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🌼Capítulo 9

No estaba para nada segura de lo que estaba haciendo, pero de lo que sí estaba, era de que sabía muy bien qué debía hacer al respecto.

Habían pasado algunos años de su última relación, Im Nayeon era muy selectiva y por supuesto que había disfrutado de algunas aventuras, pero sus relaciones no habían sido específicamente especiales, o por lo menos no tanto como para que quisiera participar en el celo de una omega.

Al parecer Hyobum tenía razón, de algún modo había estado esperando que sucediera algo, o que llegara ese alguien.

Con cada paso que daba por el pasillo, el aroma de su omega la atropellaba con más intensidad. La alfa tragó cuando sintió la apremiante sensación de consumo recorriendo su cuerpo, no pudo evitar entornar los ojos al percibir su delicioso aroma que persistía y se impregnaba en el pasillo. A medida que comenzaban a pasar más tiempo juntas, se estaba convirtiendo en una adicción que ya no estaba tan segura de poder controlar.

Las manos trémulas de Nayeon detuvieron la taza, antes de que esta se le caiga a causa de la ansiedad inmanejable. Aún podía contener a su loba con unos cuantos supresores pero ¿Acaso la loba de Jeongyeon se podría contener al tener a la suya tan de cerca?

Había una verdad: ella era la alfa de su omega en celo. Nayeon tenía en claro que esa aproximación entre ambas había desembocado en su celo llegando de imprevisto.

Unos minutos después en el que su mente se sentía más sólida y cuerda lejos de las garras de su loba posesiva, abrió la puerta de la habitación que ocupaba su omega y rápidamente el aroma fue incontenible ante todos sus sentidos.

—¿Jeongyeon-ah, como te sientes? —Musitó Nayeon con la voz suave, intentando mantener la calma pues, aún con un supresor de por medio, su loba solo deseaba cuidarla.

—Na-ayeon, si-si —Asintió frenéticamente —Yo puedo sola, yo... —Jadeó la omega haciéndose un ovillo sobre la cama, abrazaba una almohada contra el vientre.

Cólicos.

Nayeon se apresuró a cerrar la puerta de la habitación y posicionar la taza sobre el mueble junto a la cama. Los malditos cólicos iniciales eran insoportables, parecían calar en las entrañas, ella conocía muy bien esa sensación. Su aroma se había vuelto incontrolable y tragó cuando se apresuró a quitarle los zapatos, buscando un poco de su comodidad.

—Esto ayudará con los cólicos —Musitó la alfa comprometida, una vez reposaba la bolsa de agua caliente sobre su abdomen.

—No me siento bien... —Titiritó la omega, abrazándose a sí misma y Nayeon se apresuró a cobijarla con las cobijas.

—Lo sé, bebe un poco de este té, ¿Crees que puedas tomar un supresor? —Ofreció la alfa amablemente, al instante en el que rodeaba sus mejillas con sus grandes manos para que tomara de su calor.

—No-no-no-no. —Se negaba la pelinegra, incontables veces.

Como era de esperarse, su omega se resistía a cooperar y no era una buena señal, temió Nayeon.

—Es para que te sientas mejor y no sientas dolor, ¿Puedes hacer esto por mi? Anda, sé una buena chica… —Musitó Nayeon suavemente, intentando negociar con su loba, pero como se temía, la omega se negó inmediatamente.

—No, no quiero, de-dejame, no quiero... —Sollozó en un tierno mohín infantil, resistiéndose como una cachorra al té y a su acercamiento.

Nayeon se mordió el labio inferior, incapaz de pelear con ella en ese estado. Vería más tarde ante la idea de hacerle tomar el supresor, así fuera a la fuerza.

—De acuerdo amor, no habrán supresores, ¿Quieres dormir? Te hará bien si descansas un poco —Ofreció Nayeon y se sonrió cuando la vio asentir reiteradas veces, podía percibir cómo poco a poco iba ganando temperatura y eso la desesperó por un instante, la temperatura aumentaba demasiado y a toda prisa.

Debía persuadirla para que se tome el supresor o su loba se pondría incontrolable en muy poco tiempo.

—¿Me-me... abrazas? —Consultó Jeongyeon con aquella voz jadeante y suplicante que inflamó el corazón de la alfa.

Nayeon entendió que era Jeongyeon resistiéndose a los deseos de su omega. Sin intenciones de incomodarla más, la alfa se apresuró a acercarse a ella para cumplir con su pedido y tomó un lugar junto a la cama para ofrecerle un lugar contra su pecho.

—No tomé en cuenta que esto podía suceder, lo siento mu... —Las palabras se perdieron dentro de sus labios cuando Nayeon las detuvo.

—Ahora trata de descansar ¿De acuerdo? Debes mantenerte saludable si pretendes superar el celo sin supresores. De mientras, yo cuidaré de ti. —Sonrió la castaña, cobijándola contra sus brazos.

—¿Cuidarás de mí? —Sollozó la omega, incrédula de lo que oía. ¿Quién demonios era ella para merecer de sus cuidados? ¿Porqué esa alfa tenía que parecer tan honesta y tan atenta en todo lo que decía? Seguía sintiéndose tan tonta y confundida con la espontaneidad en las palabras de aquella alfa.

Una alfa sin igual en la historia de su vida.

—Claro que sí amor, yo cuidaré de ti, no te dejaré sola un solo instante… —Nayeon descansó un beso sobre su sien, mientras la apretaba en el abrazo.

—Está bien. —“¡Déjate cuidar!”, aunque a regañadientes, cuando su omega tomaba el control hasta sus voces internas hacían silencio.

—Genial. Ahora descansa un momento, más tarde buscaré algo de cenar para ti. —Musitó Nayeon con aquella linda sonrisa. —Se pasará muy rápido, ya verás…

—No tengo hambre —Meció la omega pelinegra, caprichosa en resistirse a sus cuidados.

—Eso lo veremos después. —Sonrió Nayeon, dejando un beso sobre su frente, percibiendo cómo la omega la marcaba con su dulce aroma involuntariamente al ceder en el agarre y aferrarse a su abrazo.

Sabía que no sería sencillo, pero estaba lista para ese instante, ella cuidaría muy bien de su omega y pronto volvería a ser esa mujer obstinada y orgullosa que se resistía a su ayuda con hazaña, aún había tiempo para que acepte su inevitable lazo, y si ella no hiciera pronto, no importaba en lo absoluto esperar por ella toda esa vida, si fuera necesario, con tal de tenerla entre sus brazos.

Un sollozo ahogado trajo a Nayeon de entre los sueños. La alfa castaña se alarmó al ver como había caído la noche y se puso en pie desorientada. Jeongyeon no estaba en la habitación, pero pudo ver las luces del baño prendidas. ¿Cuándo demonios se había dormido? Estiró las piernas y gruñó cuando sintió la fatiga de esa larga caminata después de hacer las compras, estaba segura de que esa mocosa la oiría por haber saboteado el auto de su madre de nueva cuenta.

—Diablos, no... —Susurró Nayeon ante el panorama que halló en el cuarto de baño, deteniendo todas sus promesas de asesinar a Tzuyu.

La omega estaba dentro de una tina demasiado cargada, completamente vestida y empapada de pies a cabezas. Nayeon supuso que intentaba ridículamente bajar la temperatura de su cuerpo y contener a su loba, mientras se mantenía lejos de su alcance y se sintió culpable por orillarla a esa decisión. Su omega no confiaba en ella.

—¿Pero qué crees que estás haciendo así vestida? —Jadeó Nayeon, arremangándose el suéter para ir en su ayuda, muy contra su negativa.

—Vete Nayeon… déjame sola por favor. —Musitó cabizbaja, incapaz de enfrentar al semblante intimidante de esa alfa.

Jeongyeon se tapó el rostro, pero a Nayeon no parecía importarle demasiado su pena cuando cruzó la habitación para detener el fluido del agua helada y se arremangó los pantalones para quitarse las calcetas mojadas, debido al regadero de agua que cubría la habitación.

—No inundaste toda la habitación de milagro cariño, ¿porque no me llamaste? Podría haberte ayudado si lo que deseabas era tomar un baño… —Musitó Nayeon, intentando ser comprensiva. Aún en un estado tan vulnerable como ese, Jeongyeon no parecía dejar de lado su obstinidad, vaya que era terca.

—Estaba un poco sofocada, me duele mucho la cabeza y no sabía como-como… —Tartamudeó mediante esa mezcla de sollozo y graznido, estaba tan molesta, podía percibirlo perfectamente.

—Yo te podría haber ayudado, amor. Para eso estoy aquí, ¿Recuerdas? —Musitó la alfa amablemente, intentando despojarla de sus calcetas completamente mojadas.

—No quiero que lo hagas. —Sollozó en su resistencia y gruñó en su queja.

Nayeon entendía que su pelea interna era la conciencia contra la inconsciencia y no tenía ninguna intención de interrumpir, si no fuera porque le alarmaba dejarla sola en una tina rebalsando de agua fría y una loba inconsolable, no era para nada un plan aceptable.

—Tu sabes que no hay otra opción, déjate ayudar, solo quiero cuidar de ti. —La voz suave y calma de la alfa parecía irritar a la omega.

—No quiero que me toques. —Admitió sin atreverse a verla.

Ese aroma, Nayeon tragó al notar que comenzaba a afectarle poco a poco más de lo que lo percibió al llegar. La castaña tragó y exhaló largo antes de decidir muy bien sus palabras.

—No haré absolutamente nada que tu no quieras Jeongyeon, créeme por favor. —Insistió Nayeon, aunque manteniéndose unos pasos detrás. Si ella insistía en mantener la distancia, quizás era momento de dejar de insistir, tampoco quería exponerla a una imprudencia por debatir con ella sobre que era lo mejor.

—Tu loba… —Señaló Jeongyeon en su desconfianza, claramente incapaz de hallarse en sus ojos.

—Tomé un supresor y dentro de unas horas lo pienso renovar, si aún te hace sentir incómoda, puedo tomar dos… —Comentó Nayeon, con tal de evidenciar la veracidad de sus palabras y ganar un poquito de su confianza.

—¿Por eso no pude sentirme amenazada en todo este tiempo? —Preguntó Jeongyeon, ahora buscando la verdad.

La alfa asintió con una sonrisa calma y Jeongyeon respiró al notar que su aroma se mantenía calmo y el único incontrolable era el de su loba. Admitió que eso tenía mucho sentido.

—Sé que no me crees, que tienes dudas y lo entiendo, pero mi loba te respeta Jeongyeon, no podría hacerte daño alguno, eres mi omega y lo único que deseo es cuidar de ti. Ahora déjate ayudar por favor, ya no estás sola amor ¿Si entiendes? No volverás a estar sola mientras me permitas acompañarte.

Se vieron por un instante en el que la omega logró sentirse convencida de la veracidad en sus palabras, mientras la alfa le quitaba algunos mechones húmedos del rostro y admiraba las suaves pecas qué salpicaba sus mejillas sonrojadas.

—E-esta bien… —Habló la omega por lo bajo, ladeando la mirada de inmediato.

—De acuerdo, voy a...

—No lo digas por favor, solo hazlo. —Musitó la omega cerrando los ojos con fuerza.

Nayeon la ayudó a incorporarse y con toda la suavidad y paciencia que cabían en su interior, comenzó a despegarla de sus jeans. Salivó al percibir el codicioso aroma de su omega, titubeó un instante, pero se obligó a seguir con la prenda inferior y se conmovió al ver el esfuerzo inmenso de Jeongyeon para alzar los brazos sobre su cabeza. Contuvo la respiración al sentir ese inminente deseo de morderla una vez más al ver descubierto sus hombros cubiertos de suaves pecas, de recorrer cada centímetro de esa cremosa piel con su boca y se dijo a sí misma que cuando fuera a buscar algo de cenar, debería tomar otro supresor o no podría cumplir con su palabra y se la devoraría de un solo bocado apenas tuviera una oportunidad.

Eso no era un buen plan si quería ganarse la confianza de Jeongyeon.

—Diablos Jeongyeon-ah eres preciosa… —No pudo abstenerse a comentar la alfa.

—No me veas tanto… —Se quejó la omega, cabizbaja.

—No te veo. —Se contuvo la alfa dando un suspiro y apartándose, mientras ella se acomodaba mejor en la tina.  —Escúchame cariño, voy a lavarte el cabello, ¿será que puedo quitarte la ropa interior para que te sientas más cómoda?

Jeongyeon meció la cabeza reiteradas veces.

—¿Te vas a quedar en ropa interior? —Preguntó la alfa con cierta ternura.

—No quiero que me veas. —Insistió la omega en su queja.

Nayeon presionó los párpados. Entendía que era difícil para Jeongyeon, estaba segura que todo lo que estaba sucediendo debía ser sumamente humillante para ella y esas voces que la hacen replantearse la vida constantemente, pero en el fondo sabía que era lo más natural. No se trataba de un encuentro vacío, su alfa estaba cuidando de su omega, ¿Porqué diablos ella lo veía como algo tan correcto y su omega no?

—No haré nada que tu no quieras Jeongyeon-ah, tranquilízate por favor, confía en mí... —Musitó Nayeon, algo desanimada ante la reticencia de su omega. —No te haré daño, amor. Créeme...

Nayeon se tomó poco tiempo en lavar su corto cabello oscuro, luego intentó recorrerla superficialmente con una esponja con jabón, pero tampoco quiso invadir demasiado su intimidad. Una vez la vio menos ruborizada y más serena, la ayudó a estarse de pie y la envolvió con una bata.

Castañeando los dientes, la omega tomó asiento sobre la cama mientras Nayeon determinaba qué era más oportuno hacer, si buscar entre sus ropas, o ir en busca de las suyas con tal de no invadir su privacidad. Al final halló una camisa y un short de su pijama en la cajonera, cuando pudo percibir el incremento de ese olor, que era tan dulce y más fuerte que su aroma natural, era un maldito elixir.

—Jeongyeon-ah… —Jadeó Nayeon al presentir la presencia detrás suyo, ese semblante era más imponente, mas formidable que la que había dejado sobre la cama, algo había cambiado.

—Alfa…

Podía reconocer esa imperceptible sensación que desbordaba y la consumía poco a poco. Estaba siendo dominada por su lado animal, su loba comenzaba a tomar el control y ya era demasiado tarde para detenerla con un supresor, cuando liberaba a su lado animal, todo lo demás pasaba a otro plano.

Nayeon no reconoció el instante preciso en el que sus dedos se aferraron a los cabellos de su nuca con férrea convicción, pero tampoco era como si pudiera hacer demasiado, ese exquisito aroma la sedujo fervientemente desde el primer instante en que la vió y esos tórridos ojos oscuros que la atropellaron no se comparaban con el agresivo ataque de su boca de deliciosos labios enmarcados que siempre parecian llamarla con cada palabra negativa con la que se negaba a su lazo. Nayeon no los reconocía en la atracción y búsqueda de su boca, pero no tardó demasiado en caer ante el llamado de su loba pues, moría de sed por devorarla desde ese torpe y casi inexistente primer roce de labios.

—Ooh cielos omega… —Exhaló con voz jadeante, una vez tuvieron que apartarse del beso para recuperar el aliento.

La omega persiguió un recorrido con los labios por su barbilla y cuello, mientras sus manos buscaban desprenderla de sus prendas inferiores, buscando de su acercamiento, de su piel y de sus deseos más oscuros.

Oh no…

—Te necesito alfa, tómate, muérdeme, te necesito...

Nayeon reconoció el sonido de su voz atrayente, suplicante, tan irresistible como todo en su omega, estaba en contacto con su lado animal y podía sentir el aullido impaciente de su alfa por corresponder a sus deseos. Esos supresores eran muy buenos.

—Oh lo siento tanto, amor… —Se negó la mayor, al reconocer lo que había provocado en aquella su presencia fuerte, rebosante de terquedad que se había dejado doblegar por los deseos y necesidades de su loba cortejada por el acercamiento de su destinada. —Esto está muy mal... —Murmuró Nayeon, al sentirse acorralada por el cuerpo de la omega que poco a poco se fue acercando a ella, hasta quedar contra su cuerpo y el mueble contra su espalda, acorralada. —Jeongyeon-ah, i-intenta mantener la distancia...

—Tómame. Jódeme de todos los modos que quieras, soy tuya, alfa… —Esa voz suave y jadeante parecía ser completamente diferente a la de la mujer que ella había conocido en la agencia matrimonial.

Mentiría si dijera que no le gustaba más que cualquier otra.

—Tienes una boca muy sucia, cariño... —Sonrió la alfa, meciendo la cabeza, negada a ver las palabras en su boca y la expresión con la que las acompañaba. Estaba encerrada y debía resistir.

—Mi boca es tuya...

—Cielos ¿y puedo besarla? —No se pudo resistir a consultar la alfa, al admirar esos deliciosos labios que esa omega le ofrecía con cada acercamiento.

—Puedes hacer lo que quieras con ella, alfa… —Las suaves manos de Jeongyeon recorrían su pecho en dirección a sus pantalones. Nayeon la detuvo casi de inmediato.

—Cielos no me seduzcas de ese modo  Jeongyeon. —Se resistió la alfa con un gruñido, meciendo la cabeza sin pausa.

—Soy tu omega...

—Lo eres. —No se abstuvo Nayeon de admitir la verdad. De eso no cabía dudas.

—Tu eres mi alfa...

—Solo tuya, y lo sabes. —Admitió, intentando no perder la cabeza y aclarar sus pensamientos.

—Te necesito... —Susurró junto a su oído. Sus calientes labios buscando la respuesta en sus caricias.

Nayeon analizó su postura y decidió que era un mal momento para decidir al respecto, tenía una sola salida y debía de tomarla cuidadosamente, estaba segura que de lo que sucediera en ese encuentro dependería todo lo que viniera en el futuro de su relación y no podía fallar.

—Recuéstate. —Ordenó con firmeza, sabiendo que su loba la consentiría y no tardó demasiado en darle razón.

Pronto tenía a esa hermosa omega de piernas largas extendida sobre la cama, solo vestida con ropa interior, la bata entreabierta y envuelta en ese dulce y delicioso aroma a cupcake, arándanos y lubricante natural de omega. Nayeon se limitó a cuidar sus acciones y a sentirla.

—Mírame omega —Buscó a sus lindos ojos centelleantes —Pon atención a lo que voy a decirte.

La omega tembló cuando Nayeon deslizó sus manos contra sus antebrazos y asintió reiteradas veces ante su llamado.

—Estoy aquí para cuidar de ti ¿entiendes? Solo para cuidar de ti y nada mas...

—Hazme tuya… —Musitó esa voz que jamás había sido tan calma y segura al dirigirse a ella y Nayeon suspiró para liberar la tension.

—Diablos si me hablas de ese modo no es tan sencillo contenerme…

—No te contengas, por favor, te quiero…

—Y yo a ti, diablos aunque lo digas como mi omega en celo, te quiero a ti completamente Jeongyeon, cásate conmigo.

—Oh sí, alfa... —Jadeó con los labios entreabiertos, llamándola a que se enredara con su boca en otro beso.

—Cielos omega, cuando nos casemos, recuérdame pasar cada celo a tu lado... —El acercamiento fue efervescente cuando la omega removió la cadera contra su pelvis. La alfa se ruborizó y quiso saber en qué instante se había posicionado sobre su cuerpo. —Creo que no es conveniente que…

—Te necesito alfa, por favor no me rechaces… —Suplicó su loba interior, la alfa era la materialización de todos sus deseos reprimidos y completamente ocultos.

En ese preciso momento esa versión de Jeongyeon que Nayeon conocía se había ido y quedaba su lado animal, que deseaba que apagara el incendio de su piel y la orillara al alivio que sólo podía recibir de parte de su otra mitad.

Nayeon era esa mitad que anhelaba profundamente y que en todos sus sentidos no era capaz de admitir.

—No quiero aprovecharme de esto. Lamento haberlo provocado, amor…

La omega ronroneó al oírla llamarle de ese modo y encerró el agarre en un inesperado impulso, dejándole en claro que no se iría de allí hasta que no saciará los deseos de su loba incontenible, deseosa de su maravillosa alfa.

—Diablos Jeongyeon-ah… —Balbuceó con preocupación, pero ya no colmaba de esa tolerancia habitual, cuando la omega irrumpió sus torpes y tiernas palabras con más de sus besos, pretendiendo que aceptara y asumiera como solo lo haría su lado animal.

Estaba segura que en los últimos encuentros podía identificar con cuánto esfuerzo la castaña se contenía para no tomarla con toda la fuerza de su propio instinto, sentía su resistencia, lo percibió todo ese tiempo y hasta se había sentido halagada, no podía engañarla.

—Tómame toda la noche y todo el día… —Gruñó esa omega llevando la nariz contra su delicado cuello y dejándose embriagar por ese delicioso aroma a bourbon.

La omega no detuvo las acciones de su cuerpo cuando comenzó a provocarla, muy ceñida contra su cuerpo, respirando de su pesado aliento jadeante y disfrutando del hervor de su piel que reaccionaba a sus besos y caricias que recorría con sus desvergonzadas manos, persiguiendo cada centímetro de sus trazos y sus curvas, tan perfecta para su mente perversa que no había dejado de imaginarla y de fantasear con ese preciso instante en el que se rindiera a lo que sentía.

Mentiría si dijera que no estaba esperando ese instante en el que dejara de ser presa de las dudas.

Cuando Nayeon la dejó caer en la cama sobre su espalda, Jeongyeon se apresuró a encerrar su cadera con sus piernas y el descubrimiento fue como dejar caer una gota de agua sobre una sartén caliente, consumidor.

—Oh lo sabía, tú loba me reconoce alfa, deja que se una a mí… —Gimió la omega e hizo presión con sus piernas para encajar la cadera contra su pelvis y así poder sentir la sobresaliente erección de su sexo deseoso, estaba fuera de control.

—Omega… —Su voz se oyó grave y posesiva cuando se dirigió a su loba y Jeongyeon pudo percibir el aullido de su omega ante la entrega de su alfa. No podía esperar a tenerla entre sus piernas, empujando como si buscara ser parte de su cuerpo.

—No puedo esperar más… no puedo… —Jadeó moviendo la cadera en encuentro con su erección y el gemido de la castaña rompió contra sus labios entreabiertos. En ese momento la omega estaba segura que la haría suya, así le tomara una vida entera.

La sola fricción era tan abrumadora como extasiante, sus labios correspondiendo con entusiasmo al llamado de la atractiva boca de Jeongyeon, chupando y chasqueando en cada búsqueda, su loba entregada al deseo de la irreconocible mujer debajo de su cuerpo, todo parecía haber anticipado ese preciso instante en el que culminaría la espera.

Sin titubear, Nayeon comenzó a despojarla de su bata. La alfa parecía haber accedido a ser de ayuda en su consuelo y la sola idea de que se dejara convencer, a la omega le permitía descubrir que no solo no podía resistirse más, sino que pretendía colaborar y cooperar del modo que fuera necesario para ella. Aquello solo la incentivó a desear más y a amarla con desesperación, una desesperación que no conocía.

—Oh, alfa… —Jadeó la omega cuando la alfa unió sus senos contra sus manos y los tomó con su boca deliciosamente lento, después de despojarla de su sostén.

—Dejame cuidarte… —Correspondió la castaña con la voz peofunda, para satisfacción de la omega.

Una vez segura de que ella estaba cómoda, dibujó el largo de su torso con sus besos, pretendiendo empaparla de tal modo, que no tuviera más remedio que rogarle que la tomara. Nayeon quería más, necesitaba conocer todas y cada una de las caras de su omega, ganarse su confianza por completo. Su cuerpo estaba listo para recibirla, descubrió solamente de digitar su centro empapado a través de la tela de sus bragas.

—Oh diablos, tómame. —Sabía que podía identificar la magnitud de sus deseos, porque no tardó en utilizar sus manos para ayudarla a desquitarse de sus prendas más directas.

Pero no sería así de sencillo como ella lo esperaba, Nayeon aun seguía muy consciente de sus objetivos.

—No te apresures, omega… —Murmuró con una sonrisa lobuna, mientras fue regando besos sobre el largo de su cuello, evitando quitarse la blusa o perdería el control.

Cuando la omega caprichosa se aventuró en su búsqueda para sentirla completamente desnuda contra su cuerpo, Nayeon no tardó en detener la orden de su llamado y la húmeda boca comenzó a recorrer el sendero de su cuello, mientras sus largos dedos expertos dirigían esa caricia extensa en su interior.

El gemido sonoro que abandonó la garganta de la omega la persiguiría por mucho tiempo, el sonido era nuevo e inesperado, pero pretendía evidenciar lo mucho que le gustaba que hiciera uso de sus caricias y de sus besos, que tenían por cometido enloquecer a su loba desde el primer instante y que se resumían en esos largos y pacientes dígitos que la recorrían y la tomaban con lentitud.

—A-alfa… —Su voz resonaba vergonzosamente suave y sumisa, mientras buscaba insistentemente el apego con la boca de la castaña.

—Ten paciencia, amor… —Respondió al llamado de su omega, ahora recorriendo su estómago con sus labios.

Nayeon sondeó sigilosamente sus muslos con su boca, hasta encontrarse con sus suaves pliegues cubiertos debajo de sus bragas. El cuerpo de esa maravillosa omega estaba completamente listo y entregado a su alfa, y ese delicioso aroma invadiendo todo el espacio, colocándola.

—Dejame quitártelas… —Murmuró junto a sus muslos y la omega asintió reiteradas veces, en consentimiento. —De acuerdo, ahora cuidaré muy bien de ti y luego vas a cenar antes de dormir, ¿si entiendes omega?

—Haré todo lo que desees... —Aprobó Jeongyeon, repitiendo la confirmación con un asentamiento incesante.

—Buena chica... —Murmuró Nayeon deslizando sus bragas entre sus infinitas piernas, antes de regresar sus besos contra sus muslos y sin detener la caricia de esos dedos contra sus pliegues empapados.

El alarido que se escapó de los labios de Jeongyeon fue tan inesperado como la respuesta espontánea de su sensible cuerpo al instante en el que los labios de Nayeon acariciaba su hendidura con suavidad. La omega se arqueó contra cada estocada lenta con la que la castaña digitaba en su interior en compañía armoniosa con las caricias de sus labios curiosos, una vez inició su propio ritmo.

—Oh-sí, sigue, sigue… —Masculló la omega con la voz embriagada de sensaciones pulzantes que recorrían cada trozo de su cuerpo.

Su dedos firmes no flaquearon un solo instante mientras se apoderaban de su cuerpo con una facilidad atroz.

—¡Oh cielos! —Exclamó cuando la lengua de Nayeon se encajó contra su clítoris vibrante qué parecía ansioso de atención.

El compás fue tan abrumador que tuvo que tomarse de las sábanas para poder sobrellevar el ritmo que parecía empujar a su cuerpo hasta lo más alto con una habilidad inesperada, hasta que desbordó y sacudió todo su mundo en su liberación.

Habían muchas cosas que analizar después de ese episodio, en primer lugar que defintivamente quería a esa omega en su vida, y  en segundo, Tzuyu siempre terminaba por tener un jodido punto de apoyo con sus emboscadas, pero esa en especifico, sería su favorita.

Bueno, al parecer Tzu no tendrá tantos problemas como parece Ü

Hola, ¿me extrañabas por aquí? Ü
Yo sí te extrañaba muchísimo, perdóname por tardarme tanto en regresar es que este capítulo fue improvisado (no es parte de la historia) por eso me costó un poco más 🤭

A pesar de que esta adaptación está dedicada a él desde un inicio, quiero dedicarle este capítulo a mi gran amigo jyc8kies por siempre estar conmigo, apoyarme, incentivarme y siempre brindarme ánimos y llenarme de confianza para seguir. Tamito mucho mi vida, espero hayas tenido un cumpleaños rodeado de todo el amor que te mereces

He estado en crisis, muchísimo, creo que me niego a soltar mis personajes y mis libros, o quizás me sobre exigí muchísimo en unas escenas y no sé como recuperarme del bloqueo que esto me provocó, pero te prometo que lo solucionaré pronto Tu, espero puedas esperar por esta autora.

Tqm, ten un buen inicio de semana, cuídate mucho y espérame que ya estoy de regreso♡

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