
𝔗𝔥𝔦𝔯𝔡 ℭ𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
NARRADOR
Violet despertó en un jardín, debajo de unos hermosos lirios rojos y amarillos, después de su caída. Las preguntas la atormentaban, odiaba sentirse fuera de control. ¿Acaso esto podía ser posible? Siempre se habían llevado a dos personas, nunca a tres, ¿qué pasaría con ella?, se darían cuenta y probablemente le den de comer a un peligroso dragón o a un temerario hombre lobo que esté allí. Mientras seguía reflexionando se dio cuenta de que Agatha aún no había despertado, así que fue a interrumpir su sueño, para saber si aún seguía con signos vitales. Cuando por fin despertó Agatha, la miro aterrorizada, sabía que su amiga no quería estar aquí.
— ¿Estás bien Aggie?
— Sí, creo que sí, espera. ¿Dónde está Sophie? - pregunto angustiada
— Creo que ambas sabemos donde está, aunque hubo un error, un gran error - respondió Violet
— Creo que es mejor que-
Agatha no pudo terminar su oración, ya que una criatura mágica salió desde debajo de ella y en defensa propia, Agatha la golpeo, sin saber que era.
— Oh, supongo que es un hada, qué linda es - Dijo Violet mientras Agatha intentaba acercase al hada, pero la mordió.
— Sí, si, muy linda el hada.
Violet se estaba riendo, pero paró cuando vio que se acercaban unas chicas. Agatha intento de alejar al hada para, de alguna manera, comérsela. Pero logro escupirla, de algún modo.
Las chicas miraban horrorizadas a aquel par, bueno, la gran mayoría.
— Oh, deben de estar perdidas - dijo una chica de cabello dorado hasta la cintura.
— Creo que es muy obvio - respondió Agatha
— Disculpen. Mucho gusto, mi nombre es Beatrix - dijo con dulzura aquella chica - ¿Cuál es tu nombre?
— Eso no te incumbe - contestó Agatha
— Disculpen a mi amiga, ¿saben como podríamos salir de aquí? - pregunto Violet mientras se les acercaba para poder salir
— ¡Aj! ¿Qué cosa son ustedes? - dijo una chica muy bonita de tez morena
— ¿Cosa? Miren, nosotras no vinimos a molestarlas, solo queremos ir a buscar a nuestra amiga - respondió Violet.
— Bueno, creo que las hadas se las llevaran, vámonos - menciono Beatrix
Violet y Agatha intercambiaron miradas, tenían que ir a buscar a Sophie, pero cuando lo intentaron unas hadas las rodearon.
— ¿Qué? Ya nos vamos - dijo Agatha cuando vio que señalaban a la escuela
— Creo que es mejor que por ahora que nos quedemos en la escuela, hasta que encontremos como salir de aquí.
Ambas chicas fueron guiadas por los hermosos pasillos con hermosos marcos y exquisitos arreglos florales, al final fueron llevadas hacia el grupo de todas las estudiantes.
— No vuelvan a tocarme nunca - se quejó Agatha mientras las hadas le gruñían.
— Tranquilas, ¿no se supone que las hadas eran buenas? - susurro Violet antes de que las hadas se alejaban lentamente.
Ambas chicas voltearon hacia donde estaban las demás, cantando.
— Ay, esto debe ser el infierno, definitivamente - exhaló Agatha
— Veo que aún no se van - mencionó Beatrix mientras caminaba hacia ellas
— Supongo que es muy evidente - respondió Agatha de mala gana.
— Y como lograron entrar aquí, no creo que les dieran la entrada para el Metro Floral - dijo una hermosa y tierna chica con rasgos asiáticos
— Aaaah, claro que nos lo dieron - aclaró Agatha - miren, aquí está - indicó mientras buscaba algo en su bolsillo.
— ¿Qué estás haciendo? - le susurro Violet mientras veía como Agatha sacaba diferentes cosas de su bolsillo, entre cerillos hasta pelusas.
— Intentando buscar una distracción - murmuró Agatha en respuesta
— Miren, ya lo encontré - exclamó Agatha
Cuando todas se acercaron, Agatha lanzó un sonoro pedo. Según ella, una distracción eficaz que ocasiona caos y pánico. Violet se quedó perpleja ante lo que hizo su amiga, hasta que poco después, la agarro de la muñeca y se la llevo.
— Es hora de irnos. — pronuncio Agatha, sujetando a su amiga con firmeza.
Mientras corrían por los pasillos, Violet vio vagamente los cuadros de antiguos alumnos, los personajes de sus cuentos de hadas favoritos que tanto amaba leer.
— ¿Por qué lo hiciste? - preguntó Violet mientras le seguía la corriente a su amiga
— ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué nos quedáramos más tiempo ahí mientras Sophie está en peligro?
— Claro que no, pero creo que había otro tipo de distracciones
Entre la confusión del momento llegaron a un hermoso cuarto, como un vestidor de una princesa.
— ¿Qué? - suspiró Violet de manera sorprendida al ver la elegante habitación
— Hijo de... — susurró Agatha cuando alguien la interrumpió
— Hola, ¿cómo están? - dijo con un tono cálido, una bella mujer con un vestido dorado - Veo que encontraron el Salón de la Purificación. Bien hecho queridas lectoras - dijo la mujer - aunque es extraño que vengan justo dos bellas chicas a la escuela, en verdad, algo muy inusual. Pero no es tiempo de hablar de eso, les sugiero que se aseen un poco antes de la orientación, su viaje por el bosque, a de haber sido muy agotador.
— ¿Cómo sabe como llegamos aquí? - cuestionó Violet
— Porque las estaba esperando. Yo soy la profesora Dovey y les voy a ayudar en todo lo que pueda.
— Gracias, nuestra amiga Sophie quería venir aquí. — dijo Violet aliviada
— ¿La Nunca? No.
— ¿Disculpe?
— Su amiga es una Nunca. Ustedes son Siempres. Siempre porque, aquí creemos en vivir felices para siempre. Y Nuncas porque ellos no. Ya han de saber, la Escuela del Mal, la Escuela del Bien - explicó con gran ánimo la profesora Dovey
— Ya entendimos, está claro que hay un error aquí.
— O sea míreme, no soy como las típicas princesas de hadas, hasta Vi entra en eso, pero no yo —suspiro Agatha
— Aggie, sabes que eso no es cierto, además eres muy hermosa y aunque fueran "horrenda", eso no es lo que importa sino en la bondad de tu corazón - dijo Violet mientras abrazaba a su amiga
— Tu amiga está en lo cierto, lo que en verdad importa es lo que una hace. Si estás aquí, debes tener un gran poder al igual que ella. — mencionó la maestra Dovey mientras miraba a Violet.
— Créame, no lo tengo - respondió Agatha con el ceño fruncido
— Bueno, entonces te apuesto a que solo tienes que invocarlo, a sentirlo. Porque la magia obedece a las emociones. Invoca con suficiente pasión y tú serás capaz de lo que sea - explicó Dovey mientras de su mano brotaba unas hermosas flores de color rosa - para ustedes.
— ¿Cómo lo hizo? - preguntó Violet mientras agarraba con gran maravilla a aquella flor.
— Se los acabo de decir, con magia
— Le agradezco su función, pero tenemos que ir a buscar a nuestra amiga - agregó Agatha antes de llevar a Violet de la mano hacia la salida.
— Muchas gracias profesora Dovey, lo tomaremos en cuenta - mencionó Violet, siguiendo se iba con su amiga.
— ¡Deténganse! - grito Dovey al notar como el par de amigas se alejaba. — Escuchen, si cometieron un error, el culpable va a ser despedido en llamas. Entonces, finjamos que nadie se equivocó hasta que lo resolvamos todo, ¿sí?
En respuesta, ambas amigas asintieron con su cabeza.
— Además, no hay forma de salir de aquí - susurro mientras se iba
— Espere, ¿qué dijo?
— Ay, ya sé, hay que ponerles sus armaduras. - expresó alegremente - SÍ, sí, sí.
Como si fuera un gran sueño o una terrible pesadilla, aparecieron de las puertas celestes varios vestidos, cualquier diseño y color del cual uno se podría imaginar, ambas se quedaron boquiabiertas al ver por primera vez en sus vidas tantos vestidos. Ni Sophie había logrado hacer tantos como los que aparecieron en el salón.
— ¡Ay, sí! ¡Mira eso! Voy a adivinar, no les gusta el rosa. No hay problema, también tenemos magenta, fucsia, lila, sandía, jamaica, tantos colores. ¡Ay, como amo mi trabajo!
— Bueno, esto no será lo que más nos guste, pero hay que hacerlo hasta que encontremos a Sophie, ¿ok?
— Sí, lo que sea - suspiro Agatha
— Mira, después de pasar tanto tiempo con Sophie, aprendí algunas cosas, este vestido no se te vería nada mal y está bonito - dijo Violet ayudando a su amiga a escoger un vestido, señalan uno pomposo con varios arreglos.
— Cualquiera está bien - respondió Agatha de mala gana
Ambas chicas se fueron a cambiar para luego salir al salón para la oratoria.
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