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𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 48

No tan lejos de ahí.

Hoseok estaba en su departamento, ya había salido de clase. Taehyung aún no llegaba, tenía su clase extra. Hoseok no entendía el porqué de tomar esa clase.

Era inútil.

Al menos eso pensaba Hoseok.

Desde lo qué pasó entre él y Suga esa vez no había podido dormir bien. Se la pasaba todo el día y toda la noche pensando en lo que hubiera pasado si Taehyung y Jungkook no hubiera interrumpido.

¿En serio habrían llegado a la cama? ¿En serio se habría dejado de Suga? ¿Se habría rendido ante él? ¿Habría caído en las redes de su pene?

Odiaba seguir pensando en eso. Cuando estaba con Suga todo era normal, todo seguía como siempre, pero cuando se separaban, Hoseok volvía a darle vueltas al asunto.

Tal vez lo que necesitaba era hacerlo con una chica. Distraerse y dejar de pensar en hombres para volver a pensar en mujeres.

Casi como si hubiera sido una petición especial a la luna o alguna estupidez así, su teléfono empezó a vibrar.

Le llegaron muchos mensajes, Hoseok desbloqueó su teléfono y vió de que quién eran los mensajes.

Eran de una chica, una chica con la que Hoseok había tenido relaciones hace un tiempo.

57:

"Hola, J-Hope, hermoso."

"¿Por qué no me volviste a llamar?"

"Mira, hoy estoy libre, en caso de que quieras salir o... hacer otra cosa conmigo."

—Mierda.

Quería distraerse con alguien, pero le daba mucha pereza salir con esa chica. También le daba pereza coger (con alguien que no fuera Suga).

Al final, decidió contestarle. Una salida no le haría daño.

Yo:

"Hola, lo lamento, había estado muy ocupado. Hoy tampoco tengo nada que hacer, si quieres nos podemos ver en el parque que está frente a mi departamento."

Casi en seguida recibió una respuesta.

57:

"Claro que si, J-Hope. Nos vemos en 15 minutos."

Entonces, Hoseok se levantó del sillón y fue a su recámara, se peinó y se miró en el espejo, tenía que verse bien.

Agarró sus llaves del departamento y se fue para encontrarse con esa chica.

Ya habían acabado las clases, Jungkook estaba esperándome afuera de la universidad.

Iba caminando tranquilamente por los pasillos hasta que ví a Nayeon. Si ella me veía, seguramente me iba a reclamar. No le había llamado, de nuevo.

No quería que me viera, así que me metí al baño de hombres. Abrí la puerta tantito, quería ver cuando ella se fuera.

Estaba tan concentrado hasta que alguien habló.

—¿Escondiéndote? —preguntó un chico detrás de mi.

Lo miré, era alto, de tez morena, hoyuelos a los dos lados de su cara y labios un poco gruesos.

—Si. Disculpa, ¿te conozco? —le pregunté a aquel chico.

—Yo también siento que te conozco. ¿Cuál es tu nombre? —preguntó el chico mientras me veía con atención.

—Soy Kim Taehyung. —le sonreí.

—¿Tae? ¿Ese Tae? —el chico pareció sorprenderse.

—Si. —contesté.

—¿Tae? —volvió a preguntar.

—Si. —volví a contestar.

—¿Taehyung?

—Si. —contesté, esta vez frunciendo un poco el ceño.

—¿Ese Taehyung?

—Supongo... ¿Cuál es el tuyo? —pregunté ya harto.

—Kim Namjoon.

—¿Nam?

¡Era Namjoon! Mi amigo de la infancia. El que jugaba conmigo cuando era adolescente. Recuerdo ese grupito de amigos. Era increíble volverlo a ver.

—¡Si!

—¡Wow! Que increíble volverte a ver. —le dije y nos dimos un corto abrazo.

—Taehyung, ¿te parece si retomamos esta conversación allá afuera? —preguntó a punto de reír.

—Vamos.

Salimos del baño, por suerte Nayeon ya no estaba.

—Bueno, Tae, ¿Qué ha pasado con tu vida? Digo, de repente un día tu mamá nos dijo que te habías ido del campo. —dijo Namjoon.

—Si, lo qué pasa es que, ¿te acuerdas de Hoseok?

—Claro, ¡Hoseok!

—Bueno, pues él se iba a mudar para acá a estudiar y decidí venirme con él también. —le dije.

—Ya veo, yo también decidí mudarme para acá, estoy estudiando leyes. —dijo Namjoon.

—Oh, que interesante. Una buena manera de usar ese cerebro tan grande. —le dije.

—Así es. ¿Tienes algo que hacer ahorita? —preguntó.

—La verdad si, iba a ir a comer con mi novio. —le dije.

—¿Novio? Ah, entonces...

—Soy gay. —Namjoon me sonrió.

—Que curioso, yo igual, pero no tengo novio —Namjoon rascó su nuca. —Solo estoy aquí con un amigo, se llama Jackson. Es de China y nos encontramos. Pero no es mi novio. —dijo Namjoon.

—Ah, ok. Oye, mi novio me está esperando afuera, pero intercambiemos números y nos juntamos un día para ponernos al día. ¿Te parece?

—Si.

Entonces intercambiamos números. Nos despedimos y salí corriendo, no me gustaba tener a Jungkook esperando.

Por fin logré salir de la universidad y lo vi. Como siempre, estaba recargado contra una pared mientras jugaba en su teléfono. Esta vez no estaría fumando, había descubierto un nuevo vicio, juegos en el teléfono.

Me acerqué a él.

—Hola, señor Jungkook. —Jungkook se asustó, no me había visto por estar jugando.

—Hola, Tae. —me sonrió.

—Disculpe, me informan que tengo que arrestarlo. —empecé a jugar.

—¿A mi? ¿Por qué? —me siguió el juego.

—Porque usted ha robado algo muy valioso. —dije mientras tomaba sus manos y juntaba sus muñecas una con la otra.

—¿Qué? —me miró.

—Mi corazón. —le dije.

Jungkook se sonrojó.

—¡Tae! —se soltó de mi agarre. —Solo bésame. —ordenó.

Me acerqué a él. Jungkook miraba mis labios. Dios, no había cosa en este mundo que me gustara más que sus labios. Me derretía por esos labios. Eran míos. Solo yo los podía besar.

Lo tomé de la cintura, Jungkook estaba cerrando sus ojos poco a poco, me acerqué con cuidado a él, hasta que por fin uní nuestros labios.

Lo besé y, lo besé con ganas. Quería hacerlo mío de una vez por todas. Maldito Jungkook.

Después de unos minutos besándonos, nos separamos.

—¿Quieres ir a comer? —pregunté mientras acariciaba su cabeza.

—¡Si!

Empezamos a caminar y llegamos a un restaurante, nos sentamos y empezamos a comer.

Conversábamos, comíamos, decíamos estupideces y reíamos. Todo era muy tranquilo hasta que en un momento de la tarde un chico entró al restaurante, el chico venía acompañado de dos señores, supongo que eran sus papás.

No le tomé mucha importancia pero me pareció que Jungkook si. Desde que ese chico entró por la puerta, Jungkook comenzó a ponerse raro.

Parecía como si hubiera visto un fantasma, solo era un chico con cabello café un poco claro, a mi parecer.

Cuando ese chico entró, Jungkook y yo estábamos hablando acerca de su nuevo teléfono y esas cosas, cuando Jungkook lo vió se quedó callado.

Después de verse por un rato, el chico y Jungkook, el chico me miró a mi, fue muy incómodo, después el chico se siguió y se fue a sentar a una mesa.

—¿Qué fue eso, Jungkook? —pregunté.

—Nada. Creí conocer a ese chico, pero me equivoqué. —dijo.

—Está bien, supongo. —decidí olvidarlo.

Después terminamos de comer, pagué y salimos de ahí. Quería llegar a casa y jugar videojuegos con Kookie.

—Amor, ¿Qué te parece si jugamos videojuegos? —dije, puse mi brazo en sus hombros y lo abracé.

—Tae, hoy tengo que ir a dar clases de Karate. Pero te juro que intentaré llegar temprano para jugar videojuegos y ganarte otra vez. ¿Ok? —juntó nuestras cabezas.

—Está bien.

—Bueno, yo creo que ya me voy. No quiero llegar tarde con Shindong. —dijo Jungkook.

—Pero llegarás temprano, ¿no?

—Claro TaeTae. —me besó.

Después de besarnos, Jungkook se fue caminando hasta el edificio donde daba clases.

Yo seguí mi camino hacia el departamento.

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