Las fiestas de té de la familia imperial eran algo a lo que las jóvenes debutantes anhelaban ir.

Elena no había debutado aun, mucho menos la princesa Beatrice, pero sus fiestas eran siempre las mejores.

Al ingresar al palacio se cruzo con muchos nobles que la saludaban solemnemente, sabía que veían en ella a la difunta, no le molestaba, pero llegaba a ser tedioso.

—Lady Loferam - Elena se detuvo, aquella voz rasposa pertenecia a la del emperador, por algún motivo le dio asco.

—Elena Loferam saluda a su majestad  -se reverencio.

—Sin formalidades querida, ¿estas aquí oír la princesa?

—Si majestad  - El emperador pareció sonreír, Elena sintió miedo, su sonrisa era siniestra.

—Me gustaría verte seguido querida... con Beatrice  - Elena sonrió nerviosa.

—Majestad  - una tercera voz les interrumpió, Elena agradecia a aquella persona —Lady Loferam.

—Oh eres tu. - era el duque Ploen, Elena sonrió internamente.

—Me despido de ambos - hizo una corta reverencia y salió casi corriendo de ahí.

La fiesta de té fue algo animada, la hija del duque Ploen se les había unido y todas se habían acoplado muy bien.

—Elena, ¿no es inquietante el parecido entre tu y Jubel? - Elena sonrió.

—Ciertamente es extraño -contestó ante lo dicho por la princesa.

—Dicen que hay siete rostros parecidos en el mundo - Lady Arlo comentó —Pero su parecido es terrible, dicen que la difunta emperatriz también era idéntica a Lady Elena.

—Lo era, en casa hay cuadros de ella, es como verme en un espejo, incluso los nombres son iguales.

—Eso demuestra el profundo amor que se tenían como hermanos el marquez y la emperatriz  - Jubelian contestó.

—Eso era así.  - contesto Elena.

Jubelian se observo en el espejo y sonrió, era divertido todo, pero preocupante, Elena y ella eran como dos gotas de agua, y le intrigaba saber sobre los retratos de la difunta emperatriz.

—¿En qué piensas? -la voz de Maximilliam la saco de sus pensamientos.

—¿Conociste a la difunta emperatriz?

—Mi madre fue una concubina antes de ser emperatriz, pero no logré conocerla, pero escuché que era la persona más amable del imperio, el emperador apago su brillo e incluso rumores dicen que la actual emperatriz se encargo de ella.

—Es triste.

—¿Por qué preguntas por ella?

—Conocí a Lady Elena, todos hablan sobre nuestro parecido  - Max asintió. —En fin, debo prepararme para la fiesta de té en casa.

Elena observo las telas con atención, colores hermosos y todo tipo de texturas, su padre se había esforzado por hacerla la debutante más hermosa del imperio y eso le alegraba.

—Eres la flor más bella del imperio. - comentó el marquez —Mereces lo mejor.

—Padre, hay algo que me preocupa  -dijo ella alejándose de los hermosos vestidos.

—¿Qué es? Dime y lo resolveremos.

—El emperador, lo encontré el otro día de camino a la fiesta de la princesa Liche, dijo que le gustaba que llegara al palacio...

—Maldito anciano decrépito, no le basto con matar a mi hermana, ahora anda detrás de ti - se podía notar el enojo en su padre —Descuida, me haré cargo de eso, no pondrá sus garras en ti, no dejaré que pase lo mismo. -Elena se acercó y lo abrazo.

Sabía que su tía había sufrido mucho al lado del emperador, la mujer más hermosa del imperio falleció siendo un cuerpo puro huesos, al morir estaba delgada a más no poder y su hermoso rostro había perdido todo brillo.
Su padre había sufrido en grande con su pérdida, eran unidos y se amaban, pero el se tuvo que ir a la guerra y dejó a su hermana sola a merced de la esposa de su padre.

—Olvidemos a ese anciano. - su hermano se acercó  —Elena merece el mejor debut, faltan meses pero son meses de mucho trabajo.

—¿Quien bailará contigo? - Elena los miro, ambos se señalaban con desinterés, ella sonrió.

—No les diré, ambos practiquen y que gane el mejor.

—Entonces alguien resultará con una pierna rota - el marquez miro de forma amenazante a su hijo, él también le miró.

—Son unos niños en cuerpos viejos.

—¡Vieja tu! - soltaron ambos, Elena soltó a reír más, definitivamente amaba a su familia.

Regis observo el ambiente y soltó un suspiro, había salvado a Lady Elena del emperador, pero sabía que su interés se volvía fuerte día con día, sabía cuánto había torturado Darius a Elena, y se arrepentía, se sentía culpable de haberla abandonado a meses de casarse.

—Cada que Lady Elena venga al palacio informa me, debemos de evitar que ocurra lo mismo.

Recordó el cadáver de su difunta prometida, recordaba a Elena con una sonrisa brillante y ojos de añoranza, Elena lo amaba, lo amaba mucho y le había roto el corazón.

Cuando vio su cuerpo sintió escalofríos, estaba en los huesos y su sonrisa se había apagado, su rostro era irreconocible, sintió tanta pena e impotencia, le había causado un daño.

Pero el amaba a Amelia, la amo tanto que también la acabo perdiendo, pero Amelia le había dejado a su hermosa Jubelian, en cambio Elena había partido de este mundo sin dejarle algún recuerdo.

Hasta que vio a su joven sobrina, desde que la vio se prometió a protegerla, no la dejaría sola y menos permitirá que acabase en brazos de Darius, esta vez no dejaría morir a Elena.

Elena observo la noche, las estrellas no brillaban y en cambio llovía terriblemente, esa noche su corazón le hizo sentir tristeza, por algún motivo lloraba, lloraba sin saber por que, o por quien, ¿por que sentía dolor? Quería sus recuerdos para saber que había pasado antes de regresar.

¿Por qué tomó ese cuerpo? No sabia y quería saberlo, le dolía pasar sus noches añorando algo y llorando por algo que no recordaba.

—¿Qué hiciste antes de morir para arrepentirte tanto? - tocó su pecho varias veces y negó, no tenía respuestas, no las tendría a menos que ella sola las buscara.

¿Pero en donde iba a buscar? Era un cuerpo con un alma nueva o ¿una alma con un cuerpo nuevo?

Era Elena Loferam o ¿era otra persona?

Tantas preguntas sin respuestas y tanto dolor sin consuelo.

Luego de dos meses regrese.

El emperador ronda a nuestra querida Elena ¿que creen que pase?

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