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❁•° T R E I N T A Y D O S °•❁

—Muchas gracias, la cena estuvo deliciosa —dijo el peli-negro desde su lugar, Yori sonrió satisfecho y se puso de pie para comenzar a levantar la mesa.

—Mi hermano quiere ser chef, o más bien quería porque hace unos meses dijo que se iría a la ciudad para cumplir su sueño. Y ahora, lo único que hace es limpiar la casa y preparar la comida.

—¡Han Gil! —Gritó el mayor. Jung Hee y Dong Sun rieron un poco al ver su expresión de enfado. —Sabes perfectamente por qué no me voy y si no fuera por mí estarías comiendo cualquier cosa. Debido a mis conocimientos y habilidades te estás convirtiendo en un hombre sano.

—Disculpen por interrumpir, pero... —comentó Jung Hee. —Si no le molesta, ¿Puedo hacerle una pregunta?

Yori rió. —¿Por qué tan formal? Ya estamos un poco más en confianza, ¿no?

Dong Sun levantó la ceja derecha sin apartar la vista de su amigo, logró darse cuenta como él también reía. En parte sentía que no era parte del momento, sin embargo, le entraba la curiosidad de como terminaría la conversación.

—Tiene razón... —Asintió. —Con lo reciente que ha dicho Han Gil, sé que no soy nadie para decir esto, pero, ¿Piensa dedicarse a esto toda la vida? Quiero decir, no tiene nada de malo dedicarse al hogar, mas no tiene que dejar la oportunidad de cumplir sus sueños. Aún es joven, y todo lo que ha aprendido será muy importante para su merecido reconocimiento, actualmente para ganarse la vida cuesta mucho y creo que por lo menos, uno debe disfrutar lo que resta de la vida con la profesión que más nos fascina.

La mano del mayor se detuvo y pensó cuidadosamente, aquella pregunta había sonado algo preocupante dentro de su cabeza. Está claro que su amor por la cocina es algo evidente, pero al pensar en su familia, lo único que desea es verlos con una buena salud y siendo rodeados por su cariño; su miedo a abandonarlos era algo que no lo dejaba avanzar.

Ya no era ese adolescente que se visualizaba en prestigiosos restaurantes, recibiendo reconocimiento por las maravillosas recetas, ayudando a su abuela con los tratamientos, llevando una vida sin tener la preocupación de que si será posible pagar el siguiente recibo. Una vida en la que solo eran ellos dos, teniendo la satisfacción de llegar a casa, ver a su abuela con una gran sonrisa y toparse con esos pequeños ojos bañados de orgullo. Sin embargo, con la llegada de Han Gil, su insistencia en quedarse incremento rotundamente. Ahora sólo tenía cabeza para su familia.

Y su sueño de ser chef, fue desapareciendo poco a poco.

—Mudarse a la ciudad no es fácil. —Sonrió triste. —Hay muchos factores que tenemos que cubrir económicamente y separar a mi abuela de su casa será como si le quitáramos el corazón. Nuestro hogar es viejo y a veces puede dar miedo. —Rió al recordar cuando era pequeño y no le gustaba quedarse a dormir con la abuela, ya que, según él, había un hombre dentro del armario—. Pero la verdad es que está lleno de recuerdos de mis familiares, y es muy complicado dejarlos ir. En especial para ella.

Los ojos de Han Gil empezaron a llenarse de lágrimas, lágrimas las cuales no tardaron en salir. Odiaba estar en esa situación, a veces se repetía que por su culpa, Yori no podía ser feliz, que si solo no lo hubiera encontrado tal vez la historia sería diferente. Aunque eso sí, sabía que para ese tema solo ponía excusas.

—Oh, ¿Por qué estas llorando?

El peli-negro dirigió la vista a donde el mayor miraba, al darse cuenta del estado del chico sintió como si alguien arañara su pecho. No le gustaba verlo así, nunca lo fue, siempre dio lo mejor de él para que su amado no se dejara caer. Por ahora, sólo quería protegerlo y se sentía como un idiota porque no llegaba a reaccionar.

—Dong Sun, ¿Por qué no lo acompañas a que salga a tomar un poco de aire fresco? Yo me quedaré un rato más para ayudarle a Yori.

—Pero si ustedes son los invitados, se vería un poco mal que nos ayuden con la mesa.

—Y para nosotros se vería mal en no ayudar cuando hay un desastre en la mesa.

El azabache sonrió de lado.

—Haré el trabajo de Dong Sun, ustedes sigan.

El nombrado asintió y salió junto con el menor, el cielo ya estaba oscuro y a lo lejos se lograba escuchar el canto de los grillos. Era una noche bastante tranquila y especial.

—¿Quieres caminar o prefieres sentarte?

—Creo que ya hemos estado mucho tiempo sentados, no vendría mal estirar un poco las piernas.

—Tienes razón. —Sonrió. —Entonces tú serás mi guía.

—Ah, ¿sí? —También rió. —No soy bueno en dar recorridos —comentó al momento que empezaba a caminar al lado del hombre. Le relajaba caminar por el gran camino de tierra.

—La intención es lo que cuenta, eso es lo que muchos dicen... —Lo miró y puedo observar como la mirada del contrario estaba puesta en el suelo, mientras que mordía su labio inferior delicadamente. Volvió a recordar el estado en el que se encontraba el chico y la curiosidad lo empezó a seguir. —Lo que paso en el comedor... Jung Hee, es un poco curioso. No sé si lo recuerdes, pero él estudió para ser psicólogo.

—¿En serio? —Preguntó sorprendido. —¡Wow! Eso se escucha muy bien.

—De hecho... cuando tu desapareciste. —Fueron palabras claves como para que la expresión del castaño se transformara a una de tristeza. —Él siempre estuvo a mi lado, a pesar de lo mierda que lo trataba, decía que aún podía ver una pequeña luz dentro de mí. Debió ser muy complicado y a la vez frustrante trabajar con una persona como yo. A él le encanta ayudar a la gente y si necesitas un buen consejo, Jung Hee es la persona indicada, de verdad, si decides pasar una tarde con él te sorprenderías de la infinidad de cosas que salen de su cabeza. Sus pláticas te hacen sentir aliviado, pero nunca fui capaz de escucharlo tan solo una vez. Creo que... debería disculparme y agradecerle por todo, ¿tú qué piensas?

—Jung Hee... —dijo lentamente. —Jung Hee a simple vista se ve como una persona inteligente y muy amigable, por lo que me has dicho puedo deducir que ahora mismo le está dando una de esas pláticas a mi hermano.

Dong Sun rió mientras asentía, había pensado lo mismo.

—Si él se quedó a tu lado bajo toda situación, es porqué realmente te quiere. Las amistades llegan y se van, pero aquel que confía en ti a pesar que nadie más lo haga y siga viendo la esperanza, aún por más pequeña que sea; son las personas que realmente importan.

HyunJack.

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