Rubiana Eckart era la única hija nacida de entre condes que se amaban mucho, debido a ese amor obsesivo Rubiana creía que todos debían de amarla.

Pero no siempre fue así.

—¿Por qué lloras hija mía? -la mujer de rubios cabellos se acercó a ella, Rubiana limpio su rostro y sonrió un poco.

—Me gusta alguien - su madre soltó un leve suspiro, conocia bien a su hija, siempre se enamoraba falsamente y acababa olvidando a esa persona. —No me veas así, esta vez si es real, es una persona hermosa, se esfuerza siempre y es dedicado... pero me rechazo.

—Cielo.

—¿Soy Fea madre? - sus lágrimas amenazaron con salir, la mayor de la familia la abrazo.

—No lo eres, no puedes obligar a nadie a sentir algo por ti... algún día aparecerá alguien que te ame de verdad Ruby.

—Pero me gusta de verdad.

—Entonces busca como agradarle, si ni te hace caso es mejor olvidar lo, alguien vendrá a ti - Rubiana asintió.

Adalet se vio al espejo y soltó una pequeña lagrima, dio un vuelta haciendo revolotear la falda del vestido y entono la típica melodía para bailar a su ritmo.

Pero cuando dio el último giro su corazón se aceleró a más no poder, su rostro se torno blanco y sus piernas temblaron.

—Veo que me intuición no me falla, todo este tiempo me mentiste Adalet Siberya - Adalet se quedo completamente quieta en su lugar —No saldrás de aquí hasta que tome una decisión - la puerta fue cerrada con fuerza, se escucho la cerradura sonar y todo aquello detonó el quiebre de Adalet.

Sintió su mundo caer, había quedado en evidencia por su tonto error, por tu estúpido anhelo, había cavado su propia tumba.

En un ataque de pánico comenzó a desgarrar su vestido, estaba tan nerviosa que prendió la pequeña  chimenea y lanzó los trozos al fuego, estaba arruinada.

—No puede ser - sus lágrimas salieron —No, no quiero regresar, no quiero morir, no.

Regis tocó su pecho y trato de tranquilizar su respiración, todo este tiempo había sido rudo con aquella chica, la había lastimado y había sido cruel.

—¿Padre? - Regis alzó la vista, Jubelian se miraba preocupada. —¿Qué sucede?

—Nada, ve a descansar.

—¿Seguro? Esta pálido  - Regis asintió y acaricio su mejilla.

—Ve, luego hablaremos - Jubelian asintió y siguió subiendo —Geraldine, envía a alguien por Max.

Aslan observo a todas las mujeres una por una, a pesar de que todos en el imperio habían decidido colaborar en su búsqueda, se habían burlado llevando a mujeres totalmente distintas a Adalet.

—Llevense a todas - la emperatriz soltó un suspiro.

—Deberíamos de ir a Lagon a buscar  - Leyla le miró mal —¿Qué? Ashet no dio resultado, hay que seguir.

—Trae a los espías, mátalos por incompetentes - Aslan asintió — Adalet debe de aparecer a finales de mes, apenas empezaba a vivir su sufrimiento, debe de morir estando casada contigo.

—Entonces debiste de cuidarla más madre, estaba bajo tu tutela, fuiste descuidada.

—Cuida lo que dices, cuida bien tus palabras o yo misma te cortaré la lengua, yo te estoy dando ese trono, Adalet fue astuta una vez, no lo será dos veces.

—Eso espero madre, eso espero o yo mismo tomaré el trono por la fuerza.

Había pasado una semana, Regis había dejado encerrada a Adalet para tomar una decisión, por viera no comprendía el porque de esconderse, pero Max tenía un punto, debía de saber su versión antes de tomar una decisión.

—Saca a todos de los dormitorios, llévalos a entrenar al bosque - Geraldine acato rápidamente la orden, una vez solo abrió la puerta frente a el y dudo en ingresar, posiblemente Adalet estuviera asustada o lista para atacar. —Entrare.

Regis ingreso, adentro estaba Adalet en un rincón observando el fuego, su rostro estaba bañado en lágrimas y sus manos temblaban con violencia.

—Me explicaras todo, quiero escuchar todo de tu propia boca, luego tomaré una decisión.

La semana para Adalet fue tormentosa, no había podido dormir ni un segundo, cada que cerraba sus ojos recordaba los maltratos de Aslan y de Leyla, recordaba como su hijo había sido arrebatado de su lado, su triste muerte.

No había podido ni comer, ni beber o tomar un baño, estaba aterrada, temía que las puertas se abrieron y que de estas aparecieran Aslan y Leyla.

Pero cuando vio al Duque entrar sintió su corazón calmarse un poco.

—Explícame todo.

—Por favor no me entregue - su voz sonaba rasposa y quebrada, Regis sintió pena —No lo haga, me iré para no causarle problemas, por favor no.

—Debes calmarte y explicarme con calma - Regis la tomó de los hombros —Sí entras en pánico no llegaremos a nada, así que respira y calma tu cuerpo.

—Bien... - Regis asintió —Yo huí de casa....mi madrastra luego de morir mi madre comenzó a comportarse como mi madre - tomó aire y lo soltó —Pero delante de todos era la madre más amorosa, pero a solas era estricta, cruel y decía cosas fuera de lugar, cuando cumplí  quince años me comprometió con mi medio hermano, con su hijo... en Siberya es posible esa unión.

Regis se miraba apacible, pero sus ojos demostraban enojo.

—Leyla comenzó a encerrarme para que fuera obediente, Aslan comenzó a presumir sobre su futuro como emperador a pesar de que yo era la heredera, la única y la más querida, cuando padre murió Leyla me encerro y me drogo durante varios días, pensaba usar magia negra para obligarme a ser la esposa de su hijo y para cederle el puesto de heredero a el, cuando logre entrar en si, tome la decisión de huir.

>>Así que por favor duque, por favor no me entregue a ellos, no quiero morir, no.

Regis soltó un suspiro, tenerla ahí significaba una cosa, ir encontra de un imperio entero, pero no ayudarla la llevaría a morir, no podía dejarla ahí, pero si pensaba bien podía llegar a una solución.

—Seguirás como escolta de Jubelian unos días más, pronto te daré una respuesta, mientras tanto sigue diciendo que eres hombre y por nada del mundo dejes que alguien te vea con un vestido.

Capítulo listo.

Quiero saber sus comentarios sobre el capitulo, ¿que opinan?

Imagen completa.

Mis redes.