
Dolor por dolor
Era sábado, el invierno más feroz cada día que pasaba, HongJoong se levantó temprano a pesar de qué no tenía clases, ya estaba acostumbrado a su rutina.
Los pequeños rayos de sol que se colaron por la ventana golpearon su rostro y se sintió como una caricia, un cálido abrazo que le brindada esperanza.
Salió del cuarto a desayunar y se encontró con que ninguno de sus tíos estaban en casa, así que decidió ir al parque, le haría bien caminar un rato, el parque era un lugar que le transmitía una paz infinita, sobre todo cuando estaba repleta de niños jugando y personas paseando a sus mascotas.
Al salir divisó a dos personas que claramente reconoció, se trataba de su mejor amigo y ese chico pelinegro que no le caía nada bien.
Se estaban besando frente a la casa del rubio, ninguno de los dos lo notaron, o al menos eso creyó él.
HongJoong al verle ocupado no quiso interrumpir y siguió su camino.
Sintió un gran vacío en su interior, pensó que después del comportamiento del pelinegro Yeosang se alejaría de él, pero fue todo lo contrario, una mezcla de decepción y resentimiento se acumuló en su pecho, una punzada dolorosa e irritante.
Está bien, no hay nada malo en eso...
Pensó, alejando pensamientos que creyó no debían estar.
Una vez llegó al parque tomó asiento en el pie de un frondoso árbol de cerezo, veía a los niños jugar y era cómo ver la parte más bonita de la vida reflejada en aquellos inocentes, la niñez, cómo quería regresar a ésta.
Luego de pasar allí más de una hora decidió irse, tenía mucha tarea por hacer y no quería retrasarse, o que lo reprendieran por tardarse mucho sin razón aparente.
Cuando estuvo a nada de levantarse alguien lo detuvo, un chico de cabello negro y abundante le saludó con esmero.
Él lo miró con evidente confusión, ya que no lo conocía, ni recordaba haberlo visto antes.
—Disculpa, no quiero parecer grosero, pero no te conozco —dijo algo apenado, lo que hizo sonreír al otro.
—Lo sé, no me conoces, pero yo a ti sí l—a sonrisa en sus labios creció aún más —me llamo San, soy el hermano de JongHo, el novio de tu amigo YeoSang.
HongJoong lo miró sorprendido.
¿Novio de YeoSang?, ¿de qué hablaba?
—Eh bueno, no conozco a alguien que se llame JongHo...
Quizás era estúpida su respuesta, pero salió tan natural, cómo cuando te preguntan tu nombre, él realmente no lo conocía.
—Que extraño —interrumpió— pensé que lo conocías, nosotros te vimos una vez con YeoSang por eso te conozco y como tú y el novio de mi hermano son amigos, pensé que él te había hablado de mí, o mínimo de mi hermano.
—De seguro olvidó decirme.
—Seguramente —respondió el chico restándole importancia al asunto.
—Debo irme, ya se me hizo tarde.
Comentó rompiendo la incomodidad del momento.
—Claro, claro, un gusto saludarte HongJoong, Yeo me dijo tu nombre por eso lo sé —explicó sonriendo después de ver el rostro de confusión en el otro.
—También fue un gusto San —le devolvió el gesto para acto seguido marcharse.
En todo el camino pensó en porque su amigo no le había contado nada, tenía novio y él ni enterado, de nuevo se sintió decepcionado, además del hecho de que si ya tiene novio, entonces, ¿qué es lo que tiene con el chico nuevo?
Suspiró y decidió que hablaría con él, no quería que saliera lastimado o que lastimara a alguien más.
Park no le daba buenas vibras, pero si era a quien él elegiría, entonces lo aceptaría.
Al pasar por el frente de su casa vio a la mamá de YeoSang salir.
—¿Cómo está señora? —saludó cortésmente.
—¡Más feliz que nunca!, ¿y tú cariño?, que tal.
La mujer vestía ropa deportiva, su piel levemente bronceada y su rubio cabello amarrado en una coleta, el positivismo emanaba de ella, sin duda alguna la señora Kang era sinónimo de luz para HongJoong, lo cuál le hacía admirarla.
—Me alegra mucho, estoy bien gracias a Dios, ¿se encuentra YeoSang?
—Si, ese chico perezoso está dentro, pasa, tú eres de confianza, voy de salida, nos vemos lindura —movió su mano en señal de despedida, al mismo tiempo que le lanzó un beso.
La señora Saori se fue trotando, iría a hacer ejercicios como todos los fines de semana. Pese a lo que dijeran de la mamá de Yeosang, para él era lo máximo, no podía evitar pensar que quizás hubiese sido una gran amiga de su madre.
HongJoong ingresó a la inmensa casa, decorada con flores que avivaban el ambiente y alegraban su olfato, los cuadros de pintores no tan reconocidos, pero igual de espectaculares, abundaban embelleciendo las paredes de la cuidada casa, le gustaba mucho como estaba decorada.
Subió a la habitación de su amigo a pasos lentos, quizás estaba dormido y no quería despertarle.
—¿Puedo pasar?, soy HongJoong —dijo tras tocar la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido excesivo.
—Lo sé, ¡adelante! —se escuchó del otro lado.
—Hola —saludó ya dentro de la habitación.
—Hello, ¿qué te trae por aquí?, casi nunca vienes, ¿te sientes bien? —al no recibir respuesta continúo- siéntate aquí —señaló un lado de su cama, la que, estaba llena de peluches, en su mayoría osos.
El castaño se sentó y sin más le contó todo acerca de JongHo, le preguntó directamente porque no le había dicho nada.
YeoSang solo lo miraba mientras hablaba, y cuando él termino soltó una estruendosa carcajada.
—HongJoongie, tenías esa cara de tragedia debido a semejante estupidez, por Dios, ese chico no es mi novio, solo he hablado con él un par de veces, te explico, una cosa es que él quiera serlo y otra muy distinta es que yo lo tome enserio, todo es una broma, por eso no te conté nada, me pareció algo muy tonto la verdad.
HongJoong lo miró con el ceño levemente fruncido, al principio no estaba muy convencido, pero al final decidió creerle, al fin y al cabo no tenía porque mentirle, ¿o sí?
—Vete con cuidado, no quiero que salgas lastimado, ni que lastimes a nadie, no es bueno jugar con los sentimientos de las personas YeoSang.
—Ya vienes a incorporarte en el papel de abuelo dramático, no estoy jugando con nadie, además si alguien es mi novio ese es SeongHwa —dijo lo último en un suspiro.
No le sorprendió aquella afirmación, pero seguía teniendo un mal presentimiento respecto a esa relación.
—Así que, ya son oficialmente pareja —susurró con la mente volando en otro lugar.
—Así es, hoy me pidió que lo intentemos, sabes, dijo que desde que me vio le gusté y lo mejor es que él fue quien me buscó, no tuve necesidad de captar su atención, todo fue muy fácil y me encanta porque ese chico es espectacular —sonrió y tocó sus labios con las yemas de sus dedos perdiéndose en recuerdos.
—Me alegra mucho verte contento Yeo, de verdad espero todo salga muy bien entre ustedes —dijo el castaño sonriendo, intentando alejar cualquier negatividad de su mente.
YeoSang le invitó a almorzar y ya después se fue a su casa, se sentía mucho más tranquilo.
Al llegar lo primero que escuchó fue su voz, su corazón comenzó a latir tan fuerte que le aturdió, el miedo carcomiendo su mente.
—¿Dónde estabas? —preguntó con hostilidad, mientras lo miraba fijamente.
Debía estar acostumbrado a este tipo de tratos, pero a veces lo dudaba.
—Estuve en el parque y luego fui a casa de Yeo...
No pudo terminar de hablar, el ruido le aturdió y solo pudo concentrarse en la cantidad de vidrios que se esparcían en pequeños pedacitos por el suelo.
—¡Estoy cansado de decirte que no me gusta que te juntes con ese!, y menos que andes metido en su casa, ¿te das cuenta de la hora que es?, eres un abusador, un... —se acercó a él y estuvo a punto de golpearlo, pero se detuvo.
—Lo siento... pero YeoSang es mi amigo, el único que tengo y no me quiero alejar de él...
El temblor en su voz era demasiado evidente, sus ojos cristalizados eran muestra de qué ya estaba a nada de colapsar.
—Eres un estúpido, ¡¿acaso nunca aprenderás?! —gritó furioso— quieres que te recuerde que por tu puta culpa, por rebelde, terco y desobediente fue que tus padres murieron.
HongJoong solo pudo sentir las tibias lágrimas bajar por su rostro, mojando totalmente sus mejillas.
—Sabes que es verdad todo lo que digo, si ese día no hubieses preocupado a tu madre, ella no le hubiese dicho a mi hermano que se regresaran, todo es tu maldita culpa, tu solo mataste a tus padres.
—Iré a dormir... Me duele la cabeza —corrió hacía su cuarto lo más rápido que pudo, cerrando la puerta tras él.
Su cuerpo se desvaneció en el suelo alfombrado mientras sentía que el corazón se le fracturaría de tanto dolor.
Cómo pudo se arrastro hacía debajo de su cama y lo vio, el pequeño objeto se presentaba a su vista como un rayo de sol.
Sintió una caricia al ver cómo la hoja de la navaja cortaba lentamente la piel de sus brazos, luego fueron sus piernas.
La sangre manchando su ropa poco a poco...
"Cuando lo hago, el dolor disminuye, es como si fuese, dolor por dolor"
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Senya🌙💜
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