Capítulo 30
Siempre se negaba a perder el control. La mayor parte de sus años había logrado hacerse uno con su lobo, ambos habían aprendido a compartir el cuerpo y aportar sus fortalezas en cantidades proporcionales, él con la lógica y cordura y su parte animal con sus sentidos e instinto.
Y una vez más habían encontrado algo en lo que coincidían totalmente. El único ser que era capaz de enloquecerlos era Min Yoongi. El lindo omega pelimenta que creía que él, como alfa, tenía el control de lo que pasaba entre ellos, cuando lo cierto era totalmente lo opuesto.
En ese momento, observando nuevamente como las gotas de agua serpenteaban desde los cabellos color menta hasta la piel pálida, se dio cuenta de por qué esa vez era diferente. Habían comenzado a tener duchas juntos casi desde el inicio de su relación, en cada una de esa veces el bienestar y la tranquilidad de su bajito omega fueron prioridad, su cuerpo y su lobo lo entendían a la perfección y nunca mostraron deseo.
Pero ahora Yoongi había dejado claro que es lo que quería, lo que realmente quería. Sus manos no perdieron tiempo en explorar la piel dejando muy claras sus intenciones de poseer, apretaba entre sus dedos las ligeras curvas que formaban el cuerpo del mayor y lamió con devoción la blanca suavidad del esbelto cuello y los estrechos hombros.
Con el aroma natural de su lindo omega libre del molesto neutralizador, su cuerpo rápidamente había respondido, su temperatura definitivamente había aumentado y su piel picaba y rogaba estar pegada a la contraria como si el celo lo estuviera atacando a él directamente.
Su erección no iba a ceder tampoco.
No tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba en ese estado, pero sabía que no iba a desaparecer hasta que su omega estuviera envuelto alrededor de su nudo. Pero antes tenía que amar ese cuerpo como era debido.
Con un gruñido bajo desde el fondo de su garganta, acomodo el cuerpo más bajito hasta que la espalda pequeña quedó totalmente pegada a los fríos azulejos y se hincó de inmediato frente a él quedando a la altura de su vientre. Enterró su nariz en ese lugar único y especial que seguía teniendo la esencia intacta del mayor, no la que ahora desprendía por el lazo que compartían.
Le gustaba que los aromas de ambos se mezclaran gracias a la marca de unión que portaba Yoongi, pero eso no impedía que disfrutara de oler la esencia que lo atrajo en primer lugar. El vientre de su omega era el lugar ideal para ello.
Paseó su nariz por el invisible camino que había debajo del ombligo y lo llevaba de un lado a otro mientras dejaba que sus manos delinearan y apretaran los muslos y las caderas. Trataba de hacer que fuera todo tranquilo para su lindo hyung, no quería apresurarse ni ceder ante la desesperación que ya saturaba su cuerpo, solo que su hyung no quería tranquilidad y eso lo demostró con sus siguientes palabras.
— No hagas eso.. no te contengas por mi. Quiero saber... como es realmente, como se siente.
Nuevamente condujo sus acciones como si las palabras temblorosas de Yoongi hubieran sido una orden. Sus dedos se apretaron más firmemente en los laterales de las caderas para evitar que se pudieran mover cuando su lengua dio la primera lamida a lo largo de la intimidad del mayor.
Delineo la vena gruesa que corría a lo largo de la parte inferior de la erección de su omega, rodeo con la punta de su lengua la cabeza y finalmente succiono la pequeña perla de pre-semen que brillaba al final de la uretra.
Yoongi solo tuvo tiempo para jadear y apretar los largos y delgados dedos en la piel húmeda de sus hombros antes de que él volviera a repetir la acción, esta vez finalizando con su cavidad bucal llena de la mitad del bonito pene de su lindo pelimenta.
Movió su cabeza con movimientos hacia atrás y hacia adelante lo suficientemente cortos como para estimular que el lubricante natural del mayor saliera y añadiera su dulce aroma al cóctel de olores que inundaba el cuarto de baño.
Realmente tuvo que detenerse unos segundos cuando su nariz captó esa deliciosa esencia, su cabeza sufrió un pequeño mareo que lo abrumó y su corazón latiendo frenético simplemente no ayudó. Se sentía tan bien, tan perfecto tener a su lindo Yoongi entregándose a sus caricias, a su cuidado. A él.
Su lobo y su persona estaban lidiando con tantas emociones que llenaban su alma de felicidad, si era un poco abrumador pero a la vez se sentía tan correcto y perfecto que no podía recordar, ni imaginarse, que alguna vez hubiera sido más feliz.
Con su lujuria acompañando sus movimientos, volvió a tomar la erección del mayor entre sus labios y comenzó a llenar sus dedos de la humedad cálida que se comenzaba a deslizar por la cara interna de los hermosos muslos blanquecinos.
No se contuvo mucho tiempo de acariciar la apretada entrada que parecía palpitar bajo su toque, pronto tuvo a su omega lloriqueando lindamente cuando su cuerpo se llenó de espasmos placenteros que anunciaban su primer orgasmo.
Aumentó el ritmo con el que sus dedos se deslizaban entre el aterciopelado interior y ahueco sus mejillas para que la succión se sintiera aún más en la dura erección que se volvía más sensible con cada roce de su lengua.
— Mmmghh.. Jung-mmgh~
De no haber estado con sus labios envueltos alrededor de la intimidad de Yoongi, habría sonreído al escuchar como su voz se volvió más aguda, como su respiración se descontroló y como los dedos largos jalaban los cabellos de su nuca en un intento de alejarlo unos segundos de su erección y su inminente culminación.
Pero no se permitió alejarse ni un centímetro de donde estaba y lo que estaba haciendo. Utilizó su mano para colocar la pierna izquierda del mayor encima de su hombro derecho y adentro un tercer dedo con el propósito de acariciar el punto dulce que se encontraba en el interior de su omega.
Sincronizó el movimiento que su boca realizaba en la erección de su pelimenta, con el ritmo con el que sus dígitos acariciaban el conjunto de nervios que causaban que los gemidos agudos de Yoongi llenarán aún más el cuarto de baño. Fue aumentando la velocidad más rápido de lo que tenía planeado y pronto sintió los calientes hilos de semen golpeando el inicio de su garganta.
— Ahhh~
Siguió moviendo las yemas de sus dedos a un ritmo perezoso sobre la próstata de Yoongi, ayudándolo a que su orgasmo se mantuviera por varios segundos mas y limpio muy bien con su lengua cada gota de la blanquecina esencia que pudiera haber escapado por las comisuras de su boca. Cuando su trabajo estuvo realizado, tuvo que sostener el delgado cuerpo de su omega antes de que sus piernas fallaran, acarició los cabellos color menta fuera de la frente que comenzó a besar y dejó que su mano libre repartiera suaves caricias en la piel de la estrecha espalda.
Los metió a ambos debajo del agua nuevamente y los enjuagó a ambos tan bien como pudo con un solo brazo disponible. En el momento que quiso alejar un poco a su lindo hyung para envolverlo en una de las mullidas toallas este se rehusó y apretó el agarre alrededor de su cintura, así que termino envolviendolos a ambos en dos toallas y se dirigió de esa manera hasta su habitación.
La calefacción estaba encendida por lo que no le preocupó el clima frío de mediados de octubre y los liberó a ambos de las telas absorbentes para poder quitar de mejor manera el agua que aún se deslizaba por sus pieles.
Fue una tarea difícil cuando su lindo hyung no quería alejarse del abrazo y solo se mantenía con su cara escondida debajo de su mentón. Maniobró de varias maneras intentando secar bien los cabellos color menta o el pecho de piel blanca, pero ninguna de esas maneras fue efectiva y su omega seguía tan pegado a él como cuando salieron de la ducha.
— Mi Gatito-hyung, necesito secarte.
— No.
La voz baja y grave de su pelimenta sonaba amortiguada por la manera en que su cara se escondía en la curva de su cuello, también se escuchaba un poco mimada como si se tratara de un pequeño haciendo berrinche. Eso instaló una enorme sonrisa en su rostro.
— Si, o no podremos recostarnos en nuestra cama.
— Me quiero quedar así.
— Pero si nos quedamos así, no podré hacerte el amor.
Hubo un par de segundos de silencio antes de que el aroma a excitación de su omega llenará la recamara. El mayor se separó lentamente y solo unos pocos centímetros, los ojos gatunos esquivaban su mirada y se posaron en algún punto de su hombro, donde había estado segundos antes escondido.
Con la sonrisa aun estirando sus labios, terminó su tarea de quitar la humedad de la blanca piel y los cabellos menta, incluso de la renovada semi-erección que se mostraba en la entrepierna del mayor.
Su pene aun punzaba, estaba duramente erecto y necesitado de liberarse, de ser envuelto en la misma calidez que sus dedos habían disfrutado, pero eso no impedía que siguiera repartiendo lentas caricias en la piel suave que estaba a su alcance y besos pausados en a lo largo del cuello esbelto.
— Ju-Jungkook..
Su nombre siendo suspirado de esa manera y los casi imperceptibles temblores que recorrían el cuerpo del más bajito, le indicaron lo mucho que ambos necesitaban unir sus cuerpos de la manera más intima que podían después de haber unido sus almas.
Pudo sentir como el lazo que compartían se llenaba de anticipación y un poco de nerviosismo, de un poco de miedo y también confianza, al mismo tiempo que los pequeños ojos lo miraban fijamente con anhelo en ellos.
Comenzó a mover sus pasos hacia adelante, causando que Yoongi retrocediera con dirección a la cama que los esperaba y donde amaría cada centímetro del cuerpo de su omega. Ya no había ninguna molesta prenda entre ellos y se había encargado de preparar cuidadosamente al mayor para que lo recibiera, lo único que faltaba era hacer a un lado el grueso edredón que cubría su cama y recostar lentamente el cuerpo delgado.
Acomodo a su lindo pelimenta en el centro de la cama y amoldo su cuerpo encima hasta que ningún espacio era dejado entre ellos, después de asegurarse de tomar un condón de la mesita de noche. Había preparado tanto supresores como condones y calmantes alfa antes de saber la decisión que tomaría Yoongi, no quería que pasara lo mismo que en su descuidada primera vez y definitivamente no quería que el lobo que reside en el interior del mayor volviera a pasar por la angustia de estar o no a la espera de un cachorro. Por lo menos no en ese momento donde aún tenía algunas inseguridades que eliminar de la mente de su omega.
Se aseguro de besar muy bien la piel sensible del cuello y los hombros, así como las mejillas sonrojadas y los labios rosas, hizo movimientos ligeros con su cadera para asegurarse de atender la necesidad de roce que ambas erecciones parecían tener y fue recompensado con el dulce aroma del lubricante natural de Yoongi llenando sus fosas nasales.
— Jungkook.. y-ya..
— Mi lindo y desesperado Gatito-hyung. — Sus palabras salieron con total adoración para el ser que se retorcía debajo de su toque.
Se alejó lo suficiente como para acomodar de manera correcta el condón sobre su punzante erección y volvió a pegar ambas pieles tan pronto como le fue posible, no quería estar ni un segundo separado del calor corporal que emitía la suave piel.
Una de sus manos se deslizó en medio de las dos anatomías pegadas para tomar la base de su miembro y dirigirlo hacia la entrada de su omega, dejo que la otra mano se entrelazara con los dedos largos y delgados en el momento en que comenzó a invadir el anillo de músculos húmedos que se contornearon contra su sensible erección.
Aunque le hubiera gustado ver la reacción de Yoongi en ese momento, le fue imposible cuando sus ojos rodaron hacia el interior, sus párpados cayeron al mismo tiempo que avanzaba lentamente en la húmeda entrada que lo apretaba tan deliciosamente.
Cuando su pelvis logró encontrarse con la contraria abrió los ojos para admirar como el placer transformaba los lindos rasgos de su pelimenta. Ver nuevamente esa faceta vulnerable en su omega fue más increíble de lo que su mente había creado en más de una ocasión, perfecto era la palabra que más se acercaba a describir lo especial que era esa unión con Yoongi.
— Yoongi-hyung, eres hermoso.
Los ojitos gatunos se nublaron rápidamente con lágrimas, sintió en su pecho las emociones de felicidad que se instalaron en el corazón de su omega y su alma se sintió completa cuando su otra mitad se instaló a su lado.
La primera de las lágrimas se derramó hasta ir a parar en el nacimiento de los cabellos color menta, él simplemente se abrazó con fuerza al cuerpo más pequeño y enterró su nariz justo encima de la marca que los unía.
Su primera embestida erizo ambas pieles, pudo sentirlo por lo juntas que se encontraban una de la otra. La segunda embestida envió un cosquilleo que recorrió el interior de su cuerpo y lo hizo apretar sus dientes. La tercera embestida fue el inicio de las demás.
El ritmo de sus movimientos simplemente no fue dirigido por él, si no por los agudos gemidos de placer que el mayor dejaba en su oído derecho y las uñas de punta roma que se aferraban a la piel de su espalda.
El cosquilleo formándose en su vientre bajo ya era un poco imposible de retener, su cuerpo había pasado mucho tiempo en estado de excitación desde que comenzaron en la ducha y ahora su miembro simplemente necesitaba liberarse y anclarse en el cuerpo estrecho por medio del nudo. Casi lo estaba exigiendo.
Se ayudó de sus rodillas contra el colchón para aumentar aún más la facilidad con la que entraba en el cuerpo de su pelimenta, dejó que la rapidez con la que se movían sus caderas se descontrolara y se deleito con los gemidos que se volvieron más altos y las contracciones que apretaron aún más fuerte su erección.
Su clímax lo invadió inevitablemente y su mandíbula se trabo cuando sus colmillos alargados atravesaron la piel rugosa donde estaba su marca anterior, eso era lo que al parecer necesitaba su lindo omega para liberar su orgasmo porque, junto a su culminación llenando el latex del condon, las hebras de semen que pertenecían al mayor llenaron tanta piel como les fue posible con sus cuerpos estando tan juntos.
La sensación de sus almas conociéndose una vez más invadió su mente y le mostró más recuerdos dispersos sobre lo que había sido la vida de su hyung antes de llegar a sus brazos.
El reflejo en un espejo de un regordete y sonriente niño pelinegro que era cargado por un señor mayor... Una hermosa mujer con rasgos idénticos a los de su omega tomada del brazo de un hombre joven, después de otro diferente y otro más... Jin y Namjoon sonriendo y abrazándolo... Un edificio sin amueblar que reconoció como el actual restaurante...
Fueron cortos y aleatorios momentos que se sintieron como si se uniera aún más al pasado del mayor y con una promesa no dicha de que formaría parte del futuro aún no escrito.
Limpió con cuidado la herida nuevamente abierta y repartió besos en los suaves labios para ayudar a que su lindo pelimenta regresara de la bruma que lo envolvía por su anterior liberación. Aún no podía apartarse y limpiarlo y no podría hacerlo en bastantes minutos más, por ello se dedicó a arrullar al adormilado ser entre sus brazos que comenzó a esforzarse por decir algo.
— Jungkook...
— ¿Qué sucede mi Gatito-hyung?
— ... No me dejes.
— No lo haré.
— Se siente bien.. pertenecerte...
— Entonces se mio, hyung.
— Si.. tuyo...
— Mio.
Sello esa promesa con un beso lento que los arrastró a ambos a su esperado sueño profundo.
Eso es todo de mi parte, les deseo una linda semanita Makis 💜
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