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Capítulo- 25

Maratón de " SIAMQ " 4/5

Asher se había quedado petrificado en su lugar sin saber que hacer, literalmente sólo respiraba sin despegar su mirada de el frente. Su pecho sube y baja de manera anormal y por un leve momento pienso que está a punto de darle un ataque cardíaco, pero eso es imposible sólo por esto ¿verdad?. Es imposible que sólo por un susto se valla a morir ¿verdad?

La duda empieza a recorrer cada minúscula parte de mi cuerpo alertandome me inmediato. La idea de tener un cadáver en mi habitación, el papeleo que hay que hacer para sacarlo de aquí y entregarlo a sus falimiliares, todas las pruebas quedarían en mi contra y tendré que pasar el resto de mis días en una miserable cárcel. El olor a metal se impregnaría en mis fosas nasales, tendré que convivir con más personas de las que ya convivo, sin lugar a dudas la idea no era para nada tentadora. Mis pies se movieron al instante en que esos pensamientos subieron a mi mente hacia a Asher.

—Oye—le llamé, pero no se movió—oye—volví a llamar y su reacción fue la misma, nada—¡Mierda reacciona o te haré reaccionar a golpes Asher!—exclamé sitiendome nerviosa derepente, estos cambios de humor ya no los soporto.

Está vez si hubo reacción de su parte. Levantó su mano señalando con su dedo al frente y me miró.

—S-slenderman—se atrevió a decir con voz levemente ahogada—¡mide dos metros es slenderman!—repitió captando él mismo lo que decía y a una alta velocidad se ocultó tras de mí tomando mis hombros por detrás, mirando de reojo a la figura de al frente conmigo de escudo.

Una figura totalmente blanca como la nieve y que mide alrededor de dos metros como dijo Asher se encuentra frente a nosotros. Un traje completamente negro con sólo una corbata blanca hace contraste con esa enorme cosa, yace en su cuerpo. Al mirar más arriba me topo con su rostro, no tiene ojos, nariz o cejas, lo único que acompaña su pálido rostro es una enorme sonrisa, tan enorme y descompuesta que al tan sólo verla sabes que no es humana. Un líquido rojo y un tanto viscoso se desliza por lo que deberían ser dedos, pero unas largas garras negras están en su lugar, al igual que de su boca.

—G-gorila protégeteme con tu fuerza—dice Asher apretando su agarre en mis hombros.

¿a quién cree que le llama gorila? No le pateo las tablas que lleva por trasero sólo por el estado en el que está y no dudo que con algo como eso caiga. Leves espasmos salen de su cuerpo, sus piernas parecen gelatina de lo tanto que se mueven.

—Abuela, baja de ahí y sal de mi habitación. Tengo que hacer un trabajo de la secundaria con éste chico... y mira como lo tienes con tu extraño fetiche.

La figura empieza a moverse acercándose a nosotros.

—¡Aaaah! ¡se mueve, se mueve, se mueve!—Asher empieza a zarandearme por los hombros consecutivamente, dando saltos que más de emoción parecen de gallina intoxicada.

—¡Ya lo sé idiota, deja hacer un escándalo por esto!—le pellizco la mano que posaba en mi hombro izquierdo recibiendo un quejido de su parte—Miedocito—me burlo.

—Capullo tú trayendo un compañero a casa, estoy tan orgullosa de ti—la voz de la abuela sale de el interior de la cosa de dos metro que usa como disfraz, tal vez sonriendo en el interior. Alcanzando con uno de sus enormes brazos del traje mi cuerpo hasta dejar leves golpecitos en mi cabeza de manera cariñosa.

¿Cómo demonios entró eso a la habitación?

—¡Aaaah! ¡te tocó, te tocó, te tocó!—volvió a chillar Asher, esta vez en mi oído.

Le pegué en la cabeza

—Ya deja eso, es molesto. ¿Qué no vez que sólo es mi abuela?

—Soy Anabel, abuela de Mikela—extendió el gran brazo de su disfraz y tocó el hombro de Asher juguetonamente.

—H-habló—dijo él atónito ante la situación. Perece que todo esto le superaba. Me miró con un brillo extraño en sus ojos que no supe descifrar de forma concreta—a-abuela—Y se desplomó.

Sus ojos se cerraron y sus extremidades cayeron lánguidas al piso.

—¿Colapsó?—preguntó la abuela despojandoce de su disfraz y saliendo a agacharse y ver al chico. La figura quedó de pié sin ningún problema, al odservarla de cerca distingo que es inflable, lo que explicaría sin problemas el hecho de haberla entrado sin mucho esfuerzo a la habitación.

—Colapsó—confirme apartando mi cabello hacia atrás y asintiendo con mi cabeza.

Con ayuda de la abuela lo tomé por el brazo levantándolo y dejarlo en la cama. La diminuta cama cruje al recibir el peso de su cuerpo y las sábanas se arrugan. Aprieto mis labios con una mueca de desagrado ante el hecho, todo estaba tan perfectamente ordenado.

—Enserio, tú sólo causas problemas.

En todo el sentido de la palabra desde que lo he conocido no ha hecho más que darme problemas. Todo su ser indica peligro, su estilo despreocupado, sonrisa en todo momento y su forma tan particular de expresarse, independientemente de cómo lo veas es un total peligro. Un peligro insoportable.

—Iré por agua—informé levantándome de la cama.

Me introduje al baño de mi habitación y llené un pequeño balde con agua.

—Abuela apartate.

Ella se movió hacia atrás posicionándose a mi lado sin problemas. El hecho de mojar la cama no me importa, así que sin dudarlo le lancé el agua a Asher en la cara. Éste se levantó rápidamente incorporándose en la cama, toda su ropa quedando empapada por el agua.

Él movió su cabeza de un lado a otro de manera consecutiva hasta que pareció entender la situación, poniéndose de pié al instante al estilo militar.

—¿Qué sucedió? ¿por qué estoy empapado? ¿Quién es ella? Y ¿¡Qué rayos es eso!?—lanzó pregunta tras otra sin detenerse, subiendo de tono a medida que avanzaba, señalando una dirección con su dedo.

Asher caminó hasta el inflable  al principio se asustó,pero luego se dispuso a tocarlo con curiosidad.

—Sucedió que te desmayaste, por lo cual también estás empapado. Ella es mi abuela Anabel que tiempo atrás se presentó ante ti—expliqué señalando a la abuela—pero al parecer lo olvidaste. Y eso que señalaste hace un momento es algo en lo que estoy trabajando, que por cierto no es tu asunto—sin darme cuenta ya me encontraba respondiendo cada una de sus preguntas—¿porqué demonios estoy respondiendo tus tontas preguntas? Es estúpido—murmuro en un tono bajo con el propósito de no ser escuchada, lo cual fue inútil ya que Asher pareció escuchar.

—Es obvio Mikaela, porque me amas—Ya está de nuevo con lo mismo. No entiendo como es que su familia puede tolerarlo, yo hace tiempo lo hubiese lanzado por un alcantarillado.

—¿ustedes son pareja?—intervino la abuela acercándose más a mi con cierto entusiasmo que me parece algo desconcertante, invadiendo cualquier mínimo espacio personal que nos separaba. Sentí los músculos de mi cara contraerse sin pretenderlo, lo cual es entendible debido a que estar tan cerca de una persona como lo estoy ahora es bastante incómodo para mí.

Las comisuras de sus labios se elevaron provocando que arrugas causadas por la edad se pronunciaran a ambos lados de sus ojos, los cuales me odservan con un brillo chispeante y divertido que aterra. Resulta que las cosas lindas, divertidas y con emoción, logra provocar el miedo en mi interior que las cosas espeluznantes que ella hace no logra hacer. Y aunque quiera negarme a aceptarlo creo entender la razón tras de ello. Las cosas buenas aterran porque la perfección no existe y mientras algo sea más brillante, más espléndido, más divertido, más...feliz. Mientras más alto sientas que estás, más dolorosa será la caída y mientras más libres seas más fuerte e inhumana será la cárcel que te aprisionara.

De manera disimulada retrocedo, recobrando mi espacio en el cual me siento segura.

—Si lo somos, pero Mikaela se niega a aceptarlo.

—Abuela necesito que te retires porque vamos a empezar con el trabajo para terminar lo más rápido sea posible—hablé tomando del brazo de la abuela y atraerla con dirección a la puerta—y no, no somos nada. Éste idiota cabeza de nuez dice lo que le da la gana sin el consentimiento de las personas.

—Claro, nada...—respondió ella con cara de no prestar atención a nada de lo que digo.

Cerré la puerta y Suspiré con pesadez.

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Pasadas varias hora al fin terminamos con el estupendo trabajo. Cabe destacar que Asher no dejó de hablar y buscar un tema de conversación a cada rato. Me habló sobre su hermana menor de dieciséis años, según la describió me pareció una niña encantadora incluso a una persona como yo.

Poseojos de dos colores, consecuencia de padecer heterocromia, siendo uno de un color amarillo opaco mientras que el otro es de un color azul un tanto degradado si lo odservas de cerca. Esto causó mucho conflicto en su niñez debido a que recibió contantes burlas por eso, pero ahora ha aprendido a vivir con ello, convirtiéndose en una lindo jovencita. Su figura no es destacada, pero puedes asegurar que es mas grande que tú. Además es una amante a los dramas asiáticos, le encanta hacer maratón, una vez me asusté cuando entré a su habitación en la mañana. Mamá me regañó por gritar como niña "¡hay un mapache en la casa!" El mapache resultó siendo ella luego de haber hecho maratón de cinco días viendo dramas. Varias veces me ha arrastrado con ella a verlos y no puedo negar el hecho de que son buenísimos, deberías verlos conmigo—había dicho Asher con tanta ternura que ganas no me faltaron para conocer a la increíble chica que describía. Pero por sus últimas palabras recordé que era Asher con quien hablaba y bueno Asher, es Asher y con él todo es un desastre total. También habló sobre sus dos hermanos mayores que viven fuera de él país, su tía amante al pasto, primos poco cuerdos, su papá medio extraño (que ya lo conosco y es todo un mafioso), y sus abuelos entrena perros. Prácticamente me habló sobre toda su familia. ¡ah! Descubrí por él que huesos, el perro persona que me siguio hasta la secundaria el primer día de clases, resulta y acontece que fue entrenado por sus abuelos.

Sonreí con autosuficiencia al ver el magnífico trabajo que habíamos elaborado. Al final Asher es bastante bueno en estas cosas debo admitir.

—Al fin hemos terminado—Asher se estira y con un bostezo escapando de su boca se hecha sobre mi cama, tomando una almohada hundiendo su cara en ella—tu cama es muy cómoda y posee tu aroma—se remueve de un lado a otro olfateando las sábana como un canino.

Me levanto con brusquedad de la silla en la cual me encontraba sentada dando los toques finales. La silla cae hacia atrás impactando contacto el piso. Un sonido metálico se escucha de ella al chocar contra el piso.

—¡Maldito pervertido, bájate de mi cama! ¿¡Quién te dio permiso de subirte!?

Alcancé sus piernas con tal de halarlo y bajarlo de la cama, pero fue inútil es demasiado pesado. Además se está aferrando a las sábanas .

—No le veo el problema. Después de todo soy tu futuro esposo.

—Muérete—espeté molesta.

—No quiero.

—¿Crees que me importa?

—Debería. Es la decisión de tu futuro esposo.

Entrecerré mis ojos en su dirección.

—Encerio, ya muérete.

—Sólo si vienes conmigo—comentó jugando con sus cejas.

Solté el extremo de su pierna que aún sostenía entre mis manos.

—Largate de mi casa—dije sonando más sería de lo normal, señalando la salida.

—¿Sabes? Así no se tratan los invitados—se acurrucó en la camada poniéndose más cómodo.

—Pudrete.

—No soy madera para podrirme—argumentó tomando una manta con una expresión divertida en su rostro.

Idiota ¿acaso cree dormir aquí?

—Es encerio, ya es tarde largate—comenté agotando el último fragmento de paciencia que me quedaba.

—No es relevante que sea o no tarde. De cualquier manera pienso dormir aquí.

Una sonrisa ladina se abre paso en sus labios.

—Si, si como sea—dije sin prestar atención cerrando un poco mis ojos. Entonces como un chip encajó en mi cabeza y los abro derrepente—espera... ¿¡Qué!?

Nota:

La verdad me he divertido mucho al escribir este capítulo, me he reído bastante con las ocurrencias de Asher y la poca paciencia de Mikaela. Espero que al igual que a mí, a ustedes les haya gustado.

Ya sólo queda un ultimo capítulo para concluir este maratón.

◇ Gracias por leer Lions ◇

Les quiere ××CHOI××

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