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📱:Capítulo nueve:ˏˋSentimientosˎˊ˗꒰💚꒱
24 de Diciembre. Para las familias trabajadoras, la navidad es una de las pocas fechas que tienen disponibles para convivir un poco más con sus parientes o amigos. Los jóvenes sobre todo, suelen emocionarse mucho ante la idea de recibir algún regalo de parte de sus progenitores como lo dicta la tradición, y por ende, tratan de comportarse bien durante todo el año.
Pero... cuando tu familia no te agrada, y de paso, no recibirás ningún obsequio; la navidad pierde ese lindo brillo del que tanto hablan en los comerciales de televisión.
Así estaba Killua ahora, triste y desolado en su enorme y lujosa habitación. Incluso su querida gata lo había abandonado minutos atrás para ir a robar algún bocadillo de la cocina, dejándolo hundido en su depresión autodiagnósticada.
Sus amigos, como era de esperarse, estaban muy entretenidos conviviendo con sus respectivas familias, así que no tenían tiempo para distraerlo un rato, y nos los culpaba, pero el sentimiento de soledad seguía presente. Tampoco quería molestar a su amiga de internet con sus irracionales berrinches, ya que de antemano esta le había comentado lo emocionada que estaba con dicha festividad.
«Seguro ahora mismo está ayudando a su madre con la cena, o conversando con su mejor amigo» pensó, sintiendo un desagradable sentimiento de envidia por el joven que posiblemente estaba a su lado justo ahora.
Envidia, así lo llamaba él para no atormentarse mucho, aunque muy en el fondo, sabía que en realidad sentía celos de ese misterioso muchacho. No le gustaba darle muchas vueltas al asunto, pero desde que conversó con su amigo Gon, no pudo sacarse de la cabeza el comentario que emitió mientras pasaba el rato en su hogar.
"¿Estas seguro de que no te gusta? Te conozco desde que estamos en preescolar, y esta es la primera vez que te veo leyendo algo que no sean las instrucciones de algún videojuego. No digo que no puedas tener amigas, pero... te veo muy interesado, y eso es raro en ti"
Claro, en ese momento no hizo más que golpearlo e ignorar su "absurdo" comentario. No obstante, al llegar a su casa, se recostó sobre la comoda superficie de su cama y se dedicó a analizar sus sentimientos con mayor seriedad.
«¿Qué se siente cuando te gusta una chica?» se preguntó a si mismo en ese momento, frunciendo el ceño al no encontrar ninguna respuesta por su cuenta.
¿Pero él que demonios iba a saber sobre eso? Nunca antes le había gustado una chica, es más, ni siquiera tenía otra amiga aparte de Asuka.
Nunca ha sido bueno conviviendo con el genero femenino, ya que creció en una familia llena de varones y una madre psicópata. Siempre creyó en el clásico estereotipo de que a las niñas no les gustaba otra cosa más que jugar con muñecas y ponerse vestidos, así que supuso que aunque intentara hablar con alguna, no lograría encontrar algo que compartieran en común.
Y así vivió durante toda su vida, repudiando internamente a cualquier chica que se le cruzara por el frente. Tal vez por eso todos en la escuela pensaban que era gay, ya que solo lo veían rodeado por sus amigos, los cuales... no ayudaban mucho a desmentir aquel rumor.
Pero, luego de una gratificante casualidad, logró mantener una conversación virtual con una verdadera chica. Ambos no tenían muchas cosas en común, pero desde hace tiempo que dejó de tomarle importancia a eso. Ella era diferente a él, y eso es bueno, ya que sería aburrido e irritante convivir con alguien similar a su persona.
«¿Acaso todas las chicas son así? Porque si ese es el caso, no estoy enamorado de ella precisamente» analizó, jugando ansiosamente con sus manos sobre su abdomen «Supongo que solo hay una forma de averiguarlo» suspiró, sacando su celular del bolsillo para desbloquearlo.
Debía averiguar si le gustaba esa chica o todas en general, ¿y qué mejor forma de descubrirlo que hablando con otras?
Y otra vez, Tinder estaba ahí para ayudarlo con eso.
Decidió crearse otra cuenta, una real esta vez, con su verdadero nombre e información incluidos. No fue muy exigente a la hora de escoger candidatas, por lo que no tardó mucho en recibir varios mensajes de algunas interesadas.
Aburrido, así se sentía hablando con ellas. Perdió la cuenta de cuantas conversaciones diferentes mantuvo aquella noche, y tampoco hubo alguna digna de recordar. Si, casi todas las chicas eran lindas y amables, pero... no se sentía igual que cuando hablaba con Asuka.
«¿Cómo me siento cuando hablo con ella?» fue otra pregunta que se hizo aquella vez, cerrando los ojos para mentalizarse a si mismo dias atrás.
¿Feliz? Si, solía alegrarse mucho cuando ella enviaba algún mensaje o respondía uno suyo. ¿Triste? No, ella siempre le mandaba mensajes motivacionales cuando tenía algún problema. ¿Aburrido? Bah, para nada. ¿Enojado? Si, a veces se enojaba cuando hablaba mucho de su mejor amigo. ¿Qué otros sentimientos habían? Solo recordaba los que salían en la película "Intensamente".
Pero en ese momento recordó algo que le fue de mucha ayuda. Una vez su amigo Leorio le dijo «Cuando empiezas a sonreír inconscientemente con sus mensajes, estas jodido» y si, tenía razón.
Killua estaba jodido justo ahora.
¿En serio le gustaba?, o mejor dicho, ¿era posible que le gustara una persona que jamás había visto? No se consideraba alguien superficial, pero... era extraño. No conocía nada de ella aparte del color de sus ojos, y aunque al principio no le importó eso, ahora quería saberlo.
¿Cómo se veía la persona que lograba hacerlo sentir así?, ¿de que color era su cabello?, ¿su piel?, ¿cuanto medía? Tenía muchas preguntas, y sabía que tendría que esforzarse para conseguir las respuestas.
Conocía muy bien la condición de la chica, ya que se había tomado el tiempo para investigarla a fondo. Sabía que si le confesaba sus recientes sentimientos, no lograría más que hacerla sentir presionada o comprometida, lo cual solo arruinaría por completo la amistad que tanto les había costado construir.
Entonces, ¿qué demonios debía hacer? No podía―o más bien no quería― ignorar sus sentimientos, pero tampoco podía confesarlos a menos de que estuviera dispuesto a recibir un épico rechazo de su parte.
Sus amigos no tenían experiencia con alguna situación similar, así que dudaba mucho que alguno pudiera darle un buen consejo. Estaba solo en esto, y no tenía ni la más minima idea de que hacer.
«Agh, soy un imbecil. ¿Cómo es posible que me haya enamorado de mi primera amiga? Esa clase de cosas patéticas solo le pasan a Milluki» se lamentó nuevamente, cubriéndose el rostro con ambas manos para ocultar, inútilmente, su vergüenza. Ensanchó un poco los ojos al analizar mejor sus últimas palabras, retirando sus manos para sentarse correctamente en la cama «Esa clase de cosas solo le pasan a Milluki... ¡Eso es! Seguro a él le ha pasado algo así, y si le pido un consejo, sabré exactamente que no hacer. ¡Soy un genio!» sonrió, levantándose velozmente de la cama para salir de la habitación.
Bajó corriendo las escaleras para ir a la sala, donde seguramente se encontraba toda su familia pasando el rato. Al entrar tan bruscamente y con la respiración agitada, todos los presentes se giraron a verlo con curiosidad. Su madre se sorprendió mucho al verlo, ya que supuso que seguía enojado por el castigo que le dieron. Algo nerviosa se levantó del sofá, acercándose con cautela a él.
―Killua, cariño... tal vez fuimos un poco duros conti-...
―Si, si, quítate del medio ―la pasó de largo, dejándola completamente inmóvil e indignada en su lugar. Recorrió la sala con la mirada hasta que sus ojos se posaron en uno de sus hermanos mayores, y con una sonrisa se acercó a él―. Milluki... me gustaría hablar contigo.―musitó, tratando de sonar lo más amable posible.
El aludido, al compas de todos los presentes, levantó una ceja desconcertado. ¿Killua queriendo conversar con él? Imposible.
―¿Se te dañó otra vez el cargador de tu celular? Ya comprate otro, somos millonarios.―rodó los ojos, desviando la mirada hacía su bolsa de papas fritas.
El albino sonrió forzosamente, sintiendo un tic nervioso en su ojo izquierdo―No es eso, hermanito...
―Se dice onii-chan.―corrige inocentemente Alluka, jugando distraídamente con sus pies.
Killua le mandó una mala mirada, rechinando sus dientes «Ni muerto le digo así» pensó, observando nuevamente a su hermano mayor―¿Podemos hablar en mi cuarto?―masculla, tratando de ignorar las miradas curiosas del resto de los integrantes de su familia.
Milluki lo observó desconfiado, tratando de descubrir si trataba de hacerle alguna broma de mal gusto. Pero el rostro de su querido hermano menor se mantenía neutro, algo muy raro en él. La curiosidad terminó por vencerlo, y de mala gana asintió mientras se levantaba para seguirlo.
Ambos Zoldyck subieron a la habitación del albino, donde este último se tomó el atrevimiento de cerrar la puerta con seguro para que nadie los espiara. Soltó un suspiro mientras pensaba en como formularle la pregunta a su hermano, ya que no quería que sus sentimientos salieran a flote con él.
―¿Y?, ¿qué quieres?―cuestionó toscamente el mayor, cruzándose de brazos mientras levantaba una ceja.
Killua inhaló profundamente, llenando sus pulmones de aire antes de contestar:―¿Alguna vez te ha gustado una chica que... solo te ve como un amigo?―preguntó, bajando su tono de voz con cada palabra pronunciada. Al finalizar la pregunta, sus mejillas ya estaban tan rojas como el ridículo gorro de navidad que utilizaba su hermano.
Este último frunció el ceño indignado, tomándose aquello como una burla―¿En serio, Killua?, ¿incluso en navidad vas a molestarme?―masculla enojado, empezando a caminar con intenciones de salir de la habitación.
Pero él se interpuso ágilmente en su camino, extendiendo sus brazos para cubrir más terreno―¡No me estoy burlando! ¡Solo es una... pregunta, responde!―bramó exaltado, inflando sus sonrojadas mejillas.
El pelinegro frunció el ceño confundido, dando una paso hacía atrás para observarlo mejor. A lo largo de su vida, había sido el objetivo principal de las bromas o burlas del albino, así que ya estaba familiarizado con la expresión de malicia que solía tener antes de realizar algún acto perjudicial hacía su persona. Pero esta vez no tenía esa endemoniada expresión, incluso se veía... ¿inocente?, ¿tímido? No lo sabía, jamás lo había visto de esa forma.
Pero de algo si estaba seguro; esta vez no trataba de burlarse de él.
Un poco desconfiado aún, desvió la mirada hacía otro lado, asintiendo lentamente―Si, ¿por qué preguntas?
Killua suspiró aliviado al ver que su hermano estaba dispuesto a cooperar, y se tomó la confianza de relajar su postura para estar más cómodo―¿Y qué hiciste para solucionarlo?―cuestiona, ignorando su pregunta anterior.
Milluki curvó una mueca de incomodidad, ladeando levemente la cabeza. Su hermano parecía querer un consejo para el amor, y él no era precisamente la persona indicada para dárselo. Pero viéndolo desde afuera, ¿a quién más podría pedirle algo así? Alluka era un niño aún, Kalluto... ¿si quiera le gustan la niñas? Illumi... bueno, ese está peor que el anterior. Así que si, tal vez él era el indicado para esto.
―Pues... normalmente trato de conquistarla; coqueteándole, regalándole cosas y así ―contesta, a lo que él asintió rápidamente―. Pero nunca me ha funcionado.
«Entonces a mi si me funcionará» pensó egocéntricamente Killua, tratando de disimular su sonrisa de suficiencia―¿Y cómo se coquetea? Dime.
Milluki levantó las cejas sorprendido, no se esperaba una pregunta como esa. Sus nervios empezaron a hacerse presentes ante la mirada expectante de su hermano menor. Sabía que ahora mismo Killua lo veía como alguien con experiencia―aunque en realidad, solo tenía experiencia en ser rechazado―, y no quería decir algo que lo hiciera perder esa admiración por parte del albino. Ahora se sentía poderoso, el Killua Zoldyck que tanto estimaban sus padres le estaba pidiendo consejos a él. ¡Consejos para ligar!
Este definitivamente era el mejor dia de su vida.
―Es fácil, Kill ―sonrió con suficiencia, recostándose en la pared de la habitación―. Solo debes verla a los ojos y-...
―No. Enséñame a hacerlo por mensajes.―lo corta, desconcertándolo un poco.
«¿Por mensajes? No sabía que Killua fuese tan tímido. Pero como sea, así es más fácil, creo» pensó el pelinegro, encogiéndose de hombros―Bueno... solo debes escribirle cosas lindas, las chicas aman eso. Dile halagos, mándale stickers lindos, emojis de corazoncitos... mensajes de buenos dias, buenas noches-...
Killua dejó de escuchar luego de todo eso, a la vez que desviaba disimuladamente la mirada hacía la pared. Sabía que su hermano era malo en esto, pero... tampoco esperaba que fuese tan malo.
«Ay Asuka, parece que si estoy solo en esto...» suspiró, volviendo a prestar atención a las babosadas que decía su hermano mayor.
Naomi sonrió al escuchar como la puerta de su cuarto era abierta, y animadamente se giró sobre su silla para observar como su mejor amigo ingresaba a la habitación. Se llevó ambas manos a la boca para contener su risa, ganándose una mala mirada del castaño.
―Jaja, Daiki tiene una diadema de reno en la cabeza. Muero de risa ―rodó los ojos fastidiado, llevándose una mano a la cabeza para acariciar los cuernos―. Creo que tu madre me dio esto para burlarse de que mi ex me engañó, ¿no?
La chica soltó una corta risa, encogiéndose de hombros―Te dije que no debías contarle esas cosas.
―¿Qué debía hacer entonces? Me encontró llorando en la entrada de tu casa ―murmura avergonzado, haciendo que ella frunciera tristemente las cejas. Agitó la cabeza para ahuyentar esos pensamientos, acercándose a su amiga para averiguar que hacía―. ¿Es tu carta para Santa?
―Santa no existe, Daiki.―niega con la cabeza, ganándose una dramática exhalación de su parte.
―Por eso no te trae nada ―la señala con su dedo índice, haciendo que ruede los ojos―. Por cierto, te ves muy bonita con ese gorrito, ¿de quién es?―musita fingiendo inocencia, acercándose más para examinarla―. ¡Oh, pero si es de Santa!―exclama sorprendido, llevándose ambas manos al rostro―. Me parece muy hipócrita de tu parte usar algo así luego de negar su existencia.
Naomi soltó una risa baja, tomando su block sobre el escritorio para enseñarle su reciente creación al chico. Este lo recibió con mucho gusto, ladeando la cabeza mientras observaba el dibujo de su amiga.
―¡Somos nosotros!―exclama él, sonríendo con orgullo al ver lo talentosa que era la chica. Su ceño se frunció levemente al ver el enorme artefacto junto a su amiga, sin entender que significaba eso―. Y... ¿un celular gigante?
―¡Es Alluki-kun!―explica, colocando su dedo sobre el dibujo para que su amigo prestara atención a la pantalla del celular. En este se reflejaba el perfil de Tinder del muchacho, haciendo que todo cobrara sentido.
―Oh... eso es muy lindo, ¿se lo vas a mandar?―cuestiona, a lo que ella negó repetidas veces.
No podía hacer eso. En ese dibujo salía su verdadero rostro, y aún no estaba lista para dar ese paso con él. Aunque si se sentía algo mal por eso, ya que él si le envió una fotografía del dibujo que hizo en su nombre.
Tal vez algún día ella también lo haría. Tal vez.
―Y hablando de Alluki... ¿ya le deseaste feliz navidad?―pregunta, tomando asiento en la silla que ella ocupaba anteriormente. Naomi asintió rápidamente, sonríendo inconscientemente―. ¿Y qué te dijo?
Ella torció los labios, rascando su mejilla con su dedo índice―Dijo "¿Y qué tiene de feliz? Odio mi vida" o algo parecido... creo que está triste porque lo castigaron, así que pensé en hacer un dibujo para él.
―Pero no se lo quieres mandar.―le recuerda confundido, a lo que ella negó lentamente.
Tomó nuevamente el block para buscar el otro dibujo entre las multiples hojas, pasándoselo devuelta cuando logró conseguirlo―Es su gatita, me mandó una foto hace t-tiempo y-...―balbucea avergonzada, sin atreverse a terminar su explicación.
Daiki sonrió enternecido, pero decidió no comentar nada para que su amiga no se desmayara por la vergüenza. Le devolvió el block sin borrar su gesto, y ella sin mirarlo lo recibió con timidez. Se alejó un poco para sacarle una fotografia al dibujo, y se sorprendió al ver que ya tenía un mensaje de Alluki en su bandeja de Tinder.
Alluki Dyckzol
Buenas tardes.
Naomi ladeó la cabeza confundida al leer su mensaje. La última vez que conversaron ―en la mañana―el chico parecía estar al borde del suicidio, pero ahora se leía normal... demasiado normal.
Asuka Langley
¿Estás bien?
Alluki Dyckzol
¿Por qué no lo estaría? La vida es hermosa, igual que tú.
―¿Qué?―soltó desencajada, observando la pantalla de su celular con una ceja alzada.
«¿Le habrán robado el celular?» pensó, tratando de justificar el extraño comportamiento de su amigo.
―¿Pasó algo?―cuestiona Daiki, sin despegar la vista del juego en su celular. Naomi no emitió respuesta pero se acercó a él para enseñarle el mensaje, y este no pudo evitar soltar una carcajada al terminar de leerlo―. Que gracioso es ese tipo, casi parece que te está coqueteando.
―É-Él no haría algo como eso ―masculló avergonzada, bajando la mirada al sentir sus mejillas calientes―. Seguro es otra de sus bromas extrañas, n-no le tomaré importancia.
―Lo que digas, niñita.―murmuró el castaño desinteresado, dedicándole toda su atención al videojuego en sus manos.
Asuka Langley
Me alegra ver que ya estés feliz. ¿Ya bajaste a convivir con tu familia?
Alluki Dyckzol
Que asco, no jahskajsa
Prefiero hablar contigo.
―Bueno, eso si suena como algo que Alluki diría...―susurró, observando la pantalla de su celular con las cejas fruncidas― le mandaré el dibujo entonces.―sonrió, buscándolo en su galería para enviarlo.
Esta vez la respuesta del chico tardó algunos minutos en llegar, lo cual estaba empezando a ponerla nerviosa «¿Y si no le gustó? Tal vez piense que me estoy burlando de su gata porque quedó fea» hizo una mueca, llevándose ambas manos al rostro con frustración «Debí esforzarme más, pero tampoco creo poder hacer algo mejor. No debí hacer nada entonces, agh»
Dio un respingo cuando el celular vibró sobre el escritorio, haciendo que saliera de sus tormentosos pensamientos. Con rapidez lo tomó para desbloquearlo, tragando duro al ver que el chico había respondido.
Alluki Dyckzol
Mierda, estoy enamorado.
Naomi sonrió ampliamente, recostándose en su asiento mientras soltaba un sonoro suspiro de alivio―Parece que le gustó mucho el dibujo.
Espero que les haya gustado el cap uwu
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