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Hyori deseaba que el lunes llegara rápido.

Era domingo y no veía a Eunyeong desde el jueves ya que la alfa había entrado en celo. 

Según lo que ella le había contado, sus celos solían durar dos días, así que ni el jueves ni viernes pudo ir al colegio para estar encerrada en su habitación.

Hyori extrañaba pasar tiempo con ella, y ya quería verla para besarla y abrazarla.

Su fin de semana fue un poco aburrido. 

El sábado fue al cine con Haneul y estuvieron un rato juntas antes de que su amiga se tuviera que ir. En la noche, pasó tiempo en la habitación musical con sus padres y hermanos. Suni, Seokjin y ella tocaban instrumentos y Namjoon y Dakho pintaban mientras se reían.

Amaba esos momentos con su familia.

El domingo, había estado haciendo trabajos para el colegio, mientras se enviaba algunos mensajes con Eunyeong y Haneul. Estuvo casi toda la tarde sola en casa con sus hermanos, ya que Namjoon y Seokjin salieron a hacer algunas comprar e iban a pasar por la casa de sus abuelos, los padres de Seokjin.

Estaba a punto de anochecer, cuando sintió el auto de Namjoon llegar. Los tres se pusieron de pie para ir a saludarlos pero se arrepintieron cuando escucharon a su madre decir malas palabras y tirar la puerta del auto.

Algo estaba mal.

Los tres volvieron a sentarse en el sofá, en silencio para poder escuchar por qué venía tan alterado.

—¡Son mis hijos, no los de ellos! —gritó abriendo la puerta. 

—Sí, amor pero…

—Me enoja mucho. —gritó interrumpiéndolo—Me enoja que Taehyung tenga la lengua tan larga como para contarle a mamá y papá algo que Hyo le confió y me enoja que ellos se crean en el puto derecho de juzgar a mi cachorra por sus gustos. —suspiró, con la voz temblorosa— ¡Me tienen harto!

Los tres se miraron y Hyori sintió como su corazón se aceleraba.

Según lo que había dicho Seokjin, a su tío Taehyung se le había salido decirle a sus abuelos sobre su gusto por los alfas.

Mierda.

—Amor, cálmate y no grites. —escucharon a Namjoon decir— Los monstruos pueden escuchar.

Silencio.

Todos se quedaron en silencio y luego escucharon los sollozos de su Papi que venían desde la entrada.

¿Estaba llorando por su culpa?

Estaba nerviosa y con mucho miedo.

Sin esperar más, se paró del sofá y salió de la sala para ir donde sus padres.

—Hyo. —dijo Namjoon cuando la vió y Seokjin se separo del pecho de su alfa para mirar a su hija.

—Hola, preciosa. —saludó limpiándose las lágrimas.

—Yo… yo escuché lo que dijiste. —susurró mirándose las manos. 

—No es nada de lo que debas preocuparte. —aseguró Namjoon acercándose a ella— Vamos a cenar, podemos pedir pizza.

—No, yo… necesito que me digan que pasó. —miró a Seokjin— Papi está llorando, no puede ser nada si él está llorando, papá.

—Preciosa, son lágrimas de enojo, tus abuelos me dijeron cosas que me hicieron enojar mucho y reaccioné así. —Seokjin también se acercó a ella— No es algo de lo que debas preocuparte.

—Prométeme… No. Júrame, que no estás llorando por mi culpa. —pidió con la voz entrecortada— Papi, júralo.

—Hey, preciosa. —le acarició la mejilla— Te lo juro, nunca podrías hacerme llorar y mucho menos por algo que te gusta. Tu padre y yo hemos sido claros contigo y tus hermanos desde siempre y sabes que los apoyamos en todo, no importa lo que los anticuados de mis padres digan, tú eres mi cachorra y yo decido que está bien para ti o no junto con tu padre, ellos no tienen derecho a opinar en nada de mi familia.

Hyori los miró a ambos, con lágrimas en sus ojos aún.

—No quiero que pelees con mis abuelos por mi culpa, papi yo puedo…

—No puedes nada, Hyo. —interrumpió Seokjin — Tu padre te ama, tus hermanos y tíos de aman, yo te amo y ya, eso es lo que importa. Si tus abuelos quieren enojarse y decir cosas feas que lo hagan, pero mientras no cambien su manera de ver las cosas, no volverán a acercarse a nosotros. No permitiré que insulten y se metan con mi familia.

Hyori finalmente asintió abrazándolo.

—Bien, ¿pedimos la pizza? —preguntó Namjoon cuando se separaron y ellos asintieron.

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—Hey. —saludó Hyori una vez vio a Eunyeong— Te extrañé tanto. —la abrazó pero la sintió tensa— ¿Estás bien?

—No muy bien. —respondió— Tuve un fin de semana horrible con una familia que vino a visitarnos y discutí con ellos.

—Oh, ¿puedo saber por qué?

Eunyeong asintió, sentándose en el pasto e indicándole a la alfa que la imitara.

—Bien, digamos que… —empezó pero se detuvo para pensar mejor las palabras— Bien, sabes que mis padres saben sobre mis preferencias y saben sobre nosotras. —Hyori asintió— Son los únicos de la familia que lo saben, aún no le he dicho a mi hermano porque no creo que sea algo para decir por teléfono. —la alfa asintió de nuevo y tomó una de las manos de la de cabello castaño para que continuara— La cosa es que, este fin de semana vino la madre de mi papá con una de sus hermanas y su familia y supieron que tuve mi celo el jueves y el viernes y empezaron a hacerme comentarios como “deberías conseguir a un omega que te ayude en tus celos, ya estás en edad”, cosas así y tú sabes que me enoja mucho que lo digan. —suspiró— Y, al principio los ignoré, no quise responder pero luego no aguanté más y exploté, me enojé mucho y terminé diciéndoles que no me gustaban los omegas y eso empeoró todo porque me dijeron que estaba enferma, que eso me hacía rara y hasta mi abuela propuso enviarme a uno de esos retiros donde te “convierten” y te “curan” —dijo haciendo comillas con los dedos— Fue el peor fin de semana del mundo y eso me tiene muy enojada y con miedo.

—¿Miedo?

—Sí, es que, yo sé que mis padres me apoyan y todo eso, pero siento que mi abuela sería capaz de manipular a mi papá para que me envíe a uno de esos retiros que ella propuso y me asusta, no quiero perderte y no quiero ir a un lugar de esos. —confesó con la voz un poco quebrada— Tengo miedo, Hyo. Odio que no respeten los gustos de los demás y que tengan la mente tan estúpidamente cerrada.

—Hey, linda —dijo Hyori acercándose para abrazarla— No me vas a perder, eso nunca pasará.

—Puede pasar, Hyo. Si ella convence a mi padre y… Soy una cobarde.

Hyori frunció el ceño.

—Nunca vuelvas a decir eso Eunyeong. —habló un poco fuerte— No eres cobarde. No se es cobarde por amar y expresar nuestros gustos. Eres la persona más valiente que conozco y si tu abuela anticuada no puede ver eso, está muy mal. —le acarició una mejilla— No me vas a perder y sé que tu padre nunca permitiría que te enviaran a un sitio así y, mientras sigas siendo mi novia no voy a permitir que te digas a ti misma cobarde. Amar y sentir no es de cobardes, linda.

Hyori vió como una lágrima bajaba por la mejilla de la alfa y la limpió con su pulgar antes de acercarse y darle un tierno beso en la frente.

—El amor es para los valientes, nunca olvides eso. —susurró antes de besarla.

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—Apestas a nervios. —le dijo Suni a su hermano. 

—Es porque estoy nervioso.

—¿Por?

—Hoy le pediré a Eunji si me dejará ser su novio. —explicó— Solo que, le pedí consejo a papá y me dijo que como aún éramos un poco pequeños, le pidiera ser mi novia y le diera algo para prometerle que en un año o dos quiero cortejarla y estoy asustado.

Suni asintió. 

—Bien, seguro acepta, le gustas mucho a esa niña.

—Eso espero. —susurró— Tú también estás nerviosa.

Suni le frunció en ceño confusa, ¿tan evidente era?

—No lo estoy, que dices.

—Si lo estás. —aseguró— Estás sudando.

Ah, mierda.

—Es solo que hoy en mi curso de música tengo algo importante y tengo miedo.

—A ti nunca te da miedo nada, mentirosa.

—Déjame, Dakho. —dijo irritada— Ya debo irme, adiós.

Salió de su casa para caminar hacía el lugar donde tenía su curso.

La verdad es que si se estaba muriendo de los nervios. En el curso se encontraría con Felix, el alfa que le gustaba y él le había invitado a tomar algo luego de que terminaran. 

Casi se le sale el corazón del pecho cuando le preguntó. Obviamente aceptó y solo le contó a Jungkook y Hoseok, no sabía por qué estaba confiando en ellos dos, pero no le importaba, tenían buenos consejos para calmar sus nervios.

Esperaba que todo saliera bien porque odiaba sentirse nerviosa y asustada de sus sentimientos.

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