𝔉𝔦𝔣𝔱𝔥 ℭ𝔥𝔞𝔭𝔱𝔢𝔯
— Disculpe, pero no deberíamos estar aquí, matarían a Sophie
— Es mejor que se queden aquí, digamos que logran llegar al Cuentista a pesar de los chicos sedientos de sangre. El deseo no surtiera efecto si no lo sienten de verdad. Sophie, ¿Cómo podrías pedirles algo a ellas si te traicionaron para irse con sus príncipes?, Violet y Agatha, ¿Cómo podrían confiar en ella cuándo aún tienen miedo de que las vuelva a atacar y las mate?
Las tres nos miramos avergonzadas esperando que alguna digiera algo.
— Deben componer su amistad antes de volver a casa y acá podrán hacerlo. Los cuentos de hadas les enseñaron que no podrían ser amigas y lo lograron, pero su amistad no puede arruinarse por unos chicos.
Al voltear vimos a veinte filas de chicas con un vestuario blanco, eran más de cien.
Frente a ellas había un espectáculo de una chica solitaria, pelirroja, era la única que llevaba un vestuario azul, con un velo azul, cubriendo parte de su cara. Con un chillo salvaje, la chica sopló una rafa de fuego y empezó a bailar una danza que hipnotizaba a todas.
— Con solo mirarla, Tedros y Jackson se olvidarán de las que pidieron el deseo - observo Sophie con frialdad
— Sophie, lo lamentamos, es en serio
— No queremos perderte.
Volví a observar a la bailarina, era muy bonita. Parecía dar las clases, si nos tenemos que quedar aquí por mucho tiempo podría pedirle ayuda, bailaba muy bien. Pero que estaba pensando, tenía que pensar en cómo volver a casa, lo más rápido posible.
Volteé y vi a Sophie, sonreía, parecía estar más feliz que nunca.
— Sophie, necesitamos hablar con ellos.
— No.
— La malogramos, lo sabemos. Solo déjanos arreglar las cosas.
— No.
— ¡El idiota cree que quiero que te maten! - exclame - Somos las únicas que pueden hacer que razonen.
— Un príncipe que se considera el Directo y su fiel acompañante, que apostaron sus fortunas por mi cabeza, ¿serán razonable? Me sorprende que el Bien gane siendo tan ingenuo.
— Sophie perdimos el rumbo. Sé que no estuvo bien, solo pasaron aquí muchas cosas, nos sentimos incluidas, incluso con las cosas cuestionables, pero hicimos amigos.
— Quizá la decana tiene razón. Debería quedarme aquí.
— ¡Ni siquiera la conocemos! ¡Mucho menos cómo se convirtió en decana! - grito Agatha, solo logramos escucharnos entre nosotras por la fuerte música, aunque cerca había una mariposa azul.
— En este momento, confió más en ella que en ustedes.
— Es hora de los obsequios - interrumpió la decana
En eso llegaron varios regalos de todas partes del bosque, en todos retrataban a chicos sufriendo, siendo torturados o asesinados mientras las chicas hacían celebraciones ante ello. Agatha y yo rechazamos los obsequios, sin embargo, Sophie pedía llevárselos a su habitación.
— Tienen que cumplir con su destino, su nuevo final feliz aquí.
— ¿Y cómo lo hacemos? - pregunto Sophie
— Cómo en todos los cuentos. Matando al enemigo - expreso con tranquilidad la nueva decana - Ahora mis preciadas alumnas. ¡Démosle una cálida bienvenida a nuestras Lectoras!
— ¡Volvieron! - exclamo Reena abrazándome fuertemente junto a Agatha, esta última se veía un poco incómoda, ella nos odiaba e incluso molestaba junto a Beatrix, pero puede haber cambiado.
— No sabía que éramos amigas, aunque no me molesta - comente con amabilidad
— Estamos de su lado en contra de Tedros
— ¡Mis compañeras de cuarto! ¿No están felices? ¡La decana nos puso juntas! - aulló Beatrix
Algo en ella había cambiado, algo que el año pasado, ella pensaría que sería una cruel broma o una tortura.
— ¡Tu pelo! - exclamo Sophie
— Como no tenemos que preocuparnos por los chicos, no es necesario que parezca una princesa estúpida. — explico frotándose con orgullo la cabeza rapada - Piensa en todo el tiempo que perdí el año pasado, en el tonto de Tedros, en baile, en embellecimiento todo el día ¿Y para qué?, ahora que hago algo más que arreglarme, ¡sé qué pasa en el mundo!
— Ahora podemos hacer lo que queramos, ya no existe la belleza, ni fealdad, ni embellecimiento.
Pronto llego Kiko abrazando a Agatha hasta casi no soltándola, luego me saludo amablemente, no éramos tan cercanas como ella con Aggie, pero nos teníamos cierto cariño.
De ahí llegaron un par de personitas que más necesitaba ahora.
— ¡Vi! - grito Mich contenta
Estaba acompañada por Alex, sin embargo, ella palideció cuando me vio, parecía muy nerviosa y con cierto temor, pero intentaba de verse tranquila y feliz.
— Vivi - saludo alegremente - te extrañamos demasiado
— Que bueno que volviste, ya te extrañaba. Ya me había acostumbrado a tu presencia. En fin, aquí pasaron tantas cosas, ahora hay una obra de teatro en vez del baile, hay un periódico escolar, un club del libro y clases de danza con esa linda chica y-
Mich no pudo terminar porque un montón de admiradoras se acercaron, pidiendo autógrafos o queriendo abrazarnos. Beatrix las ordenaba a todas hasta que se acercó la bailarina con su velo azul. Caminaba de puntillas y correteo rápidamente cerca al resto de chicas, pero, se detuvo abruptamente, frente a Aggie, Sophie y a mí. La joven alzó la cabeza de largo pelo rojizo y levanto el velo de su rostro.
La miramos confundidas, nunca la habíamos visto antes, sin embargo, me parecía muy conocida. La joven sonrió etéreamente, nos miró y nos sopló un beso para después irse rápidamente.
— Su nombre es Yara. Nadie sabe de dónde vino. No habla, no come y desaparece todo el tiempo. Creo que solo la aceptaron porque es buena. — explico Mich - En estos momentos, sería bueno que estuviera Jackson.
En eso volvieron las admiradoras, un poco incómoda tuve que salir del cúmulo de gente, para poder respirar principalmente, aunque Sophie estaba radiando de alegría. La tuvimos que jalar para poder hablar con ella.
— Necesitamos ir al Bosque Azul, escondernos y mogrificarnos.
Sophie no respondió, se dio cuenta de que Agatha y Violet se olvidarían completamente de sus príncipes una vez que estuvieran muertos. Con sus amigos intentaría de convencer para que se alejen de ellas o terminarían como los príncipes.
— Esta escuela es nuestra única esperanza.
— Sophie, ¿a qué te refieres?
— ¿Ellos dicen que me quiere a mí? - grito Sophie para su ejército. Señaló el castillo de Tedros y Jackson - Entonces, que vengan por mí.
De ahí todos empezaron a gritar eufóricas sobre la muerte de Tedros y Jackson.
Necesitaba ayuda, mientras me alejaba junto a Aggie, Mich me sostuvo de la muñeca señalando a tres ratas que nos miraban intensamente, las seguimos, conduciéndonos hasta donde se encontraba su ama.
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— Entonces, déjame entender - dijo Hester - Tedros y Jackson quieren matar a Sophie. Sophie quiere matar a Tedros y Jackson. A menos que encuentren un final con alguno de ellos ahora, todas en esta escuela moriremos.
Ahora me encontraba junto a Anadil, Hester, Mich y Aggie. Realmente me alegro verlas y necesitábamos su ayuda.
— Unos príncipes y una bruja - comento Mich - dispuestos a matarse por ustedes. Un cambio dramático en esta historia, aunque un poco predecible.
— Por favor, ¿qué tenemos que hacer?, sé que la malogramos terriblemente, pero ahora tenemos que solucionarlo. No queremos que nadie salga lastimado — suspire
— Como si fuéramos hadas madrinas - resoplo Hester
— Pero igualmente podrían ayudarnos
— Finalmente, uno de ellos las puede hacer felices. La pregunta es, ¿quién?
— No solo son ellos, son más factores.
— Claro. Entonces, ¿Tedros o Sophie?
— ¿Sophie o Jackson?
— Es una decisión muy difícil - sentenció Mich, mirando a las dos Nuncas. Las cabezas de las tres giraron hacia nosotras.
— ¡Sus príncipes! - dijeron en coro - ¡Tedros y Jackson!
Mi corazón dio un vuelco, si escogía quedarme con Tedros, me quedaría aquí, podría cumplir alguna vez con el sueño de vivir alguna aventura, de no estar en Gavaldon, pero dejaría a Sophie, ella es una de mis mejores amigas, siempre nos apoyó, tenía que acompañarla, aunque sintiera que Gavaldon ya no era mi hogar, aunque extrañara a mi madre.
— Tiene que haber una forma que escoja a ambos y-
— Escúchenme, a menos que Vi bese a Tedros y tú Agatha, beses a Jackson, nada cambiara en las escuelas. Todo se arreglará, muestran que al final el Bien gano, pero que aún una bruja y princesa pueden ser amigas, un equilibrio perfecto. Ya hicieron ver mejor al Mal, tal vez no gane, pero es mejor que esto. — siseo Hester
— No tienen idea de lo que ha cambiado la escuela. — en eso Mich nos pasó los horarios
Aunque parecía que sería una escuela en donde las chicas se empoderaran, no era del todo así. Principalmente, buscaba asesinar a los príncipes y romper radicalmente los canones que se les otorgaba a las chicas.
— Yo no soy de las que idolatran a los chicos, pueden ser muy molestosos, pero sin ellos, los cuentos perderían un poco del sentido.
— No siempre queremos a los chicos, pero se necesitan, para un balance - expreso Mich - Y eso dímelo a mí, hasta yo lo sé
— ¿Y por qué las profesoras están de acuerdo con esto?
— No quieren que le pase lo mismo que a la princesa Uma, la profesora de Cuidado de animales. Quisieron cambiar su clase a Caza de Animales para mostrar que las chicas no necesitan la ayuda de nadie y no acepto. La desalojaron al bosque. — explico Anadil
— Pero ahí están los asesinos
— ¿Creen que eso es malo? Nosotras las Nuncas, que no usábamos prácticamente el baño, preferimos quedarnos aquí en vez de ir a clases. ¿Quieren que Sophie sobreviva? ¿Quieren evitar una guerra? Entonces vayan a besar a sus príncipes, háganlo lo más pronto.
Iba a responder, pero se oyó un sonido detrás de una de las puertas.
— ¿Ya puedo salir? - pregunto una voz
— No.
— Vivi, Agatha, ¿puedo salir?
— Hola Dot - suspiré
De ahí salió Dot, cambiada un poco físicamente.
— Solo están celosas de que a todas les caigo bien la Decana - comento ella
— ¿Bien?, una de nuestras profesoras nos enseñó en secreto como hechizar nuestro uniforme para que nos diera viruela y faltar a clases. Las chicas no pararon de gritar por dos días, la Decana al final se rindió.
— ¿Cómo pudo simplemente hacerse cargo de las cosas?
— Cuando ustedes desaparecieron las cosas estaban terribles. Sobre todo, después que el príncipe más deseado de la escuela perdiera a su princesa por una bruja calva y sin dientes, que puede ser su amiga, pero cómo lo retrato el Cuentista, parecía, más bien, el odio definitivo a los hombres, que ya no hacían falta. De repente, los chicos nos declararon la guerra y la Decana empeoró las cosas.
— Pero ¿de dónde vino?, es hermana del profesor Sader. Vi, ¿tú sabías algo?
— No, nunca menciono mucho de su familia y menos de una hermana.
— Solo sabemos que en la noche que las escuelas se convirtieron para Chicos y Chicas, ella ya estaba en su oficina. Ahora la única posibilidad de la paz es que besen a sus príncipes porque no hay posibilidad de oponerse a la Decana - insistió Hester.
No sabíamos qué hacer. No queríamos dejar a Sophie, solo había deseado estar todos juntos, poder estar aquí de nuevo, cómo antes...
— ¿Cómo pude malograr todo?
— ¿Cómo lo arruinamos? - suspiro Agatha - Solo tenemos que buscar la manera en la que Sophie nos perdone.
— ¿Perdonarlas? Hablamos de Sophie, que por pensar que conspiraron contra ella por el amor de Tedros destruyo toda una escuela, asesino a varios seres mágicos, provoco una guerra entre los estudiantes y casi destruye nuestro mundo. Aunque no quiera, ella siempre será una bruja.
— Es nuestra amiga, ella es buena, nadie puede ser totalmente bueno o malo.
— Sí, bueno, ahora comprobamos eso con su deseo un poco egoísta. Lo único que tienen que hacer es ver a sus príncipes.
— ¿Y si queremos volver a casa con Sophie?
— Entonces las ayudaremos - sonrió Mich
— ¿En qué momento se volvieron tan amigas?
— Digamos que podemos tener cosas en común - suspiro Anadil
En eso vino una mariposa azul, Hester rápidamente la mato, pero Aggie grito asustada. Las cuatro contaron hasta 5 para que llegara la Decana.
— Ahí están, queridas. Las clases comenzarán dentro de poco, vayan a cambiarse. Y señoritas, la destrucción de bienes es una característica más bien masculina. Les sugiero a aprender de sus compañeras, a comportarse como mujeres - dijo la Decana, a lo que la mire un poco extrañada
Caí en cuenta. Las mariposas azules, la Decana las controlaba.
Ella nos estuvo escuchando siempre.
Antes de irnos, vi a Hester diciendo «Esta noche».
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