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🍃Trois: Le secret de l'âme.

El tiempo pareció congelarse para ambos.

Yoongi caminaba al lado de Jimin sin soltar la mano que le había sido ofrecida; en todo momento el aprendiz le contaba detalles curiosos de su mundo, así como el rey compartía con él sus gustos secretos como lo era tocar el piano y cocinar postres a altas horas de la noche, cuando la servidumbre se encontraba descansando.

—Cada año la tierra cambia de color —contó Jimin con entusiasmo—. La luna verde nace y toca los cimientos de nuestro bosque, las hojas caen y se disuelven en el suelo, dándole ese verdor que anuncia la formación de una nueva magia.

—¿Qué tipo de magia? —preguntó el rey, sintiéndose sumamente curioso e interesado.

El peliverde hizo un sonido pensativo. —Nunca lo sabemos hasta que lo vemos —rió quedito—. La magia suele ser cambiante con los años.

—¿Y todos en este lugar son inmortales? —inquirió el pelinegro, a su alrededor había mucho movimiento de criaturas preciosas que de vez en cuando robaban su atención.

Jimin asintió, al momento que extendía la mano izquierda para que una pequeña hada se sentara en sus dedos, el rey observó con fascinación la diminuta y bonita criatura, formando un círculo con sus labios cuando descubrió que era un jovencito.

—Saluda a mi amigo —dijo el aprendiz refiriéndose al hada—. SeokJin, él es Yoongi, y es un rey —susurró lo último.

El joven de diminuto tamaño batió las brillantes alas e hizo muchas reverencias que causaron gracia en Yoongi.

—Es un placer conocerte, SeokJin —dijo el rey, respondiendo a las reverencias que el hada seguía haciendo.

—A SeokJin le encanta conocer a personas que tienen sangre real —explicó Jimin, habían retomado el camino con una sonriente hada sentada en el hombro izquierdo del peliverde.

—¿Las hadas también son inmortales? —los ojitos del rey lucían curiosos.

Jimin rió. —Lo son, de hecho SeokJin es bastante mayor.

El hada revoloteó alrededor de Jimin con la cara roja de vergüenza y furia combinados. Yoongi rió con fuerza, logrando contagiar al peliverde.

—No te enojes, Jinnie —el tono de voz en Jimin había adquirido un toque dulce y cargado de mimo. El rey cerró los ojos por ese breve momento—. Eres el hada más linda de UnderWorld.

Las palabras del aprendiz lograron mitigar la furia contenida en el hada. SeokJin se fue feliz, mientras en su camino dejaba polvillo brillante y rosado que demostraba el gusto que sintió al ser halagado.

—Lo tienes muy consentido —mencionó Yoongi con una mueca divertida.

Jimin se encogió de hombros. —Él y Tae son mis mejores amigos.

—Eso lo explica —el monarca sonrió ladino cuando una duda atacó su mente—. ¿Cuántos años tienes?

Ambos habían dejado atrás las cabañas y se habían internado en el espeso bosque subterráneo. La tranquilidad de ese lugar aumentaba el gusto que sentían al estar en la compañía del otro, sintiendo que todo lo que hacían era lo correcto, y siendo víctimas de sus propios deseos por conocer absolutamente todo del contrario.

—Tienes una extraña fijación con la inmortalidad —observó Jimin con una mirada llena de travesura.

Yoongi le dio un empujoncito juguetón. —Quiero saber que tan anciano es el hermoso joven que me acompaña, eso es todo.

—Tengo veintiséis —respondió el peliverde.

El pelinegro alzó una ceja. —¿Hablamos de años normales?

—¿Existe otro tipo acaso? —Jimin le empujó, siguiendo el juego impuesto por el rey—. Sí, Yoongi. Tengo veintiséis años humanos, por eso en mi mundo soy un aprendiz —reveló—. La magia de los aceites esenciales es la más poderosa, nací bajo la luna verde que forjó esa magia, es por ello que debo esperar a la completa madurez para ser un brujo poderoso.

—Fascinante —afirmó el rey—. Eso quiere decir que soy mayor que tú —analizó con aires de grandeza.

Jimin rodó los ojos. —¿Qué tanto?

—Tres años —informó orgulloso—. Recién cumplí veintinueve.

—¿Y a esa edad no te has casado? —indagó el menor, pues había leído que el matrimonio era de vital importancia para el reinado de los mundos mortales.

—Al momento de tomar la corona hice el juramento de que me casaría cuando mi corazón eligiera a la persona que reinaría a mi lado —comunicó con naturalidad, Jimin le escuchaba en silencio—. No he tenido prisa en casarme, y nunca fue un impedimento para ser un buen rey.

—Yoongi... —la voz salió suave de sus labios, el rey le miró atentamente y Jimin suspiró al tiempo que desviaba la mirada—. ¿Cómo sabrás que has encontrado a la persona correcta?

El sol de ese brillante atardecer comenzaba a opacar sus colores, los cánticos y susurros del interminable bosque danzaban con la brisa tibia que acompañaba al viento, ese mismo que sacudió la cabellera de ambos. Los ojos del rey se fijaron en los de aquel aprendiz, buscó en lo profundo de aquellos orbes brillantes, sonriendo cuando pudo percibir en sí mismo el cambio en el latir de su corazón.

—Ya la he encontrado —respondió en un susurro bajo—. Sólo necesito saber si esa persona sintió lo mismo que yo sentí al ver la belleza en sus ojos de diferente color.

Y entonces sucedió, la magia ancestral que componía el corazón del brujo despertó, ocasionando un nuevo latir que reconoció aquello que el rey en un suave susurro le confesó.

El bosque se cubrió de la oscuridad inminente de aquella majestuosa noche. Las luciérnagas fueron las encargadas de iluminar cada porción del camino que ambos iban atravesando, las manos permanecían juntas sin intenciones de ser separadas, con sonrisas pequeñas que significaban el mundo para ellos.

—¿Cómo es el mundo exterior? —preguntó Jimin, los dos se habían sentado a la orilla del lago donde hermosos cisnes descansaban.

—Ruidoso —respondió el mayor—. En mi reino hay mucho movimiento; mercaderes llegan y se van, así como muchos barcos pesqueros —hizo una pausa—. En estos momentos estamos en amenaza de guerra, un grupo de rebeldes desea invadirnos y me temo que son más fuertes de lo que pude imaginar —admitió—. Esa fue la principal razón que me trajo aquí, quería convertirme en un ser inmortal para que mi pueblo estuviera protegido, no tener el miedo de caer en batalla, deseando esa certeza de siempre prevalecer, aún cuando la oscuridad asecha —sonrió un poco—. Creí que sería sencillo, pero me equivoqué.

—El don de la inmortalidad lo posees —habló Jimin—. Eres hijo de una de nosotros, ese lazo lo llevas arraigado en lo profundo de tu sangre.

—Lo sé, sólo necesitaba visitar estas tierras para que la magia de mis ancestros fluyera —un pequeño sonrojo cubrió sus mejillas—. Y aún sabiendo que logré mi objetivo, no soy capaz de irme.

El menor abrazó sus piernas, mientras sus ojos se posaban en las aguas cristalinas del lago. La verde cabellera se mecía con gracia, y de los labios rellenos suspiros cortos eran expulsados. Esos detalles pequeños mantenían al rey preso en un anhelo completamente diferente a todo lo que una vez soñó con tener.

—¿Qué te detiene? —susurró Jimin, la voz adquirió aquella fragilidad que ambos corazones sentían al latir por el otro.

Yoongi lo miró fijamente, el poder de la mirada del rey obligó a que el menor abandonara la vista del lago para encontrarse con aquel par de ojos oscuros que en poco tiempo le enamoraron; algo tan mágico e irreal, así como inesperado, pero totalmente aceptado.

—Me detienes tú, Jimin —aseguró Yoongi.

El mencionado abrió los ojos en completa sorpresa. —¿Yo? —el rey asintió—. ¿Por qué lo hago?

Yoongi meditó por un momento, hasta que finalmente soltó un suspiro entrecortado y respondió:

—Porque ahora mi corazón late gracias al brillo en tu mirar.

Los ojitos bicolores brillaban con fuerza, las manos de Jimin picaban por acariciar aquel rostro varonil y decirle a gritos todo aquello que había despertado con su mera presencia. Las palabras de Yoongi le sirvieron de tibia caricia que alimentó su alma, haciéndole sonreír, haciéndole feliz.

—No entiendo lo que está pasando, pero tampoco quiero hacerlo —se encontró diciendo, la mirada de Yoongi seguía puesta en él—. Lo único que quiero es que esto que siento por ti siga creciendo para que nunca pensar que podrá extinguirse y morir.

Las manos del rey acunaron el rostro que sus ojos se encargaban de adorar, caricias suaves dieron sus dedos y sus labios picaban con violencia, exigiendo aquel toque celestial que amenazaba con desarmarlo.

—¿Crees que sea muy pronto para confesarlo? —inquirió Yoongi, su rostro acercándose cada vez más al contrario.

La mirada de Jimin viajó de los labios finos al par de ojos feroces y decididos que le veían sin dudar. Relamió los propios y dio una respuesta:

—Hay diferentes maneras para hacerlo.

Los labios finos se unieron con aquellos que serían su complemento. Jimin cerró los ojos y Yoongi le siguió, ambos entregándose en aquel toque pequeño y cargado de sentimientos cálidos y estremecedores que les hicieron saber que ya nada sería igual, pues habían encontrado lo que sólo a ellos les pertenecía sin siquiera haberlo buscado.

La magia que se escondía en sus almas brilló con fuerza en aquella noche, logrando unificarse. Dos vidas inmortales creadas gracias a la fertilidad de la tierra mágica, las cuales serían una sola para toda la eternidad prometida que les recibió con los brazos abiertos.

Siendo ese el nacimiento del amor eterno entre un rey poderoso y un brujo precioso, con el bosque subterráneo como escenario majestuoso que guardó para siempre el inicio de su amor.

Tres días pasaron y Yoongi admite haber caído bajo el encanto que el bosque subterráneo tenía y mostraba con orgullo en cada amanecer y anochecer.

Pudo ser espectador directo de la magia verde y natural que ahí crecía con fuerza; descubrió que todos los brujos y brujas eran seres sabios y amables que siempre tenían la disposición para ayudar en los momentos que más los necesiten, teniendo el alma libre de sentimientos negativos, con el deseo fuerte de ayudar siempre a todo aquel que acudiera a ellos.

Hoseok le afirmó del nacimiento de su inmortalidad la segunda noche, una sonrisa sincera apareció en el rostro del poderoso brujo, la cual aumentó cuando el rey le confirmó el descubrimiento de sus sentimientos hacia su joven aprendiz.

Jimin.

Ese pequeño de ojos hermosos es el causante principal de la felicidad en el monarca. Yoongi está seguro que ahora tiene la fuerza suficiente para luchar por su reino, quiere que sus tierras sean un lugar seguro y hermoso para que su amado se sienta feliz una vez acepte el trono y la corona que el rey tiene para ofrecer.

En ese corto tiempo hablaron de muchas cosas importantes para ellos, planes a futuro y renovaciones en ambos mundos para que el poder del bosque subterráneo no siga encapsulado, ahora Yoongi sabe que ese mundo mágico ha pasado oculto durante todo ese tiempo por temor a ser rechazado, y con ese conocimiento es que el rey empezará a hacer el cambio.

El día de partir llegó, y Yoongi pisa la tierra con seguridad porque de su brazo se sostiene aquel joven dueño de su corazón. Jimin ha aceptado irse con él a Olenor y convertirse en el primer rey consorte del gran reino.

—¿Estás seguro de querer hacerlo? —el rey se obliga a preguntar porque quiere saber que Jimin no tiene duda alguna de las decisiones tomadas.

—Quiero estar contigo por siempre —es la respuesta contundente que obtiene.

Hoseok se acerca hasta donde están ellos y hace una reverencia. —Mis mejores deseos siempre estarán con ustedes —luego se dirigió a Yoongi—. Espero que tenga la completa victoria en la guerra que se avecina, majestad.

—Así será —aseguró el pelinegro—. Y cuando restaure la paz en mi reino, Underworld será bienvenido.

—Para nosotros será un honor colmar a su reino con nuestra magia —dijo el pelinaranja.

—Espero verte pronto, maestro —musitó Jimin con una mirada brillante.

Hoseok le sonrió a su pequeño aprendiz. —Haz alzado vuelo, sigue tu destino y no temas. Más pronto de lo que crees volveremos a vernos.

Yoongi y Jimin hicieron una profunda reverencia de despedida; aquel mundo mágico y maravilloso les estaba dando su adiós, para pronto regresar a la tierra en la que el rey creció y que a partir de ese momento sería el nuevo hogar del peliverde.

Juntos y tomados de la mano atravesaron la cueva de las mil luces, con los corazones rebosantes en sentimientos fuertes y auténticos, ambos listos para dar inicio a su próspero reinado.

El reino de Olenor se regocijó con la noticia del compromiso del rey.

La llegada de Jimin sacudió en sorpresa a cada rincón del palacio, mientras que en el pueblo no se hacía más que hablar de la innegable belleza que componía al próximo monarca.

Una fiesta se dio a la noche siguiente de la llegada de ambos. Jimin fue presentado con el consejo real quienes quedaron encantados con su belleza y elocuencia al hablar. Esa celebración quedó grabada como un acontecimiento que sería contado a generaciones futuras, pues el gran rey Min Yoongi contraería matrimonio con un hermoso joven de sangre mágica.

La tempestad de la guerra inició a la semana siguiente. Las tropas de Yoongi se encargaron de defender cada rincón del reino, el rey mismo estuvo al lado de su fiel general, dando todo en la batalla y sin descansar, hasta que el último enemigo fue vencido.

Esa noche fue oscura y llena de angustia, Jimin había permanecido en la seguridad del castillo, rogándole a la tierra ancestral que la magia de su amado lo mantuviera protegido para que pronto volviera a estar entre sus brazos.

Y la mañana siguiente le sonrió cálidamente cuando la noticia de la victoria de Olenor sacudió al castillo completo. Jimin nunca podrá describir la descarga de emociones que lo embargaron cuando sus ojos miraron a su amado ingresar al castillo, con su armadura ensangrentada que demostraba la guerra que había vencido.

—Olenor está seguro, ahora podemos amarnos sin miedo alguno —habían sido las palabras de Yoongi, cuando Jimin corrió a recibirlo.

Underworld se estremeció con fuerza y emergió hacia el reino; la magia verde cubrió cada porción de terreno, colmando de dones a cada uno de los pobladores.

El misterio de las brujas quedó al descubierto la misma noche en la que Yoongi contrajo matrimonio con su amado. El cielo se pintó de la magia antigua, y los bosques se unificaron en uno solo, así como los mundos que ahora gozarían del preciado don de la inmortalidad.

Porque el rey había cumplido su promesa, Olenor recibió a los seres mágicos con profundo respeto y devoción, y ellos como muestra de gratitud les otorgaron la dicha de conocer la eternidad con una vida que jamás se extinguiría.

Y pocos años tuvieron que pasar para que en Olenor se anunciara el nacimiento de un poderoso heredero.

Al final de todo, Yoongi pudo tener mucho más de lo que imaginó, descubriendo que su deseo inicial no se comparaba con lo que ahora poseía.

—Te amo —susurró a su amado, en aquella noche estrellada. Ambos observaban a su pequeño hijo dormir con suma tranquilidad.

Jimin le dio un corto beso en los labios antes de responder. —Te amo más, mi rey.

Porque ninguna eternidad sería lo suficientemente buena, mientras no tuviera a su mágico rey que despertó la magia de los bosques subterráneos.

Y fue así como cayó en aquel hermoso abismo, donde su amado esposo le recibía entre encantos y pociones mágicas que lograron conquistar su corazón, creando un amor que duraría por siempre.

¿Había algo mejor que eso? Yoongi no se molestó en averiguarlo.

Porque tenía toda una eternidad para descubrirlo.






























🍃YOONGLH🍃

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