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🌼Capitulo 15

Al llegar a casa, Hyobum esperaba en el patio, acompañada de una pareja de mediana edad, que miraban aproximarse el vehículo un tanto nerviosos.

—¿Esa no es… mi tía Jia? —preguntó Jeongyeon sorprendida.

—Y también tu tío Chaewon, me tomé la libertad de invitarlos como una visita sorpresa. Lo que suceda de aquí en adelante es cosa de ustedes. Pero recuerda, esa cabaña todavía está disponible por si la deseas.

Jeongyeon le rodeó el cuello con los brazos y le dio infinidad de besos alrededor de la cara, terminando en sus labios sonrientes.

¿Cómo pudo haber dudado de las buenas intenciones de Nayeon? Si a cada segundo buscaba el modo de hacerla feliz y a su pequeña alfa.

—Vamos. Baja y salúdalos —La motivó la castaña —Ellos están tan asustados como tú, amor —Agregó al ver que la desconcertada pareja se acercaba al vehículo.

Jeongyeon se bajó y lentamente se acercó a ellos. Entonces se produjo un instante de vacilación y luego los tres se abrazaron, lloraron y hablaron atropelladamente.
Por fin Jeongyeon más calmada, le hizo un gesto a Tzuyu quien observaba la escena abrazada a la cintura de Nayeon, pero la chiquilla señaló las plantas junto al porche, asombrada.

—¡Mamá! ¡Nayeon! ¡Miren, los rosales florecieron! —Exclamó la jovencita, inspeccionando las rosas —¡Y a mamá le encantará saber que están cubiertas de capullos amarillos!

Nunca antes había visto tantas flores en una planta. Pero, ¿de qué se sorprendía?  Su madre siempre había hecho magia con esas plantas, y todo lo que tuviera que ver con Nayeon, parecía florecer.

—Ven a saludar a tus tíos, cielo y luego quiero que les presentes a nuestra alfa ejemplar —Habló Jeongyeon a su cachorra, cuando su mirada se cruzó con la de Nayeon —Estoy segura de que la van a querer tanto como nosotras, una vez conozcan lo maravillosa que es.

Horas más tarde, cuando habían pasado una agradable tarde de reencuentro y los tíos se habían acomodado para quedarse unos cuantos días en la cabaña, cenaron todos juntos y el ambiente familiar, las miradas de complicidad que compartía con su omega y con la cachorra traviesa que gustaba de tomar un lugar a su lado, hicieron que el corazón de Nayeon brincara con alegría.

Im estuvo agradecida de conocer sobre el pasado de Jeongyeon, de las anécdotas y los detalles que hicieron a la hermosa omega con la que estaba unida eternamente.

Ya se preparaban para ir a dormir, mientras Nayeon cerraba las ventanas de la habitación de Tzuyu, y Jeongyeon se apresuraba de acomodar su cama antes de que se acostara a dormir.

—Mamá, yo puedo hacer eso, ya no soy una bebé... —Se quejó Tzuyu, siendo detenida por Nayeon.

—Déjala, cuando seas una mujer ya no podrá hacer eso por ti tan seguido. —Susurró la castaña y Tzuyu lo vio como lo que era, un amoroso consejo. La alfa le guiñó un ojo y Tzuyu sonrió antes de asentir.

—Listo mi amor, ahora tu almohada huele a fresas, porque sé que te encantan las fresas. —Señaló la omega con evidente adoración, después de esparcir un suave perfume de ambientes y mullir muy bien para que su pequeña durmiera cómodamente.

—Gracias mamá. —Murmuró Tzuyu, aunque dejando caer la barbilla. Aquella sensación de culpa se iba y regresaba desde la pasada mañana, después de la visita a la dirección de la nueva escuela.

Jeongyeon miró a Nayeon con súplica y la alfa lanzó un largo suspiro antes de señalar un lugar junto a la pequeña alfa, quien ya había tomado un lugar en el borde de su cama.

La alfa se posicinó en su lado izquierdo, y su madre en el lado derecho, ambas tomaron una de sus manos, en un amplio silencio que persistió hasta que Jeongyeon decidió a hablar.

—Escúchame cielo, yo sé que no tuviste malas intenciones. —La tranquilizó Jeongyeon, cuando la vió dudar.

—Nunca busqué hacerte daño, yo sabía que Nayeon unnie…

—Lo sé mi cielo, lo sé. Aunque no fue el modo correcto de hacerlo, te agradezco todo Tzuyu. No debes sentirte mal por nada. —Musitó Jeongyeon, ganándose la atención de su cachorra.

—¿De verdad? Es decir, entiendo que son temas de adultos, sé que no debí.

—No debiste. —Negó Jeongyeon presionando los labios, mientras negaba —Pero así es como debieron suceder las cosas, y no podría ser más feliz a causa de eso, mi amor.

—Lo sé... —Respondió Tzuyu a su madre, quien dejó un beso sobre su frente.

—Y en verdad creo que tu proyecto es increíble. Eres inmensa niña, estoy realmente orgullosa de ti, y si en algún momento estas personas llegan a dudar, pues buscaremos quienes sepan valorarte. Porque solo mereces lo mejor y tu madre y yo, siempre buscaremos lo mejor para ti, Tzuyu.

—¿De verdad? —Musitó la cachorra, ahora con los ojitos llenos de ilusión.

—De verdad, buscaremos que siempre te valoren como tu lo mereces.

—Entonces, ¿De verdad me quieres aquí? —Preguntó Tzuyu cabizbaja, incapaz de verla con esos lindos ojos que tenía.

—Cachorra… —Nayeon se ladeó para tomar su barbilla y que esos lindos ojos castaños y húmedos que se contenía terriblemente de llorar, estén sobre los suyos. —De verdad, te quiero muchísimo. Eres muy valiosa para mi, estoy segura que eres tan maravillosa como tu madre, además de lista y con un corazón tan cálido que hace a mi loba sentirse acompañada y feliz.

—U-unnie… —Hipó Tzuyu, incapaz de soltar el llanto con naturalidad y Nayeon volvió a tomar su rostro para sostener su mirada.

—Eres muy lista cariño, lo suficiente para saber que no está mal sentir, confiar, creer y también llorar, sí eso es lo que deseas hacer. —Nayeon la abrazó, dejando que todo su peso caiga sobre su pecho y acarició su cabello para sentirla sollozar. —Los alfas también lloran cachorra, que nadie te haga creer que no es así, porque la capacidad de sentir no te hace menos fuerte…

—Te quiero mucho, unnie. —Musitó Tzuyu, con la voz ronca y entrecortada, dejándose contener por la alfa castaña.

—Y yo a ti, cariño, yo a ti. —La abrazó con fuerza, Jeongyeon unida a su conmovedor abrazo. —Estamos contigo, no estás sola y nunca volverás a sentirte sola, ¿de acuerdo?

—Unnie, ¿prometes que jamás vas a abandonarnos? —Preguntó la niña, muy metida contra su pecho, incapaz de verla cuando hacía esa desgarradora pregunta.

—Oh Tzuyu… —Lloriqueó Jeongyeon, sintiendo el aullido de su omega herida.

—No lo haré, lo prometo Tzuyu. Porque sabes que tu madre lo es todo para mi alfa, así como tu eres parte de este todo. ¿Entiendes? Y no te prometo que no habrán problemas, porque sabes lo terca que es tu madre…

—Lo sé… —Rió la chiquilla, haciendo gruñir a su madre.

—Oigan no confabulen en mi contra. —Se quejó Jeongyeon, haciéndolas reír.

—Aún así, tu sabes que jamás podría abandonarlas, porque, mírame, necesito que pongas atención a lo que diré, cachorra. —Tzuyu alzó su tierna mirada para que la alfa pudiera darle su palabra y transmitirle su gran tranquilidad —Soy yo, quien no puede vivir sin ustedes, ¿Entiendes? No se trata de ustedes solamente, sino de mi.

—Lo-o entiendo, unnie. —Aceptó Tzuyu las palabras de Nayeon.

—Te quiero mucho Tzuyu y que no te quepa duda de que somos una familia ahora, ¿de acuerdo? Las tres.

—Somos una familia. —Pronunció la pequeña, como si aquello fuera una formula indescifrable para ella, intentando comprender amigablemente a esa maravillosa idea.

—Las tres. —Repitió Jeongyeon con una sonrisa, que contagió a ambas alfas.

—Las tres, mi amor, somos una familia ahora y nada nos va a separar.

Un hogar, un hogar cálido en el cual refugiarse y abrigarse por las noches de invierno, y en donde pasar unas cálidas tardes de verano con una mamá alfa que no la juzgaba, ni la despreciaba por, quizas, ser mas lista que ella y que amaba a su mamá omega y la hacía reír como nunca la había visto hacerlo antes, un hogar lleno de amor.

Tzuyu sonrió y esos dulces hoyuelos de sus mejillas se marcaron haciendo palpitar el corazón de Nayeon, quien no se abstuvo de besar su frente y dejarla apoyar su mejilla sobre su pecho, al igual que su omega, dispuesta a cuidarlas, protegerlas y amarlas hasta el último de sus días.

Tenían una familia ahora y la vida pronosticaba ser muy lejana a la que conocía antes de la aparición de Im Nayeon, pero en esta ocasión Tzuyu estaba segura de que no extrañaría y que ya nada la ataba al pasado.

Los tíos de Jeongyeon habían regresado luego de reconciliarse con su sobrina. Habían compartido como una familia y quedaron completamente prendados con las ocurrencias de su alegre sobrina nieta, Tzuyu.

Aunque decidieron regresarse apenas cinco días después de su llegada, le prometieron a Jeongyeon regresar para festejarlas en el día de su boda, como también pasar más tiempo juntos y recuperar el tiempo perdido, debido a que Nayeon les había ofrecido la cabaña para cuando ellos decidieran regresar a visitarles.

Jeongyeon y Nayeon aún no dormían juntas en la misma habitación ante los ojos de los demás, pero todas las noches a escondidas, como un juego romántico para la omega e irresistible para la alfa castaña, cualquiera de las dos brincaba a la habitación de la otra, para amarse o simplemente para sentirse y dormir abrazadas pues, habían decidido guardar las apariencias aunque era un secreto a voces, especialmente para Tzuyu, que compartían todas las noches.

Tzuyu se había adaptado a su nueva vida en la escuela, en la gran casa de Nayeon y ya tenía muchos amigos de su edad, le gustaban las actividades al aire libre y su deseo era convertirse en una gran científica, por lo que sus inventos mantenían en vela a Nayeon y a Jeongyeon en todo momento.

Nayeon siempre la alcahueteaba en sus inventos, aunque era estricta con ella cuando se empeñaba con buscar límites. Tzuyu la respetaba mucho y la admiraba como la figura de alfa que tanto soñó y encontró en ella.

Una mañana tranquila de los primeros días de calor, Nayeon se encontraba en su despacho realizando unas llamadas importantes, cuando Jeongyeon entró haciéndola sonreír de inmediato.

—Mi amor, ¿te interrumpo?

—Tú nunca me interrumpes mi omega, más bien te extrañé. —Sonrió con esa seductora sonrisa de dientes sobresalientes y la llamó, palmeándose los muslos —Ven aquí, dímelo todo.

—Hoy tengo que ir a la ciudad para recoger mi diploma, además voy aprovechar el viaje para comenzar a comprar lo necesario para el día de nuestra boda y quería saber si tenías ganas de elegir algunos detalles conmigo… —Sonrió, una vez la alfa se hundió contra su cuello para sentir su delicioso y especial aroma, mientras ella tomaba un lugar sobre sus piernas y se dejaba rodear por sus brazos.

—Oh cielos, ¿Puedes repetir eso para mi? —Musitó la alfa, extasiada de su aroma antes de tomar sus mejillas para encontrarse con sus alegres ojos de luna.

—¿Qué cosa? —Preguntó la omega, entretenida con lo que sentía gracias a esa mirada de amor que su alfa siempre le hacía sentir.

—Eso, “nuestra boda” dilo por favor, es que me cuesta creer que una mujer tan hermosa e inteligente como tu, quiera ser mi esposa…

Sus cuerpos se estremecía cuando estaban así de cerca, esa intensa cercanía solo provocaba que sus lobas desearan la unión, la marca y el lazo para acabar con lo único que evitaba que fueran una. Jeongyeon no perdió tiempo y reaccionó al instante al llamado de su loba.

—Mi amor ya estoy deseando que llegue el día de nuestra boda, tan solo falta un mes.

—Si, y tú no sabes cuánto deseo que llegue ese día, ya no quiero seguir escondiéndome por las noches para estar contigo. Quiero que ante los ojos de todos seas mía, aunque creo que ya todos se dieron cuenta que nos pasamos de una habitación a otra por la noche.

—Que pena, ayer tu abuela comentó que apenas pudo dormir por la noche ruidosa y para colmo lo dijo con una amplia y sugerente sonrisa, que hasta Tzuyu lo confirmó. No sabía a donde mirar. —Murmuró Jeongyeon, realmente avergonzada.

—No le hagas caso amor, puedo darte mi palabra de que las únicas que escuchan tus dulces gemidos somos yo, mi loba y las paredes de mi habitación o la tuya, no le hagas caso, esa anciana niña es una traviesa.

—Im Nayeon, deja de decir esas cosas…

—Oye, y regresando al tema, sabes que no tengo problema de acompañarte amor. También tengo que pasar a ver a mi abogado, debo recoger unos documentos importantes.

—Perfecto, ¿Subo a mi habitación, recojo mi bolsa y nos vamos?

—De acuerdo, te espero.

Jeongyeon asintió satisfecha y lista para irse, pero Nayeon la detuvo rodeando su cintura, para despedirla con ese delicioso beso que siempre le daba cuando no deseaba que se aparte de su lado, y la omega se apartó sonriendo, sonrojada y jadeante, antes de dejarse llevar por su hermosa alfa castaña, haciéndola reír con su tierno rubor.

En la ciudad de Seúl las personas ajenas parecían igual de apuradas que cada día. Jeongyeon ya tenía su diploma en sus manos y una promesa de su alfa de festejarla con una cena especial, cuando se dirigían a Yellow Flowers a buscar a Hyobum pues, sería quién la ayudaría a escoger su vestido de novia, como había dicho, en un lugar muy especial.

—De acuerdo señoras, ahora serviré champagne en sus copas —Sana se levantó para ayudar a Hyobum a servir, pero esta la detuvo —No, no Sana. Siéntate y relájate, por favor —Insistió Hyobum.

La japonesa se sentó mientras esperaba que la anciana de setenta y seis años cesara de trabajar, era mas que claro que ella no podía ni quería cesar sus funciones en la agencia. Si no fuera tan eficaz en su trabajo...

—Hyobum, ¿A que sorpresa se refiere? —Dudó la rubia omega japonesa con aquella traviesa expresión ansiosa.

—No comas ansias, querida, ya lo veras... —Sonrió la anciana omega con suave aroma a rosas, en ese tono dulce de picardía y complicidad que hacía sonreír a Sana.

—Ya estoy aquí, pero de prisa que tengo que regresar...

—Y tú Jihyo, no atiendas ningún teléfono, y siéntate, ven. —Llamó a la joven alfa estudiante, quien tomó un lugar junto a Sana.

Hyobum, antes de mostrar a las jóvenes empleadas el artículo recién aparecido en la revista, se instaló en su asiento y bebió un sorbo de burbujeante champán.

—Esperen a oír esto, se van a morir. —Rió al tiempo que sacaba una rosa amarilla de un florero cercano — “Una cachorra de trece años encuentra la madre alfa de sus sueños” —Leyó mientras agitaba la rosa para enfatizar la lectura —Ese es el título. Y a continuación dice: “La agencia matrimonial Yellow Flowers cerró un gran trato con Tzuyu (Choi Tzuyu, 12 años) Y por solo unos cuantos wones le consiguió la mejor cita que hubiera podido soñar su madre omega... una cita con el destino. Después de completar el formulario en nombre de su madre Jeongyeon (Yoo Jeongyeon, 30 años), el ordenador de la agencia Yellow Flowers seleccionó a la madre alfa perfecta para la joven Tzuyu. Se trata de la nieta de Im Hyobum, propietaria de la agencia. Pero fue necesario que Tzuyu realizara algunos experimentos científicos para convencer a su madre de que Im Nayeon (34 años) era la esposa y alfa perfecta para ella. "Mi proyecto obtuvo la más alta calificación en el colegio. Pero lo mejor de todo, es que conseguí una mamá alfa maravillosa" declaró Tzuyu orgullosamente en el artículo de la revista. Al parecer, la prestación de servicios informatizados de Yellow Flowers, agencia experta en relacionar parejas con fines matrimoniales, marcha por muy buen camino.”

—Eso suena muy dulce... —Sollozó Sana al limpiarse la nariz con un pañuelo, haciendo carcajear a Jihyo.

—Ha sido la más increíble de las coincidencias señora Hyobum, el día que Sana señaló que mejor dejáramos a Nayeon unnie...

—¿Usted lo sabía, verdad? —Consultó Sana, aún emocionada.

—Para nada, pero se supone que es lo que tenía que suceder, Jeongyeon y Nayeon son tal para cual.

Con un suspiro y una sonrisa risueña, Hyobum apartó la revista y alzó su copa.

—A la salud de todas nosotras. Sospecho que nuestra pequeña empresa empieza a marchar por el camino de la prosperidad. ¡Ah! Y antes de que se me olvide, tenías razón, Sana chan. Sabrás que volví a introducir el formulario de Jeongyeon con su verdadera edad en la base de datos, y esta vez el resultado fue un cien por ciento de afinidad con la única candidata seleccionada, mi nieta Nayeon. ¡Tal como lo anunciaste desde el principio!

En ese momento Jeongyeon ingresó junto a Nayeon escuchando que realmente eran un cien por ciento compatible.

—¿Es cierto?, ¿Nayeon y yo somos compatibles en un ciento por ciento? —Jadeó la omega, asombrada.

—No sé porque te sigues sorprendiendo de eso amor, eres mi alma gemela, es claro porqué lo es. —La regañó la alfa, dejando un beso sobre su mejilla.

—Lo son, pero como ya sabes, Sana chan lo había pronosticado mucho antes que el sistema computarizado. Además, ¡La leyenda del beso en la familia Im, una vez más funcionó! —Festejó la anciana omega, toda emocionada.

—De lo que estoy realmente segura, es que nuestro amor es cien por ciento verdadero. —Musitó Jeongyeon, bajo su regaño.

—Bueno, ya basta, que hay una mujer de la tercera edad presente. —Rió la Hyobum al verlas unirse en un beso que parecía capaz de romper con los cristales de las puertas de la agencia.

—No me puedo quejar, por que gracias a ustedes, estoy por casarme con mi bella omega, que amo con locura —Jadeó Nayeon, dejando un beso sonado en los labios a Jeongyeon.

—Estamos perdiendo tiempo, Jeongyeon ya nos podemos ir a comprar tu vestido de bodas. Allí nos podremos ver con Seah.

—¿La madre de Nayeon? —Tragó Jeongyeon, al oír el nombre de aquella omega.

—Tranquila cariño, Seah puede parecer intimidante, pero es una omega adorable.

Nayeon rió ante la expresión de duda de su tímida omega, la cual aún tardaba en relacionarse con confianza con su familia.

—Las dejo en donde me digan, en lo que voy al abogado a recoger unos documentos.

Nayeon dejó a Jeongyeon y a Hyobum en donde le indicaron y continuó camino hacia su destino, con la promesa de que regresaría por un vestido de novia, también.

Jeongyeon sonrió nerviosamente con el corazón palpitante, una vez se encontraron con la madre omega de su alfa, quien esperaba por ambas en el lugar en donde tenían pactada la cita.

—Im Seah —Habló la omega con un suave aroma floral qué Jeongyeon no supo definir con claridad, quizás porque no conocía el tipo de flor, o quizás por lo nerviosa que estaba.

—Yoo Jeongyeon —Respondió tímidamente y los nervios incrementaron su dulce y adorable aroma.

Jeongyeon parpadeó cuando la omega de alrededor de cuarenta y varios años, retenía su mirada como si intentara ver dentro de su corazón.

—Vamos Seah, cariño, no la intimides tanto, que pronto será tu nuera también.

—Lo siento, no quería incomodarte. —Musitó Seah dejándose indicar por Hyobum, y soltando una sonrisa radiante repleta de amabilidad.

Jeongyeon asintió y se sorprendió de que aún no hubieran separado las manos qué se unieron en un saludo cordial.

—¿Tienes una idea de lo que buscas? —Consultó Seah, ahora enlazando su brazo con el de Jeongyeon y la omega sonrió tremulamente ante su acercamiento.

—Lo que sea estará muy bien...

—¿Cómo que lo que sea? ¡Te casaras con una Im, eso jamás! El vestido debe de ser el de tus sueños, querida, piénsalo muy bien. —Insistió Hyobum, tomando su otro brazo.

Ambas rodeaban a la alta omega, quien veía a una y a la otra pausasamente.

—Es que no deseaba casarme, hasta que conocí a Nayeon...

—Eso es muy tierno, no la presiones Hyobum, quizás solo debe encontrar lo que le siente mejor, es muy alta, se verá bonita en cualquier cosa. —Musitó Seah, muy entendida en el asunto y luego chasqueó los dedos haciendo que un batallón de empleados se alineen frente a ellas. —Ella es Jeongyeon, es la prometida de mi hija Nayeon, necesito que encontremos lo que la haga sentir cómoda y a gusto para el día de su boda.

—Si señora. —Dijeron en unísono y Jeongyeon miró a la omega madre de Nayeon con los labios entreabiertos.

—Lamento no habértelo dicho, pero la diseñadora de tu vestido será Seah. —Susurró Hyobum, ante esa tierna expresión asombrada de Jeongyeon.

—Wow... —Musitó la omega menor, observando como la madre de Nayeon se pasaba un metro sobre el cuello, se tomaba el cabello castaño en un alto moño desprolijo que la hacía ver tan jovial, tan parecida a su alfa, y una libreta descansaba entre sus manos mientras un asistente se ponía a su lado oyendo y acatando indicaciones.

La tarde sería muy diferente a la que Jeongyeon esperaba, en esta ocasión no tendría que pasar diseños por un perchero pues, su suegra la había posicionado sobre una tarima circular qué la hacía dueña de todos los ojos del lugar, y le indicó que diseñaría para ella desde cero. Tan pronto como se vio rodeada de infinidad opciones y de muestras de tela. Fue entonces cuando la omega pelicorta deseo con todo su corazón que su alfa estuviera allí.

Y no supo si fue por el llamado de su loba o porque lo había deseado con todo su corazón, pero la castaña mujer de sus sueños cruzó la puerta con ese atractivo modo de ganarse todas las miradas, haciendo que los ojos de Jeongyeon brillen como constelaciones iluminadas por el sol.

Durante toda la tarde decidieron sobre el diseño del vestido de Jeongyeon, quien se había emocionado de observar a Nayeon tratando con su madre, quien no perdía oportunidad de decirle lo guapa que se veía y de lo orgullosa que estaba de ella.

Quizás no fuera una relación estrecha, pero si era honesta y cariñosa, supo reconocer Jeongyeon, mientras Nayeon se dejaba tomar las medidas por su madre.

Ya de camino a casa, Jeongyeon había pasado la tarde consentida con deliciosos macarons, te caliente y aquella larga lista de opciones que Seah le había planteado para el diseño de su vestido de novia. Y Nayeon, que se había unido después de visitar a su abogado, no había dejado de hacerle saber lo hermosa que era y que, dese entonces estaba segura, se vería maravillosa con el vestido con el que se convertiría en su esposa.

—Nayeon, sabes que no soy curiosa, pero…

—Pero quieres saber que fui a recoger en la oficina de mi abogado, ¿no es verdad?

—¿Para qué te voy a decir que no, si sí? —Dijo Jeongyeon con los hombros fruncidos y una sonrisa en los labios —Me intriga, además recuerda que dijimos que siempre vamos a ser sinceras la una con la otra.

—En realidad, ya me extrañaba que no me preguntaras antes, amor. —Musitó Nayeon, dejando un beso sobre sus labios.

—No porque tenía mil cosas en la cabeza con eso de conocer a tu madre y descubrir que es diseñadora de modas.

—Diseñadora de vestidos de novia, en realidad. —Agregó Nayeon, apenada de no hablar demasiado sobre su familia.

—Estaba un poco ansiosa porque no lo hubieras mencionado. Además, porque te confío en ti, alfa, estaba segura que me lo dirías en algún momento, pero tengo que aceptar que mi curiosidad pudo más en esta ocasión.

—Pero vas a tener que esperar un poquito para descubrirlo amor, porque es una sorpresa.

—¿Y no me podrías adelantar algo? —Pronunció ese dulce y tierno mohín, enloqueciendo a la loba de la castaña.

—Eso sí… que no. Lo siento amor. —Rió la alfa en el chiste, haciendo a Jeongyeon fruncir el entrecejo.

—Bueno, de acuerdo, no te presiono más con mis preguntas —Se quejó la omega con un mohín, girando su cara hacia la ventana del vehículo e ignorar a su alfa, haciendo que se sintiera un poco culpable de no confiar en ella.

—Pero amor, no te enojes. Ya verás que cuando te enteres te va encantar.

—Lo entiendo. —Canceló como una niña pequeña, cuando la hacen esperar para una sorpresa o un regalo.

—Estás muy consentida, amor... —Carcajeó Nayeon, haciéndola reír al fin.

Habían llegado a casa y tan pronto como llegaron, Tzuyu corrió a saludarlas, contenta de verlas llegar. Ambas ayudaron a Jeongyeon a entrar a la casa todos los paquetes y bolsas.

Un instante aparte, sin que Jeongyeon se percatara, Tzuyu le preguntó a Nayeon que cuando hablaría con su madre y la alfa le dijo que esa misma noche, después de la cena hablaría con ella, para darle la noticia que habían concluido entre las dos.

Lo único que Nayeon realmente deseaba, era que su omega la aceptara no solo como su esposa su alfa y su amor, sino también como la madre de su hija.

Hola buenas, ya regresé por aquí,

¿Cuál crees que será la sorpresa que Nayeon y Tzuyu le ocultan a Jeongyeon?

Esto se va terminando Tu, ando sad, cuídate, tqm♡

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