
Capitulo 16 💜
Capitulo 16
Nicolle
Después de meditarlo con mi consciencia, llegué a una conclusión: Stanley Montgomery no me parece tan desagradable. No lo he observado mucho pero lo poco que he visto de el no me parece tan terrible. No es tan feo, tiene una buena altura y sus labios no están tan mal. Sus ojos son...comunes y normales y su sonrisa… No lo he visto nunca sonreír, no se como es su risa ya que siempre anda con su cara de culo amargado. En general, su rostro tiene algo de atractivo.
Siempre lleva gafas, nunca lo he visto sin ellas ya que siempre las usa, pero ¿Cómo se vería sin ellas?. Un poco menos feo y mas apetecible, me imagino. Desde me perspectiva, si cambiara un poco su look de Nerd, por uno más normal y un poco más atractivo se vería totalmente diferente. Si usara ropa un poco más atrevida y sonriera mas a menudo, no se vería tan Nerd y tan idiota. Eso cambiaría mucho mi forma de pensar, pero una cosa es lo que yo piense y otra cosa es que el lo haga. No lo conozco, pero me atrevo apostar a que nunca querría cambiar su forma de vestir o algo en él. ¡Es tan insípido!. Estamos en pleno siglo XXI, ¿Quien usaría ropa de anciano en este tiempo?. Absolutamente nadie, solo él. Además, a las chicas nos gustan los chicos guapos y con buenos gustos en la moda, no aquellos que parecen salidos de un basurero.
¡No se que hago pensando en el Nerd!.
Pongo los ojos en blanco y meneo la cabeza alejando todo pensamiento idiota y absurdo de mi mente.
Las clases terminan y yo me apresuro a la salida para encontrarme con cierto Bombón pelinegro de ojos azules.
Veo a Timothy charlando con sus amigos en la acera donde están las motocicletas. Todos ellos tienen motocicletas y se ven rudos y sexys en ellas. El pelinegro ríe a carcajadas y me permito admirarlo detalladamente desde la distancia.
Timothy Lester es todo lo que está bien en este mundo; es guapo, sexy, pícaro, divertido, ¿Ya dije sexy?. Es todo un badboy y un excitante orgasmo andante. Todo lo contrario al Nerd, que es aburrido, amargado, para nada atractivo, para nada divertido y de seguro la tiene pequeña.
¡Esperen! ¿Por que mierda estoy comparándolos!
Suelto un bufido y camino hasta llegar dónde los chicos. Todos voltean a verme y yo les sonrío con malicia, debería de sentirme incómoda con sus miradas pero me pasa todo lo contrario, me gusta que admiren mi belleza, lo inalcanzable que soy y lo que no podrán tener nunca. Bueno, quizás Timothy tenga una oportunidad chiquitica. Mi look no está tan mal, siempre me ha gustado estar a la moda. Un jeans negro ajustado se adhiere a mis piernas delgadas, pero tonificadas y una camiseta violeta de mangas largas que deja entre ver mi ombligo. Mi cabello lo llevo recogido como siempre y solo me coloqué un poco de maquillaje y brillo labial en los labios. En mis pies llevo unas botas de tacón negras.
Siento a Timothy desvestirme con la mirada, me siento desnuda ante sus magníficos ojos azules y me encanta sentirme de esa manera con él.
Hay tres motocicletas estacionadas y todas diferentes. Timothy está recostado sobre su motocicleta negra dándole una calada a su cigarro. No sabía que fumara, pero le queda tan sexy. Duncan está sentado en su motocicleta roja mientras se me queda mirando con malicia y picardía. William, el moreno, sonríe mientras le dice algo a Duncan, pero éste no le presta le atención así que golpea su cabeza. Timothy pone los ojos en blanco y me mira divertido. Sonríe de lado mientras pisa con su bota lo que quedó del cigarro. Me acerco hasta él.
—¿Estas lista para divertirte, Muñeca?.
Me encojo de hombros y le respondo con modestia:
—Siempre.
El se sube a su Motocicleta y luego hace un gesto con su cabeza para que me acerque y yo obedientemente lo hago. Mi mochila se la he dejado a Camilla. El me hace espacio en el cojín invitándome a subirme delante de él para que sea yo quien la maneje.
No voy a negar que tengo un poco de nervios. Siempre he querido conducir una Motocicleta, la idea de caerme o de estrellarme contra una acera me hace dudar de su tomé la decisión correcta en este instante. El pelinegro se me queda mirando y suelta un bufido.
—No te va a pasar nada malo, Nicky. A menos que tu quieras. —me guiña un ojo el muy idiota.
¡Oh créeme, Bombón! Lo único que quiero es que me folles en tu motocicleta y cumplas mi fantasía
Debo resistirme a sus encantos. ¡Maldición! No es fácil hacerlo. No con la manera en que me mira; como si quisiera devorarme. La manera en que lame su piercing constantemente solo para provocarme. A veces lo odio, por ser tan perverso. Y sobre todo con ese cuerpo...ese cuerpo el cual quiero morder, chupar…
Esa sudadera blanca le queda tan sensual y ajustada que me derrite. Los tatuajes de su brazo resaltan en su piel blanca y el piercing de su labio brilla pidiéndome a gritos que vaya y lo muerda lentamente. ¡Pronto piercing!. Tengo poca resistencia.
Muerdo mi labio inferior descaradamente.
Duncan y William observan mis movimientos. Me acerco al pelinegro y el olor de su perfume me desconcentra. Huele exquisitamente bien. Abro mis piernas y con dificultad subo a la motocicleta quedando Timothy detrás de mi. Trago saliva con nerviosismo, pero éste se desvanece cuando siento el aliento de Tim golpeando mi oído.
—¿Estás bien?. —me susurra con esa voz ronca tan sexy que me excita.
—Nunca había estado mejor en la vida.
Lo escucho reír. Y es totalmente cierto. Primero, porque voy a manejar su motocicleta. Segundo, porque tenerlo a él detrás de mi susurrándome cosas al oído, es una de mis mil fantasías eróticas. No es la forma en la que yo quisiera tenerlo detrás de mi, sino desnudos, sin nada, mientras me folla duro contra una pared. Solo de pensarlo me tortura. Suelto un suspiro sintiendo que mi cuerpo arde y no de una manera sana. Timothy enciende su motocicleta y siento la adrenalina fluir por mi cuerpo entero. Coloco mis manos sobre las de Timothy en el volante y doy velocidad haciendo que el motor ruja ferozmente.
Sonrío.
—Cuidado con mi bebé, Nicolle.
Me susurra al oído y siento un cosquilleo en mis pezones.
¡Contrólense hormonas! No es momento para estar alborotadas.
La motocicleta es como su bebé, así que es su tesoro mas preciado. Y lo comprendo, ha pagado miles de dólares por esa motocicleta.
—Tendré cuidado.
—¡Que se diviertan, Chicos! ¡Usen preservativo!.
Nos grita Duncan cuando arrancamos en la motocicleta. Nos carcajeamos al igual que ellos. Obvio no vamos a hacer nada. Solo tendré una lección de manejo y al final decidiré si se merece un premio de mi parte.
La brisa de la tarde se estampa sobre mi rostro. Timothy disminuye la velocidad cuando entramos por una avenida con menos tráfico, claro, para evitar cualquier accidente. Luego se detiene.
—Ahora lo harás tu. ¿Bien?. —Asiento con la cabeza. —Yo te guiaré.
Me explica paso a paso mientras yo siento cada espacio de mi piel tensarse con su aliento hablando en mi oído.
Esto es una tortura.
—Lo se, Pitufina. Mucho más para mi que tengo tu trasero rozando mi pene una y otra vez.
Creo que pensé en voz alta sin darme cuenta.
Sonrío divertida mientras conduzco lentamente la motocicleta.
—Acelera un poco.
Lo hago lentamente. No quiero accidentarme y morir tan joven sin haber cumplido mis fantasías. Mi corazón está acelerado queriendo salir de mi pecho de la emoción. Mantengo mi mente despejada, solo escucho la majestuosa y sensual voz de mi acompañante.
—Creo que ya has aprendido.
—Tengo un buen maestro.
Siento su pecho en mi espalda y el ¡Pum! ¡Pum! De su corazón. Y…¡Madre mía! Está tan duro como una roca puedo sentir su dureza en mi trasero.
De pronto sus manos se posan sobre mi vientre desnudo y tenso todo mi cuerpo. Suelto el freno abruptamente.
—¿Quieres morir?.
—Si es contigo si. —bromea.
Intento ser seria y no reírme pero no puedo evitarlo. Timothy es un idiota, pero muy divertido. Me carcajeo.
—¿Podrías controlar a tu pene? Esta apuñalándome el trasero.
Chasquea la lengua.
—No, eso no puedo hacerlo. Es imposible.
Pongo los ojos en blanco con diversión.
—Estas desconcentrándome, Timothy.
Me giro un poco para verlo. Tiene una sonrisa pícara en el rostro. Tengo mis pies en el asfalto y es cuando me doy cuenta de que me he detenido en un pequeño puente. Vuelvo a girar mi cabeza al frente y esta vez lo miro por el retrovisor. Sus manos se mantienen firmes en mi abdomen. Me acerca más hacia el, mientras su agarre es fuerte y me quita el aliento. El también tiene sus pies en el asfalto. No queda nada de espacio entre los dos. Mi pecho sube y baja con rapidez. Nunca me había sentido de esa manera, es como si necesitara de su toque. Ladeo un poco mi cabeza y el se acerca a mi cuello desnudo. Lo veo a los ojos desde el retrovisor. Tiene el cabello hecho un desastre pero le queda bien, sus ojos azules brillan de deseo y su pecho se siente caliente en mi espalda. Muerdo mi labio inferior bajo su atenta mirada. Él suspira y deja un pequeño beso húmedo en mi cuello que me desconecta y me altera cada jodido sentido, me correría con ese solo acto. Cierro mis ojos, inconscientemente, por unos instantes. Cuando vuelvo a abrirlos veo el hambre y la necesidad en la mirada del pelinegro. Desnuda un poco mi hombro y me muerde levemente soltando un exquisito jadeo que es como música para mis oídos. Pero no aparta sus ojos de los míos, es como si folláramos con la mirada.
De pronto siento mucha calor y me falta el aire.
Por ser tan buen maestro de manejo se merece un pequeño premio.
Sonrío en el retrovisor.
Empiezo a bajar de la moto y él observa mis movimientos un poco confundido. Se aparta un poco dejando bastante espacio en el asiento.
—¿Que haces?.
No le respondo. Vuelvo a subirme, pero esta vez quedando frente a él con las piernas enrolladas a su cadera.
—Solo quiero premiarte por tu gran trabajo.
Coloco las manos sobre su pecho y juego con la cadenita brillante sobre su cuello.
—¿Y cual es mi premio?.
Levanto la mirada y dejo de jugar con la cadenita. Sus manos rodean mi espalda y me atrae hacia el con brusquedad. Quedando nuestros pechos pegados uno junto al otro. Me carcajeo.
—Pronto lo sabrás. —Rodeo mis brazos sobre su cuello. Lentamente me acerco a sus labios y paso mi lengua sobre su piercing. Lo escucho ahogar un gemido. Mi cuerpo empieza a calentarse y mi pulso se acelera. Me acerca más hacia el y restriega su pene duro contra mi vagina ya mojada. Casi sonrío de satisfacción.
Uno mi boca con la suya. Solo presionando nuestros labios, pero luego escucho su respiración agitarse y abro mi boca para darle paso a su lengua. Le sigo el juego y lo beso con mas intensidad. Mientras sus manos se aferran a mi espalda y las mías a su nuca. Sus labios son suaves y su aliento huele a menta y a nicotina. No me desagrada para nada. Besa tan bien que podría pasar toda la tarde besándolo, pero no se puede. Debo mantenerme firme y no dejar que mis impulsos me dominen. ¡Pero coño! Su boca sabe tan bien y su lengua se mueve con tanta agresividad que me es difícil separarme de él. Es casi imposible no sentirme excitada con su majestuosa lengua jugueteando con la mía. No puedo evitar pensar lo bien que se sentiría su lengua en mi palpitante clítoris.
Halo su cabello y profundizo mas el beso, si es que puede profundizarse mas. Mis labios duelen pero me encanta la manera en que los chupa y los muerde a la vez. ¡Es jodidamente excitante!.
Me separo lentamente de él buscando un poco de oxígeno. Siento mi braga húmeda y mis pezones erectos. Tengo las hormonas alborotadas al mil por ciento.
Los ojos de Timothy destilan placer e incluso se ven más azules profundos que de lo normal. Mojo mis labios lentamente porque los siento resecos. Sus labios se ven rojos e hinchados. Me sonríe y luego suelta un suspiro.
—¿Te ha gustado tu premio?.
—Mucho. Podría acostumbrarme a tus premios.
—Pues no te acostumbres. —le digo divertida. —¿Desde cuando no follas con alguien, Tim?. —le pregunto divertida y me sonríe de lado.
—No fallo con cualquiera , Pitufina.
—Tampoco yo. —le digo.
—Que bueno que no soy cualquiera. —Sus palabras me hacen reír.
—No. Solo eres el mejor amigo de mi ex, nada más y nada menos.
—Ian es un idiota.
—Es más que eso. —Le digo molesta de pronto. La sola mención de su nombre me generan náuseas.
—¿Has sabido algo de él?. —niego con la cabeza. —Tampoco yo. Desde que se fue no he sabido nada el.
—Realmente no me interesa su vida, por mi puede morirse.
Timothy ríe un poco.
—Pensé que lo amabas.
—Lo amaba. —recalco. —Ahora es la persona que más detesto en el mundo.
—¿Y si vuelve?.
Su pregunta me hace sentir incómoda de repente.
—Espero que nunca lo haga.
—Parecía muy enamorado de ti. —me dice y suelto una risa amarga.
—Tenia un concepto bastante errado del amor. Lastimar a la persona de la que estás enamorada, no es amor. —le dije determinada.
—No tengo idea, nunca me he enamorado de alguien. Tampoco creo que eso vaya a suceder nunca.
Me carcajeo.
—En eso estoy de acuerdo. El amor es una mierda, Timothy Lester. Nunca te enamores, si lo haces, terminarás destruido. Eso te lo aseguro.
—Gracias por el consejo, Pitufina. Lo tomaré en cuenta. Ahora, ¿Quieres intentar manejar tu sola? ¿O te aterra la idea?.
¿Qué si me aterra?. Empiezo a sonreír como loca. No me aterra en absoluto.
Se baja de su motocicleta y me quedo yo sola al volante. Me siento nerviosa pero ansiosa a la vez. Antes de que mi padre muriera ya sabía como manejar, solo que no me atrevía a hacerlo por miedo. O quizás por qué hacerlo me recordaba la muerte de mi padre y yo solo quiero dejar el pasado atrás.
Suelto un suspiro aferro mis manos al volante mientras Timothy coloca el casco sobre mi cabeza.
—¿Estas segura?. —asiento. —Ve despacio y luego regresa. Aquí te espero. Solo no mueras, no quiero cargar con tu muerte.
Eso me hace sonreír. Lentamente, acelero por la carretera. Mi corazón late fuerte en mi pecho, como si quisiera salírseme. La adrenalina empieza a correr por mis venas y acelero un poco más. Sonrío mientras corro por la carretera, realmente no me importaría morir. Ahora comprendo por qué a mí padre le encantaban las motocicletas. Mientras manejo estoy llena de emoción, paz y mucha calidez. Por primera vez no siento miedo de nada. Es impresionante todas las emociones que me embargan de repente. Y disfruto de ellas mientras avanzo por la carretera. Al frente veo a un auto que se me hace muy familiar.
No lo puedo creer. Es una casualidad enorme. Y yo que no creía en las casualidades.
Acelero un poco más hasta colocarme al lado del auto. Su mirada se encuentra con la mía. El Nerd frunce el ceño mientras me mira.
—¿Nicolle?.
Sonrío.
—¿Una carrera, Einstein?. —Tengo que elevar la voz para que me escuche.
—¿Qué? ¿Estas loca?. ¿Qué haces en esa cosa?.
—Aprendiendo a vivir, Einstein.
—¡Estas demente!. —me grita sin dejar de conducir. Yo me carcajeo sin detenerme ni un segundo.
—El mundo está lleno de locos, Einstein.
Acelero un poco más y posiciono delante de su auto. Frena abruptamente antes de que su auto choque contra mi. Me detengo también y me río quitándome el casco. Veo a Stanley bajarse del auto molesto, con la mandíbula tensa.
—¡¿Qué carajos crees que estás haciendo, Morrison?! ¿Acaso quieres morir?.
—Solo me divierto, Einstein.
—¿Divertirte?. —Inquiere y luego señala la Ducatti. —¿En esa cosa? ¡Eso es un suicidio!.
—Lo dice la persona más aburrida del mundo.
Me ignora.
—Deja esa cosa aquí, te llevaré a casa.
—No iré a ningún lado contigo.
Vuelvo a colocarme el casco sobre mi cabeza y nos miramos fijamente.
—Solo se vive una vez, Einstein. —le digo con una sonrisa antes de acelerar y dejarlo parado en la carretera sin dejar de mirarme.
💜💜💜
Nota de autora
¡Holis!
¡Gracias a todas esas personitas que me leen!❤
Un millón de gracias.
NO soy una profesional, pero me gusta escribir locuras e imaginar personajes.
¿Que tal les parece la historia?
Me gustaría saber tu opinión para subir capítulos mas seguido.
No olvides dejar tu voto, ayudará a que esta historia siga creciendo.
Un beso desde mi perverso
Corazón❤
Patrixia Gómez
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro