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𝒀𝒖𝒏𝒐 𝑸𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆 𝑼𝒏𝒂 𝑪𝒊𝒕𝒂

Yuno estaba muy tranquilo, demasiado tranquilo acostado en el pasto ignorando todo a su al rededor, ni siquiera su molesta hada lograba hacer que reaccionará, estaba tan tranquilo y relajado que salió un suspiro, un suspiro que venía con un nombre.

Asta—una pequeña sonrisa se formo en su rostro mientras seguía mirando al cielo, las nubes se miraban hermosas, <<como los ojos de Asta>> pensó, aunque los ojos de el enano eran verdes, detalles.

Su pequeña hada dio un bufido, preguntando que tenía de especial ese tal Asta que no tuviera ella <<bueno él es hombre, es fuerte y... es cercano a Yuno>> pensó con un suspiro de derrota, se cruzo de brazos y se sento en el pasto.

—Deberías ir a buscarlo, ambos tienen día de descanso hoy, podrían salir a comer—propuso el pequeño bicho verde mirando a Yuno con aburrimiento.

Yuno la miró, con un una mirada muy seria y se levantó del pasto de un salto y dijo: —A veces puedes decir cosas que si valen la pena escuchar—

La hada le empezó a gritar que ella siempre decía cosas importantes y muy interesantes, pero lastimosamente, Yuno volvió a ignorarla.

Estaba buscando al chico de cabello gris por la ciudad, ya que había oído de Mimosa que hoy Asta y Yami irían a ver al Rey Mago. A veces hubiera deseado ir con los Toros Negros para estar más cerca de Asta, maldita sea su suerte de haber sido el primero en escoger.

—CAPITAN YAMI, QUIERO COMER, COMER, COMER—

¿Quién no sabría que el único que grita de esa manera es el enano hiperactivo? Rápidamente se acerco al lugar en donde provenían esos gritos. Asta estaba en el suelo luego de que Yami le haya dado un golpe en la cabeza. Yuno se río, su Asta se miraba muy divertido.

—Hola, Asta—habló al chico que estaba en el suelo, este levanto su cabeza y sus ojos brillaron.

—¡YUNO! ¡Capitán Yami, Yuno está aquí!—grito con entusiasmo.

—Sí, sí niño, no soy ciego—dijo con su tono sarcástico.

—Buenas tardes, capitán Yami—mayormente saludo por educación, su atención estaba completamente en el chico que le hablaba sobre lo que habían hecho ese día.

—Hola muchacho, ¿me harías el favor de llevarte a este animal a otra parte? Ya no soporto sus gritos, gracias—levantó fácilmente al enano y se lo tiro encima al de ojos ámbar.

—¡Capitán Yami, no haga esas cosas!—reprochó Asta agarrándose del cuello de Yuno para no caer.

Yo lo mantendré ocupado, no se preocupe—dijo de manera tranquila sosteniendo al chico de la cintura. <<No voy a desaprovechar una oportunidad como esta. ¡Capitán Yami, muchas gracias!>> Puede que su rostro inexpresivo no diga nada, pero su mente es todo un desastre en este momento.

— -no... Yuno... ¡Yuno!—Grito Asta cerca de su oído, Asta debía aprender a controlar sus gritos, le dolía el oído ahora.

¿Qué quieres?—le habló en tono neutro.

¿Puedes soltarme? El capitán Yami ya se fue—habló intentando salir del agarre que el pelinegro tenía en su cintura, ¿por qué Yuno no lo soltaba?

Ah, sí—soltó la cintura del más bajo y este se paro en el suelo.

—¡Yuno vamos a comer!—otra vez con sus gritos del demonio, aunque no iba a negar que eran muy tiernos para él, así que tampoco es que se cansara de ellos.

Eres imposible, ¿qué quiere comer?—empezó a caminar mientras era seguido por un energético Asta que le dice varios tipos de comida, Charmy había educado bien al joven caballero.

Llegaron al lugar en donde trabajaba la chica pelirroja que no recordaba el nombre, no era relevante, así que lo ignoro sin darle mayor importancia.

Asta ordenó lo que quería para comer al igual que Yuno, la pelirroja los atendió y le presto mucha atención al peligris, demasiada atención según Yuno ¿Quién se creía esa chica para acercase así a su chico? Por fin había conseguido estar a solas con él y tener una cita... espera ¿¡estaban en una cita!? Pero no puedo ser, Asta no le dijo nada y solo vinieron a comer a si que no era una cita... aunque podría tomarla como una.

Miro mal a la chica pelirroja para que se alejará de su enano, solo él podía acercarse lo sufiente para invadir su espacio personal. Asta lo miró confundido.

–¿Pasa algo Yuno? Te ves enojado–Asta tenía una cara algo preocupada, ignoró por completo a la chica pelirroja y centro su atención en el pelinegro.

Yuno se sonrojo un poco y miró para otro lado: –no pasa nada, no te preocupes–dijo mirando su plato de comida y dándole un bocado.

La pelirroja al ver que perdió la atención del cabello cenizo, se retiro para servir a otras mesas. Una pequeña sonrisa asomo por los labios de Yuno y Asta no puedo estar más que feliz al verlo sonreír.

–Debes sonreír más, me gusta tu sonrisa–se río un poco cerrando sus ojos y cuando los abrió pudo ver un sonrojo más potente en el rostro del contrarío ¡Se miraba extremadamente lindo! Tanto que no pudo evitar levantar su mano y acariciar la mejilla derecha de Yuno.

¿Ese era el cielo? ¿Por qué Asta le acaricia la mejilla? ¿Por qué siente su rostro tan caliente? Se sobresalto cuando la mano se quito de cara y bajo la mirada. ¡Se supone que él no tiene que reaccionar así! ¡Él tiene que ser frió y cortante con todos! Menos con Asta, con Asta siempre había excepciones. Dios, ese chico si que le traía mal para hacerlo reaccionar de esa manera.

Ambos se miraron por varios segundos, hasta que el de ojos verdes le sonrió y volvió a terminar su comida. Yuno le siguió, ambos acabaron de comer y se marcharon de ahí sin siquiera despedirse de la pelirroja; cabe decir que Yuno estaba muy feliz por eso.

Caminaron por la ciudad en silencio, lo cual se le hizo muy raro a Yuno, giro su cabeza para ver al chico pequeño y saber que pasaba.

–¿Asta?–preguntó suave pero su rostro era serio.

–Yuno... ¿te gusta alguien?–respondió con otra pregunta, Yuno lo miró con el ceño fruncido y confundido.

–¿Por qué quieres saber eso?–él en serio se preguntaba si había sido tan obvio, él nunca fue obvio llevaba años enamorado del ojos verdes y este nunca lo noto.

–Me gustaría considerar esto como una cita–dijo sin más el otro tomando las manos del más alto, no apartaba su miraba, se podía ver la determinación y el anhelo en sus ojos.

–¿Qué?–el rostro de Yuno se disfiguro en una expresión de asombro, sus ojos brillaron y una pequeña sonrisa se poso en sus pequeño labios.

Quiero que esto sea una cita contigo Yuno, me gustas–se confesó Asta, el chico que amaba desde hace años, el chico al cual admiraba y pensaba que nunca tendría oportunidad; se le había declarado.

–T-tu me... y-yo te–estaba soñando, no podía ser cierto y la prueba era que había tartamudeado ¡él nunca había tartamudeado!

Asta solto una pequeña risa, y se acerco más al pelinegro que estaba muy nervioso, por suerte Asta los había llevado a un lugar donde no había gente y él ni cuenta se había dado, el de pelo gris acaricio la mejilla derecha del contrarío y poco a poco se fue extendiendo un adorable sonrojó.

–¿Estoy soñando?–preguntó en un susurro Yuno bajando la cabeza.

Claro no imbecil, te estoy declarando mis sentimientos y ni siquiera me has respondido–susurró de vuela el de ojos verdes dándole una hermosa sonrisa al otro.

–Creo que es obvio que también me gustas–respondió con una pequeña risa.

Yuno quería una cita con Asta, por suerte no solo obtuvo una cita con el chico que le gusta, sino también una linda confesión.







Nota*

¡Hola! Este es mi primer one-shot yaoi de BlackClover, espero lo hayan disfrutado. Si hay algún error ortográfico por favor avísenme y lo corrijo.

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