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La casa de Blancanieves era la casa de mis sueños. Estaba decorada de plantas, con algunos libreros, era muy bonita, pero con el grito que oí antes, cambio rápidamente mi perspectiva.

En una parte de la pared había una placa dorada donde informaba más del lugar.

— ¿Agatha? ¿Vivi? ¿Dónde están? - pregunto Jackson preocupado

Seguimos revisando la casa, sin embargo, no había rastro de nada. A pesar de eso, algo andaba mal...

Pronto se oyó un crujido arriba, en algún sitio...

Lentamente, subimos por las escaleras, sacándonos nuestras botas para emitir el menor sonido posible...

Nos asomamos a la primera habitación, donde había siete camitas ordenadas en una hilera, como en un orfanato. Todo parecía estar bien, pero al ver la habitación contigua me quede paralizada.

En un dormitorio blanco como la nieve yacía el frágil cuerpo de una mujer, boca abajo en el suelo, una corona de cristal brillaba junto a ella, pero no era lo único que acompañaba al cuerpo...

Una vieja bruja estaba arrodilla junto al cuerpo, tenía los ojos rojos como sangre y su piel arrugada se desprendía de su cuerpo. Ella sonreía mientras sostenía un viejo libro de cuentos donde retrataba el final del cuento de Blancanieves, viviendo sus "felices para siempre".

— Ese fue el viejo relato - susurro la mujer cuando la pintura cambio al escenario actual, la bruja junto al cuerpo muerto de Blancanieves - Y este es el nuevo

Los villanos... ellos estaban cambiando los finales...

— ¡Violet! ¡Agatha! - grito Tedros sacándome de mis pensamientos y notando que la anciana me miro con odio letal.

Agatha me sostuvo la mano y me jalo hacia las escaleras, teníamos que escapar, pero era demasiado tarde, la bruja nos había alcanzado.

En un pestañear, Agatha se colocó enfrente mío, queriendo atacar a la bruja, pero ella fue más rápida, atacándola con un hechizo, haciéndola caer por las escaleras, terminando desmayada en el suelo con un fuerte golpe en la cabeza.

Antes de siquiera poder reaccionar, la anciana me arrinconó con su dedo encendido verde, lanzándome un puñal de cristal a mi garganta como si fuera una bala. Para mi buena suerte, tenía buenos reflejos, lo logre sostener con mi mano que chorreaba sangre.

— ¡Violet! - volvió a gritar Tedros

La bruja me empujo contra la pared, acuchillándome con una de las joyas que minaban los enanitos...

No... no podía morir aún... los enanitos... Blancanieves ... Gregor... El profesor Sader... Alex... murieron por mi culpa, por mis malas elecciones... no dejaría que nadie más de los que quiero salgan lastimados, nadie.

Con mis últimas fuerzas, hundí mis dientes en el brazo huesudo de la bruja y mordí lo más fuerte que pude, haciendo que la bruja gritara de dolor, soltándome. Rompí una de las vitrinas que exhibían los picos de los enanos y agarre uno, acercándome hacia la bruja, ella me miro paralizada, me vio paralizada, me vi reflejada en sus ojos, no había ningún rastro de bondad en mis ojos, tornándose de un color morado.

Le di un rodillazo en el vientre antes de clavarle el pico en la cabeza y en el corazón, mientras de su boca brotaba sangre, desapareció en un instante.

Corrí hacia Agatha para ver si estaba bien, al parecer solo se había dado un golpe en la cabeza y se dobló el tobillo.

Tedros y Jackson entrabaron rompiendo la puerta principal.

— Violet, Agatha - dijeron ambos príncipes al mismo tiempo cuando me vieron frente a las escaleras sosteniendo el cuerpo de Agatha

— No... — susurro Jackson antes de correr hacia mí, acurrucando a Agatha entre sus brazos, notando que le sangraba la cabeza levemente - ¿Por qué está... sangrado? Violet, contéstame

— Está bien - solo pude decir antes que Agatha abriera sus ojos

Tedros me ayudo a levantarme del suelo.

— Tu mano... está sangrado - dijo preocupado mientras rompía un pedazo de tela de un mantel y me hacía un vendaje

Se oyó un grito desde afuera.

— ¡Uma! - gritamos todos al mismo tiempo saliendo hacia donde la princesa estaba.

Nuestra profesora estaba sentada, apoyada contra la pared, con los ojos muy abiertos y las piernas rígidas como las de una muñeca de porcelana. No se movía...

— La... petrificaron - susurro Tedros - ¿Cuál era él contra hechizo?

— Solo la persona que lanza el hechizo puede revertirlo - le explique, mientras intentaba de ver si la princesa Uma tenía alguna herida u otro hechizo. — Fue esa bruja...

— ¿Qué bruja? - cuestiono Tedros

— Chicos... — nos dijo Jackson

— Jackson, ahora no. ¿Qué bruja, Violet? - insistió Tedros

— Chicos, miren

— Te dije que ahora no es momento, Jack... — suspiro Tedros, pero se detuvo al notar a una paloma que nos piaba furiosa - ¿Qué dice?

— Sigan al conejo - susurré - ¿Qué conejo?

— Creo que el único que hay aquí - Señalo Agatha mirando a un conejo con manchas crema que nos observaba desde atrás de un árbol y llevaba puesto un chaleco verde, con un emblema de un reloj sobre su corazón, señalo el tiempo en su reloj de bolsillo, que se me hacía muy familiar, y salió corriendo hacia un sendero de tierra.

— Hay que seguirlo - sentenció Tedros antes de cargar a Uma sobre su hombro y caminar con esfuerzo, mientras Jackson ayudaba a Agatha a caminar - Si nos quedamos más tiempo, tendremos más probabilidad de terminar como los enanos.

Yo estaba al frente, ayudando a no perder de vista al conejo, siguiéndolo a través de los árboles impenetrables mientras la oscuridad de la noche cubría el bosque como una peste. Jackson me tuvo que ayudar a entender una antorcha para poder iluminar el camino. Yo seguía sin poder hacer magia.

Después de más de una hora, logramos ver una gran voluta humo blanco que emanaba entre unos pinos más adelante. Al acercarnos, empecé a percibir un aroma conocido que no podía identificar y vimos qué volutas de humo procedían de un agujero en la tierra, medio cubierto con hojas muertas de helecho. El conejo pateó los helechos a un costado, desapareció en la madriguera y luego asomo la cara con impaciencia.

— Vamos, no tenemos nada que perder - murmuro Tedros sosteniéndome la mano antes de deslizarnos en la madriguera y aterrizando en medio de la oscuridad.

A pesar de no ver nada, notamos un buen olor, como si estuviéramos en un campo de primavera.

— ¿Hay alguien aquí?

— ¿Hola?

Nadie respondió

— ¿Por qué siempre terminamos bajo tierra? - suspiro Jackson - Pareciera que el destino nos quiere muertos

— Tal vez la paloma quería que nos comiéramos al conejo - sugirió Agatha

— O que dejemos a Uma mientras nosotros buscamos el Cuartel - dijo Tedros

— ¿Quieres que abandonemos a una profesora petrificada en un agujero y nos marchemos? - le recrimine estupefacta

Había varias cosas que detestaba en mi vida, y una de ellas era que las personas dejen a su suerte a los que necesitan ayuda.

— No dije que quiera eso, pero sería lo más lógico, tampoco es que vaya a irse a ninguna parte

— Es nuestra profesora, Tedros, no podemos abandonarla, así como así, ¿acaso tú me abandonarías aquí en esta cueva? No es como si antes no lo hayas hecho

— ¿Qué?

— Así puedes ir tú a buscar a Sophie, si tan bien la conoces entonces hazlo tú, solo si tanto quieres hacerlo, yo me quedaré intentando de ayudar a nuestra maestra.

Él me miro sorprendido.

— Nunca pensé que fueras celosa - se asombró Tedros

— ¿Celosa? ¿Yo? ¿En qué momento? ¿Por qué lo estaría? Tal vez porque has estado a punto de besar a la misma persona cuando era un chico y una chica, cuando en ambas veces me "seguías" amando ¿Por qué siempre de alguna manera me terminas dejando de lado para estar con ella? ¿Yo? ¿Celosa? ¿Molesta? - seguí despotricando

— Violet... sabes que las dos veces fueron simples errores, siempre eres tú, siempre fuiste tú

— Te apuesto a que a ella no la abandonarías en un agujero oscuro

— Y creíamos que Tararí y Tarará no tenía cura - dijo una voz ronca

Todos reconocimos aquella voz, la voz de un aliado, la voz del profesor Yuba. Un gnomo que pensábamos que estaba muerto por la culpa de un incendio, pero que ahora vivía en una madriguera secreta. Todos le dimos una sonrisa...

Pero Yuba no la devolvió.

— Primero, pierden a una profesora por no ser capaces de protegerse el uno al otro. Luego, se encargan ustedes dos, - nos señaló a Tedros y a mí - los futuros reyes de Camelot, en pelear que en recordar un simple hechizo de iluminación para alumbrarse. De no haber sido por Liam que los ha rescatado de ustedes mismos, babosos, estarían muertos antes del amanecer. Un grupo malo es una cosa, ustedes son los peores Siempres que he visto en mi vida. — Todos bajamos nuestra mirada avergonzada - Afortunadamente para ustedes, la Liga los necesita tanto como ustedes a ella.

Se encendieron unas antorchas, que iluminaron a un grupo de desconocidos detrás de Yuba, en una cueva gigante del tamaño de una casa pequeña.

— Les presento a la honorable Liga de los Catorce, legión legendaria del Bien y la Ilustración - proclamó Yuba con una gran sonrisa, esperando que estemos asombrados

En cambio, los cuatro palidecimos, porque los integrantes de la Liga, nuestra única esperanza para salvar a Sophie, para salvar a todos... eran viejos, muy, muy viejos...


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Holi, ¿Cómo están?

Espero que les haya gustado <33

Estaré actualizando más seguido ♡♡♡

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PDT: No se olviden de tomar agua 

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