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Capítulo-14

Miller aún sujeta mi mano, a pesar de habernos detenido hace ya un momento.

—Soltarme—demando.

habíamos acabado en lo que parece ser el comedor de la escuela.

Todo está completamente vacío, algo que es entendíble e imaginable debido a que todos debería de estar en clases.

—¿por qué? Tu mano es tan pequeñita y se siente cliente—suelto mi mano de la suya de forma inmediata este chico es peligroso.

—Escucha Miller...

Interrumpe—Dejemos la formalidades somos amigos puedes llamarme Asher. Vamos repite Asher—en definitiva es un caso perdido y apenas lo conozco por unos minutos.

—No somos amigos—gruño-y deja de molestarme manteniendo tu distancia de mi persona ¿entiendes?

—¿dijiste algo?—había subido en una de las mesas que se encuentran en el comedor, simulando tocar una guitarra cerrando sus ojos y haciendo mímicas con su boca—no estaba prestando atención, lo siento.

Pasó de estar encima de la mesa y se acercó al área de cafetería observando todo y no absteniéndose en lo absoluto de tocar cada cosa que le llamara la atención,su comportamiento es muy similar a la de un niño.

—¡mira,mira!—esto tiene que ser una broma—los utensilios de cocina parecen instrumentos—tomó una cuchara y empezó a tocar un satén con ella, produciendo un horrendo sonido.

—Miller deja eso, llamarás la atención y me llevarán a detención sólo por estar contigo.

—Sólo si me dejas tomar tu mano por un momento.

—Bien, yo me largo—caminé cabreada saliendo de el comedor.

—No,no,no espera—tomó lugar a mi lado siguiendome el paso—aún quedan cinco minutos para la siguiente clase—miró el reloj que posaba en su muñeca izquierda—tomemos asiento y esperemos.

—dije que te largaras.

—Ya deja de decir eso Mikaela. Así ahuyentaras a todas las personas a tu alrededor, te convertirás en una chica gruñona por lo que te arrugaras siendo aún joven. Con el tiempo te darás cuenta de que tu camino no fue el correcto, pero ya será tarde. Vivirás sóla el resto de tu vida, comiendo todo tipo de helados y cuidarás doscientos sesenta gatos.

Su narración de mi vida me parece tentadora. A tal punto de querer seguir los pasos que dice hasta conseguirlo.

—Entonces si habías escuchado—detengo mi andar y lo miro estupefacta—¿cómo sabes mi nombre?—por un momento creo haber visto tensión en él, pero fue tan corto que puede que sólo lo haya imaginado.

Me alarmo, no le he dicho mi nombre ¿cómo demonios sabe mi nombre?

—Lo leí en tu historial de la escuela—contesta de forma despreocupada.

—Eso es privado, no les es permitido a los estudiantes ver esa clase de cosas.

—Digamos que el director y yo somos cercanos—mueve su mano mano con desdén restandole importancia.

"Extraño" esa palabra describe perfectamente a este chico.

Su respuesta no logró convencerme del todo.

Su relación es cercana con el director y logró ver mi historial bien, aún así todo me resulta extraño.

—Buenos días clase—entra quien perece ser la maestra, acomodando su cabello y tomando asiento—¿cómo están bolas de pelos?

—¡Bien!—responde la clase.

—Escuché que tenemos una nueva integrante en la escuela—toma unos papeles de su cartera que reposaba encima de el escritorio metálico enfrente de ella y parece leer algo en ellos—Mikaela, eres tú ¿cierto?—me señala con su dedo índice de forma acusadora—eres la única cara que no conozco ¡vamos preséntate!

Esta profesora posee mucho espíritu.

Me levanto del asiento—Soy Mikaela Burnett, diecisiete años.

Todos odservan en dirección a mí prestándome su total atención - cosa que no quiero - como si esperaran que continúe hablando.

—Bueno Mikaela, no quieres contarnos algo más, como ¿de dónde vienes? ¿cuales son tus metas? sobre tus padre ¿tal vez?

¿De donde vengo? No les interesa.

¿mis metas? No sé que hacer con mi vida día a día, menos pensaré en el futuro, quien sabe tal vez ni siquiera llegaré a ver el mañana.

¿Padres? Mamá se fue por siempre y papá me ignora.

Muevo mi cabeza de un lado a otro en negación. Mientras menos sepan las personas mejor.

—Correcto entonces puedes tomar asiento—obedezco—mi nombre es Kia y será tu maestra de literatura de ahora en adelante ¡un gusto conocerte hermosura!—ríe.

¿hermosura? ¿yo? Empiezo a creer que la maestra carece de buena visión. La hermosura y yo somos como la A y la Z, bien separadas y no se asemejan en nada.

—Igualmente maestra.

—No me llames maestra me haces sentir vieja—coloca su mano sobre la mesa y reposa su cabeza sobre ella-llámame Kia.

—Está bien...Kia.

Sonríe dejando ver sus dientes—Así está mejor Mikaela.

-×××-

Al justo momento de terminar la última clase del día todos salieron corriendo llevándoce todo a su paso, yo no siendo una exección. Cuando me levanté del asiento dispuesta a salir alguien con super velocidad me había aventado al suelo y con ello todo lo que había dentro de mi mochila se dispersó por el aula.

Ahora me encuentro recojiéndolo el desastre que alguien mas causó, pero por ser mis cosas y a nadie más que a mí le interesa tengo que hacerlo.

"El día había transcurrido con normalidad" me encantaría decir eso, pero las miradas caían sobre mí como si fuera una clase de imán para ello - detesto ser odservada - y el toque extra lo otorga un azabache de casi dos metros de altura no dejó de molestarme el día completo, ocasionando que no pudiera pasar desapercibida como se ha vuelto costumbre estos últimos dos años.

—Mikaela—piensas en lo desagradable y aparece—estaba esperándote, pero nunca llegast...¿qué haces tirada en el piso?

—Aquí me dejaron un regalo—añado con sarcasmo—¿para qué rayos me esperas?

—Para irnos juntos,vivimos...

—¿vivimos?—me levanto,pasando los tirantes de la mochila y colocarmela.

—No nada, me confundí.

Últimamente todas las personas me están pareciendo poco cuertas.

—Bien-comienzo a caminar.

—¿Quieres que lleve tu mochila?

—No.

—¿No pesa mucho?

—No.

—¿Tienes hambre?

Como una mala jugada mi estómago comienza a ser sonidos extraños. Había olvidado por completo el hecho de que el tiempo no me alcanzó para desayunar y con cierto chico distrayendome,siquiera tuve tiempo de pesar en ello.

—No—por suerte o coincidencia parece que Miller no escuchó.

—yo si tengo mucha hambre, ¿vamos por algo de comer?

Me detengo y lo miro—Miller no,no y ¡no!—lo normal es que yo saque a una persona de sus casillas y no lo contrario—todas mis respuesta serán no.

—Bien—saca su labio inferior—te he dicho que me llames Asher.

Retorno mi andar—te he dicho que no somos amigos.

—Entonces conozcamonos, luego decides si soy digno de ser tu amigo  o no ¿te parece?

—No.

—¡oh! Ya llegamos. Sabes tengo una regla "lo último que me diga una persona antes de despedirce no es válido"

—¿Eso siquiera es una regla? Y ¿cómo sabes dónde vivo?

—No lo era, pero ahora lo es, la acabo de inventar—ríe—y sé donde vives por que vi tu dirección en tu historial ¡adiós Mikaela!—hace un ademán con su mano en forma de despedida y se alejó hasta ya no formar parte de mi campo de visión.

Lo olvidé, es cercano al director y un maniático.

Ha sido un día agotador sólo quiero calmar el hambre y tratar de dormir un poco.

papá se encontraba sentando en el sofá de la sala, al verme entrar se acerca a mí—Mikaela...

Lo interrumpo—Ahora no—levanto mi mano en su dirección en señal de alto—¡Abuela! ¿¡Qué hay de comer!?

—"El desayuno es algo irrelevante abuela"—sale de algún lado la abuela, simulando imitarme.

Lo hace bastante mal.

¡De cuando acá hablo como un sapo atragantado!

—Abuela ahora no estoy de humor para tus bromas e imitaciones malas.

—¡Tú nunca estás de humor Mikaela!—contestaron al mismo tiempo papá y la abuela, girandoce ambos hacia mí y verme con una mirada extraña que no sé decifrar.

Se confabularon en mi contra, aunque eso ahora queda en segundo lugar ni siquiera en segundo lugar, mi estómago ruge por comida impidiendome pensar de manera correcta.

Los dejo mis pies moviéndose torpe pero rápido hacia la cacina.

Aquí no hay nada.

Aquí tampoco.

A ti no te quiero en mi estómago.

Tú me causas alergia.

A ti no te como ni aunque fueras lo último que hubiera en el mundo.

Tú eres perfecto.

—Nunca dejarás de ser una bestia cuando se trata de comida Mikaela—había buscado en las gavetas,refrigerador y todo lo que fuera apto para guardar comida. Terminé por elegir una torta de chocolate y una malteada.

—No he comido en todo el día abuela ¿qué esperabas?—murmuré llevando otro gran pedazo de la torta a mi boca.

—¡No hables con la boca llena niña!

—Bien, bien—asentí sin ganas dándole la razón. La abuela cuando se lo propone puede ser muy desesperante. Así que lo mejor es decirle que si a todo lo que dice pare librarse de ella.

—y lo vuelves a hacer—estrella la palma de su mano izquierda con su frente produciendo un sonido sordo por el leve golpe—los modales Mikaela.

—¿De qué modales me hablas? Tengo hambre y estoy comiendo, eso es todo—y tenía toda la razón de mi parte. Cuando una persona tiene hambre sólo piensa en comida. ¿Quién en su sano juicio pensaría en modales cuando el hambre es prioridad ? Pues si existen personas así me excluyo de una manera total.

—¿Qué haré contigo?

—Debería ser yo quien preguntara eso—tomé un sorbo de la malteada. Sintiendo el líquido bajar por mi garganta, llevándoce con ella lo que había comido antes—deja de aparecer con tus disfraces por todas partes a cada momento es bastante molesto—señalo con mi dedo índice en su dirección de forma acusadora.

—Eso es diferente.

—Claro—comenté con sarcasmo.

—¿Cómo estuvo tu primer día Mikaela?—interrumpió papá entrando a la cocina.

—Normal Matias—me encoji de hombros de manera despreocupada—Subiré a mi habitación.

Tomé un último sorbo de la batida y me dispuse a ir a la habitación a tomar una larga ducha.

Al introducirme en la ducha abro el grifo dejando el agua descender por todo mi cuerpo. Mi cabello empieza a humedecerce al igual que mi cuerpo. El agua se siente cálida ante el contacto con mi piel relajando cada unos de mis nervios, he dejado mi cabello libre ahora pegado a mi espalda baja por la humedad, ha crecido bastante desde la última vez que lo había cortado llegando ahora hasta la altura de mis nalgas. La verdad es que rara vez trato mi cabello por lo que está un tanto maltratado. La mayor parte de el tiempo lo hato con gomas para el pelo o simplemente lo envuelvo, el punto es que sólo lo suelto cuando me ducho. La ducha es el lugar perfecto para desacerte del estrés por un momento. El agua recorriendo tu piel y como luego se marcha hacia las tuberías subterráneas es atrayente.

Perdí la noción del tiempo dentro, fue hasta media hora después que salí y me vestí cómodamente con una pijama. Arrojé todo el peso de mi cuerpo en la cama provocando un chirrido,alzando la mirada al techo.

"Mi vida es un desastre de lo peor y no se que hacer, tal vez lo mejor sea desaperecer de éste mundo para siempre así no tener que lidiar con mis imperfecciones y el intento de ser humano que soy."

Me incorporo en la cama y muevo la cabeza de un lado a otro repetidas veces hechando fuera tales pensamientos.

Se ha vuelto común pensar esas cosas a diario y no niego que varias veces haya tomado de manera seria el hecho de acabar con mi vida, pero sería algo bastante egoísta de mi parte hacerle eso a las personas que me importan ¿no?. Sin embargo una vez lo intenté y fue una experiencia horrible. En aquel momento aún estaba sensible y la herida de la pérdida de mamá estaba reciente. Sin embargo los constantes comentarios de los que se hacían llamar mis compañeros logró ponerme en una balanza en la cual yo estaba en desventaja. Nadie se enteró, nadie llegó a socorrerme. Entonces luego de una lucha interna entre la yo que quería reunirse con mamá y la yo que quería aunque sea en el fondo vivir entendí que ellos y sus palabras no tienen porque afectarme, mucho menos las opinión de nadie todo me vale. ¿Quién es la que está cuando la oscuridad me absorbe? Yo. ¿Quién me abrazó en las noches mientras lloraba? Yo. ¿Quién me socorrió cuando...atente contra mi vida? Yo. En todos los momentos difíciles quien estuvo conmigo fui yo misma. Nadie estará contigo cuando caigas al precipicio. Nadie pegará los trozos del rompecabezas que es tu mente o corazón. Porque nadie va a sacrificarse por ti, sólo tú estarás contigo cuando no haya a donde correr.

Perder a mamá fue un golpe bastante difícil de superar y aún no logro superarlo de manera completa. No quiero que ellos sufran lo que yo, pero tampoco quiero...

—¡Tsh! soy un desastre total—llevo mis manos a mi cara con frustración.

Además está ese chico Miller apenas lo conozco y no me ha dejado repirar. En apenas un día ha logrado hacerme hablar más de lo que he hablado en dos años.

Lo mejor será alejarme de él ¿verdad?

Gracias por leer.

×CHOI ×

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