PROLOGO
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❝ 𝙖𝙡𝙡 𝙞𝙨 𝙛𝙖𝙞𝙧 𝙞𝙣 𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙖𝙣𝙙 𝙥𝙤𝙚𝙩𝙧𝙮 ❞
— Calliope! —el grito de la mujer resonó en toda la plataforma 9 3⁄4 , llamando la atención de muchos en aquél anden. La chica que estaba corriendo, con intenciones de llegar al tren antes de que sus padres y hermanos la despidan de un forma un tanto vergonzosa, se dio vuelta para ver a su madre sosteniendo a su pequeño hermano, Lykos, de 1 año, y a su padre agarrando por el hombro a su otro hermano, Theodoro, de 5 años. Ambos niños se veían un tanto agobiados, mientras que ambos adultos tenían unas enormes sonrisas en sus rostros.
— Primero que todo, te ibas sin esto. —dijo Dorian, su padre, levantando un gato anaranjado.
— Ember! —exclamó la joven mientras corría para abrazar fuertemente a su gato, el cual no se quejo ni un poco debido a que ya estaba acostumbrado a este tipo de cariño.
— Y segundo, acaso planeabas irte sin saludar? —continuó hablando el señor, arqueando una ceja.
— Mmm, nop. Adiós a todos! Los voy a extrañar mucho. Voy a tratar de escribir todas las semanas, lo juro! —dijo una Calliope de 11 años luego de saludar a su familia con un beso en la mejilla para cada uno, totalmente ingenua sobre el hecho de que le sería casi imposible cumplir esa promesa con toda la diversión que la esperaba.
— No nos dejes... —susurro Theodoro, en cuando su hermana mayor se acuclilló para darle un abrazo de oso.
— Theo... nos los voy a dejar. Solo me voy por unos meses a estudiar, pensá que antes de navidad voy a estar de vuelta en casa. Va a ser como si nunca me hubiera ido. —y como señal del destino, cuando la muchacha termino la oración, un pitido del tren sonó, avisándole que ya se tenia que ir.
— Bueno... adios Leo. —contestó el niño, devolviéndole el abrazo.
— Vamos Leo, te vas a perder el tren. —le avisó su madre, haciendo que la chica los mire una última vez, para luego volver por sus pasos anteriores hacia el tren.
Ya en el tren, divagó por unos largos minutos, buscando y buscando un compartimento en el cual sentarse. Cansada de buscar, con el tren ya en movimiento, abrió la puerta de un compartimento, para encontrarse con 4 chicos sentados. El primero tenia un tez más oscura que los demás, el pelo desordenado, anteojos circulares, y una sonrisa de oreja a oreja. A su lado había un chico un poco más gordo que el resto, tenía cara de que en cualquier momento vomitaría. Del otro lado se encontraban los dos restantes, uno tenia el pelo rapado y Calliope puedo divisar un par de cicatrices por la piel que estaba expuesta, pero eran muy poco visibles. El segundo tenia el pelo negro y largo, con unos ojos grises, tez blanca como la nieve y ropa alineada.
— Erm... no hay más compartimentos libres. Esta bien si me siento con ustedes? — pregunto Ella, levando su mano para ajustar sus anteojos, ya que su flequillo se había colado por debajo de estos haciendo que le picaran los ojos. Luego, con esa misma mano, fue a acariciar a su gato.
— Claro! No hay problema. Soy James, y este a mi lado es Pete. —dijo muy amablemente el chico con anteojos.
— Hola! —dijo Pete, mientras mordisqueaba una vara de regaliz.
Al sentarse al lado del peli-negro, este le hizo una pregunta casi al instante.
— Puedo saber tu apellido? Es solo para asegurarme que no estemos relacionados. —hablo mientras reía por lo bajo.
— Uhh... supongo. Soy Calliope Fewcett, y no creo que estemos relacionados de ninguna forma. Mi familia es bastante chica, solo tengo, que yo sepa, una abuela y una tía en la otra punta del continente, así que no supongo que no.
— Genial. El misterioso de en frente es Remus. No es de hablar mucho. —respondió James.
— Como la constelación. Ustedes dos —señaló a Sirius y a Remus.—, tienen nombres de constelaciones. El Perro Negro y El Lobo.
— Que?! —habló por primera vez el chico de pelo rapado.
— Tranquilo, la constelación de estrella de Remus forma un lobo, por la historia de Romulo y Remo, los fundadores de Roma. Nunca escuchaste sobre ella? —respondió la muchacha, a lo que Remus negó con la cabeza.—. Bueno, habla sobre dos hermanos, Romulo y Remo. Cuenta la leyenda, que Eneas, príncipe de Dardania, escapó de la destrucción de Troya cargando a su padre, Anquises, sobre sus hombros y a su hijo Ascanio, aunque perdió en la fuga a su esposa, Creúsa, hija del rey Príamo. Esto sucedió en torno a 1184 a. C. según el erudito antiguo Eratóstenes, tras diez años de conflicto. Tres décadas después, Ascanio fundó la urbe de Alba Longa de la que fue su primer rey. Cuatro siglos después vendría el tiempo del rey Numitor. Numitor fue destituido por su hermano Amulio, que acabó con todos los hijos varones de aquel y convirtió a su única hija, Rea Silvia, en una virgen vestal para que así, al tener un voto de castidad, no tuviera descendientes, pero el dios de la guerra, Marte, se enamoró de la bella muchacha y la sedujo; de su unión se engendraron dos gemelos, Rómulo y Remo. Amulio, temeroso de tener en el futuro dos posibles rivales, ordenó su asesinato, pero el hombre encargado del infanticidio no pudo cometerlo y los abandonó a su suerte en el río Tíber. La corriente llevó la cesta en que estaban cobijados a un pantano llamado Velabrum, en un lugar entre las colinas Palatino y Capitolio llamado Cermalus. Ahí fueron cuidados y alimentados por una loba llamada Luperca y un pájaro carpintero, los animales sagrados de Marte. Poco después los encontró el pastor Fáustulo, que era porquerizo de Amulio, y decidió criar en secreto a los niños junto con su esposa Acca Larentia. Sólo cuando crecieron les reveló su verdadera identidad y ellos decidieron hacer justicia. Mataron a Amulio y liberaron de su encierro a su abuelo, que fue repuesto en su trono.
Los 4 muchachos estaban completamente sorprendidos sobre todo lo que la chica sabia, hasta que poco después ella hablo.
— Me gusta mucho la historia, y como dije antes, mi familia viene de Grecia. De ahí viene mi nombre y el de mis hermanos, y el mas chicho se llama Lykos, que significa Lobo en griego. Eso me hizo buscar mas y de una forma llegue a esa leyenda. Me la acuerdo solo por mi pasión por la historia.
— Wow... —dijo Pete cuando ella termino de hablar.
— Eso fue... —empezó a hablar Sirius cuando James lo interrumpió.
— Epico! Tienes más de esas historias? —a lo que Calliope asintió.— Cuéntalas!
Y así fue el viaje de los 5 chicos de 11 años hacia el castillo de Hogwarts, quienes no sabían que pronto se formaría una amistad inseparable entre ellos.
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