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𝘁𝘄𝗼.

Dos semanas habían pasado, sus padres la seguían llevando a la escuela pero al menos ya no la retiraban. Lo malo era que seguía castigada, entonces solo podía ir de la casa a la escuela y de la escuela a la casa.

En la escuela no se hablaba con nadie, solo se concentraba en fijarse los puntos débiles de la escuela para poder escaparse. Había tomado la costumbre de en literatura sentarse detrás del chico Percy, él lograba cubrirla lo suficiente como para que pudiera usar su celular en clase. Claro que también se había dado cuenta la mueca que él hacía cuando ella pasaba a su lado.

Idiota.

Era miércoles, lo que significaba que a la última hora tendría la clase de deportes. Nunca fue una persona muy fitness, siempre ponía alguna excusa para no tener que hacer algo en las clases o simplemente ni siquiera se aparecía. Hoy sería el día en el que no la verían ni por fotos en la clase de deportes. En otra ocasión tal vez habría dicho que le dolía demasiado el estómago, pero el uniforme de gimnasia de Meriwether consistía en unos shorts azul celeste y una camiseta de colores desteñida, no tenía ganas de verse como una hippie que te ofrecería sahumerios y te diría que debes alinear tus chakras.

En su anterior colegio saltarse la clase de deportes era demasiado fácil. Tenían clases en un gimnasio a unas cuadras del instituto así que fingía ir hacia ese gimnasio y luego irse a comer a algún lado. Fácil. Ese no era el caso de Meriwether, donde tenían la clase dentro de la institución.

Empezó a caminar pegada a los casilleros, si algún profesor la veía podría decir que estaba buscando algo.

Estaba pasando frente a los baños de los varones cuando la puerta se abrió de repente dándole de lleno en la cara. Se agarro la nariz cuando sintió como la sangre empezaba a bajar, además de sentir un dolor en la frente.

—¡Oh, dioses!

¿Dioses?

¿Estas bien?

—Creo que me rompiste la nariz, así que no, no estoy bien.

—Percy... lastimaste a Chimenea.

—¿¡Como me acaba de llamar!?

—¡Cheryl!—la profesora Cassandra se acercaba a toda velocidad con un rostro preocupado—¡Dios mío! ¿¡Que te sucedió!?

Antes de que Cher pudiera decir que Percy la atacó brutalmente y si podía irse a casa, él tomó la delantera en la carrera y dijo:

—Profesora, Cher se golpeó mientras abría su casillero; justo salimos y la vimos.

Percy se negaba a mirar hacia Cher, pero estaba seguro que si ella tuviera rayos láser en lugar de ojos, ahora mismo su cabeza estaría agujereada por la forma en la que Cher debía estar mirando.

—¿¡Que!? Eso no...

—Cher, está bien en ocasiones ser algo... despistada, pero debes tener más cuidado.

Cher se sentía mareada, tal vez por el dolor que le causaba el golpe o por el hecho de que ahora ella quedó como si fuera una chiquilla torpe que no era capaz de abrir su casillero sin lastimarse.

—Percy, Tyson, ¿podrían acompañar a Cher a la enfermería? Yo iré a llamar a sus padres.

—Claro.—no quería, tal vez Cher aprovecharía y lo mataría, no sin antes romperle la nariz para quedar a manos.

Una vez la profesora se fue a paso apresurado, ellos hicieron lo mismo con dirección a la enfermería. Percy se sentía realmente culpable, simplemente acompaño a Tyson al baño y terminó rompiéndole la nariz a una de sus compañeras.

—Lo siento.

Cher lo fulminó con su mirada, si no le doliera la cara lo hubiera insultado, en esos momentos se lamentaba no haber querido entrar a la clase de deportes.

—Tus disculpas no arreglan mi nariz.

—Lo sé y...

—Entonces no pidas disculpas, no las quiero.

Siguieron caminando hacia la enfermería, hasta que el amigo de Percy, Tyson, habló:

—Percy no quería lastimarte.

—Me da igual. Ocasionó que mi nariz sea una cascada de sangre.

Y era cierto, había tenido que agarrar un pañuelo de su bolso para intentar detener el sangrado.

Percy miro a Cher con culpa y la cara totalmente roja de la vergüenza, estaba seguro que su amiga Olympe le daría un golpe en la cabeza si viera esta situación.

—Bueno... no entiendo que hacías ahí de todas formas, el baño de las mujeres queda para el otro lado.

Cher hubiera puesto los ojos en blanco si no le doliera tanto.

—No iba al baño, genio.

—¿Que? Entonces... oh.

—Si, oh.

—¿A donde ibas si no querías ir al baño? Teníamos clase de deportes.

—Tyson, amigo no mío, me iba a escapar, pero tu tonto amigo Peter lo arruino todo.

—¡Oye! Además me llamo Percy.

—Como sea.

Cuando llegaron a la enfermería la enfermera alarmada le dijo a Percy que ayudara a Cher a que se sentara en la camilla, cosa que ella no dejó porque apenas intentó ayudarla ella le dio un manotazo en la mano.

—Querida, hay que llevarte al hospital.

Rápidamente entraron como en una estampida los padres de Cher, y Percy deseó que el hombre nunca se enterara que quien había lastimado a su hija fue él. Era un tipo alto, castaño claro y los ojos azul oscuro, tenía la complexión de alguien que no dejaba pasar sus días de gimnasio. La madre de Cher tenía el cabello rubio miel, ojos celestes y una estatura media. Ambos llevaban elegantes trajes de trabajo.

—¡Santísimo dios! ¿¡Que fue lo que sucedió!?

Percy habló rápidamente, sin ganas de que el padre de Cher lo hiciera pagar por lo que hizo.

—Se golpeó con su casillero.

Agradeció que Cher se encontrara demasiado concentrada en su dolor como para corregirlo, pero no impidió que ella lo asesinara con la mirada.

—No puede ser, tú no eres así, Bar...

—¡Bien! ¿Podemos irnos? Me duele la cara—interrumpió a su padre antes de que la llamara por su primer nombre.

—Vamos, yo la llevaré, Ethan.

—Esta bien, las seguiré, vayan con cuidado.

Cuando pasaron al lado de Percy, él le susurró un imperceptible:

—Lo siento.

—Muérete.

Cuando estaban a mitad de pasillo escucho al amigo de Percy gritar;

—¡Adiós, Chimenea!

—¿Te llamó... chimenea?

—Eso parece.—dijo mientras sólo le daba un pequeño saludo de manos.

•••

Se encontraba en la casa de su madre, ya habían vuelto del doctor. Le dijo que tenía una leve fractura y le puso una férula, le dio analgésicos y le dijo que se le harían hematomas alrededor de la nariz y debajo de los ojos. También le tuvieron que sacar el nostril que tenía, así que sus padres ganaron.

Se suponía que ya había estado la semana pasada en casa de su madre y el domingo a la noche tendría que venir, pero por el incidente volvió dos días antes.

Ya había tomado los analgésicos y ahora se encontraba semi recostada en su cama comiendo helado que su padre le compró mientras en la pantalla plana de su habitación se reproducía The Office.

Escuchó como tocaban su puerta antes de que su madre entrara.

—¿Como te sientes?

—Como si me hubieran dado con un ladrillo en la nariz y luego me dieran una patada.

—Con los analgésicos se te pasará un poco el dolor. Que lindo de parte de tu amigo que haya esperado hasta que te fueras.

—No es mi amigo.—respondió con brusquedad, sus verdaderos amigos ya se habían enterado lo que le había pasado y le había rogado que les diga el nombre de quien le había hecho eso, cosa que ella se negó. Sabia que querrían hacerle algo demasiado cruel, lo que considero lindo de su parte.

—Lo mismo fue algo lindo.

—Si, demasiado.—dijo ella con sarcasmo.

—Tu padre y yo hablamos, estamos de acuerdo con que ya es hora de que tu castigo sea levantado.

—¿Enserio?—Cher hubiera sonreído más si eso no le causara dolor.

—Pero...—borró su sonrisa, siempre había algo malo después del pero—nosotros te llevaremos y te buscaremos de la escuela, al menos hasta que sanes.

—Esta bien.

—Descansa, tengo que ir a buscar unos papeles para terminar de trabajar aquí, cualquier cosa me llamas o llamas a tu papá.

—Bien.

Y por fin quedó sola en su habitación.

Al menos no tuvo que hacer ejercicio.


































                             the author's notes

Bueno segundo cap, por fin interactuaron

no de la mejor forma pero lo hicieron

no fue así la ayuda de percy, pero bing hace lo q se le canta.



xoxo

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