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Capítulo: 3

—𝔐ucho gusto—saludo cordialmente Chanyeol—, es un placer tenerlos aquí.

-El placer es nuestro-sonrío Namjoon-, es un lugar muy bello y a mi esposa e hijo les encanto el ambiente-su vista cayó en las personas que se encontraban alado del moreno, aquella familia iba vestida completamente de blanco, su piel tan fina y tersa digna de tan pura y fría nieve.

El rey NamJoon a pesar de tener la tez morena tenía el cabello plateado, sus ojos eran negros y profundos, de hoyuelos prominentes, mientras que su esposa de grandes ojos y labios rojos como el de una cereza, llevaba el pelo rubio como si el mismo sol estuviera reflejándose sobre su cabeza y el pequeño niño quien tenía más parecido a su madre llevaba el pelo gris, ojos verdes y labios rosas, los tres eran tan atractivos a la vista de cualquiera.

Mientras los adultos hablaban, el pequeño peli gris miraba a sus alrededores, nunca había viajado fuera de su reino, así que le parecía todo tan colorido y cálido no como Faraway, en donde el frío era la compañera de cada día, no habían flores y mucho menos un cielo despejado, incluso los muebles que estaban en su palacio eran de colores insípidos y sin vida o alegría.

-Nos alegra tanto-habló la pelinegra-, pasen, la cena ya está lista.

Mientras se adentraban al palacio, pudo ver tres pares de ojos curiosos escondidos detrás de la barandilla de la escalera, tan rápido como notaron que él las había descubierto salieron corriendo.

-¡Oh Sana!-una pequeña niña de baja estatura y cabello dorado había chocado con él mientras corría, sus ojos eran de color gris, llevaba puesto un vestido dorado de mangas largas-, ¿y tus padres?-pregunto Irene.

La pequeña rubia miro hacia la puerta principal. Timida retrocedió unos pasos, aquel niño era extremadamente lindo antes sus ojos.

-Muy buenas noches-sonrío en grande la peli castaña, mientras meneaba su larga melena de un lado a otro-, perdón por llegar tarde-sonrío mostrando sus blancos dientes, la familia Oh era conocida por destacar siempre con el color dorado tanto en sus vestimentas como en las joyas y esta no era una ocasión diferente.

-Espero que nos disculpen por la tardanza-Sehun hizo una leve reverencia hacía los presentes, lo cuál los demás imitaron.

-Claro que no-pronuncio el peli negro-, es más llegaste justo a la hora indicada, ahora mismo llamaré a mi pequeña princesa.

...

-Así que... ¿cuántos años tiene el pequeño Jimin?

Todos se encontraban reunidos en la mesa cenando y de vez en cuando entablando una charla acerca de trivialidades de cada familia o las diferencias que habían notado de su reino y el de ellos.

-Mi Jimin acaba de cumplir los siete años de edad-sonrío Jihyo mientras acariciaba la cabellera de su hijo-, dentro de poco ya será todo un hombre.

-Especialmente un buen rey-en ese momento Sehun quien había permanecido callado todo ese momento mientras comía de su plato, miro hacia al niño.

-¿Ya tienen planeado con quien se casará?-pregunto sin ningún pelo en la lengua.

-No, claro que no-empezaron a reírse ante la ocurrencia del primer consejero-, nosotros le dimos la oportunidad de elegir-Sehun asintió-, además queremos que disfrute lo más posible que pueda de su infancia.

-Lo mismo pensamos para Jeongyeon, aunque ya es bastante madura para su edad, queremos que ella tenga un buen futuro y que no sea atada a alguien que ella no ame.

El pequeño peli gris quien estaba callado, levanto su mirada para ver los rostros de sus padres, sonrío sin mostrar sus dientes y luego cambio su vista en la niña de pelo castaño que se encontraba frente a él, la niña en ningún momento lo había mirado o dirigido la palabra.

-Jimin-llamó Nancy-, espero que tú y Sana se lleven bien- el pequeño niño asintió y dirigió la mirada hacía la nombrada quien se encontraba sonrojada.

-Pero siempre pensando primero en los reinos-sonrío-, aunque nuestros hijos disfruten del beneficio de elegir con quien casarse o enamorarse, deben de saber las reglas que deben de seguir para subir al trono-Todos se quedaron callados.

-Supongo que en eso tienes razón-habló Jihyo incómoda ante la insistencia-, la educación también es importante, pero nunca llegando a los extremos- río de manera nerviosa.

...

-¿Jimin, porque tu cabello es así de gris?-preguntaba Sana mientras estaba sentada en el piso del patio principal, los adultos decidieron dejar que los niños jugar mientras ellos tenían conversaciones de adultos-¿ya eres un anciano? Creí que tenías nuestra edad.

-No, no soy un anciano, mi pelo es así desde que nací.

-¿Entonces porque tu piel es taaan blanca?-dijo mientras jugaba con sus dedos, las ganas de tocar el brazo del peli gris era una gran tentación.

-Es porque en donde yo vivo solo hay nieve.

-¡Oh! Debe de ser tan bello.

-No lo es tanto-pronuncio susurrando, a él no lo dejaban salir tanto, de donde él venía todos debían de quedar en sus hogares a partir de que sol se escondía.

-¿Es por el toque de queda?, verdad-pronuncio Jeongyeon llamando la atención, la niña se encontraba sentada junto con ellos pero no había hablado o reaccionado a nada hasta ese momento, la peli café los miraba con seriedad esperando la respuesta.

-Sí, exacto-pronuncio sorprendido ante lo mencionado-, ¿Cómo lo supiste?

-Desde que oí a mi padre hablar sobre eso, me dio curiosidad e investigue en la biblioteca.

-Es por una vieja leyenda que existe...

-¿Leyenda?-preguntaron ambas niñas, el niño asintió y continuo.

-Según el sacerdote-tomo aire-, del gran árbol surgirá una maldad inigualable al igual que una bondad que lo vencerá...

-¿Y eso que tiene que ver con el toque de queda?

-Que mi nacimiento marcaría una parte de lo que sucederá, al llegar la noche lo único que debe brillar son las flores del árbol, eso demuestra que la paz sigue en pie, es nuestra forma de hacer que el gran árbol note que lo respetamos, mis padres dijeron que solo era por tradición, pero yo los oí.

Los tres niños miraron el cielo estrellado, Jimin suspiró cansado, se sentía tan pequeño pero con las mismas responsabilidades que un adulto y lo peor era que tenía que fingir en frente de sus padres que él no sabía nada, Jeongyeon bajo sus ojos hacía el, no eran tan distintos, sentía que compartían algo similar.

-Un día cuando estaba jugando escuche al sacerdote llegar, me escondí detrás dela puerta para oír lo que decían, mis padres parecían querer llorar, los oí conversar y dijeron:

-"Él es el chico de la leyenda-pronuncio en un tono bajo.

-¿Pero cómo está seguro de eso?-pregunto Jihyo al colapso del llanto.

-Solo lo sé, tiene todos los rasgos que mis ante pasados me han dictado en mis sueños-un silencio profundo se instaló en el lugar hasta que NamJoon decidió hablar.

-¿Qué debemos de hacer para protegerlo del mal?

-Ni yo mismo te lo puedo decir, en el momento que su vida se cruce junto con las 2 personas restantes no habrá vuelta atrás, una vez que el conozca a esas personas ni el mismo podrá diferenciar quien traerá el bien o el mal en su interior-el pequeño peligris estaba asustado, sus pequeñas manos temblaban y un escalofrío recorrió su espina dorsal, aunque pensaba que nadie lo había notado, estaba muy equivocado, el anciano de ojos caídos y espesa barba ya lo había visto.

-Les recomiendo que a partir de hoy tomen las medidas para alejarlo de cualquier cosa que pueda atormentarlo, lo lamento tanto- finalizó con una tos seca salió de sus labios".

Le pequeña castañita jugaba con el borde de su vestido mientras trataba de procesar todo lo que el niño a su lado había dicho, Jimin la miro, la luz tenue que les brindaba la luna hacía que la pequeña se viera tan indefensa, la miraba tanto que perdió el sentido del tiempo, la pequeña niña se dio cuenta y lo miró sorprendida, el peli gris le regalo una pequeña sonrisa sin mostrar sus dientes haciéndola estremecer, todo parecía tan cálido y lleno de paz. Lástima que alguien haya escuchado todo, mientras con inocencia los niños charlaban entre ellos.

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