✦[07]✦
𝑃𝑒𝑟𝑠𝑝𝑒𝑐𝑡𝑖𝑣𝑎 𝑇𝑎𝑒.
Veía a mí precioso Omega divagar por todo el campo, no dude ni un segundo traerlo aquí, un lugar tranquilo, pacífico dónde algo que lo representaba tan bien, cuando lo ví en aquella casa, tan vulnerable y siendo humillado por las porquerías de sus hermanos Alfas, sentí que debía hacer algo, con pasos de semanas iba a visitar al miserable de su padre para conocer el campo y como podía rescatar a mi muñequito.
Por suerte, Dak-Ho metió la pata, ya que se endeudó lo suficiente conmigo, entonces pidió clemencia y con farsa acepté, le pedí que me diera a Jungkook a cambió de su vida y con el miedo profundo que me tenía lo hizo, antes de darle fin a un ser miserable como él, tuve que poner a salvo a mi muñequito, por eso mandé a Soohun para ello. Pero el muy hijo de perra se tenía que enamorar de Mi Omega.
Me dí cuenta, ya que siempre trataba de escabullirse de sus encargos para ir a mi casa, mi plan era mantenerlo lo más lejos de Jungkook, por ende él quedaba solo todo el día, fueron tres meses lejos de mi muñequito, pero tenía que hacer desaparecer a su "padre" y hacer más dinero para darle todo lo que necesite, quiero vivir muchos años con él y nuestra familia sin escasez de nada.
Mi teléfono vibró y atendí.
―¿Que?.―Espete con fastidio.
―Señor, su padre está en su oficina, pide verlo de inmediato.―Voltee los ojos.
―Dile que llegó en dos horas.―Sin importarme colgué.
Desgraciado viejo, solo a él se le ocurre joderme el día y la existencia, me levanté del suelo y caminé hacia mi precioso, mi lobo estaba tan fastidioso rasgando por salir, el ya quería ponerle las garras encima a su Omega, pero claro no le dejaba tomar el dominio.
Lo abracé por detrás y enterré mi nariz en su cuello donde sale su dulce olor embriagante, el se estremeció, pero su cuerpo estaba tan relajado junto al mío.
―¿Ya tienes hambre?.―Pregunte besando su mejilla y el asintió sonriendo.―Muy bien, te llevaré a comer algo rico.
Lo llevé de la mano hasta los autos aparcados, de inmediato mis hombres se levantaron y le hice una señal, todos asintieron y mi grupo de confianza subió a la camioneta y otro abrió la puerta, ayudé a mi muñequito a entrar y seguido lo hice yo.
Una vez su cinturón puesto el auto se puso en marcha.
―¿Te gustó el campo?.―Lo volteé a ver y acaricié su mano.
―Si, es muy hermoso, gracias Alfa.―Su mano hizo las señas y yo sonreí.
―Desde que tu aroma me atacó hace cuatro meses, las flores se volvieron una de mis cosas favoritas, al igual que el sabor de la miel.―Confesé haciéndolo ruborizar.
―Me hace feliz que le guste mi aroma, también me gusta mucho el suyo, Alfa.―La dulzura de sus palabras me derretía.
―Que bueno que también te gusta mi olor, porque lo tendrás siempre encima de ti.―Bese su mejilla y él se encogió de vergüenza.
𝐶𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑎𝑟𝑎...
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