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Aquella mañana había sido una mierda para el menor, desde que tomó el desayuno pudo darse cuenta de la actitud seria de su hermano, intentó sacar algún tema de conversación interesante para su familiar, pero al parecer sólo la anciana y él hablaban cómodamente, no sabía si ese cambio de humor estaba relacionado con la plática del día anterior. Según su cabeza todo tema que se llegó a hablar no tenía que darse alguna consecuencia, solamente tenía la necesidad de hablarlo con alguien cercano y tal vez, se podría dar alguna solución, no obstante, las cosas terminaron diferentes.

—Hey Han Gil, ¿Cómo amaneciste? —Chin Hwa se acercó mientras dejaba su mochila en una de las bancas. El menor se giró y saludó desde lejos, sin embargo, el rubio al darse cuenta de la extraña actitud de su amigo, no tardó en brincar algunas sillas y llegar hasta su lado, a pesar de que una de las reglas de la institución era la prohibición de esta acción. —¿Qué pasa? ¿Por qué esa actitud?

—Yori, no se encuentra muy bien.

—¿Enfermó?

—No, no es eso. —Dejó escapar un largo suspiro, puso su bolso en la mesa y dejó caer su cuerpo con un poco de brusquedad, no conocía la razón por el cual se sentía tan cansado físicamente, a pesar de que había dormido muy bien, ni siquiera tenía ganas de levantarse esa mañana. —Ayer, le conté todo, mi discusión con Min Ki, aquel romance que tuve con Dong Sun, e incluso, la noche que me secuestraron.

—¿La noche? ¿Qué demonios? —Soltó una risa nerviosa. —¿Estás diciendo que... Lo recuerdas todo?

El estudiante asintió lentamente. —Absolutamente todo y con lujo de detalles.

El rubio aún seguía impresionado, no hay que negar que sentía alguna curiosidad sobre el hecho, pero a la vez no quería que esa herida que comenzaba a cerrarse volviera a sufrir un terrible desgarro. Nunca llegó a pensar que ese día llegaría, que tal vez el resto de sus vidas la pasaría junto con Han Gil y Min Ki, hablando de todas las anécdotas que pasaron en la secundaria y en algún punto de la línea del tiempo, disfrutar de los logros que les ha brindado la vida.

La hora para que iniciaran las clases estaba cerca, la mayoría de los estudiantes se encontraban en el aula, pero sólo una butaca atraía toda la atención del rubio, la cual, en la mayoría de estos últimos días ha estado vacía y fría. A veces se le daba la necesidad de mirar el mueble e imaginarse que su viejo amigo está ahí, como si ningún problema hubiera aparecido por sus caminos.

Como si la noticia de que Min Ki se iría del pueblo no estuviera palpitándole la cabeza todo el maldito tiempo.

—Al parecer Min Ki volvió a faltar, si él sigue de esa manera perderá el año.

—Han Gil, tengo que decirte algo importante. —Lo miró. —Y eso implica a Min Ki.

Desde la cabeza del castaño sabía que algo malo estaba pasando, aunque no pudo preguntar sobre su amigo por oír la campana escolar, sólo se quedó en su lugar mientras veía como Chin Hwa se iba a su asiento en completo silencio. ¿Qué le iba a decir? ¿Por qué su expresión había cambiado a una de tristeza? ¿Era algo muy malo?

Por otro lado, el mayor estaba buscando las palabras correctas para decirle a su mejor amigo que Min Ki nunca volverá.

🏔

—Bien chicos, pueden guardar sus cosas y salir. Nos vemos mañana. —El hombre sonrió mientras tomaba algunos libros y se dirigió a la salida, el resto de los estudiantes se despidieron con una reverencia y el ruido de las butacas arrastrarse por el suelo no tardaron en llegar.

Han Gil tomó sus pertenecías y lo más rápido que pudo se acercó al blanquecino, desde lejos se podía notar la gran preocupación del bajo, tanto que ni siquiera fue capaz de poner atención a las clases. Su amigo lo vio de reojo y aclaró su garganta para hacerle la idea de que lo siga.

Él no dijo nada más y ahora se encontraba recorriendo los pasillos de la institución en completo silencio, tal vez habían tardado un máximo de dos o tres minutos de caminata hasta llegar a uno de sus destinos, para Han Gil no le parecía extraño ya que era un sitio recurrente para ellos e incluso para cualquier joven. Lo miró en completo silencio con la tranquilidad de que el contrario dijera algo, pero solo lograba ver como este caminaba en círculos, sabia de lo malo que era la situación, pero lo que no podía soportar era sólo ver una actitud nerviosa. Necesitaba respuestas.

—Chin Hwa, ¿Qué pasa?

—Esto... Se supone que es un secreto, pero... No puedo hacer la vista gorda. No a ti.

—¿Le paso algo malo a Min Ki?

El chico rió. —¿Por qué te sigues preocupando por él si tú mismo dijiste que no querías saber nada de su vida?

El castaño no dijo nada, solo bajó la mirada hasta encontrarse con su calzado viejo.

—Ayer por la noche... Min Ki vino a mi casa. Hablamos un poco y antes de irse sacó un tema que todavía me tiene pensando, él me hizo jurar para no abrir la boca, porque según su cabeza es algo que a ti te agradaría y tal vez te traerá paz, pero yo sé que eso no será así. Y posiblemente si esto llega a tus oídos podrás tomar la decisión de seguir con todo este problema o darle una oportunidad a nuestro amigo.

—Por favor Chin Hwa, dime de una maldita vez que esta pasado.

El mencionado tragó duro. Nuevamente se giró sobe su propio eje para darle la espalda a Han Gil, cuando él le dijera toda la verdad no quería ver la reacción del chico, su corazón no podría soportar más recuerdos frágiles, no quería que en su memoria se quedara la viva imagen de él.

Tenía que ser fuerte y si su acción de hablar cambiaría el rumbo de la historia, tan solo esperaba que eso tuviera un resultado positivo.

—Min Ki me dijo que se irá del pueblo, esta tarde.

HyunJack.