Capítulo- 39
Las finales ya se están acercando y con ello las concecuencias que conllevan. Alumnos desplomados en cada esquina con ojeras y cansancio notables por donde quiera que lo viesen, tal vez con el pensamiento y el gran deseo de que esto acabase pronto. La situación es tan pesimista que el aire empieza a tornarse pesado para todos y se hace notable en cada una de las clases. Todos ejerciendo su mayor esfuerzo para no quedarse dormidos en la mesa y babearla hasta rebosar. En mi caso es más fácil sobrellevarlo, porque estoy acostumbrada a trasnochar incluso una semana completa sin dormir.
En mi opinión las finales son de lo peor. El esfuerzo, desánimo y agotamiento de los alumnos es sofocante y agobiante de ver, pero también las vacaciones que nos esperan son tentadoras. Podré dormir todo el día, o más bien estar todo el día tirada en la cama. Así que lo mejor es esforzarse y poner lo mejor de nosotros, porque lo que biene luego será mucho mejor.
A la distancia se encuentra Augus hablando con una chica más o menos de su misma edad. Es increíble como el tiempo ha pasado tan rápido y ya sólo falta menos de unas semanas para tener un año de conocernos. Augus parece estar nervioso al hablar y el golpeteo de su pie contra el piso lo confirma. Tal parece ser una chica de su mismo grado por el broche color bronce que descansa en el lado derecho de su pecho. Es una chica bastante atractiva, posee curvas y rostro perfilado, además de que su cabello es de un color castaño con ondas naturales haciéndola lucir más linda.
Al igual que Augus se le nota más que nerviosa. Frota su mano con la otra constantemente detrás de su cuerpo padeciendo un tipo de tic nervioso. Ya viene siendo de que Augus salga de su caparazón de idiota y se eleve, aunque para eso tenga que dar un pequeño empujón. Mi cobardía se ha ido al demonio y ahora me lanzo a todo sin importarme nada, algo que he aprendido al compartir tiempo con Asher. Ellos me acompañaron aún cuando intenté alejarlos y me han ayudado bastante, aunque sea de manera inconsciente. Ahora es tiempo de devolverlo.
Me levanto de la mesa dejando la bandeja de lado, ya que nos encontramos en la cafetería. La multitud dispersa entre las mesas, cada una con sus respectivas amistades o compañeros. Comiendo, compartiendo, riendo, y luego está el chico de los mocos. Suspiro con ligereza introduciendo mis manos a ambos bolsillos delanteros de la sudadera negra. Pensando con lentitud lo que haré, imaginando en mi mente cada pequeño detalle a medida que recorro la distancia y me acerco a ellos. Entonces cuando lo tengo todo planeado me lanzo por ello. Literalmente me lanzo hacia Augus de un salto y lo tomo de el cuello de manera juguetona. El gruñe un poco por lo repentino y la chica abre sus ojos con sorpresa. Y tengo que empinar mis pies para conseguir alcanzarlo.
—Hey larva, ¿qué estás haciendo?—relajo mi agarre. Lo menos que quiero es lastimarlo.
—M-mikaela, me asfixias—se queja tratando de liberarse sin ningún éxito. Aferrando sus manos a mis brazos para hacer menos presión en su cuello.
La chica permanece en su lugar aún sorprendida. Con sus dedos coloca un mechón de su cabello que había pasado a su cara tras su oreja. Fijo mi vista en ella sin ningún tipo de disimulo y sonrió maliciosamente. Todo está saliendo tal lo planeado.
—Que hermosa chica, ¿es tu novia?—Ella da en respingo en su lugar y mueve su cabeza de un lado a otro sin detenerse ni un segundo—harían una perfecta pareja ustedes dos.
—Un gusto Mikaela, soy Nina—extiende su mano hasta a mí a modo de saludo. Para tomarla libero a Augus y la tomo.
Arrugo mi entrecejo con interrogación. En ningún momento he hecho mención de mi nombre y no creo conocerla, de hacerlo sin duda lo recordaría. Y mis sospechas e incertidumbres no se hacen esperar, sin embargo esta vez no es como las otras. Tengo el presentimiento de que esta chicas no es mala y que se volverá alguien común entre nosotros, más con Augus. Y yo me encargaré de ello.
—Lo mismo digo Nina—separo nuestras manos de manera suave, no quiero parecer brusca—Y dime, ¿cómo sabes mi nombre?
—Compartimos grado.
—Imposible—respondo con la boca entreabierta, lo cual me hizo sentir un poco de vergüenza y la cerré de inmediato—de ser posible no te habría olvidado—susurro.
—Sí es de tu mismo grado Mikaela—confirma Augus—que seas tan hermitaña como Asher es otra cosa.
En autoreflejo lo golpeo y él se queja.
—Entonces si compartimos grado, ¿cuantos años tienes?
—Diesiocho.
—Ya veo—saco de mi pantalón un bolígrafo y un pedazo de papel y con rapidez escribo algo vital en él. Lo extiendo hasta Nina—ten es su número de teléfono. Es todo un vago así que llámalo cuando quieras, sin duda te responderá y de no hacerlo me avisas para golpearlo ¿sí?—asiente de forma atontada, como si apenas y procesara lo que está sucediendo—por último ¿tienes algo que hacer después de clases?
—Emm... no.
—¡Bien!—exclamo—te pasamos a buscar al salir entonces.
Pude notar la duda en sus ojos, aquella que refleja miedo y duda. Tal vez la duda de que haya más que una amistad entre nosotros, algo que jamás podrá suceder. Y el miedo a desistir antes de siquiera haberlo intentado.
—No te preocupes, sólo soy como su hermana mayor—mis palabras hacen el efecto que buscaba al ver la calma y el alivio reflejado en su rostro.
Entonces Augus salta hasta el frente de ambas, poniéndoce de intermedio e impidiendo que pueda ver más allá de él, quizás Nina esté igual.
—¿Cómo que mayor?—pone sus manos en sus cadera en modo jarra. Sus cejas se alzan de manera que tal vez para el resulten intimidante—yo soy el mayor aquí. Tengo diesinueve, tú diesiocho. ¡es claro!—su mano alcanza mi hombro y lo toma ejerciendo cierta presión en él. ¿encerio acaba de hacer eso?
Dejo que mi rostro tome una de sus peores caras. Volviendo mi mirada frívola y desierta, como si estuviese a punto de cometer el peor pecado de todo el mundo. Odservo su mano en mi hombro y luego lo miro amenazante,
—¿Quieres morir? Porque no tengo problema con enviarte a la tumba—de un rápido moviendo tomo su mano de mi hombro y ejerzo presión en ella. La doblo un poco hacia atrás provocando que de su boca salga un pequeño grito de dolor, sin embargo no ejercido ni siquiera la décima parte de mi verdadera fuerza, debido a que sólo quiero causarle un poco de temor—como que has olvidado con quien estás tratando ¿no crees?
—Bien, lo siento. Olvidaba que eres un gorila. Ahora entiendo el porqué de tu apodo Mikaela, ahora ¿podrías soltarme?—una mueca de dolor se forma en su rostro y endurezco mi mirada con serenidad—por favor.
Pasados varios segundos hago caso a lo que dice y lo libero.
—Entonces nos vemos a la salida Nina—sacudo mis hombros y le sonrío—espero que puedas domar a esta bestia en un cuerpo humano.
—¡Oye!
—Deberían platicar un poco más, así que Augus—Augus se asusta y da en respingo—quédate aquí, yo iré por Asher. Y Nina—ella inclina su cabeza a un lado, sobresaliendo detrás de Augus para poder mirarme y responder un ligero "Si"—golpéalo de ser necesario.
Finalizo alejándome de ellos.
Camino por los pasillos mirando de un lado a otro con tal de encontrar una cabellera completamente negra de dos metros. Por su gran altura debería de ser más que fácil encontrarlo, destaca donde quiera que esté. Y aunque antes no lo notaba también por lo guapo que es, su rostro es bastante lindo y posee una cabellera abundante y suave. Aveces escucho muchos comentarios de chicas queriendo acercarse a él pero no se atreven por miedo a ser rechazadas. Antes no me importaba ni les prestaba atención, pero ahora empiezo a tener miedo de perderlo. Miedo a que encuentre a alguien y se olvide de mí, porque después de todo sólo soy una chica sin ninguna cualidad que le favorezca.
Aún no sé que somos exactamente, si sólo amigos. No, los amigos no se tratan de la manera en que lo hacemos, tampoco se miran con tanto sentimiento y fuerza como él lo hace. Además muchas veces me ha dicho que me quiere. Espera nunca lo ha hecho, tan sólo dice que le gusta una que otra cosa que hago o sale con eso de que será mi futuro esposo. En broma. Es cierto todo lo que ha dicho de manera tan ligera y despreocupada, como si no le costase decirlo. Las cosas que sientes mientras más grande, más difícil es de decirlo, así que todo lo que él ha dicho no son más que bromas.
Detengo mi andar sin poder evitar sentirme débil e idiota, no es como si alguien se fuese a fijar en alguien como yo. Una chica con una sonrisa chueca. Unos ojos llenos de lágrimas. Y un cuerpo para nada atractivo. A nadie podría gustarle un ser tan imperfecto como yo.
—¡Gorilaaa!—su inconfundible voz resuena en todo el pasillo, haciendo eco en el lugar.
Siento sus pasos acercarse cada vez más detrás de mí, cada vez más rápido hasta que comienza a correr. Unos largos y delgados brazos aparecen en mi campo de visión, proviniendo desde atrás de mí. Pero así de rápido como aparecieron desaparecen y se aferran a mi cuello. Envolviéndolo con ternura y llenándolo de frialdad. Quedando envuelta en un abrazo de Asher me siento cómoda y segura. Porque Asher es el único que me hace sentir calidez, aún con su piel cubierta de frialdad. Alguien tan congelado por fuera, pero con una calidez indescriptible por dentro. Su cabeza se recuesta contra la mía, escuchando su respiración y como aspira el olor de mi cabello, que de seguro a de apestar sin duda. De manera inconsciente una sonrisa se desliza por mi mi rostro y todos los malos pensamientos que resonaban en mi cabeza se desvanecen en un segundo.
—¿Eh? ¿porqué no dices nada Mikaela?—al no recibir respuesta de mi parte, Asher sujeta mis hombros y en un rápido moviendo me gira por completo, quedado frente a frente. La escena fue tan similar a como si estuviésemos bailando. Sus ojos me escanean de pies a cabeza varías veces, deteniéndose en los míos. La diversión abandona su rostro y permanece serio—¿Qué sucedió? ¿alguien te maltrató? ¿quién fue el bastado que lo hizo?.
Niego y el gruñe fuertemente, tanto que me exalto por un momento.
—Entonces porqué parece que estás a punto de llorar ¿eh?—suelta con tono molesto. No entiendo el porqué de su reacción, no es algo por lo cual alarmarse. Sólo me he puesto a pensar algo que no debí y listo, pero no puedo decirlo. No puedo dejar que mis sentimientos por el sean tan llamativos. No debo decirle que la razón por la que estoy así es por él, que tengo miedo a que algún día se aparte de mi vida. Quiero permanecer con él, tal como somos ahora.
Sin poder evitarlo un sollozo abandona mis labios. Llevo mis manos a mi boca para impedir que se vuelva a repetir.
—¡Tsh! Olvídalo buscaré por mi cuenta y molere a golpes al bastado que te haya puesto en este estado.
Se gira dejándome ver sólo su gran espalda, sus pies empiezan a moverse alejándoce cada vez más y reacciono de una manera que no lo pensé. Dejando mis brazos deslizarse hasta abrazarlo. Actúe sin pensar, lo sé. Pero lo volvería a hacer incluso si lo pensara innumerables de veces. Está claro que yo no podría detener tan inmenso ser, como lo es Asher. Y como es de imaginarse empezó a caminar conmigo a rastras.
Mis pies arastrando el suelo.
—Asher, estoy bien.—digo entrecortadamente. Él no se detiene—nadie me ha hecho o dicho nada. Es sólo que yo... yo—las palabras se atascan en mi garganta, negándose a salir. Es doloroso—yo...—enterré mi cara en su espalda y lo libero. Dejando mis brazos caer a los lados sin ganas, él avanza varios pasos lejos de mí. Entonces Asher se detiene.
Me fijo sólo en sus pies en el suelo sin alzar la cabeza.
—¿Segura que nadie te hizo nada?—asiento—¿entonces estás bien?—vuelvo a asentir—¿no vas a llorar?
Tantas preguntas empezaban a agobiarme, así que levanto sin pensar mi cabeza. Gran error. Me encontré con su dura y fija mirada, sus brazos cazados y cara seria.
—Estoy bien... es sólo que... —hago una pequeña pausa, repasando si debería decirlo o no—¿podrías acariciar mi cabeza?—la vergüenza se apodera de mi.
¿cómo he podido decir algo tan estúpido como eso?
—Por supuesto—sus manos acarician mi cabello con suavidad. Lento, sin prisa y con ternura. Sus caricias me hacen olvidar el hecho de que no debería de estar haciendo esto—sí sólo querías esto debiste pedirlo de un principio—imagino la hermosa sonrisa que ha de tener.
Levanto mi cabeza, haciendo que detenga sus caricias.
—¿P-podrías abrazarme?—a este punto no era consciente de lo que pedía. Sólo quería dejarme llevar.
La atmósfera se siente tan relajante y el aire tan ligero. Es como si con el todo fuera un mundo distinto. Con Asher mis miedos se alejan y mis calamidades dejan de existir. Un sentimiento indescriptible se apodera de mi pecho y mi corazón empieza a bombear con más continuidad al sentir como sus brazos me atraen hasta él, apoyando mi cabeza en su pecho con su mano en mi cabeza, mientras la otra envuelve mi cuerpo.
Aspiro el olor que desprende su cuerpo con disimulo. Mis fosas nasales son inundadas por un aroma extraño, pero agradable.
—¿Podrías...—mis palabras quedan suspendidas en el aire.
Asher me separa de él y toma mi rostro en sus manos. Acaricia mi mejilla con la fría llema de sus dedos y con una sonrisa divertida acerca sus rostro al mío. Pagando la punta de nuestras narices, nuestra respiración se vuelve una y la necesidad de sentir sus labios contra los míos se hace presente, se incrementa y me debilita.
Agitada, necesitada y débil sale sus voz—No necesitas pedirlo—susurra contra mis labios antes de unirlos en un tierno beso.
Entonces esta vez cierro mis ojos y me permito disfrutarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro