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𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒐

Advertencias: Violencia, lenguaje vulgar, contenido poco familiar (+16)

Hipócrita con el alma,
mentiroso hasta el fin.
El dolor humano te calma
porque no eres feliz.
-Anonimo

~•~

     —Al fin llegas, maldito Dazai— el pelinaranja movía el pie con desesperación.

     Llevaban alrededor de cuarenta minutos esperando que apareciera, Jane por su parte estaba sentada en el helicóptero que los llevaría hasta la costa, después ellos debían moverse hasta Hirosaki.

     Sería un viaje de todo un día como mínimo, sin descansos ni paradas longitudinales. El castaño ignoró sus quejas para subir junto a la azabache -¿Adivina lo que hicimos ayer?.

     —Entrenaste a ese chico— la ojiverde se puso el cinturón de seguridad.

    —Después de eso fui al bar, y Odasaku nos dió una receta de curry muy buena— la cara de Dazai reflejaba emoción pura.

     —Me alegra— la menor suspiró hablando por la radio —Ya estamos todos.

     El de sombrero estaba justo enfrente de ella, no llevaban mucho equipaje, no lo necesitaban.

     —!A todo esto!— el castaño se tapo los oídos por el ruido —!¿Era necesario ir?!.

     —Mori quiere desmantelar su organización.

     Durante el camino Jane tuvo que sujetar las manos del vendado quien insistía en lanzarse por aires y morir. Chuuya miraba todo con cierto recelo, desde hace unos meses descubrió lo mucho que le agradaba ver a Jane, su físico era bonito pero le impresionaba la facilidad para someter a sus enemigos, aún así ella seguía siendo una niña dulce y torpe ante sus ojos.

    Pasaron las horas, cuando llegaron se les pido bajar discretamente —Bueno, al parecer no habrá un aterrizaje formal—

    El castaño se movía impaciente mientras la muchacha aseguraba su paracaídas —Creo que está listo- al decir eso el pelinaranja lo pateó.

    —Mierda deja eso, perdemos el tiempo— tomó la cintura de la chica quien buscaba una mochila —Vamos.

     Saltó con ella en brazos, la ojiverde no se movió, solo logro divisar como se abría el paracaídas de su compañero.

     —¿Por qué tuvo que jalarse la cuerda?.

.
.
.

     El trío de jóvenes llegó hasta el centro de Hirosaki gracias a una pareja que amablemente se ofreció a llevarlos en su automóvil. Al parecer eran una especie de mercaderes que llevarían regalos a su hijo en la ciudad.

     —Nakahara te toca conseguir el vestido— la muchacha tomaba la mano del castaño para no perderse entre la multitud.

     —¿De que mierda hablas?.

     —No pude tomar mi mochila, ahí tenía lo necesario para la misión— alzó los hombros resignada.

     —Debemos buscar un cuarto para que Jane se cambie, también planear como entrará a el club de las serpientes—expresó el castaño.

     — Osamu, es difícil pasar desapercibidos si todas las mujeres los ven— la muchacha noto las miradas sobre ellos, especialmente sobre el de ojos azules.

~•~

     —Sal para decidir— el de vendas estaba sentado en un sofá. Llegaron a un hotel, este no pedía identificaciones, y parecía más un escape para los amantes. Perfecto para el trío de mafiosos.

     —Creo que el negro es más cómodo— salió del baño con un vestido ceñido al cuerpo.

     —Pero el rojo resalta tus pechos— el de vendas la analizó unos segundos más juzgando su figura —Definitivamente el rojo.

     —Eres un cerdo morboso— chilló el de sombrero quién se encontraba sentado en la cama —¡Trajiste los vestidos más cortos!.

     —Si hubieras ido tu habría sido diferente— el más alto mostró esa sonrisa boba —Cambiate rápido.

     Sin decir nada más Jane volvió al baño a ponerse aquella prenda, le quedaba unos centímetros por debajo del muslo, era muy ajustado, en especial en la parte de pecho. El vestido era de tirantes delgados, y resaltaba sus mejores atributos sin duda alguna.

     —¿Me pasan los tacones?— gritó para que apareciera la mano cubierta con un guante —Gracias, Nakahara.

     Salió nuevamente encontrando a Dazai revisando la ropa que compró —Esta lencería lucirá bien en ti, siempre he creído que tú color es el rojo, pero este tono pastel te hará lucir impecable.

     Ignoró su comentario y la patada del pelinaranja para sentarse en frente de un tocador, ató su cabello en una coleta alta. Uso algunas de las cosas que Dazai compró para el disfraz.

     —No necesitas maquillarte— la voz de Chuuya hizo reír de manera nasal al castaño—. No lo necesita, es una mocosa.

     —El punto es verme un poco mayor— sujetó la paleta de sombras. No hizo gran cosa, solo trato de hacer lo que Koyo le enseñó. Sin duda era su peor aprendiz si se trataba de ser una dama, incluso Chuuya estaba por encima de ella.

     —Con esa ropa nadie mirará tu maquillaje— el más alto se levantó para estar detrás de ella —Te dije, este collar no va con ese atuendo, hazme caso, Jane.

     Trató de quitarlo pero la menor fue más rápida apartando su mano —No es necesario ser tan brusco— Dió una bocanada de aire separandose de aquella joya —Tú no lo cuidarás, lo perderías y tristemente a propósito— avanzó hasta el otro varón —Nakahara ¿Puedes guardarlo hasta que acabe?.

     El muchacho lo acepto, Jane lo dejo entre sus manos, y así pudo sentir como temblaba levemente. Sabía que con él estaba seguro, pero no sabía si ella lo estaría. Le dió una mirada suplicándole tener cuidado, y él acarició suavemente sus dedos antes de soltarla.

     —Entonces Jane irá con el líder, lo mantendrá ocupado mientras nosotros nos hacemos cargo de sus hombres— Dazai apresó la cintura de la femenina apartandola de Chuuya—. Después harás explotar su club, y cuando acabemos iremos a casa.

     —Esta bien— la azabache lo repelía con ambas manos  para despedirse adecuadamente—Nos vemos en el almacén, no se lastimen.

     —No dejes que ese bastardo se propase contigo— el pelinaranja exclamó saliendo del cuarto —Solo puedo hacerlo si tú quieres.

     —El pequeñín está celoso— el de ojos avellana acarició su cabeza como lo hacía hace años—Pero tiene razón, no dejes que te toque mas de lo necesario, sería desagradable verte arruinada por un hombre.

     Salieron separándose en un punto de la ciudad, la más joven termino en un club, no tuvo problemas para entrar, el verdadero desafío sería ganar la atención de aquel sujeto. Para su mala suerte le gustaban las pelirrojas, de hecho pensaron en disfrazar a Chuuya.

     "Recuerda, solo haz que no pueda contactar con sus subordinados, lo más seguro es que el bombardero esté en el almacén, nos toca lo pesado a nosotros"—Que fácil es decirlo— suspiro mientras recordaba las palabras de Dazai.

     El informe era claro, ese sujeto Skeffington Hume, era portador de una habilidad, "Fortuna". Está le permitía salir incluso de las situaciones más jodidas, claro siempre que hiciera uso de ella. Se acercó a la barra para pedir una bebida al azar, no le gustaba el alcohol, pero era una buena forma de acercarse.

     —¿Una mujer hermosa y sola?— un hombre alto, con el cabello negro y de traje se acercó a ella —Estas de suerte porque yo te haré compañía.

     —Soy alguien afortunada— sonrió falsamente, era su objetivo, y cayó fácilmente.

     —No eres de por aquí— el hombre pidió otro trago.

     —Eres muy astuto —empezó a jugar con su cabello, la primera lección de la pelirrosa.

     —Tambien lo deduzco porque no había visto tal belleza— se inclinó un poco para verla directamente —¿Cuál es tu edad?.

     —Cumplí dieciocho hace poco— dió un pequeño sorbo al trago, inconscientemente hizo una mueca.

     —¿Quieres algo más suave?— ese hombre era atractivo, extrañamente no parecía tan grande —Tengo el presentimiento de que te gustan las cosas dulces como tú.

     —¡Bingo!— una falsa risita escapó por sus labios tintados de carmín —No sabía que pedir, así que ahora bebo algo amargo.

     —Tus ojos son la cosa mas hermosa que he visto en mucho tiempo.

     —Debo especular que es una mentira, seguramente esa es tu estrategia con las chicas— rodó los ojos a la par que Skeffington pedía una bebida para ella. "Dios, no pude traer el comunicador"

     —¿Quieres ir a mi oficina?— el hombre le dió una copa con un líquido rojo.

     —¿Trabajas aquí?— fingió sopresa, sin duda la mejor actuación en su vida.

     —Soy el dueño— la muchacha se encogió en su lugar —No quería intimidarte.

     —Creo que necesitas más que eso para intimidarme— colocó sus dedos en los botones de su traje —¿Sería divertido?.

     —Te daré la mejor diversión del mundo— puso su mano en el muslo de la menor.

    —Entonces acepto —Caminaron hasta el piso de arriba, Jane era un manojo de nervios, eso del arte de la seducción era totalmente diferente en la práctica, el era un hombre mayor, bastante asquerosa toda la situación.

     —Pasa— le indico para después cerrar la puerta —¿Está lugar es de tu agrado?.

     —En bastante bonito, me gustan los toques masculinos— segundo paso, hacerlos sentirse como los mejores —Al igual que tú.

    Llegó hasta su escritorio de dónde saco un paquete de puros cubanos, podia olerse la necesidad de aprobación—¿Fumas?.

     —No, siempre me ha quemado la garganta —se sincero lo bastante para parecer transparente, aún si ella ni siquiera se conocía a si misma.

     —Un ratoncito tiene que practicar —ek varón sonrió de lado mientras prendía su puro.

     —¿Que edad tienes?— Jane le preguntó mientras analizó el cuarto a lujo de detalles. Buscando donde estaba los documentos.

     —Mañana cumplo veintitrés— se acercó hasta el sofá dónde la menor estaba sentada.

     —Eres bastante joven para tener un club— Canturreo recargando su peso en el pecho del mayor.

     —Todo es posible con un poco de suerte— dejó caer las cenizas en un recipiente dorado.

     —¿No tendrás un padre rico, o algo así?— tercer paso, patea solo un poco su orgullo.

    —Mis padres murieron— expresó divertido —Tengo hermanos pero están en Inglaterra.

    —¿Inglaterra?.

    —Tengo una familia numerosa, diez hermanos— la débil sonrisa que regalaba dejó claro que no mentía —Siete hermanas, una de tu edad, también es adorable. Jane permaneció en silencio escuchando su relato — Al ser muy pobres nos tocó cuidar de nuestras hermanas, zarpe con un mercader para viajar por el mundo y mandarles dinero.

     —Lo siento, yo no quería hacerte sentir incómodo— cuarto paso, se frágil —Es hermoso el amor que tienes por tu familia.

     —No importa, ahora estoy con una hermosa chica, y bebiendo algo costoso —sus cejas se curvaron en una mueca divertida por la claridad de la menor—Salud por eso —El sonido de un celular hizo que arqueara la cejas —Deben ser los chicos, no tardo.

     —Pensé que eras el jefe— rodeó su cuello mirando directo a sus ojos.

     —Lo soy, pero— fue interrumpido por la menor.

     —Entonces no contestes— lo envolvía como una sirena, no, Jane no era algo bueno, era una pequeña víbora a la que se le dió una bella apariencia—. El jefe ahora está ocupado conmigo, ¿No lo merezco?

     —A la mierda, claro que sí, te mereces todo — arrojó el teléfono al sillón —Puedo enseñarte algunas cosas.

     —¿Cómo cuáles?— estaba apunto de acercar su boca a la barbilla del pelinegro, pero de nuevo sonó el dispositivo.

     —Ya van dos veces seguidas, debe ser importante —volteó a ver el pequeño objeto.

     —Seguramente lo pueden solucionar ellos— dejó un besito en una de sus manos —¿No los crees capaces?.

     El ruido se hizo presente, y luego otra vez haciendo resoplar al muchacho de ojos cafés—Creo que debería contestar —la apartó rápidamente sin llegar a ser brusco.

     —Es mi última noche aquí, con un poco de suerte la pasaremos bien— los hombres que tienen que dejar en claro quién manda, difícilmente son hábiles, pero este tipo era más inteligente de lo que aparentaba.

     —Curiosamente es lo que tengo de sobra— la inmovilizó acercando sus labios hasta los suyos.

     —Pero si es importante atiende la llamada— Jane alejó la cara sonriendo, quinto paso, hazlos rogar.

     —Será por algo mínimo— sujetó el dispositivo haciendo que Jane temblará por un segundo —Lo apagare un rato.

     La azabache sonrió satisfecha —Entonces ven aquí, jefe.

     —¿Serás mi regalo de cumpleaños?— se recostó junto a la femenina, de tal modo que ella estuviera encima de el.

     —¿Qué es esto?— tocó la hebilla de su cinturón —¿Un arma? —Divertida desenfundó la pistola. Sexto paso, diviértete tanto como puedas.

     —Estas jugando con fuego, eres jodidamente caliente— el pelinegro sonrió tocando descaradamente sus muslos—. No me importa si me mentiste con tu edad, eres tan...

     —¿Te gusta?— le apuntó jugueteando con el arma —¿Traes a menores a jugar contigo?.

     —¿De que hablas?— tragó seco al verla así —Es un broma ¿verdad?.

     No recibió respuesta, la muchacha pegó su cuerpo, haciendo sus pechos se tocaran. Le disparo atravesando su sien —Eres patético— último paso, hazlos sufrir. Caminó hasta su escritorio adueñándose de unos cuantos documentos importantes, como conecciones, nombres, etc. Incluso pudo revisar otras carpetas. La puerta se abrió dejando ver a un hombre de castaño con bata y sandalias. Usaba unas gafas de armazón verde.

     —Maldición—le apuntó pero se detuvo cuando logro divisar un limón rodar hasta sus pies —¿Qué?.

    Está exploto, y el lugar de inmediato tembló—No es suficiente, mataron al líder...

     No pudo terminar su frase, un puño impacto en su cara. La muchacha tambaleante se sostuvo del barandal, pues la oficina quedó totalmente desecha —El bombardero— observó como las llamas se extendían —Bueno, me ayudaste un poco.

     —¿Eres una diosa?— el hombre con corte de hongo trato de rozar su cuerpo —No puedo tocarte, si eres una diosa.

     —¿Estás llorando, limones?— la ojiverde notó como algunas personas trataban de salir —Haré volar este lugar, vete antes de que te veas más envuelto. Te dejaré ir porque no me sirves.

     —Como usted lo ordené— no esperaba esa respuesta, pero el hombre lanzaba misiles por todos lados.

     —Diosa, te espere toda la vida— el jóven estaba hincado—. Ayudame a comprender el universo por medio de la razón.

     —¿Por qué trabajas con ellos?— no podía acercarse, las autoridades estaban cerca.

     De un momento a otro el bombardero la siguió felizmente —Porque el hombre al que mataste, me proveía material para los experimentos.

     —¿Solo por eso?- avanzaba por los callejones —La port mafia podría hacerlo.

     —¿Trabajas ahí?— la menor asintió —Entonces quiero trabajar con usted.

     —No es tan fácil chico limón— rio bajito por su comentario.

     —Te llevaré al almacén— señaló al otro lado —Vas en el camino incorrecto.

     —No puedo confiar en ti_ volteó a los alrededores, nunca fué buena leyendo mapas.

     —Te daré la información de las serpientes— el hombre rogó de rodillas.

     —¿Por qué haces todo esto?.

     —Porque quiero comprender toda clase de vida, por medio del conocimiento— Su voz era como la de un niño suplicando.

     —Todos los que tienen poderes están mal de la cabeza- negó con las manos -Bueno, pero lo de trabajar en la mafia es algo complicado.

     —Seré de ayuda, lo prometo— se puso de pie guiando a la muchacha.

     Caminaron por unos largos minutos, hasta que encontraron el almacén, los cuerpos yacían tendidos en el suelo, bañados de sangre. Dazai disparó una última vez al cadáver de un hombre.

     —Olvidé decirte, el bombardero estaba con el líder— sonrió acercándose a los contrarios —Haces amigos con mucha facilidad.

     —Mi nombre es Motojirō Kajii— se inclinó ante el más alto —Soy fiel seguidor de la diosa intocable.

     —Hasta es más raro que yo— soltó limpiando la sangre de su gabardina.

     —¿Dónde está Nakahara?—la ojiverde dejó los papeles en sus manos.

     —El enano se está encargando de nuestro regreso— contestó con simpleza —Debemos irnos ahora.

     —Nos vemos chico limón— se sostuvo del brazo perteneciente al castaño.

     —¡Perderé la razón si te vas!— chilló logrando aturdir a los mafiosos.

     —Ve a Yokohama.

     — ¿Crees que lo haga?— el de vendas bufo cansado —Esta muy decidido.

     —Su poder es extraño, pero útil para la mafia.

      Por unos momentos estuvo tentada a quitarse los zapatos. Sus pies dolían por usar tacones en lugares donde no se usan tacones, por ejemplo el bosque—Hay un auto, lo encontré cerca— el más alto señaló la carretera —A Chuuya no le cuesta trabajo moverse, pero yo siento que moriré si avanzo más.

     —La próxima vez dilo antes— agitó la cabeza para caminar hasta el vehículo color blanco.

     —Te toca manejar— saltó al asiento de copiloto —Yo odió hacerlo.

     —De acuerdo— entro empezando a conducir, bastante mal, el auto avanzaba unos minutos para apagarse otra vez.

     —Así jamás llegaremos —se quejó el suicida.

     —Lo lamento— escondió su cara con algo de pena —Espera un poco.

     —Yo te diré que hacer— el castaño tomó su mano —No apartes la vista del camino, los pies en los pedales y está mano aquí— la dejo en la palanca de velocidades.

     —Gracias— tímidamente hacia caso a las indicaciones de su compañero.

     —Dime Jane, ¿Qué hiciste para distraerlo?— se alejaban del bosque dejando atrás toda una escena del crimen.

     —Kōyō-san me enseñó pasos escenciales para estos casos— habló momentáneamente tratando de no girar la cabeza.

     —¿Él tocó tu cuerpo?— pregunto de la misma manera que antes.

     —Algo así— la muchacha no prestaba atención a su plática, pensaba en qué haría llegando al tren, estaba tan cansada que seguramente dormiría todo el viaje.

     —¿Te gustó ese sujeto? —esa actitud era extraña hasta para Dazai.

     —No, era repugnante, su expediente decía que abuso de tres menores —el suicida miraba el camino, poco a poco a alejaban de la zona urbana.

     —Creo que te divertiste con él— bajó la ventanilla aún con esa expresión tan gélida —¿Debería castigarte por eso? No se supone que seas precoz.

     —Los castigos están siendo recurrentes en tu día— al darse cuenta de sus propias palabras rio tratando de aliviar el ambiente.

     —¿Lo dices por Akutagawa?— puso esa expresión tonta que solo hacía cuando tenía confianza —El es un ser miserable, y con ese poder tan inútil.

     —Osamu, ¿Tú disfrutas lastimar a las personas?— la jóven se concentro en no chocar con el auto de a lado.

     —Por supuesto, mi pasatiempo favorito es visitar al pequeño "Q"— soltó una risita cínica —¿Por qué?— No recibió respuesta, sonrió haciendo que esa aura extraña lo rodeara—Han pasado muchos años, y aún piensas en tu hermano— el vehículo frenó de golpe —Entonces si es por eso, la razón por la que no puedes convivir con niños es por tu hermano muerto.

     Jane estaba sudando, y temblaba como si tuviera frío. No podía levantar la cabeza—. Osamu, no puedo hacerlo, déjame en paz.

     —No esperaba que fueras tan patética como para recordar en eso ahora- hizo una pausa —¿Te sigues culpando por no salvarlo? —Escuchó un pequeño quejido, solo lo hizo enojar más. La menor nunca ponía un poco de valor sobre la mesa—. Jane, ambos sabemos tu tipo de naturaleza, ya deberías entender que los sentimientos como culpa no van contigo. ¿Conoces lo que eres? se carcajeo fuertemente —Esperaba que mostraras un poco de valentía, pero algo como eso no lo conoces. No tienes carácter.

     La menor peleaba por tomar aire, pensando en las palabras del pelinaranja, pero su mente le jugó una mala broma. Recordó la última pelea con Keiko, cómo le gritó que no eran hermanos, y la última mirada que le dió llena de asco por su poca valentía.

     —Jane, siempre serás la misma niña que ama a quienes te hacen daño, incluso si ahora yo trato de tomarte tú no lo evitarásProclamó con viva alegría —¿Lo verás como un acto de amor? ¿No ves que estás enferma por amor?

     —Por favor...Eres mi hermano lágrimas caían por el volante, mientras Jane sorbía su nariz.

     —¿Debería ponerte a prueba? el castaño sonrió —Siempre estoy de humor para esa diversión, será interesante si al menos peleas conmigo, defiendete—se acercó tomando sus mejillas, el agarre en su mandíbula era violento—. ¿Pondrás de tu parte aún si te desagrada? esos vacíos orbes avellana atravesaban su alma —¿Tanto me amas? Eres tan rara como fascinante. Creo que me gusta más cuando lloras.

     —¡Osamu! Jane al fin pudo hablar de forma coherente—No hagas esto, no por favor, somos cercanos, nos tenemos el uno al otro.

     —¿Entonces que harás mi amada flor de loto? canturreo coqueto —¿Dejarás que te use cómo siempre?  Apuesto que aguantarías todo por mí, porque ves a tu hermano en mí—Observó su reacción, amaba verla perder la razón, el era conocido por ser un torturador experto y aún si se trataba de Jane amaba ver esas ganas de luchar—Sabes lo que puedes haceracerco sus labios a su rostro para susurrarle aún más insultos—Has sobrevivido en la mafia siendo algo que se pudre desde dentro, igual que yo. ¿Que diría tu hermano? ¿Qué diría Chuuya al saber que solo nos usas para llenar ese vacío?

     Los ojos de la menor se abrieron como platos, apretó su puño para dirigirlo a la cara de Dazai, le dió un golpe de lleno en la mejilla—¡Jodete! bajo del auto en mitad de la carretera, las ganas de vomitar la invadieron.

      El más alto la miraba atentamente tocando su labio —Tu vida será trágica si continúas así.

     Dazai bajo del auto para subirla de nuevo, pero la muchacha se negó, el castaño la cargo para hacer que entrara el razón. En respuesta Jane araño su cara, le dió muchos golpes por todo el cuerpo, logró someterlo en el suelo sentarse en su abdomen y facilitar el ataque. Osamu no regreso ninguna agresión, el ya la había lastimado—. Vamos a casael espeso líquido carmín salía por su boca.

     —Te odioambos sabían que era mentira —Eres un maldito y te odio. ¡Soy un ser humano!

     Los ríos que salían de sus ojos lo hicieron sentir raro. Cuando la menor salió de encima para caminar tardo en recomponerse.

     —Jane, no lograrás nada haciendo está escena— escupió sangre tocando las heridas de su cara.

               Dolía y él odia todo lo que duele.

     —No soy importante para ti, todo lo que ves es alguien a quien usar...no me ves como tú hermanaacomodó su vestido, se levantó un poco en el forcejeo —¿Me quieres siquiera?.

     —Lo hago pero a mí modo— contestó con simpleza —Uno que lastima, pensé que lo sabías.

     —¿Esto es mi culpa?pregunto entrando en crisis —Incluso con todas tus mentiras eres mi familia y yo no puedo... no, tú no eres Keiko, ni siquiera eres la sombra de mi hermano.

     —Así es, tienes una visión retorcida del amor.

     Se escucho la risa mezclada con alaridos de dolor. Estaba completamente fuera de si, era resultado de muchos años dónde las torturas se acumularon—Es irónico— caminó hasta el más alto limpiando el líquido rubí —Si yo vivo complaciendo a los demás, tu no tienes un propósito.

     —¿Eso crees? arqueó las cejas con sorpresa. Las palabras de la menor tenían más peso que nunca.

-Estoy segura, eres más lamentable que yo.

.
.
.

     —Tardaron mucho— Chuuya esperaba a los contrarios desde hace tiempo —El tren sale en veinte minutos.

     Logró divisar a la muchacha salir del asiento trasero, tenía la ropa desarreglada, el maquillaje corrido y los ojos hinchados. Se acercó estirando la mano para pedirle su collar, por un momento vió una mirada suplicante que fué incapaz de ignorar —Ten, no deje que se cayera ni una sola vez— lo puso en su palma sintiendo el frío de esta.

     —Chibi, hiciste un buen trabajo hoy— el castaño apareció con la cara arañada.

     —¿Qué demonios paso?— Jane nego levemente para después subir al tren que transportaba a unas 300 personas —¿Qué le hiciste maldito?— tomó al suicida por el cuello.

     —Esta en esa etapa de rebeldía— alzó las manos riendo —Esta hormonal, consíguele algo de cenar a la damisela —El muchacho de ojos azules lo soltó, no podían hacer una pelea enfrente a la multitud —Pediste los lugares más caros, que bueno que paga Mori-san— le arrebató el boleto —Yo quiero estar solo— corrió hasta el número que le asignaron.

     Al ser un tren nocturno contaba con pequeños espacios para dormir, en el caso de los más costosos eran un poco más grande, e incluso algunos tenían dos camas —Idiota, debería dejartela a ti— volteó a ver a la menor —Solo tenían dos, trate de conseguir otra pero todo fue a la última hora.

     —Esta bien— Jane estaba afónica —Puedo compartir cuarto contigo.

     —Bien— algo avergonzado abrió la puerta para que la más baja pasara.

     —Puedo salir si lo deseas, dormiré en el pasillo— habló haciendo que Nakahara se riera.

     —No te dejare hacerlo, tonta— le dió una palmada suave en la espalda.

     —¿Puedes darte la vuelta?— la muchacha reviso si había alguna bata —No puedo dormir con esta ropa.

     El muchacho le hizo caso, sus orejas estaban rojas, al escuchar como bajo el cierre se arrepintió de no dejarla sola, quería correr lejos —¿Te hizo algo malo?— preguntó tímidamente aún viendo la cortina que cubrirá la ventana.

     —Me encargué de ese tipo, Dazai tiene los documentos confidenciales de la organización— su tono era muy apagado, más de lo normal.

     —Me refiero al desperdicio de vendas.

     —No, solo lo golpeé— una risa se escapó por sus labios, haciendo que el pelinaranja sonriera.

     —Debió hacerte enojar bastante para terminar con la cara jodida.

     —Algo así, seguí tu consejo— esas palabras hicieron que el corazón de Chuuya se agitará —Ya acabé, puedes voltear.

     Lo hizo lentamente encontrando el vestido tirado en el suelo, y a la muchacha bajo las sábanas de aquel pequeño colchón —No dejes todo botado— dobló la prenda refunfuñando.

     —Perdón— tímidamente asomo la cara.

     —Espera un poco— salió de la "habitación" para regresar a los pocos minutos con una toalla mojada —Te hará daño dormir así— pasó la tela por su cara de forma delicada.

     —¿Tú también quieres algo de mi?sonrió débilmente —No hay mucho que puedas tomar.

     —¿De que hablas?bajó su mano observando como a formaban unas gotas en los ojos verdes.

     —No tengo nada bueno para que puedas llevartemordió su labio evitando soltar un quejido —Todas las personas se han acercado a mi por algo, si quieres algo deja de darle vueltas.

     Nadie más que Jane sabía lo que pasaba en su cabeza. Tenía miedo de escuchar que Chuuya quería solo su cuerpo, porque en el fondo ella no quería que la usará. Pero si se lo solicitaba, no pondría resistencia. El pelinaranja analizaba sus expresiones, se quebró con tanta facilidad, jamás la vió llorar antes, nunca se lo permitió a alguien más que a sus antiguos acompañantes.

     —Entonces solo pierdes tu tiempo— suspiró rendida, esperando que se alejara—. Si tengo que darte algo para que seas mi amigo entonces yo...

     —No quiero nada de ti—soltó poniendo la toalla nuevamente en su cara —Solo limpió tu cara.

     Jane lo contemplaba llorando pero sin emitir sonido alguno. Su naturaleza le resultaba extraordinariamente hermosa.

     —No sé cómo funciona eso, si se estás obligada a darme algo entonces, no quiero quererte— Siguió en su labor—. Si no vives por ti misma no serás más que un cascarón vacío y sé que no lo eres porque eres cálida y descarada— suspiró quitando la toalla de sus mejillas —No me hagas caso, yo no sé nada del amor.

     —Gracias, ChuuyaTemblorosamente abrazo su cuerpo, con miedo a ser apartada pero no pasó. Aún con los ojos húmedos se acercó a su hombro.

     —Esto es a lo que me refiero cuando eres descarada— la cara le hervía, pero no sé movería hasta que ella rompiera el contacto.

     Jane se alejo mirandolo entre divertida y extrañada —Eres muy cálido.

     El jóven estaba a nada de darle otro abrazo, hasta que recordó que solo estaba en bata, sus ojos le hicieron una mala treta, pues bajaron hasta su hombro dónde claramente podía divisar el tirante del sostén —¡Duérmete de una maldita vez!—la arropó de forma violenta.

     —Vete a la mierda Nakahara— soltó una risita antes de acomodarse —Descansa.

     —Tú también— se puso de pie para llegar hasta el otro colchón. El no dormía bien desde hace tiempo, pero verla ahora, tan tranquila lo hizo caer rendido.


Fragmento perdido.

El castaño estaba sentado en la cama, contemplado el techo con cierto enojo.

Recordó cada palabra emitida por la más baja, sus expresiones faciales y hasta su aroma. Cayó en cuenta de algo terrible, estaba obsesionado con ella, tanto que disfrutaba verla llorar.

Cerró los ojos buscando una respuesta coherente, talvez era porque le gustaba su atención, o era el hecho de que sin importar que atrocidad cometiera, Jane le cubriría la espalda.

-¿Eso hacen los hermanos?- soltó con amargura -Es una lastima, de verdad intenté ser tu hermano, pero no puedo seguir así, no puedo permitir que te hundas, tú no, Jane.

No durmió se la pasó pensando que sería lo mejor, seguir aprovechando su relación era beneficioso para ambos, pero igualmente injusto.

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El capítulo más largo hasta ahora. (+4000 palabras)

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