vi. hogsmade
―Y... sólo quería decirle que había tirado su pluma y comenzó a gritar algo sobre su madre muerta.―terminó de relatar Cho e hizo una mueca.
―Merlín, te dije que es un inepto.―bufó Hayley
Cho le había contado a Hayley que había tenido lo más parecido a una conversación con Harry Potter, pero sólo había sido porque el chico estaba caminando y de su mochila cayó una pluma. Cho lo llamó y el azabache pensaba que quería ofenderlo.
Paranoico de mierda, había dicho Hayley.
―¿Vas a Hogsmade?―preguntó Draco cuando vio a Hayley bajar las escaleras. Estaba un poco más... arreglada de lo que solía estar Hayley.
Y únicamente llevaba una blusa con estampado militar, unos jeans y tenis negros. No era nada del otro mundo.
Ah, y el suéter que aún no había devuelto a Draco atado en la cintura.
―Eh, yo... sí.―suspiró, un leve color carmesí se instaló en sus mejillas.―Logré que Petunia firmara mi permiso, solo no le digas a Harry.
―¿Vienes con nosotros?―Hayley asintió y caminó detrás de Draco; seguidos de ellos, iban Crabbe y Goyle.
Hayley caminaba con la mirada baja atrás del rubio, a su lado se sumaron Nott y Zabini.
―¿Emocionada?―preguntó Blaise.
―Nerviosa.―contestó.
―¿Por qué? Solo es el pueblo de al lado.―Draco restó interés.
―Harry no sabe que Petunia firmó mi permiso. Si Hermione me ve, le dirá.―bufó.
―La evitaremos, tranquila.―Theo le palmó la espalda y sin más comenzaron a caminar.
Hayley entregó su permiso y fue más que incómodo cuando de reojo vio a Hermione justo al lado de ella, iba sola.
―Bien, una preocupación menos.―había dicho Theo, ganándose un golpe de Blaise.
Los chicos la dirigieron a un bar llamado Las Tres Escobas y tomaron asiento en una mesa circular un tanto alejada. Draco y Blaise se levantaron para ir a pedir algo de tomar, mientras tanto Theodore y Hayley esperaron pacientemente hablando tonterías.
―Esto.―Blaise puso un espumeante tarro frente a ella.―Es cerveza de mantequilla. Prueba.
Hayley miró primero a Blaise frente a ella, luego a Theo a su izquierda y por último a Draco a su derecha. Los tres la incitaban a tomar con la mirada. Con desconfianza tomó el tarro y dio un pequeño trago. Inmediatamente hizo una mueca.
―¿Qué? ¿No te gusta?―se burló Draco.
Hayley frunció la nariz y volvió a colocar el tarro sobre la mesa.
―Para nada.―negó. Los tres la miraron indignados.
―No importa, más para mí.―sonrió Theodore y tomó el tarro.
―Iré a traerte otra cosa.―bufó Draco y se puso de pie. Hayley solo sonrió mostrando los dientes. Blaise miró en dirección a la barra, donde estaba Draco, y después a Hayley.
―Realmente le gustas.―se burló el moreno. Theo asintió de acuerdo.
―De verdad te lo decimos, él no va ni por su propia bebida. Siempre van aquellos de allá.―bufó Theo y señaló la mesa de al lado, donde conversaban y comían animadamente Crabbe y Goyle.
Hayley abrió su boca para contestar, pero en ese momento una pálida mano cruzo por su campo de vista. Draco dejó el nuevo tarro frente a ella y volvió a tomar asiento.
―Es hidromiel.―informó. Hayley tomó el tarro entre ambas manos y dio un pequeño sorbo. Esa vez, sonrió.
―Gracias, Draquin.―sonrió Hayley como niña pequeña. Draco sonrió devuelta y tomó de su cerveza de mantequilla.
Theo y Blaise compartieron una mirada.
Después de una hora de risas y conversaciones tontas y burlescas contra quien fuera, los cuatro se pusieron de pie y llevaron a Hayley al tan aclamado Honeydukes.
Al pararse frente al lugar, Hayley formó una perfecta O con sus labios al simplemente ver las vitrinas mostrando ranas de chocolate. Entró emocionada y comenzó a tomar todo lo que le llamaba la atención: paletas ácidas, calderos de chocolate, calaveras de chocolate, pasteles de calderos, bolas de chocolate rellenas de mousse de fresa y crema de grosellas, plumas de azúcar y por supuesto, ranas de chocolate de todos los rellenos que existían, excepto de menta.
Salió con una gran sonrisa y alrededor de cuatro grandes bolsas llenas de dulces. Draco, Blaise y Theo la esperaban afuera del local. Al verla, Theo rascó su nuca.
―Sí... tal vez fue mala idea traerla aquí.
Blaise y Draco asintieron en respuesta, cada uno tomó una de las bolsas de Hayley y regresaron al castillo.
Se encontraban en la habitación de Draco. Había una pequeña mesita en medio y ahí habían puesto parte de los dulces que había comprado Hayley. La azabache estaba en cuclillas sobre la alfombra de la alcoba mientras sus codos descansaban en la mesita, sin embargo, sus manos batallaban con la envoltura de un pastel en forma de caldero.
―¡Yay!―exclamó cuando por fin pudo abrirlo.
Escuchó la risa de Draco y lo giró a ver con una sonrisa ladina y hasta un tanto coqueta, mordió una de sus uñas mirándolo fijamente a los ojos y al final hizo un guiñó. Soltó una risa y siguió en lo suyo.
Draco tuvo que parpadear fuertemente para volver a la realidad, agitó la cabeza y se tiró a un lado de ella boca arriba. Theodore y Blaise compartían una caja de Grageas de Bertie Bott, Nott casi vomitaba cuando probó una de pimienta negra.
―Merlín.―gimió Hayley después de darle una mordida al pastel de caldero. Draco alzó las cejas.―Esto es lo más delicioso del mundo.
―No, nena. Aún no me pruebas a mí.
Blaise y Theo soltaron un UHHH. Draco miraba a Hayley entre engreído y burlón y esta aunque tenía un leve sonrojo, sonrió.
―Ven acá.―Draco confundido se enderezó hasta quedar sentado en el suelo, con sus brazos apoyaba su peso.
―¿Qué?
Hayley lo tomó con cuidado de la mejilla para que hicieran contacto visual, aleteó un poco sus pestañas y bajó la vista a los labios del rubio y relamió los de ella. Por consecuente, Draco la imitó. Hayley acercó su rostro al de él y cuando estaba a punto de besarlo, se desvió y le besó la mejilla.
Las burlas de Theo y Blaise sobre la cara de desconcierto de Draco no faltaron y hasta Hayley soltó una carcajada. Malfoy frunció el ceño, Hayley dejó de reír y se apuró a ponerse de pie.
―¡Ven aquí, Potter!
Los días habían pasado más rápido de lo que Hayley creyó, y cuando cayó en cuenta de eso, ella ya estaba camino a las tribunas para la primera prueba del Torneo de los Tres Magos.
―Iré a saludar a Cedric antes de que los llamen, ¿quieres venir?―preguntó Cho.
Hayley vaciló pero al final aceptó. Caminaron hacia una especia de tienda de campaña donde se suponía que estaban los campeones, posiblemente terminando de alistarse. Cho se acercó rápidamente a abrazar a Cedric mientras Hayley estaba apenas a unos metros, observando incómoda la escena.
―Hola.―saludó un incómodo Harry atrás de ella.
―Hey.―Hayley apretó los labios, sin saber que más decir.―Suerte, James. No mueras.
Sin más salió con Cho de la tienda antes de que las vieran y riñeran por eso. Al llegar a las tribunas, Cho se fue con sus amigos de Ravenclaw y Hayley corrió con Draco y los demás. Todos usaban su reluciente insignia de POTTER APESTA, excepto Hayley, la de ella aún apoyaba a Diggory.
La prueba empezó y no eran ni más ni menos que dragones y como objetivo tenían que tomar un huevo. Era la prueba más tonta y sin sentido que Hayley había visto. El primero en salir fue Cedric, de ahí siguió Fleur, luego Krum y por último Harry. Hayley pudo ver como de un momento a otro, la Saeta de Fuego llegaba a sus manos.
Hayley tocó su pecho indignada. Harry había usado el mismo hechizo que ella había utilizado para desarmar a Moody.
―Ese maldito.―masculló presionando la insignia en su pecho, dejando relucir el POTTER APESTA.
―¡Charles Weasley!―exclamó Hayley cuando iba de vuelta al castillo.
―¡Hayley!―exclamó de vuelta y se acercó para abrazarla.―¿Qué tal estás?
Hayley se encogió de hombros.
―Ah, mira, el de allá es Draco.―señaló a unos cuantos metros atrás de ellos.―El rubio.
―Sí... tiene una cabellera bastante... eh, peculiar.
―No eres el indicado para decir eso, Charles.―se burló Hayley. Detrás del hombro del pelirrojo, pudo apreciar como Harry, Hermione y Ron conversaban y reían, parecía que habían arreglado todo Harry y Ron. Charlie siguió su mirada.
―Oye, ya hablamos de esto, ¿sí? Dale su tiempo y comenzará a entender las cosas.―Hayley negó.
―No conoces a Harry. Es la persona más testaruda del mundo.―Charlie suspiró.
―Bien, luego hablaremos de nuevo. Tengo que escribirle a mamá. Gusto en verte, pequeña―le dio un corto abrazo antes de salir corriendo en dirección al castillo.―Por cierto, ¡las galletas estaban deliciosas!
Hayley rió y volvió a un lado de Draco.
―¿Y ese?
―Te dije que era Charlie, Draquin.―lo miró burlona.
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