𝑷𝒆𝒐𝒓 XLV
Advertencias: Violencia típica del anime/manga.
Los peores días son los de luna llena, Jane es testigo junto a Yokohama.
Ojo, nada es lo que parece y cómo es mi cumpleaños yo decido que tan dulces son los capítulos antes del desmadre.
Cuando el dolor termina, el recuerdo de eso a menudo se convierte en un placer.
-Jane Austen.
~•~
Su rutina regresó y con ella los momentos más pacíficos de Jane, quien adoraba una vida simple y repetitiva, pues cada día era distinto si tenía la compañía adecuada . De estar en situaciones distintas, la joven azabache viviría lejos de los problemas, de la muerte, pero no tiene esa clase de vida. De no tener estándares gracias a la lectura, probablemente estaría atrapada en muchas emociones peligrosas.
—¿Quién cuidaba el depósito?— corría hasta el enfrentamiento, usaba un traje negro pero con una camisa informal de cuello redondo—. Les dije que me esperen, no hagan nada si no es para defenderse.
Tardó menos de lo esperado, un auto la llevó cerca, después de bajar tuvo que hacer una maratón por culpa de un grupo rebelde, que buscaba robar un montón de armas, Jane habría preferido la pérdida material, el problema era que Hirotsu se encontraba revisando el depósito al momento del ataque, junto a unos cuantos empleados más.
—¿Cuántos hay?— jadeó tratando de tomar aire.
—Podrían ser veinte, están encerrados, pero tienen la ventaja, si nosotros entramos, nos acribillan— reportó un chico de traje.
—Disparen cuando yo lo diga— pateó su mocasines contra el suelo antes de abrir la puerta, la lluvia de balas no paró incluso después de ver qué no podían tocarla—. Podría dejar que se lleven las armas, pero no puedo darme el lujo de hacer lo mismo con las vidas humanas, es hipócrita de mi parte pedir que mueran por ellos, pero he decidido que algunas vidas me importan más que otras.
Tachihara corrió dentro y soltó un disparo, uno de los intrusos, apuntó a su cabeza, Jane proyecto su infinito provocando que los casquillos cayeran y alguien aprovechará para dispararle logrando rozar su brazo. Aprovechó la sorpresa del grupo para correr a Tachihara y sacarlo—Disparen.
—¡No dejen vivo a nadie!— gritó el anciano.
Los asaltantes gritando hicieron que Austen se enfadara aún más—. ¿Por qué no seguiste mis órdenes?.
—Yo pensé que era oportuno…
Lo tomó por el cuello para acercarlo a su rostro—. No me importa tu insaciable necesidad de morir, si quieres hacerlo, hazlo lejos de mí. Ninguno de ustedes morirá bajo mi cuidado. Estás castigado.
—¿Castigado?— frunció el ceño—. Oye, no eres como una especie de maestra que puede castigarme.
—¿Eso piensas?— ladeó la cabeza aún con su mirada fija en la mejilla del joven—. Entonces solo me queda darte nalgadas.
—¿Qué?— un rubor violento se apoderó del pelirrojo—. Suéltame.
—No soy mucho de golpearlos, ni de castigarlos, pero dado que me sangra el hombre por tu culpa, debo hacer algo contigo— lo soltó de mala gana, y de paso un quejido se coló por sus labios—. Al final no era para tanto, solo necesitaban una distracción para tener tiempo.
—Señorita, venga, la llevaré a la sede para ser atendida— Hirotsu se acercó notando la herida en su brazo—. Le pido disculpas por la incompetencia de Tachihara.
—No te preocupes, estaba pensando en matarlo— esperaba una reacción más violenta del pelirrojo, pero ni se inmutó.
—Le pido que lo deje pasar esta vez, de ser necesario, yo aceptaré su castigo— la risa de la más baja lo hizo temblar, incluso a Tachihara.
—Es una broma, pero ya que fue su culpa, él me llevará, tú haz el conteo de las bajas— pateó levemente la pantorrilla del ojiámbar—. Vamos, no ruegues por tu vida, un mafioso no debería hacerlo.
.
.
.
—¿Un herido?— Nakahara no le dió importancia a lo dicho por la mujer castaña.
—Es la sexta ejecutiva, parece que fué un disparo— la secretaría de Kōyō tapó sus labios con los papeles—. Me retiro.
Chuuya dejó de lado todo, para llegar al cuarto de enfermería, dónde la joven era atendida por una anciana que solía ser grosera—. Mocosa de mierda, deja de meterte en problemas.
—No le hables así— el de chamarra verde posaba su peso en la pared cercana.
Jane ignoró aquello, y metió otra gomita en su boca, buscaba no pensar en el ardor del roce, alzó la cara y encontró a Nakahara respirando profundamente—. Hola.
—Ya acabamos— la anciana golpeó su brazo herido—. No dejes que te den en la cara, perderás tu belleza, mocosa.
—Que no le hables así— Tachihara rodó los ojos frustrado.
Salió pasando junto a Chuuya, su mirada estaba fija en su brazo, por un momento pensó en cómo sería verla morir y sintió cómo todas las palabras dichas se esfumarían con ella, el tiempo dejaría de existir y solo estaría rodeado de una soledad temible—. ¿Estás bien?.
—Claro— se asustó al verlo acercarse con esa expresión extraña—. Tachihara, vete, por favor.
El de ojos ámbar hizo caso, salió mirando de reojo a su superior que lucía consternado. Cerró la puerta detrás de él.
—Mira, estoy bien— alzó el brazo para probarlo.
—¡No te muevas!— la abrazó con rudeza—. No te muevas, por favor, te hará mal.
—No era grave— tartamudeo antes de ser apretada aún más fuerte—. Por favor, cálmate.
—No te atrevas a moverte, no quiero que nada malo te pase— susurró aún más sumido en sus desesperación.
—Nakahara— Jane prácticamente luchaba por sentir un poco de espacio, le comenzaba a faltar el aire—. Estoy bien, no tienes que preocuparte por un rasguño...
—Por favor— suplicó arañando su espalda—. Jura que no te pasará nada malo, por favor, necesito que lo hagas.
—Me duele si me aplastas así— murmuró—. Lo juro, no moriré, ni me lastimarán.
—Yo…lo siento, solo quiero que estés segura.
—Si pudiera escoger una forma de morir, sería está, pero de verdad me duelen los senos— acarició su nuca logrando ser alejada apenas unos centímetros—. Puedes darme un masaje.
—Perdón— recargó su cabeza en el hombro de Jane—. Si algo te pasa, no podría perdonarte, tampoco podría perdonarme a mí.
—¿De verdad?— no estaba feliz por aquello, de hecho, parecía triste.
—Me da pavor saber que corres peligro, por eso te quiero lejos de la mafia, pero cuando estuviste lejos tampoco estuve tranquilo…
—¿Qué quieres entonces?— sonrió pues era consciente de sus deseos.
—Que te quedes conmigo, solamente conmigo— apretó sus labios temblorosos—. Solo quédate a mi lado, así yo puedo cuidarte.
—Soy capaz de cuidarme— escuchó un quejido—. ¿Por qué estás tan desesperado?.
—Te fuiste, y casi mueres por mi culpa, no quiero que se repita.
—No fue tu culpa— dejó unas palmaditas en su espalda—. Solo quería conocer a los perros de caza, soy fanática de su trabajo.
Chuuya mordió su lengua para no decir otra maldición, solo negó suavemente—. ¿Necesitas descansar?.
—No realmente— sonrió al saber quién escuchaba su conversación, Tachihara—. Háblame de lo que sea, abrázame fuerte.
—Empiezo a creer que eres un poco masoquista— mordió la piel del cuello sin mucha fuerza, solo para sentirla más cerca.
—Deberíamos intentarlo, puede que descubra algo nuevo sobre mí.
—No hay posibilidad de que lastime tu cuerpo— soltó una carcajada. En otras circunstancias habría corrido, diciéndo que no lo molestara, pero el tiempo lejos de Jane le dejó algo claro: No podía ser cobarde con sus propios sentimientos.
~•~
—Bueno, ayer fue un día extraño— la joven del brazo vendado agitó su mano para saludar a su ayudante—. Hoy no hay mucho que hacer, simplemente estaré en el edificio.
—Entonces…
—Te daré papeleo, después llevarás a Elise-chan de compras— mordió una madalena sintiendo un sabor exquisito a mantequilla—. Prueba esto.
—¿Qué?— torció la boca disgustado—. No jodas, no soy una niñera.
—Eres un niño malo, por eso te castigaré— estiró el postre para dejarlo en sus manos—. Es importante que respetes mis órdenes, malcrié a Akutagawa y terminó hundiendo un barco, no dejaré que eso pase contigo. Tanto Gin, cómo Hirotsu entienden bien mi manera de ser, tú eres rebelde, no es un defecto pero debemos llegar a un acuerdo.
—Pero…
—Papeles, y después niñera, Tachi-chan— mordió el pan evitando conversar más.
Después de aquello aclaró unas cosas con Mori-san.
—La torre del reloj le tendió una trampa a Guild, son una organización pasiva-agresiva. No hicieron mucho escándalo por el atentado terrorista en su territorio porque lo hice parecer obra de la decadencia. Si ignoran eso, serán los primeros en atacar al país en desventaja, la mujer, Agatha, quiso quemar la ciudad en mi ausencia.
—Veo los hilos, pero no una conexión directa— respondió el mayor.
—Estoy segura que la decadencia es respaldada por el gobierno, o una autoridad poderosa.
—Bien, alejémonos de los sobornos un tiempo, no queremos estar cerca del caos.
—¿Por qué me tratas así?— cuestionó cursando los brazos frente a su pecho—. Desde que llegué has sido más raro.
—Porque aún comes golosinas con las mejillas rojas, todavía cuentas las líneas del tapete y me hablas como si fuera un anciano senil. Eres una niña.
—Pierdes tu tiempo viendo eso en vez de notar las muchas ganancias que te doy, ¿Sabías que Kōyō-san gastó muchísimos fondos por información que tenía la división sobrenatural?— sus ojos tenían una chispa de enojo.
—Mejor ve a saludarla, las damas tienen cosas más interesantes que discutir, ¿podrías recoger a Elise-chan?, esta con tu subordinado.
—Te voy a dar en ese ego y tu nueva actitud misógina, por cosas así no le agradas a las personas. Voy a saludarla porque ella me lo pidió hace días— hizo una mueca antes de salir arrastrando los pies.
—Solo soy un padre preocupado…
.
.
.
—Buenas tardes, Kōyō-san— Jane dejó una caja de galletas en su mesita—. Es un gusto volver a verla.
—Lo mismo digo. Chuuya-kun está más tranquilo desde tu regreso. ¿Cómo te fue en tu viaje?.
—Lo describo cómo idílico, tal vez un poco solitario.
—¿Idílico?, parece que el único que sufrió fue Chuuya-kun— soltó todo el veneno acumulado durante siete meses.
—La respeto cómo mujer, cómo compañera y estoy segura que fue la mejor opción para cuidar de Nakahara, pero reitero que las relaciones personales son aparte, especialmente las ajenas.
—Lo sé, por algo le rogaste al jefe que lo dejara a mi cuidado siendo apenas una niña, no podría estar más agradecida contigo por eso, pero el daño que le provocas es algo involuntario. La gente que no está enamorada lo puede ver, te han descrito cómo un vampiro que roba la vida de las personas, pero solo eres una mujer que lo hace perder la cordura.
—Nakahara fue amable conmigo. Cuando nos conocimos, él me ayudó, no necesitaba que lo hiciera pero aún con su actitud huraña me dijo que me fuera a casa con cuidado, en realidad pudo ayudar a cualquiera, porque así es él— suspiró mirando el techo—. Después de la investigación, pude comprobar que es una persona amable, es extraño que sea tan bueno haciendo cosas malas, pero si no podía alejarlo de su decisión, traté de alejarlo de lo peor, Mori-san lo habría entrenado como su discípulo, gracias a dios ya no tenía tanto tiempo libre, el crédito no es totalmente mío.
—¿No hubieras preferido tenerlo cerca?— la mujer estaba llorando al escuchar sus palabras. Jane ya no era la niña que necesitaba clases de etiqueta, era peor pues lo amaba genuinamente.
—Claro que sí, pero estar con usted hizo parte de lo que es hoy. No me arrepiento de rogarle a Mori-san que lo enviara a su cuidado— bajo su mirada a la mujer que limpiaba sus lágrimas una tras otra—. Los rumores no son del todo falsos, es bien sabido que soy más temida que amada.
—Supongo que no— bebió un poco de té, para disimular su tristeza—. Eres la oscuridad misma, pero sin ella, no hay luz, y sin luz no hay amor puro.
—Hablar con usted siempre me lleva a pensar de más las cosas— sonrió bebiendo un poco de la infusión encontrando un toque de leche y miel—. Gracias por la invitación, extrañaba verla.
—El sentimiento es mutuo, Jane-kun.
.
.
.
—¿Te puso moños?— encontró al muchacho pelirrojo recargado en su puerta, con un labial rosa y varias colitas en su cabello—. Que lindo tono.
—No me importa si te burlas.
—No es burla, déjame pasar— abrió con su llave para dejar algunos documentos que Kōyō le dió, eran unas cuantas de armas perdidas—. Elise-chan es difícil de satisfacer.
—Solo está malcriada, no es diferente a tí— suspiró viendo como la joven tomaba un caramelo y lo metía a su boca.
—¿Qué piensas de mi?— estiró uno en su dirección, pero esta vez Tachihara lo comió frente a ella.
—Eres una niña de papi— alzó los brazos entendiendo que la mujer era bastante indulgente por dejar pasar aquello. Solo se molestaba cuando arriesgaban su vida.
—¿Qué piensan los demás?— habló señalando el sillón para obligarlo a sentarse.
—Escuché que eres tan mala como padre, o algo así— se arrepintió de haber hablado—, no es cómo que le crean. Escuché que eras una alimaña que le gusta el dinero y las joyas, mierda, eso tampoco es bueno…
—No tengo padre.
—¿El jefe no es tu padre?— preguntó exaltado—, Pensaba que lo era, ya no me parece tan extraño.
—Mi hermano estaría avergonzado de escuchar eso, nunca sería mala con mi… Mori-san, bueno, digamos que un amigo pero también es mi empleador.
—¿Tienes un hermano?— abrió levemente los ojos.
—Tengo dos hermanos— asintió antes de beber un trago de agua y servir más en su vaso—. Uno de ellos está muerto, ahora tendría unos veinticinco años.
El ojos ámbar sintió una presión fuerte en el pecho y sin darse cuenta su boca se abrió—. Yo también tenía un hermano mayor, falleció.
—¿De verdad? Lo lamento mucho— exhaló ruidosamente—. Mi hermano apenas era unos años mayor que yo, pero me trataba como si fuera un adulto.
—Es lo difícil, son mejores que tú, pero no puedes evitar admirarlos, es abrumador no ser tan buenos cómo ellos— confesó con una pequeña sonrisa en los labios.
—Mi hermano murió siendo niños, pero apuesto que de vivir en mejores condiciones habría sido policía, él era así, disfrutaba de ser amable. Era un buen chico.
—El mió estuvo involucrado en la milicia— al ver su error buscó cambiar de tema—, ¿Cómo se llamaba tu hermano?.
—Keiko— cruzó las manos frente a su pecho—. Eres un buen chico, Tachihara, me agradas.
—Pues gracias— desvío su mirada al tapete de la sala—. Eres más paciente que otras personas que no tienen tu importancia.
—Nací un día de luna llena, según la mujer que me crió eso significaba que tendría un buen temperamento.
—Suenas como una abuela.
—¿Quieres otro caramelo?— estiró el tazón con esa sonrisa deslumbrante—. Puedes tomar cuántos quieras, ya somos amigos.
—¿Amigos?.
—Eres mi subordinado favorito desde ahora, Tachi-chan— cada palabra era dicha con un propósito—. Tenme confianza para cualquier cosa que requieras, yo apoyo a las personas que me importan.
Asintió antes de salir, la joven advirtió quedarse todo el día en su oficina, sin ruido, ni más revueltas en los almacenes de armas, Jane necesitaba pensar qué haría. Tocó su collar en busca de paciencia.
—Si te hago más daño de la calma que te doy, ¿Qué caso tiene que me quieras?— estaba tan cansada que hundió la cabeza entre papeles—. De momento busquemos al infiltrado.
Pasaron horas, en las que Tachihara buscaba una excusa para ver a su jefa, en uno de esas tantas vueltas escuchó ruidos en la bodega del segundo piso.
—¿Qué haces aquí?— preguntó Tachihara a la mujer de cabellos negros.
—Solo busco algo de información, no te importa, vago— respondió antes de ser abrazada por detrás.
—Eso no dijiste hace un rato, esa linda boca no escupía maldiciones. Haces sonidos muy lindos cuando estás de buen humor.
—¿Quieres repetirlo?— soltó una risita incrédula.
—Aquí no— la terminó arrastrando fuera de la habitación, insistió en ir a su oficina con la excusa de tener más privacidad, durante el camino evitó intercambiar palabras, solo había pequeños roces y besos—. ¿Qué información buscabas?.
—Algunas cosas, nada importante— estiró sus brazos para rodear su cuello y besar su barbilla—. Vamos, date prisa, debo volver al trabajo, niño bonito.
Beso sus labios de forma demandante, y mordió su labio ganándose un quejido del joven, Tachihara abrazó su cintura para profundizar las caricias. Un chico de baja estatura se detuvo metros atrás, su expresión era de horror mismo.
—¡¿Qué le haces a Jane?!— estaba tan enojado que sus pies se hundieron en el piso reluciente gracias a la gravedad.
—Tú no me interesas, pequeño— sentenció la muchacha con indiferencia jalando la manga verde, pero no pudo moverlo.
Chuuya no podía creerlo, apresuró su paso pero la mujer busco algo en su espalda—. ¿Qué dijiste?.
—No importa ya— Tachihara azotó la cabeza de la mujer en la pared, logrando hacer una grieta, de inmediato se arrepintió, ella gruñó y rasguño su mejilla separándose del concreto con intenciones de disparar.
—Les dije que no me molestaran— La voz de Jane sonó por el pasillo, nadie noto su presencia pues ya estaba frente a la mujer, en cuestión de segundo puso su mano entre sus cabellos y golpeó su rostro en repetidas ocasiones contra la columna, hasta que su nariz parecía estar rota y un gorgoteo particular fue molesto.
—¿Estás bien?— Nakahara se acercó aún más logrando ver a la mujer de cabellos castaños y ojos negros llorar por los golpes.
—¿Quién eres?— la de ojos verdes la arrojó al suelo poniendo su pie en la muñeca derecha—. Habla rápido, de todas formas te mataré.
—Yo…mi organización fue destruida por su culpa— chillo la impostora señalando a Nakahara.
—Se más específica, y explícame ¿Por qué usaste mi cuerpo?— recargó más peso en la extremidad de la herida.
—Éramos yakuza, él nos destruyó— jadeó tratando de respirar, pero en el proceso escupió más sangre—. Eres de mi talla…
—Me divertiré con mi doble en la sala de torturas— hizo un ademán para que el pelirrojo llamara a sus subordinados—. Buen trabajo, nadie habría notado diferencias físicas.
—No huele como tú, cualquiera se daría cuenta a kilómetros— sentenció el más alto—. Tu olor es particular, muy dulce…cómo vainilla.
—¿Hizo algo indecente con mi cuerpo?— sonrió al ver a la chica ahogarse con sus propios fluidos—. No seré ruda contigo, e incluso si me avergonzaste no puedo ser tan cruel con alguien que se toma tantas molestias para nada, ¿Hizo algo más?.
—Trató de seducirme, pero bueno, yo lo intenté primero— alzó las manos restándole importancia, y Jane centró su vista en el labio del joven levemente hinchado.
—No importa si te ves como yo, incluso puedes imitar mi voz, nunca serás igual a mí. Deberías dejar de copiar a las personas, pronto perderás tu esencia y serás un montón de problemas— pateó con fuerza su cabeza—. Lamento las molestias, seguramente Tachihara tenía un plan.
—La quería llevar a tu oficina para que la matarás ahí— guardó su pistola al ver caras curiosas de los hombres que pidieron permiso para trasladar el cuerpo.
—Consigan una trampa de osos— Jane se apartó del cuerpo inerte, y clavó la mirada en Tachihara —. ¿Quién lo diría?, tienes olfato de perro, que interesante.
—Como sea, solo hice mi trabajo— caminó pasando junto a Chuuya—. Me retiro.
—¿Cuál era la necesidad de besarla?— murmuró el de sombrero apretando el puño.
—Eso…ninguna— entró al elevador nervioso por el aura asesina de Chuuya—. Te veré después, jefa.
—Al menos no insulto a mi doble— la de ojos verdes miró detenidamente la pared—. Tiene mucha fuerza, es probablemente mucho mejor que yo en aspectos físicos.
—¿No te molestó que te besara?.
—No era yo, pero de todas formas, habría valido la pena por la dedicación a su objetivo— pasó su mano por parte de la grieta—. ¿Tachihara siempre fue así?.
—¿A qué te refieres?— se acercó más a ella.
—Ya sabes, tan buen mafioso— sonrió antes de alejarse lo suficiente para ver la extensión del daño—. Es extraordinario, de los mejores y ahora tiene súper fuerza.
—¿Te agrada?.
—Me fascinaría que sea más abierto conmigo, tiene secretos que me interesan más que nunca— volteó logrando ver sus orejas rojas—. ¿Se llevan bien?.
—No, ni lo conozco bien— analizó su mirada, parecía avergonzada—. ¿Quieres ser cercana a él?.
—Claro, después de todo, es mi amigo.
—No quiero que lo seas— sus palabras eran cómo un pozo sin filtro—. Quiero decir, Tachihara es muy distinto a tí, es idiota.
—Eso nos complementa bien, pero si, es un perro terco.
—Yo no distinguía que no eras tú a primera vista, y a él solo le bastó olerte, ¿Cómo demonios conoce tu olor tan bien?.
—Quien sabe, pero eso no me hace sentir tranquila— su mente divagó un momento—. ¿Quieres cenar conmigo?.
Fragmento perdido.
—Me dio un poco de asco cuando dijiste que buscarán una trampa de osos— Chuuya limpiaba los platos mientras que Jane acomodaba las cucharas limpias.
—No la use, solo la puse cerca de su cara para que confesara todo— contestó recibiendo un plato para secarlo—. Un hombre le aconsejo destruirnos por dentro, de no ser por Tachi-chan lo pudo lograr. Me dejó con más dudas, no sabe la identidad del hombre, solo que le parecía alto.
—Tachi-chan— suspiró al escuchar aquello—. ¿No has considerado que podrías gustarle a las personas con las que trabajas? Tachihara no será la excepción.
—Puede que sea cierto, no me importa de todos modos.
—Algún día lo hará, y les quitarás las sonrisas del rostro cuando no les correspondas— soltó una risa nasal por aquello—. Vuelves locas a las personas, eres…
—Una sanguijuela, es el término correcto— titubeó un poco con sus palabras, terminó de cerrar la gaveta para secar sus manos, Chuuya abrió la boca formando una pequeña “o”.
—¿Quién te dijo eso?.
—Todos lo piensan, no es un secreto que muchas personas me odian— alzó los hombros antes de tumbarse en el sofá cercano—. Es cierto, mientras más conozco el mundo, más me desagrada.
—No es verdad, lo que dicen de ti, te conozco— el joven quedó a su lado notando una extraña tristeza—. ¿Desde cuándo te importa lo que digan de ti?.
—No se trata de sus opiniones, solo que si eso le hago a los extraños, entonces ¿Qué te hago a ti?— jadeo al notar que casi gritaba—. No quiero que tu te expreses así de mi algún día.
—¿Por qué lo haría?— notó que la joven subía la mano al collar para apretarlo con fuerza.
—Puedo vivir con el odio de las personas, pero no puedo permitir que lo hagas, es egoísta, pero no tiene caso hacer lo que hago— la mueca en su cara era el miedo exacto.
—Solo no te alejes, ese es el único medio para odiarte— abrazó su cuerpo mientras la menor dejaba de tocar el zafiro de su cuello—. Eres la mujer más extraña que he conocido.
—Bueno, me entusiasma destacar en algo— cerró los ojos más confiada que antes.
—Eres etérea, no hay forma de odiarte, las personas no te conocen, y me alegra pues de otra forma tendría que patear a cientos de ellos.
—¿Por qué?— abrió los ojos curiosa, de verdad no entendió eso último.
—Soy alguien que se irrita fácilmente— admitió avergonzado, uso esa palabra para no decir celoso.
—Ciertamente.
—Pequeña bastarda…
—Le habrías agradado, a Keiko, estoy segura, aún si era joven tenía una fuerte opinión sobre el deber.
—¿Cómo murió?— se sintió como un estúpido luego de soltar aquello, no era para menos, Jane era una mujer muy sentimental y odiaba verla llorar, pero haría excepciones dependiendo la causa—. Lo siento, yo no quería…
—No tenía motivos para decirlo— trató de ignorar la presencia de un niño rubio en la pared cercana—. Keiko murió por mi culpa.
—¿Qué?—una presión se plantó en su pecho al verla tan seria.
—Yo soy responsable por la muerte de mi hermano.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro