que comí en el desayunome cayó mal.
Vaya forma de comenzar la semana.
Ouran Academy
Último receso
—¡Abre ya!
La puerta del cubículo que estaba ocupando en el baño tembló por los golpes que recibía, esta mujer esta loca. Tuve que apoyar mi espalda sobre la madera para que no pudiese abrirla.
—Pero por supuesto que no.
Al entrar al baño seguida de Akemi supe inmediatamente que debía alejarme lo máximo posible, si le habían enviado la fotografía anterior seguramente ésta vez habían hecho lo mismo.
En estos momentos odiaba que Haruhi no pueda entrar conmigo, seguro que con ella aquí esto no ocurriría.
—Vi la foto, sé lo que planeas hacer con Honey-senpai.
—No sé de qué estas hablando.
—¿Entonces por qué te escondes?
Touché.
—Oye, fue un malentendido, no sé que es lo que te estás imaginando.
—No me importa —Gruñó dejando de golpear la puerta de una buena vez—, malentendido o no la foto habla por su propia cuenta. No dejaré que te salgas con la tuya.
—No me interesa, lo que viste fue un accidente y alguien solo aprovechó la oportunidad para hacer de la suyas.
—Yo también aprovecharé la oportunidad entonces —Su tono de voz me trajo un mal presentimiento ¿Qué estaba planeando?—. Despídete de Honey-senpai, me encargaré de que esos "accidentes" no vuelvan a ocurrir.
No me dio tiempo de responder a su sentencia cuando escuché sus pasos alejarse a pasos apresurados y la puerta del baño retumbó al ser cerrada con brusquedad. Un malestar me presionó el pecho ante sus últimas palabras ¿Por qué sentía esto? ¿Qué está pasando conmigo? ¿Por qué tienen que suceder estas cosas? Solo espero que mis padres no se enteren de esto porque si mi madre, "madre", llega a saber los problemas que estoy teniendo con una de las herederas de Ken Technology estoy acabada. No estoy pasando por todo esto por nada, no quiero que todo mi esfuerzo sea en vano. Quiero cumplir mi parte del trato, quiero mi recompensa tras todo este desastre.
Y por si fuese poco, mi móvil comenzó a sonar con la palabra "Padre" ocupando parte de la pantalla.
—Hola —Saludé al atender la llamada luego de un suspiro para tranquilizar mis nervios.
—Aiko, estamos yendo de regreso a casa.
Esto tiene que ser una broma.
—Los negocios en el exterior fueron exitosos, ahora debemos preparar unos eventos allí para presentar unas cuantas obras y necesitamos que estes en ellas.
—¿Por qué yo? —Fruncí el ceño extrañada.
—¿Piensas ser heredera sin conocer el medio? —Preguntó con obviedad, había olvidado aquella farsa por completo—. Mañana llegaremos.
El pitido de la llamada finalizada sonó después de eso, dando a entender que no había nada más que hablar.
—Sí, papá, yo también te quiero —Mascullé antes de guardar el móvil nuevamente.
Heredera. Ese fue un movimiento demasiado elevado por parte de mi "madre" y no sé como planeaba lidiar con eso cuando finalice el trato, aunque tampoco debería interesarme demasiado porque al final no estaré aquí para apoyar o ayudar a resolver lo que sea que esté planeando con todo esto.
Pasé las manos por la tela amarilla del uniforme para deshacerme de cualquier arruga involuntaria que se hubiese podido generar tras mis movimientos y salí del cubículo justo a tiempo para ver la puerta para ingresar al baño cerrarse.
No sabía que había alguien más aquí dentro. A no ser... que nos hayan espiado.
Me apresuré a salir del baño y llegué a notar una figura desaparecer por uno de los pasillos cercanos. No permitiría que se repita lo de la vez pasada, en la biblioteca, así que me puse en marcha y comencé a perseguir a grandes zancadas a quien sea que se esté ocultando.
Soporté que me hayan alejado de mi madre, acepté tener que vivir una farsa durante años, no dije nada respecto al trato que recibía de la mujer que cegaba los ojos y el corazón de mi padre, no me importó recibir amenazas de una colegiala malcriada, pero hay un límite y había alguien intentando pasar ese límite. No permitiré que nadie lastime ni perjudique a las personas que quería, porque sí: quizás sienta algo por Honey y ver su rostro de lleno culpa por algo de lo que él no era responsable me calaba hasta lo más profundo del alma.
Al doblar por el pasillo pude ver a la persona aún escapando, pero ya era demasiado tarde para ella. Era una estudiante de cabello azabache atado en una larga trenza, piel bronceada y de una estatura mayor al promedio. Claramente resaltaba del resto y sin importar cuánto huya sería muy fácil de encontrar.
—¡Deja de correr! —Grité haciendo que se detenga a mitad del vacío corredor—. No importa cuanto escapes, ya ví lo suficiente como para ser capaz de reconocerte si te veo una próxima vez.
La oí susurrar algo inentendible en el momento que la alcancé, aunque seguía dándome la espalda. Comenzó a voltearse para enfrentarme de una buena vez y cuando nuestros ojos chocaron pude notar el arrepentimiento que sentía por dentro. Sus rasgos eran claramente extranjeros con una mirada azúl aún más profunda que la del mismísimo Suoh Tamaki.
—¿Quién eres? —Demandé, una mano presionaba mi corazón desembocado sobre mi pecho.
—Lo lamento —Murmuró con labios temblorosos—, sé que me comporté mal pero cuando quise remediarlo ya era demasiado tarde.
El único sonido que llegaba a mis oídos era el de nuestras respiraciones irregulares. Estiró ambas manos hacia mí para permitirme ver el objeto que llevaba consigo: una pequeña cámara digital. Al final acerté en lo que pensé.
—Es un gusto conocerte finalmente, Aiko-san —Habló—. Quizás me conozcas como tu "espía".
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