
|• 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕: 𝐀𝐤𝐚𝐧𝐞 𝐈𝐬𝐡𝐢𝐤𝐚𝐰𝐚 •|
Capítulo V: Akane Ishikawa.
La Sede era el lugar de reuniones, el cual estaba en un punto dónde todos los reyes podían tardar de uno a dos días. Era un lugar donde podían hablar de nuevas rutas comerciales, de como mejorar aquellas alianzas marítimas, entre otros temas. Aunque estos eran asuntos de vital importancia; había uno que lo era más:
Los asesinatos y secuestros sin resolver.
Habían empezado años atrás, desde el reinado de su padre, el Rey Ging. Comenzó de poco a poco, iniciando con robos a diferentes aldeas, nada que no creyeron poder controlar. Pero, con el paso del tiempo la desaparición de omegas se hizo más presente. Pudieron pararlo por un momento, pero después regresaron con más fuerza.
Desde hace años este era una problema, el tráfico de omegas era algo que cada reino trataba de liquidar, pero era difícil.
Era difícil cambiar la mentalidad que por años ha existido, al menos su padre había podido comenzar con pequeños cambios.
En cada pensamiento de cualquier persona, incluso los viejos concejales de su reino le dijeron que era una misión complicada que ni su propio padre había podido; porque si era difícil, pero no imposible y Gon lograría lo que su madre y padre no hicieron. Quería lograr que todas esas enseñanzas que le dieron se plasmaran en un mundo mejor. En un mundo donde los omegas no se sintieran incómodos al estar con otro alfa, para ser respetados y valorados. El lo lograría. Por su reino, por un mundo mejor para su hijo, para Killua, por sus padres.
Durante su viaje hacia la Sede pensaba en ello una y otra vez, estaba feliz de que de alguna forma sus ideales cambiaban a su reino, no estaba solo. Tenía gente en el castillo que lo apoyaba, tenía a Kurapika y a Mizuki, y tal vez lo más importante: tenía poder; odiaba decir eso porque para Gon el poder era algo que no le importaba o eso era antes. Ahora entendía que el poder ayudaba, en este mundo el poder lo era todo.
- ¿Estás bien? -preguntó el rubio viéndolo curioso.
- Solo pienso en la junta, ¿Crees que está vez si venga la Reina Ishikawa? -preguntó el moreno.
- Bueno, sabes cómo es esa mujer, hace años que no se deja ver -dijo el rubio.
- Lo sé, pero, ¿Acaso no hay ataques haya? -la mirada de Gon era seria - Solo pensaba que en cualquier caso ese reino ya hubiera hablado.
- Estás diciendo... -el rubio se sorprendió un poco.
- No estoy acusando -el joven lo miro y continúo - Solo es extraño.
El viaje se había vuelto más pesado, el Rey Kurta pensaba en aquello que Gon estaba pensando en realidad si era extraño.
El Reino Shiran (1) era diferente, la reina Akane Ishihawa era una mujer con demasiado carácter, una alfa que hacía temer a cualquiera, cuando su reinado había comenzado las puertas del reino se cerraron.
Muy pocos podían entrar, solo era con un permiso firmado por la misma reina, su reino era desconocido, sin embargo, la alianza con el era buena. Aunque ella jamás iba a aquellas juntas, siempre venía una de las princesas o algún viejo concejal, pero nunca ella. La última vez que la vio fue un año después de que a él lo coronarán como Rey.
Un año antes ella había sido coronada, fue ahí que cerraron las puertas.
Después de un día y medio. Llegaron a aquella zona, los sirvientes en este ya habían preparado todo para la llegada de los reyes.
- Buenos días Majestad Meruem -hablo el moreno al ver al serio hombre caminar hacia él junto a su fiel seguidora Neferpitou.
- Buenos días, Majestad, hay un asunto que quisiera hablar con usted antes de comenzar con todos -el rostro serio de aquel hombre le hizo saber que esto era más importante que nada.
Kurapika se quedó solo, mirando que llegara su querido amigo Leorio, sin embargo al ver que no llegaba decidió salir. Este lugar le traía recuerdos tristes, recuerdos de su madre, de su padre, de su tía. Volver aquí era como regresar a hace 16 años, cuando apenas tenía 8 años; la primera vez que piso este lugar, fue cuando su padre le quiso mostrar cómo eran estás juntas que un día él llevaría acabo.
A su padre le encantaba hablar de lo maravilloso que era gobernar un pueblo lleno de paz, poder gobernar alado de su mujer. Le encantaba decirle que cuando él tomara el trono, lo ayudaría, le llevaría por el buen camino.
Jamás pensó y espero que el día en el que lo coronarán como Rey, lo único que lo acompañaría eran dos tumbas con los restos de sus padres.
Sus puños se cerraron con fuerza, fue cuando escucho el gritó de Leorio.
- ¡Majestad! -el grito sonó, dejando ver a un hombre alto, detrás de ellos estaban dos de los viejos concejales más importantes de su reino.
- Me alegro verlos a todos -dijo el rubio con una leve sonrisa.
- Debes de agradecer que todos los preparativos para la boda ya están realizados -dijo el alto con una sonrisa.
El joven sonrió, Leorio era su mejor amigo, un joven doctor beta. Además del mejor doctor de su reino, era su mano derecha, su amigo. Muchas veces cuando ya no sabía que hacer con el reino y quería dejarlo todo quien le ayudaba era él. Se alegraba que estuviera ayudando para su boda con Mizuki. Ambos eran buenos amigos también.
Se quedaron hablando un poco más de todas las cosas que ya se habían resuelto en su hogar y de otras nuevas cosas que salían. Sin esperarlo, el sonido de un tacón bajo se hizo sonar en aquel lugar, Kurapika había pensado que la princesa Shinju había llegado junto a su esposo el principe Taiki. Pero se llevó su sorpresa que al lugar no entro aquella joven princesa.
La presencia de aquella mujer hizo sorprender y temblar a los pocos betas y omegas que se encontraban haciendo los últimos preparativos del lugar.
La Reina Akane Ishikawa, había entrado luciendo un kimono suelto de color rojo, que hacía que sus ojos marrones resaltarán, su piel tersa de un color pálido, con esos labios pequeños que llevaban un ligero tono carmín. Su cabello tinta bajaba por todas su espalda, solamente con algunos mechones hacia atrás sostenidos con una horquilla del mismo color de su kimono.
Era una belleza, digna de una alfa de tal posición. Sin embargo lo que más destacaba de aquella mujer era su mirada, fría, filosa, sin misericordia, sin vida.
Alado de ella estaban dos hombres más, alfas al igual que ella. Dos soldados. Con elegancia camino hacia el centro del lugar mirando a todos, sabía que era una sorpresa que ella estuviera aquí, pero el tema a tratar era importante. Un tema que ni su propia hermana y su esposo podrían hablar.
- Es un gusto tenerla aquí Majestad -el rubio hablo al ser el único de todos los reyes estar ahí.
- El gusto es mío, Majestad Kurapika -hablo la mujer, con la elegancia que le caracterizaba sin perder la frialdad en sus ojos y su voz.
Poco después llegó la perdición de Gon y una de las razones por las que su amigo estaba tan nervioso.
El Rey Benjamín había entrado junto a su hermano el Príncipe Tserriednich, del Reino Kakin. Para ser sincero la relación que llevaban con este Rey era "normal" sin embargo su hermano era el pesado, una hombre egocéntrico, narcisista un alfa, uno muy prepotente.
- Mis cordiales saludos Majestad -el hombre de cabellos negros hablo con una sonrisa, mirando al rubio para después dirigir su mirada a la Reina quien lo miraba con atención.
- Pero que tenemos aquí -el Principe había hablado - Majestad Akane, hace años que no la veíamos, es un gusto volverla a tener aquí.
- El gusto es mío -la alfa hablo, serena, cortante y precisa.
Tal vez no había pasado tanto tiempo después de que El Rey y Príncipe Heredero Zoldyck habían entrado.
- Majestades, pueden entrar a la sala de juntas -un beta salió de aquel lugar haciendo una reverencia a cada uno de los monarcas que estaban ahí.
Con la luz verde, todos entraron, encontrando así a Meruem y a Gon quiénes veían el mapa con algo de seriedad. Ambos monarcas al ver a la Reina Akane se sorprendieron, ¿Ella aquí?
- Majestad Ishihawa -el moreno hablo con respeto.
- Quiero ser rápida, me hubiera gustado que mi visita haya sido por otra situación, sin embargo -la Reina hablo con una seriedad escalofriante sus ojos fríos apuñalaron a cada hombre que estaba ahí - Secuestraron a la Princesa Shinju, mi hermana.
Un silencio se sentó en aquella sala.
- Además asesinaron a su esposo el Principe Taiki Yamamoto -la voz salió aquel silencio parecía eterno, era una buena razón por la cual la reina estaba aquí - Quiero saber todo, de ellos, no solo asesinaron a mi cuñado si no también secuestraron a mi hermana y no solo eso... Mi Reino sufrió varios ataques en tan solo 5 días.
- Majestad, creo que todos los Reinos estamos en una situación parecida o peor -el rey Silva hablo con seriedad.
- Eso lo sé, se acerca de la situación de todos los reinos, no vengo a echar culpas, vengo a hacer más rápida la captura -la mujer hablo - Sabía que este día llegaría, nadie se salva de su destino.
- En eso estamos de acuerdo Akane -sama -hablo el principe de Kakin.
- ¿Cuántos ataques fueron? -preguntó Gon.
- 6
- ¿Cómo fue que aumentaron? -el rubio tomo la palabra - Hace un mes cada Reino tenía al menos 2 ataques en 1 semana, pero ahora 6 en 5 días.
- Estaba pensando -el Rey Meruem hablo - En mi Reino han habido tan solo está semana 2, sin mucho riesgo, sin embargo, note algo. Ellos no atacaron el castillo, ni mucho menos algún lugar importante, dieron un ataque totalmente improvisado en la capital.
- Una cortina de humo -hablo Illumi
- Exacto, hasta ahora la brigada fantasma siempre tiene un objetivo, ¿Por qué ahora atacar la capital sin llevarse nada a cambio? -el Rey miraba a todos con los brazos cruzados - Creímos que tal vez era para robar algo de valor ya sea en el castillo o algún punto importante sin embargo nada, todo estaba en orden.
- En mi Reino fue lo mismo -la azabache hablo.
- Como si quisieran desviar la mirada -hablo Kurapika.
- Exacto, además de que sabemos que está organización a obtenido más poder que antes, más armamento, más hombres -El Rey Gon hablo con una mirada seria.
- Algo más allá de un negocio con omegas traman -esta vez Silva hablo.
- Debemos estar al pendientes y por nada del mundo dejar a omegas solos aunque ya no es solo omegas si no también los alfas corren peligro -la única mujer dentro del lugar hablo con los brazos cruzados mirando el mapa que estaba en el centro de aquella mesa - Y ustedes mis Reyes, cuidense también.
- Nos agradece saber su preocupación Ishihawa-sama -el principe Kakin hablo con diversión - Entre otros temas el comercio a disminuido un 2% al menos en nuestro reino.
Los Reyes dejaron el tema de los asesinatos para hablar de temas comerciales, nuevas rutas de comercio más seguras, la educación en algunos lugares. "Olvidaron" el tema porque simplemente era necesario un respiro a todo lo que estaba pasando.
Por lo general en ese lugar habían dormitorios para cada uno de los reyes básicamente para descansar de un viaje de dos días. Más en la noche se hacía una cena para todos.
Illumi pensaba en todas las posibilidades, en cada ataque, cada secuestro, cada asesinato. Odiaba pensar en ello porque era algo que sinceramente le daba miedo no por él si no por su madre y hermano. Antes podía tenerlo cerca de él y cuidarlo pero ahora en otro Reino sin saber realmente como era ese Rey y sabiendo que la muerte de la Reina Meisho fue en su mismo palacio le hacía temer aún más.
- Piensa demasiado, mi príncipe -una voz juguetona se hizo presente en aquel lugar.
- Has llegado -el azabache suspiro volteando a su lado para ver a un persona con la capucha puesta sin dejar ver su rostro, la capa era grande no dejaba ver nada y con la oscuridad de la noche lo hacía peor buscar algo.
- Como siempre, puntual -la voz risueña salió - Me temo que no puedo quedarme tanto tiempo como quisiera. Cuidese mi príncipe.
La silueta del hombre entro en el lugar a sabiendas a dónde se dirigía la sala de juntas. Illumi suspiro, cada dos meses esperaba pacientemente aquella voz, por lo menos así podía saber que estaba bien.
Maldito sea el día en el que decidió aceptar esa misión. Aunque sabía que parte de la culpa era de él, ¿Por qué lo dejo ir?
Maldito idiota.
Gon salió de la habitación en la que se encontraba, estaba cansado y sinceramente extrañaba a su bebé Alluka, también estaba con el gran pendiente de saber cómo estaba Killua, sabía que todos los sirvientes en el castillo lo tratarían como era debido, como su esposo y rey de ese lugar pero aún así su corazón sentía bastantes dudas.
¿Cómo acercarse a ese chico?
No lo sabía.
Era un idiota, tenía tantos problemas y quiso meterse en uno más.
- Me alegro por su matrimonio, Rey Gon -esa voz, ¿Por qué no lo dejaban tener un respiro?, Lo menos que quería en este momento era hablar con él, sobre todo a él.
- Muchas gracias, principe -hablo con elegancia y volteando a ver al hombre que lo miraba con una sonrisa. El Principe de Kakin.
- Tener a esa belleza adornando su palacio y Reino -el hombre hablo con supuesta elegancia y Gon solo pudo sentirse incómodo ante aquella palabra "adornar", Killua no era ningún adorno - Espero que su matrimonio sea próspero y lleno de amor.
Que ironía.
- Me alegra saber sus buenos deseos acerca de mi matrimonio -el joven monarca hablo, sintiendo que las palabras le quemaban en su boca.
Ese hombre era un hipócrita, era más que obvio que no estaba para nada feliz con su matrimonio con Killua, porque aunque su voz dijera algo, no podía esconder ese olor que estaba desprendiendo aunque fuera leve, para Gon era muy claro (gracias a su olfato muy desarrollado), Tserriednich Kakin, ese hombre solamente fingía.
El hombre de cabellos largos y negros sonrió.
- Bueno, Majestad si me disculpa iré a descansar -sonrió - Le hace llegar mis cordiales saludos a Killua -sama.
- Por supuesto -hablo, incómodo.
Ya quería regresar a su hogar.
Killua miraba el cielo, oscuro pero cálido, diferente al cielo oscuro y frío de su hogar. Extraña la ventisca fría que lo arropaba por las noches cuando salía a ver la luna por las noches.
Extrañaba a su familia, pero ahora con todos los libros, que tenía sobre la mesa y los cuales había estudiado para saber acerca de este reino, de este nuevo hogar podía entender porque Kiroii Yuri era uno de los reinos más poderosos que gobernaba.
Cerro los ojos tocando su cien, dando pequeños círculos en ella para luego tomar la taza que se encontraba en la mesa llevándola a su boca.
"¿Sabes por qué murió la Reina Meisho?".
Aquella pregunta llegó a su cabeza, lo sabía. Un ataque al castillo.
Eso fue lo que dijeron.
Aquella Omega sonrió ante su respuesta, dejando el tema de lado y hablando más sobre los intereses de él.
Cómo tal, en su castillo jamás había estado con otra omega de una forma tan cercana, solamente con Bisky pero a ella la conocía desde que eran niños. Por lo general siempre se la pasaba encerrando haciendo que su interacción con otros omegas fuera nula.
Pero había algo en la prometida del Rey Kurapika que le hacía sentirse bien, con calidez. Tal vez era su olor o su manera tan tranquila y divertida de hablar no lo sabía pero estaba seguro que con su presencia se sentía más calmado.
A su mente cierto chico llegó, su esposo, el Rey Gon, que hombre tan raro. Lo casaba con él para después mandarlo a una habitación separada, además de tener un hijo aparentemente adoptivo. Era tan raro.
Pero agradecía que no se sobrepasara con él. Porque era evidente que le tenía un miedo tremendo a eso llamado enlace, a eso que Killua Zoldyck solamente quería hacer con su alma gemela y que ahora no podría.
Dios, ¿Por qué le pasaba esto a él?, La puerta sonó y con voz suave el albino dejo pasar a Bisky.
- ¿Cómo estás? -preguntó con una sonrisa.
- Bastante bien -sonrió - Solo algo cansado.
- Es normal, es tu primer día aquí -dijo la joven con una sonrisa.
- ¿Llevaron a dormir al pequeño? -preguntó con curiosidad, si aunque no conocía al cachorro era obvio que se preocuparía por él, le gustaban los niños.
- Ya está en su habitación y seguramente durmiendo -la rubia sonrió enternecida.
- Bisky, ¿Cuándo llegará el Rey? -el albino miro a su fiel amiga.
- Pasado mañana, eso fue lo que la doncella Retz me dijo -hablo acercándose al joven para quitar aquella gargantilla que se encontraba en el cabello albino.
La puerta fue tocada levemente, con una asentimiento de parte de su Rey, la joven abrió la puerta, los cabellos naranjas se dejaron ver.
- Buenas noches Killua -la mujer sonrió llevaba una bandeja con tres tazas de té. El joven la reverencio e inconscientemente se puso nervioso.
- Buenas noches Mito -sama -el albino se acercó a ella con nerviosismo, aunque sabía que Bisky estaba ahí no era muy común que estuviera con alfas. No le gustaba.
- No te preocupes -la mujer hablo con tranquilidad - Créeme que voy a ser la última en lastimarte en este palacio.
El chico la miro con una sonrisa.
- Además traje té, mi favorito. Se que todo esto es nuevo y que pronto conocerás a los concejales de este lugar, se lo estresado que debes estar, este té relaja mucho -mientras hablaba la mujer colocó la charola en aquella mesa de madera que ahí estaba - Acércate Bisky.
- Será mejor que los dejé a solas alteza -la rubia hizo una reverencia.
- Quédate, para Killua será mejor que estés aquí -la mujer hablo dándole una taza, para después darle otra al albino quien lo miraba curiosa.
El chico tomo la taza acercándola a su nariz - Gyokuro(2).
- Lo mejor de lo mejor -sonrió - Por cierto, Killua, ¿Te sientes bien en tu habitación o hay algo en especial que quieras?
- Estoy bien, gracias -dijo dando otro sorbo a aquel té, era delicioso.
- Me alegro, Gon hizo una buena elección entonces -la mujer tomo mas de la taza, Killua lo miro extrañado - ¿No te ha dicho nada?, Ese chico.
- ¿A qué se refiere? -preguntó con curiosidad.
- Bueno, ese niño es tan impulsivo, cuando dijo que te esposaria ni siquiera nosotros sabíamos -suspiro cansada, a veces le sorprendía ese chico pero a pesar de que sabía que esta decisión era pésima, sabía que había algo detrás, algo que su querido sobrino le había ocultado. Dios, cuando lo veía recordaba la bondad, humildad y cariño de su cuñada pero; también recordaba al idiota de su primo, a veces Gon era igual de idiota que Ging.
- No lo sabía -el albino miro con duda, ¿Qué intenciones tenía Gon con él?
- Killua, solo espero que te puedas sentir seguro tanto por nosotros como por él -la peli-naranja hablo con una sonrisa casi fraternal - Lo menos que queremos hacer es hacerte sentir inseguro, puedes pedir todo lo que quieras y nosotros no dudaremos en dártelo.
- ¿De verdad? -el albino preguntó con duda.
- ¡Claro! -hablo con una sonrisa.
- Muchas gracias -el albino le dió una sonrisa leve.
- Que lindo eres sonriendo -la mujer tomo el último sorbo a su bebida para después dejar la taza en la mesa - Ahora si, descansa Killua.
La alfa salió de la habitación dejando a ambos omegas algo sorprendidos y a un Killua algo emocionado con lo que pensaba pedirle al Rey.
Los días habían pasado con rapidez, la reina Akane había llegado por fin a su reino.
Su reino, era hermoso, con demasiada vegetación, diferente a la que se encontraba en un lugar como el del Rey Freecss, con días calurosos y húmedos. Su Reino era boscoso, con días fríos sin llegar a superar a Shiroi Tsubaki. Por lo general su gente era de piel pálida, no tanto como los habitantes del reino ya mencionado que parecía que sus pieles habían sido teñidas por nieve pura y blanca.
Amaba a su Reino, y mientras caminaba, y sus soldados la saludaban con una ligera inclinación ella pensaba en todo.
Se sentía preocupada, ¿Cómo estaría su hermana?, Era imposible saberlo y eso la carcomía. En todo caso tener que enfrentar al concejo también era algo que no quería, no más.
- Buenos días señores -hablo con elegancia y frialdad mirando a los ancianos que la miraban con negación.
- Mi Reina, buenos días -la única omega en el concejo hablo con voz tranquila. La única que siempre la saludaba.
- Reina Akane, considero lo que le dijimos días antes de su partida -uno de los ancianos hablo con una sonrisa fingida esperando que aceptará.
- Lo pensé -hablo con calma, mientras se sentaba en su lugar, la omega la veía con pena - Pero como lo dije hace tiempo, no lo aceptaré.
- Reina, debería pensarlo, casarse con alfa de otro país haría un alianza y por si fuera poco gobernaría mejor nuestro amado Reino -otro anciano hablo.
- Nadie será mejor que yo, para gobernar mi propio Reino, además no necesito a ningún estúpido alfa.
- Majestad, si me lo permite, su olor está afectando cada vez más y no podrá seguir con aquella mentira que ha dado a todo el mundo una vez que se sepa la verdad habrán muchos queriendo conquistar nuestras tierras. Una mujer y además omega no debería gobernar.
- No se enteraran y si lo hacen que más da, estoy segura que a muchos les importa un comino si una mujer está gobernando. Además no pondré a mi lado a un alfa idiota con ideas arcaicas y que con ayuda de ustedes manden al carajo todo lo que he logrado.
- Pero -otro anciano trato de hacerla entender.
- Pero nada, soy la Reina, le duela a quien le duela -ablo con una mirada seria y fría. La Reina de Hielo, así era apodada en su hogar, todo el reino sabía que era una omega. Todos sabían que una omega gobernaba sus tierras y aunque pensaran que muchos estaban en desacuerdo la verdad era que no; su reina actuaba por y para bien del pueblo jamás en su contra y la población tenía con eso.
Además no podía decir nada cuando su Reina se vio obligada a casarse con su propio hermano y, que además parecía ser una sola concubina en el palacio.
Adoraban a su Reina y por eso la nobleza y el concejo no podían hacer nada.
El destronar a Akane significaría una guerra civil y si eso pasaba una invasión sería más sencilla mucho más ahora que estaba aquello de los robos y asesinatos a omegas. El concejo podría ser molesto y con ideas estúpidas y machistas pero no eran tan estúpidos como hacer que su pueblo pereciera. Al menos se les tenía que aplaudir eso.
- Ahora si me disculpan, tengo que hacer -la mujer de cabellos tinta se levantó, el kimono se arrastró elegantemente por el suelo mostrándose segura de si misma.
Vio a algunos niños limpiar el suelo con pequeños trapos, odiaba ver a los niños trabajar necesitaba hacer algo rápido con ello.
Pero, "¿Para qué?, Majestad los niños aprenden con mano dura mejor que empezar a trabar y sepan su lugar en la tierra. Sirviendo." Claro y ¿qué perdieran su niñez?, Sonaba estúpido pero aunque quisiera hacer cambios le costaría los poco que había hecho le habían costado. Debía ser audaz y tenaz si quería hacerlo.
- Es la Reina de Hielo -escucho la vocesita de uno de los niños y sonrió con gracia.
Ese apodo, antes era llamada princesa, después al recibir su trono fue llamada Reina. Camino por el gran salón que tenía en medio la pintura de la actual pareja de Reyes.
Ella vestía un kimono verde oscuro con flores bordadas que dejaba ver un poco sus hombros y clavículas, su cabello había sido recogido en un peinado bastante pesado, ese día le había dolido tanto la cabeza, y, sus ojos. Incluso la pintura captó lo desolada que era su mirada y lo triste que también estaba. A su lado y con una mano apoyada en su hombro su hermano.
Odiaba que eso hubiera pasado.
Por eso no necesitaba ningún alfa, ella sola podía con su reino, con su gente y con su...
- ¡Haha! -la pequeña niña de ojos oscuros y cabello tinta apareció corriendo por el salón con esa sonrisa que tanto amaba.
- ¿Cómo estás Kazumi? -preguntó la mujer, que por ese pequeño instante que tenía de ver a su hija su mirada ya no era de hielo y su serio rostro se volvía aún más hermoso y cálido.
- ¡Emocionada!, Ya quería verte -hablo la niña de 10 años con una sonrisa alegre.
Madre e hija se encaminaron a los jardines. Akane se prometió traer a su hermana de vuelta sana y viva.
Al ver los mofletes de su hija algo hinchados recordó a cierta niña que se parecía mucho a ella. Esperaba que estuviera bien y que se cuidara como debería, fue una grandiosa idea a verla sacado del Reino antes de que le sucediera algo.
1. Shiran (紫蘭): Orquídea morada.
Simbolizan justicia, prudencia y sabiduría. Las orquídeas moradas representan la realeza, el respeto, la admiración y la dignidad. Estas impresionantes flores son ideales para demostrarle a alguien que las admiras y tienes respeto por ella.
2. Gyokuro: Tipo de té verde.
3. Una leve representación de la Reina Akane. Créditos al creador de la imagen.
Holaaaaaa ❤️
¿Les gustó?
La verdad esque escribir un poco de este personaje me agrada mucho, espero que a ustedes les haya gustado leerla.
Perdón por no actualizar, habían muchas cosas que aún no tenía en la cabeza así que me si un tiempo para poderlas acomodar mejor y creo que ya está. Empezaré a hacer actualizaciones más seguido ❤️.
Espero que se la pasan increíble que tenga un grandioso 31 con toda su familia y que gocen de buena salud :3, son lo mejor que me ha pasado este año lxs amo ❤️❤️❤️.
¡Espero que inicien este año increíble!, Ustedes pueden lograr lo que desean ❤️❤️❤️.
Gracias por su apoyo en todo lo que hago.
Bye bye.
Nos leemos la siguiente actualización ❤️❤️❤️.
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