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📱:Capítulo Veinticinco
ˏˋ Parqueˎˊ꒰ 💚 ꒱

—Me quiero suicidar —anunció el albino sin energía, dejándose caer dramáticamente sobre la pulcra cama de Kurapika.

Era fin de semana, y los chicos habían organizado una pequeña reunión en casa del Kurta, algo que llevaban semanas sin hacer debido a los múltiples quehaceres escolares.

Leorio se acomodó los lentes sobre el puente de la nariz, desviando la atención de su libro para posar la mirada en el deprimente muchacho frente a él.

—Propongo que entre todos le asignemos a Killua una tarifa mensual por darle consejos. No me parece justo eso de ser psicólogo gratis.

—¡Tus consejos son los que menos me sirven! —bramó Killua, sin despegar la cara de la almohada.

Kurapika suspiró con cansancio y se sentó en la orilla de la cama, observando distraídamente al Zoldyck.

—¿Sabías que en la Biblia el suicidio es considerado un asesinato? —comentó de pronto.

Killua alzó la cabeza con una ceja arqueada, mirándolo con incredulidad.

—Deberías pensarlo dos veces antes de decir esas cosas —continuó el rubio con total seriedad—. Podrías ir a la cárcel por intento de autohomicidio.

Killua gruñó y volvió a hundir la cara en la almohada—Creo que el único que necesita un psicólogo aquí eres tú.

Gon desvió la mirada de su celular y se acercó rápidamente a su mejor amigo, colocando una mano sobre su cabeza para repartirle pequeñas caricias en un gesto de consuelo.

—Basta, chicos, no lo molesten —regañó con voz suave, frunciendo los labios en un mohín de preocupación—. ¿Qué pasó ahora con mi niño?

Un gruñido de fastidio por parte del albino lo hizo reír. Killua giró apenas la cabeza para poder respirar mejor y le lanzó una mirada triste de reojo antes de murmurar:—Naomi me contó que el infeliz de Feitan le dijo que le gustan sus ojos…

Kurapika alzó una ceja, confundido—¿Y eso qué? Sus ojos son lindos, cualquiera podría habérselo dicho. No tiene nada de raro.

El comentario hizo que Killua se reincorporara bruscamente en la cama, sentándose con las piernas cruzadas y el ceño completamente fruncido.

—¡Es raro! Si lo dijo, es porque la estaba viendo fijamente.

—¿Y qué tiene que la vea? —preguntó Leorio, esbozando una sonrisa burlona al notar por dónde iba la situación.

—¡No la puede ver! Ella es… es… ¡Agh! —explotó con frustración, tomando una almohada y apretándola con fuerza contra su rostro.

Sus tres amigos alzaron las cejas, sorprendidos ante la patética escena de celos que estaba montando Killua.

—Killua… —musitó Gon con suavidad, retirándole la almohada del rostro con delicadeza. Su amigo tenía todo el rostro rojo, seguramente por la rabia que estaba sintiendo, así que colocó una mano sobre su hombro para reconfortarlo—. Seguramente Naomi-chan no tiene interés en Feitan. ¿Acaso alguna vez los has visto salir fuera de clases, conversar por teléfono o reír juntos?

Killua negó lentamente, con la mirada perdida en un punto lejano.

—¡Exacto! —exclamó Gon con entusiasmo—. Todas esas cosas ella solo las hace contigo. Y con Daiki-kun, pero ese es otro tema.

El albino murmuró un sonido pensativo, relajando un poco su expresión—También nos abrazamos el viernes… —añadió en un susurro, sonriendo levemente al recordar la escena. Pero su expresión se ensombreció de inmediato—. Y seguramente habría durado más de no ser porque ¡el imbécil de Leorio arruinó todo!

Con brusquedad, le lanzó la almohada en sus manos al pelinegro. Leorio no alcanzó a cubrirse a tiempo, así que la almohada impactó directamente contra su cara, haciendo que sus lentes cayeran al suelo.

—¡¿Y yo qué iba a saber que estaban ahí?! ¡Necesitaba ir a mi club de primeros auxilios!

—¡Primeros auxilios es lo que vas a necesitar después de lo que te haré! —exclamó furioso, tomando otra almohada para arrojársela a Leorio.

—¡Oigan! ¡No destruyan mis almohadas de plumas de ganso! —los reprendió Kurapika, levantándose de inmediato para recogerlas del suelo.

Killua se cruzó de brazos, frunciendo el ceño con irritación mientras desviaba la mirada—Como sea… —rodó los ojos—. Si Feitan está enamorado de Naomi, estoy perdido.

Gon ladeó la cabeza con curiosidad—¿Por qué lo dices, Killua?

El albino suspiró pesadamente, tratando de encontrar la forma menos patética de responder.

—Ya sabes, él es… huh… el tipo de chico que les gusta a las mujeres.

—Corrección, ese soy yo —intervino Kurapika con suficiencia, haciendo que Killua le lanzara una mala mirada—Justificaría tu preocupación si yo estuviera enamorado de Naomi, pero no es así —continuó el rubio—. Puedes estar tranquilo.

Leorio soltó una carcajada, lo que le valió otro almohadazo de Killua. Se acomodó los lentes con fastidio y carraspeó antes de hablar.

—Killua tiene razón. Solo piensen: si ustedes fueran una chica, ¿saldrían con Feitan?

Un silencio incómodo se instaló en la habitación mientras cada uno se ponía a reflexionar. Gon fue el primero en romperlo, llevándose una mano a la nuca con un poco de vergüenza.

—La verdad… creo que sí caería ante esa actitud de chico malo que en privado es dulce y atento.

Leorio asintió, cruzándose de brazos—Sí, además, tiene ojos de cazador y mandíbula marcada. Esos rasgos están de moda en TikTok.

Killua estaba a punto de protestar, pero Kurapika se le adelantó.

—¿Alguna vez lo han visto sin camisa en los vestidores? Se nota que trabaja mucho en su físico. Fácilmente podría lavar mi ropa en su abdomen.

Gon asintió varias veces con emoción, acercándose más al rubio—¡Sí! ¿Y qué tal cuando llega en moto a la escuela? Es taaaan cool.

—Y es súper bueno en fútbol. El profesor Razor lo quería como capitán del equipo, pero rechazó la oferta —agregó Leorio, acercándose también al pequeño círculo que habían formado inconscientemente.

—¿Rechazó la oferta? —Kurapika entreabrió los labios, asombrado—. Wow, esa actitud desinteresada también es atractiva.

—¡Y su colonia huele increíble!

—Tampoco le va mal en la escuela. Es aplicado y rebelde al mismo tiempo.

—Y su corte de cabello está de moda en TikTok. Ese chico sí que sabe atraer mujeres.

—¡Ya cállense! —Killua se interpuso en medio del grupo con una expresión aún más deprimente que antes—. ¿Y qué hay de mí? ¿Saldrían conmigo?

Gon lo miró con inocencia—¿Siendo chica o chico?— su comentario le costó un golpe en la cabeza por parte de Killua—¡Auch! —se frotó la zona afectada, frunciendo sus labios en un mohín—. Si fuera una chica… tal vez me darías algo de miedo por tu cara de amargado.

—¡¿Eh?! ¡Pero si Feitan pone la misma cara!

Kurapika negó lentamente—Feitan tiene lo que llaman “expresión inexpresiva”, lo que genera misterio y atrae a las chicas curiosas. Tú, en cambio, tienes cara de “si te me acercas, vas a terminar llorando”.

—Ademas, eres muy grosero, a las chicas no les gusta eso.—añade Gon, observándolo de reojo con el ceño fruncido.

Kurapika volvió a asentir, dándole la razón al peliverde—Eres un pésimo estudiante.

—Tu peinado es de temporada pasada.

—Eres malo en los deportes.

Poco a poco, un aura de miseria comenzó a envolver a Killua, quien para este punto ya estaba hecho una bolita en el suelo, escuchando los inocentes pero despectivos comentarios de sus amigos.

—¡Pero tienes dinero y Feitan no! —exclamó alegremente Gon, bajando la mirada hacia su amigo. Sin embargo, su expresión cambió de inmediato al ver el semblante deprimido de Killua. Asustado, se agachó a su lado—. ¡Killua! ¿Estás bien?

—Tal vez se excedieron un poco con sus palabras… —suspiró Kurapika, observando con pena al albino.

—¿Eh? Pero fuiste tú el que más lo insultó, Kurapika.

—¡Cierra la boca, Leorio! —masculló el rubio, antes de tomar a Killua por los hombros para ayudarlo a reincorporarse—. Escúchame bien, Killua —lo llamó con seriedad, logrando que el albino alzara su triste mirada—. Dios le asigna una mujer a cada hombre y viceversa. Si Naomi es para ti, terminará siéndolo, aunque Feitan sea un millón de veces mejor que tú —declaró, cerrando los ojos como si esperara recibir inspiración celestial—. Además, Gon tiene razón, eres millonario, Killua. Incluso yo saldría contigo considerando eso.

—Pero no quiero que alguien salga conmigo solo por mi dinero… —bufó, apoyando las manos en el suelo para ponerse de pie—. Además, por como van las cosas, seguro me terminan desheredando antes de cumplir los dieciocho.

Suspiró y se cruzó de brazos, analizando la situación.

—No puedo evitar que Naomi se enamore de Feitan… pero sí puedo hacer que se enamore de mí primero.

—¿No es eso lo que llevas intentando todos estos meses sin éxito alguno? —preguntó Leorio con evidente aburrimiento.

—¡Hemos avanzado! —protestó Killua—. Ya ni siquiera tartamudea cuando habla conmigo y se ve... cómoda —murmuró, frunciendo levemente los labios. Al notar la mirada de sus amigos, sintió sus mejillas arder de vergüenza—. Ustedes… ¿quién creen que sea más guapo, Feitan o yo?

—A ver, quítate la camisa —ordenó Kurapika, observando con interés al albino.

—¿¡Huh!? ¡No voy a hacer eso! —se negó de inmediato, abrazándose a sí mismo al sentir las miradas de sus amigos sobre él.

—¡Que se la quite, que se la quite! —canturreó Gon, moviendo sus puños al ritmo de sus palabras.

Killua retrocedió instintivamente ante la exigencia, mientras Kurapika rodaba los ojos.

—No debes sentir vergüenza, Killua, estamos entre hombres heterosexuales. Si quieres, yo me la quito también para que te sientas más seguro.

—¡Y yo también! —exclamó Gon con entusiasmo antes de quitarse la camisa de un solo movimiento.

El silencio se apoderó del grupo. Los tres se quedaron contemplando el trabajado abdomen del peliverde, quien al ser fanático del deporte y la actividad física, tenía un cuerpo bien definido.

Sin decir palabra, los otros dos comenzaron a desabotonar sus prendas. Killua observó con horror como uno a uno sus amigos quedaban sin camisa, todos con físicos sorprendentemente trabajados. Pero lo peor fue cuando se percató de que ahora todos lo observaban fijamente, esperando que él hiciera lo mismo.

—¿Qué pasa, Killua? ¿Acaso tu cuerpo no es lo suficientemente masculino para mostrarlo ante nosotros? —lo retó Leorio con una ceja alzada.

Un gruñido de molestia escapó del albino. Sin más remedio, se quitó la chaqueta y luego su adorada camisa azul. Desvió la mirada, incómodo por tantos ojos puestos sobre él, pero el calor en su rostro se intensificó al escuchar el descarado silbido de Gon.

—¡Estoy seguro de que estás mejor que Feitan!—exclamó el peliverde, levantando el pulgar en señal de aprobación.

Killua se cubrió el rostro con una mano para disimular su creciente vergüenza. Leorio por su parte, lo inspeccionaba con ojo crítico, con una mano en el mentón mientras lo rodeaba como si analizara una obra de arte.

—¿Cómo es que tienes buen físico siendo tan flojo y comiendo puras porquerías?

—Debe ser genética. Su padre parece un minotauro albino.—comentó Kurapika, recordando con algo de temor las pocas veces que se había cruzado con Silva Zoldyck en reuniones escolares.

—¿Y entonces? —intervino Killua, mirándolos con el ceño fruncido—. ¿Quién es más guapo, Feitan o yo?

Kurapika se encogió de hombros, desentendiéndose del tema—Ah, no lo sé, no me gustan los hombres.

—A mí tampoco, eso deberías preguntárselo a una chica.—bufó Leorio con una mueca de asco, mirándolo como si le faltara un tornillo.

Killua apretó los dientes, sintiendo la ira arder por todo su cuerpo. Estaba a punto de empezar una ronda de insultos contra sus incompetentes amigos cuando el sonido de la puerta abriéndose captó la atención de todos.

—Nii-san, mamá te está llama-... —Pairo, el hermano menor de Kurapika, se quedó pasmado en el marco de la puerta, observando con los ojos bien abiertos a los cuatro chicos sin camisa frente a él—. ¿Eh? ¿Qué hacen?

A una velocidad impresionante, cada uno corrió en busca de su camiseta, confundiendo las prendas en el proceso. Kurapika abrochó torpemente los primeros botones de su camisa mientras se acercaba al menor con una sonrisa forzada.

—¡La idea fue de tu hermano!—señaló Killua, todavía rojo de vergüenza, apuntando a Kurapika con su dedo índice.

—Ignóralo, Pairo. Solo estábamos haciendo ejercicio.—refunfuñó el Kurta, apretando los hombros del niño mientras lanzaba una mirada fulminante a Killua.

—¡Sí! Ahorita íbamos a empezar el cardio.—sonrió Gon, ganándose un golpe en la cabeza por parte de Leorio.

—Tch, yo mejor me largo antes de que suba toda la familia de Kurapika a crucificarnos.—suspiró Killua, tomando su chaqueta del suelo antes de salir de la habitación.

Al ver al hermano de Kurapika, se le ocurrió una grandiosa idea para aprovechar el fin de semana.

Número desconocido

Hola (⁠✿⁠^⁠‿⁠^⁠)

Naomi alzó las cejas confundida al recibir un mensaje de un número que no tenía agendado, y que tampoco reconoció a simple vista. Hace un par de meses probablemente le habría dado tanto miedo que arrojaría su celular por la ventana, pero ya tenía la experiencia suficiente para tratar con esto.

Yo

Holi (⁠◍⁠•⁠ᴗ⁠•⁠◍⁠)

¿Quien eres?

Número desconocido

Alluka

—Hmm... Ese nombre me resulta familiar —murmuró para si misma, observando distraídamente el techo en busca de respuestas—. ¡El hermano menor de Killua!

Yo

¿Alluka Zoldyck?

¿En qué te puedo ayudar, Alluka?

Número desconocido

Acompáñame al parque con mi Onii-chan

Por favor 🥺

Yo

¿Cómo conseguiste mi número?

Numero desconocido

Naomi, hablas con Killua, que vergüenza de verdad este niño seguro agarró mi celular y copió tu número.

No le hagas caso, solo está súper deprimido porque no quiero acompañarlo al parque yo solo.

Está llorando, pobrecito pero ni modo.

Yo

Hola Killuaaa

¿Por qué no vas al parque con tus amigos?

Numero desconocido

Están ocupados con sus familias, y ya sabes, aparte de ellos mi única amiga eres tú.

Si tan solo alguien pudiera acompañarnos para que Alluka deje de sufrir...

Yo

Hmm, frente a mi casa hay un parque.

Número desconocido

Nos vemos ahí en 10 minutos.

—¿Eh?—soltó desconcertada, curvando una mueca de miedo mientras observaba fijamente la pantalla del celular.

Rápidamente se levantó de la cama, observando su desaliñado reflejo en el espejo. Al ser fin de semana, no tenía la más mínima intención de abandonar su hogar, y aunque ya era pasado el medio día, ella seguía en pijama y con el cabello hecho un desastre.

Corrió hasta el baño para cepillarse los dientes, lavar su cara y tratar de arreglar su insufrible cabello. Desgraciadamente no tenía tiempo de darse una ducha, pero no le importó mucho ya que siempre suele bañarse antes de dormir, por lo que tampoco olía o se veía mal.

Mientras se desenredaba el cabello, se acercó al armario en busca de algo que ponerse. No le gustaban los pantalones, así que tenía más opciones en faldas. Escogió una junto a una camiseta que combinara y añadió un suéter para el frío. Se puso medias y zapatos antes de mirarse una vez más en el espejo, suspirando aliviada al notar la diferencia. Ahora sí se veía presentable.

Sin revisar su celular, bajó las escaleras y atravesó la sala, donde sus padres leían el periódico semanal. Su padre levantó una ceja al verla vestida y lista para salir. Cerró el periódico y le prestó total atención.

—Mamá, papá, buenos días.—saludó, embozando una leve sonrisa mientras jugaba distraídamente con sus dedos.

—Creo que serían buenas tardes —corrige su padre, señalando con su dedo índice el reloj que adornaba la pared, el cual marcaba las 2:45pm—. ¿A dónde vas?

—Al parque del frente.—responde, ganándose un asentimiento por parte de ambos.

—¿Con Daiki?—pregunta su madre, a lo que ella titubeó un poco antes de negar.

—No, iré con Killua...—murmura, sintiendo sus mejillas calientes por la vergüenza.

Esta era la primera vez que mencionaba el nombre de otro chico frente a su padre.

Este último frunció el ceño, confundido, mientras su madre sonreía ampliamente—¡Oh, Killua! Mándale saludos de mi parte.

—¿Y ese quien se supone que es?—masculla el hombre, notoriamente disgustado con el tema.

Miko rió cortarme ante la actitud de su esposo, haciendo un ademán con su mano para tranquilizarlo—Tranquilo, cariño, es un excelente chico. Cuida mucho de Naomi.

A estas alturas ya el rostro de la chica estaba completamente rojo, y con algo de miedo volvió a dirigir su vista al reloj de la pared, notando que llevaba varios minutos de atraso—S-Si, eh... me tengo que ir, volveré en unas horas. ¡Los quiero mucho!

Sin darles tiempo de responder, giró sobre sus talones y empezó a caminar a una velocidad impresionante hasta la puerta de su casa. El señor se quedó observandola hasta que desapareció de su vista, y con el ceño fruncido se giró a ver a su mujer.

—Tendré que hablar seriamente con ese tal Killua para saber cuáles son sus intenciones con Naomi.

—¡Por fin llegas! Pensé que me habías dejado plantado.—Killua se quejó de manera dramática, poniéndose de pie en cuanto la vio acercarse.

Naomi llegó con el pecho agitado, inclinándose ligeramente con las manos en las rodillas mientras recuperaba el aliento. Había tenido que correr durante siete minutos seguidos para llegar a tiempo, y aunque no lo admitiría en voz alta, estaba agotada.

—Perdón, tuve que hablar con mis padres antes de salir —se excusó entre respiraciones profundas. Cuando su ritmo cardíaco se estabilizó, levantó la cabeza y escaneó rápidamente a su amigo antes de desviar la mirada—. ¿Y tu hermano?

Killua alzó una ceja con aire despreocupado y señaló con un leve gesto de la cabeza hacia atrás.

—Está por allá. Es el del vestido rosado —dijo con naturalidad—. Últimamente le gusta mucho ese color.

Naomi dirigió la vista hacia la zona de juegos y su mirada se detuvo en un pequeño con el cabello negro lacio hasta los hombros. Tenía rasgos muy parecidos a los de Killua, pero su expresión era mucho más inocente y alegre. No conocía a ningún otro miembro de la familia Zoldyck aparte de su amigo, así que le costó un poco distinguirlo entre los demás niños.

—Es lindo, se parece mucho a ti.—comentó con una sonrisa.

Killua entrecerró los ojos y esbozó una sonrisa ladina mientras metía ambas manos en los bolsillos de su pantalón.

—¿Estás diciendo que soy lindo?

Naomi parpadeó y lo miró de inmediato, frunciendo las cejas con expresión de fastidio—No recuerdo haber dicho eso, Killua —Negó con la cabeza y soltó una risa breve al ver su expresión ofendida—. Mi madre te manda saludos, parece que te quiere mucho.

Killua bufó, rodando los ojos—Ojalá la hija también lo hiciera.

Naomi le dió un pequeño golpe en el brazo, haciendo que se llevara una mano a la zona afectada—Auch, eres muy mala conmigo.—se quejó, curvando sus labios en un triste puchero.

—Tonto. Vamos a sentarnos por allá, me cansé mucho corriendo. —pide, señalando un par de bancas cercanas.

Killua asintió y caminaron juntos en silencio. Al sentarse, él se recostó ligeramente contra el respaldo, estirando las piernas y dejando escapar un suspiro relajado. Su mirada se perdió por un momento en su hermano, que jugaba animadamente con otros niños, antes de desviar los ojos hacia Naomi.

A pesar del bullicio infantil, el parque tenía un ambiente relajante. La brisa fresca traía consigo el sonido de las hojas al caer y el canto de los pájaros, dándole a todo una sensación de tranquilidad.

—Este parque es grande, debería venir más seguido —comentó Killua, enviándole una mirada de reojo a Naomi—. ¿Tú no sueles pasar mucho por aquí, cierto?

Ella negó lentamente con la cabeza, escaneando con la vista los alrededores—No tengo mucho que hacer aquí, Daiki prefiere estar encerrado en casa.

—Qué bien, así no molesta… —murmuró Killua, pero Naomi lo escuchó perfectamente y le lanzó una mirada de reproche. Él sonrió con nerviosismo—. Podrías venir a pasear a tu tortuga y acompañarme con Alluka.

Naomi arqueó una ceja, incrédula—¿Pasear a Rafael?

Killua asintió varias veces con total naturalidad.

—Eso suena como una excusa para que te haga compañía, Killua.

—Huh, nunca deja de sorprenderme tu inteligencia —rió entre dientes, negando lentamente con diversión—. ¿Entonces, quieres?

Naomi fingió pensarlo, entrecerrando los ojos antes de musitar un leve sonido—Si apruebas el examen de matemáticas, tal vez lo considere.

Killua frunció el ceño y la miró con indignación—Pero las notas las dan hasta dentro de tres semanas… Si aceptas ahora, te prometo que lo aprobaré.

Naomi abrió la boca para responder, pero su voz se quedó atrapada en su garganta cuando lo vió inclinarse un poco hacia ella. La luz del sol iluminaba su cabello blanco con un matiz dorado, y sus ojos azules brillaban con intensidad. La suave brisa le trajo el aroma de su colonia, y sin darse cuenta, sintió su corazón acelerarse.

Desvió la mirada rápidamente, esperando que no notara el leve rubor en sus mejillas.

—¿Hmm? ¿Pasó algo, Naomi? —Killua ladeó la cabeza, acercándose un poco más para detallar su rostro. Sonrió con diversión al notar el intenso sonrojo en sus mejillas, y tuvo que aclarar su garganta para no reír antes de hablar—. ¿Por qué estás tan roja? ¿Te sientes bien?

Naomi abrió la boca para responder, pero una voz infantil interrumpió la escena.

—¡Onii-chan!

Ambos voltearon y vieron a Alluka corriendo hacia ellos con una enorme sonrisa, y su vestido rosa cubierto de tierra.

Antes de que Killua pudiera reaccionar, el niño se subió a la banca y se colgó de su hermano en un tierno abrazo. Sus ojos pararon en Naomi, quien apenas estaba saliendo de su mini ataque de nervios—¿Quién es ella? ¿Es la chica que me dijiste que invitara?

Killua se quedó helado, sintiendo como la sangre se le iba del rostro en cuestión de segundos. Naomi parpadeó y miró primero al pequeño, luego a Killua, quien apretó los labios con fuerza.

—¿Él te dijo que me invitaras? —preguntó Naomi, señalando a su amigo con el dedo índice.

Alluka asintió con entusiasmo, completamente ajeno al estado de pánico de su hermano.

Killua cerró los ojos un momento, maldiciendo internamente por lo sinceros que pueden llegar a ser los niños.

—¿Por qué estás tan rojo, Killua? ¿Te sientes bien? —Naomi repitió sus palabras con una sonrisita burlona, acercando la mano a su rostro caliente.

—No te atrevas…

Naomi le pellizcó la mejilla sin piedad, haciéndolo soltar una queja ahogada. Antes de que pudiera defenderse, Alluka decidió unirse a la diversión y pellizcó la otra mejilla con entusiasmo.

—¡Ya déjenme! Fastidiosos… —masculló Killua, agitando la cabeza para zafarse.

Naomi se rió y el albino le lanzó una mala mirada antes de volverse hacia su hermano.

—Se llama Naomi, recuerda su nombre, porque a partir de hoy nos acompañará todos los sábados al parque.

—¿¡En serio!? —Los ojos de Alluka brillaron con emoción y, sin darle tiempo de reaccionar, tomó la mano de Naomi y la arrastró hacia la zona de juegos—. ¡Vamos, Naomi-chan!

Killua los observó con una media sonrisa antes de levantarse para seguirlos. Se sentía tranquilo al ver que Alluka había aceptado a Naomi sin dudarlo. Su hermano menor era bastante selectivo con sus compañeros de juego, pero esta vez no lo pensó demasiado antes de llevársela consigo, lo que significaba que le había dado una buena impresión.

Eso era bueno; si todo salía como esperaba, los tres compartirían mucho más tiempo juntos de ahora en adelante.

Espero que les haya gustado el cap

Aaaaaaa que lindo es Killua, lo amo, ya por fin se está poniendo las pilas con Naomi 🙏🏻

Nunca les he avisado por aquí, pero si les interesa hace poco publiqué otra historia de Killua, la pueden encontrar en mi perfíl!!

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