Estuvimos conversando un tiempo con Merlín, al parecer el Mal debió a haber hecho algo tan grande que, para restaurar el balance, el bien estuvo ganando los últimos años. Seguíamos conversando con aquel sabio mientras me perdía mirando las estrellas.

— En una de las visitas de Yuba él mencionó que el Director se había interesado por una nueva profesora de la escuela, llamada Callis.

— ¿Callis? ¿Cómo la mamá de Agatha?

— Exactamente, una profesora de afeamiento muy querida. Al parecer el Director tenía un interés en ella y en una alumna del Bien

— ¿No era de Gavaldon? Mi madre me dijo que eran amigas desde pequeñas

Solo noté una cierta mirada de tristeza en la cara de Merlín, como si se tratara de un viejo recuerdo.

— Los Decanos buscaban profesores calificados en los Bosques. Imaginen la sorpresa del Director cuando el Cuentista empezó a contar la historia de esta nueva profesora del Mal: Callis de los Bosques Bajos, comprometida de cuerpo con el Mal; sin embargo, soñaba con la búsqueda del amor verdadero. Y a la vez, escribía otro cuento de la joven alumna. Fue un hecho que los profesores trataron de ocultar, algo nunca antes visto. — se lamentó - El Director debió haber echado a Callis de inmediato por el posible riesgo para los alumnos, pero no lo hizo. Permaneció en la Escuela del Mal y Yuba jura haber visto la sombra de Callis en la ventana del Director varias noches, mucho después de que el resto de profesores hubiese ido a dormir. Nadie tomo mucha atención al hecho, pero mis sospechas comenzaron, si el Director era realmente del Mal y no del Bien ¿Podía el amor verdadero del Mal por fin ayudar a ganar al Mal?

— ¿Eso es posible?

— No lo sé, querida. Intente de seguir preguntándole a Callis del tema, pero siempre lo negaba o ignoraba. Antes que pudiera sacar más información, el Director me expulso. Por eso formé la liga de los Trece ante un eminente ataque, que nunca paso. Nos reunimos apenas Muerte llego con la alerta.

— ¿Muerte? ¿Dónde está?

— En una misión especial

— ¿Cuál?

— Me temo que tendrás que esperar para saber más detalles al respecto.

— ¿Qué?

Entonces sentí como la nube se empezaba a desvanecer y caía al vacío...

◌₊˚⋆

Estaba sola, en aquel árbol escondido de la escuela, mientras varias sombras de dos chicos pasaban a mi alrededor. No podía notar muy bien sus caras... solo notaba que el chico parecía tener el uniforme de la Escuela del Mal y la chica pelirroja de la Escuela del Bien. De la mano del chico sobresalía un reloj de bolsillo, uno igual al que tenía mi madre.

Intente seguirlos, pero mientras más me acercaba, las huellas que dejaba empezaban a ser de sangre, todo el suelo se llenaba de sangre...

— Princesa, ya es hora de despertar - susurro Tedros dándome un beso en la mejilla, levantándome sobresaltada y golpeando ambas cabezas. — ¿Estás bien?

— ¿Ah? Sí, solo fue una pesadilla - le dije soñolienta

— Awww, qué linda pareja - comento Caperucita

— Disfruten el momento antes de la corona, que ahí todo se va a la mierda - dijo Cenicienta mientras comía un trozo de pie de manzana - Además, si fuera tú, tendría un poco más de dignidad, ¿cuántas veces te fue "infiel" con tu mejor amiga, esa rubia? Según su cuento varias

Ambos compartimos una mirada incómoda.

— Fue solo 1, cuando la beso siendo chico - dijo Peter Pan a lo que Campanita lo golpeo

— Fueron 2, cuando salió con Sophie después de su primera cita - corrigió Jack.

En ese momento quería que la tierra me tragara.

— Se nota que omitieron las partes de Sophie, ahí se notan las otras dos más - corrigió Bella

Espera. ¿Qué otras dos? Yo no sabía de las otras dos.

— Mejor métanse en sus propios asuntos - los miró preocupado Tedros

En eso, miré a Agatha quien estaba muy molesta y le susurraba algo con Jackson, quien también estaba furioso, ambos mirando a Tedros.

— Es momento de irnos, vamos jóvenes.

— ¿A dónde?

— A rescatar a su amiga, claro está

— Pero no es que no podemos estar en el bosque

— Lo hablaremos en el camino

◌₊˚⋆

Apenas salimos de la cueva, notamos como el sol se notaba más debilitado, y los árboles más marchitados. A pesar de que dejábamos semillas de girasol para que los animales comieran, ninguno lo hacía, por lo que Merlín tuvo que quitarlas con magia.

En el camino no encontramos con algunos reinos de Siempres, todos colocando murallas.

— ¿Por qué lo hacen? - preguntó Tedros

— Para protegerse ante el Mal que está suelto

— ¿Y por qué no se unen y atacan?

— Porque cumplen con la ley fundamental del Bosque "EL MAL ATACA, EL BIEN DEFIENDE"

Seguimos caminando por un largo tiempo, a decir verdad, solo me distraía para evitar pensar de lo que conversaron en la cueva. ¿Eran cuatro? ¿Cuáles eran las otras dos? Los héroes podían ser muchas cosas, pero jamás mentirosos.

— ¿Vivi? - se preocupó Jackson

— Jackson... ¿Sabes si lo que dijeron es verdad?

— Vi... no lo sé, pero mejor pregúntale a él, si deja de ser tan idiota y nos dice lo que tan ocultado tenía.

— Llegamos - nos interrumpió Merlín

Estábamos frente a una pared de quince metros de altura

— Nunca me has vencido, ¿verdad?

— Eso ya veremos - lo reto Tedros

En eso ambos empezaron a escalar aquella pared, luego se les unió Jackson quien estaba al par con Tedros mientras Merlín estaba en la delantera.

Me recordaron cuando veía a los niños de la aldea junto a sus padres mientras jugaban con la pelota o se tiraban bolas de nieve sin ningún motivo, solo por diversión. ¿Qué hubiera pasado si mi padre realmente nos hubiera amado? ¿Cómo hubiera sido de padre? ¿Amable o divertido? ¿Loco o Reservado? Realmente nunca estuvo conmigo, cuando estaba vivo, se iba siempre con su amante y cuando murió cuando tenía pocos años de nacida, no tuve mucho tiempo con él qué digamos. Al único que pude considerar como un padre fue Augusto Sader y murió...

— Vamos, Vi - me dijo Aggie mientras miraba como Jackson se reía

— Vamos a alcanzar a tu príncipe - le guiñé el ojo, mientras ella se sonrojaba al notar que miraba a Jackson

— Solo vamos

Cuando llegamos a la cima, lo cual fue muy agotador, vimos a lo lejos dos castillos. Uno era viejo y derruido, y el otro era brillante y nuevo, ambos rodeados como una bruma verdosa lodosa.

— Escúchenme ahora - dijo Merlín mientras preparaba un pícnic - El Director dividió la escuela en Vieja y Nueva. Los profesores del Bien están encerrados en un lugar secreto. En su ausencia, la Escuela del Bien se convirtió en la Escuela del Nuevo Mal. Todos sus jóvenes colegas tienen que obedecer al Director y ser leales al Mal o sufrirán las consecuencias a manos de sus profesores. Sophie es una de las profesoras

Todos nos atragantamos con los ricos postres que nos dio Merlín.

— ¿Sophie? ¿Profesora?

— ¿Qué hay en la Escuela de lo Viejo?

— No sé con exactitud. La respuesta sobre por qué el Director está volviendo a escribir viejos cuentos de hadas puede estar ahí. Sin embargo, el problema es que no hay manera de entrar. Está sumamente protegido, lo cual me lleva a una conclusión, el Director está protegiendo algo en la Escuela de lo Viejo que no quiere que se descubra.

— ¿Entonces lo único que debemos hacer es entrar y convencer a Sophie que destruya el anillo? - cuestiono Jackson

— ¡La ingenuidad de la juventud! Ese plan tiene tres fases. Primero, recuerda que solo Sophie puede destruir el anillo del Director; sin embargo, Sophie acepto el anillo porque cree que él es su amor verdadero. No será tarea fácil destruir ese anillo. El segundo problema - manifestó Merlín - es que el anillo del Director fue confeccionado con la magia más oscura nacida del Mal. En consecuencia, solo puede destruirse con un arma así de poderosa del Bien.

— ¡Excalibur! ¡Mi espada! - exclamó Tedros - Podrá destruir el anillo

— Solo tiene que conseguir la espada, porque mientras él tenga a Excalibur, Sophie no podrá destruir el anillo, aunque lo desee. No me sorprendería que lo haya escondido en una fortaleza impenetrable.

— La Escuela de lo Viejo...

— Y ese solo es el segundo de sus problemas

— ¿Cómo que hay un tercer problema?

— Me temo que sí. El Director sabe que están llegando.

— ¿Qué?

— Después de todo, el Cuentista escribe su historia. Mientras continúen siendo Agatha, Jackson, Tedros y Violet, el Cuentista le comunicará cuando y donde ingresan a su escuela.

— Estamos muertos, mejor nos matamos ahorita - suspiré

Todos se resignaron a esperar su muerte

— Cielo santo, que espectáculo que son. No crean que los que traído aquí si no tenía un as bajo la manga. Después de todo soy el mago más famoso del mundo.

— Primero, tenemos dos armas que el Director no sabe que tenemos. Espías.

— ¿Tienes espías dentro de la escuela? ¿Pero quiénes son?

— Pero igualmente sabrá que estamos llegando a la escuela - bufo Tedros

— Presta atención, jovencito

Como un mago que da su truco final, Merlín saco de su sombrero un frasco con forma de lágrima bajo el brillo del sol naciente. Cuando lo destapo, percibí un aroma familiar a madera y rosas.

— No... no, no, no

— ¿Qué? No entiendo

— Tremendo idiota que eres, no vas a entender - susurro Jackson

— No puedes transformarlas ella en unos... y a nosotros en unas...

Todos se quedaron helados como cadáveres.

— Tendrán una nueva anécdota que contar.

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Hola, ¿Cómo están?

Renací.

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