
|• 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈: 𝐋𝐚 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐝𝐚 •|
Capítulo VII: La llegada.
Tres semanas habían pasado desde la llegada de Killua y sinceramente no podía creer lo... ¿bien? que se sentía, era muy grato para él sentirse calmado.
Sus días se basaban en estar en el jardín de la familia cuidando de los lirios amarillos que se encontraban ahí, de leer todo lo que podía en la biblioteca y de jugar/ cuidar con el pequeño príncipe. Porque era obvio que este niño era el príncipe de Kiiroi Yuri, aunque aún tenía en duda porque los demás reinos no sabían de su existencia más que el reino Kurta siendo este de alianza directa.
Y... Aquí regando los lirios con una de las regaderas con Alluka a su lado jugando con los pequeños juguetes de madera, con una de las nodrizas del niño junto a su corte y con Bisky a su lado.
Además de cierta... Idea en la cabeza por lo que sabía el Rey había salido junto a su séquito y la princesa Mito a una de las ciudades marítimas más importantes del reino para firmar un tratado con uno de los otros reinos que empezaban a formar alianzas con los demás.
Hace tres días que habían partido y sabía que volvería (gracias a su gran amiga Bisky) el día de hoy, tenía que ser sincero que desde que llegó fue tratado como el consorte de su Rey, todos eran amables y hacían lo que pidiera sin siquiera preguntárselo dos veces, seguían sus órdenes al pie de la letra, además de que no había ninguna concubina en el palacio.
¿Por qué había ese tipo de rumor?, peor aún, ¿por qué tuvo que creer en lo que esas sirvientas decían?, se sentía en calma y el Rey...
No era malo con él, jamás lo había tratado como un menor a él, ni como un trofeo; lo veía las tres veces al día de la comida y en algún otro momento en que se quedaba a hacerle compañía mientras Alluka jugaba. Sus pláticas eran amenas y le sorprendía lo mucho que Gon quería aprender sobre su reino y tradiciones además de que en ningún momento le insinuó algo que tuviera que ver con la consumación del matrimonio, agradecía ello.
Ya no estaba enojado con él, aunque no entendía ¿por qué se había casado con él?, habían muchos más príncipes y princesas por los cuales podía escoger y sin embargo fue a él. Aún así, había juzgado mal a Gon y sinceramente conociendo un poco más de él le hacía sentir culpable.
Es por eso que en este momento tenía un... Debate mental, no sabía si ir a esperarlo.
Si fuera otra persona no lo haría, se encerraría en su habitación o en la biblioteca, pero, era Gon. Además era su marido por lo general un esposo omega iría a la puerta a esperar el regreso de alfa como era tradición.
Su madre siempre esperaba a su padre en la puerta, recuerda que cuando su padre estaba por llegar su madre lo tomaba de la mano y juntos caminaban a la puerta, y esperaban, cuando su padre llegaba abrazaba a su esposa para después revolver el cabello albino de su hijo.
Pero, por lo que sabía sus padres estaban enamorados, él no sentía nada por Gon, y aún sentía un poco de enojo por haber pedido su mano de esa forma; aún así no sabía que hacer, poco después sintió como sus capa era jalada, por lo que miro al niño de cabellos azabaches que lo veía con curiosidad.
- ¿Podemos esperar a chichi? -el niño miro a Killua con una sonrisa y ¡Dios mío!, ¿cómo podía decirle que no a un niño tan lindo y adorable como Alluka que aún olía a leche y miel?
- Claro -respondió con una sonrisa, acariciando su cabeza, sin notar la sonrisa de Bisky y su corte.
Para Neon era hermoso ver como su amado principe se llevaba bien con su... "Madre". Porque siendo sinceros eso era lo que eran ahora, también el estrés se fue al ver que la "reina" quería al niño, hubiera estado enfurecida si le hiciera alguna grosería al niño pero gracias a Dios eso no había sucedido y también estaba el otro lado de la moneda. Killua no detestaba tanto a su tonto Rey y eso también la tranquilizaba.
No sabía como es que ese "amor" comenzó, pero si que sabía que Gon lo protegería con todo.
Sin notar Killua caminaba hacía enfrente con el pequeño príncipe a su lado tomados de la mano.
- Neon -hablo con esa voz fría a la que poco a poco se empezaba a acostumbrar.
- Dígame, majestad -la peli-azul le sonrió.
- ¿A qué hora llegará el Rey? -preguntó con curiosidad.
- Por lo que se estima, falta aún una hora, ¿Necesita algo? -preguntó con curiosidad.
- Para nada, solo quiero medir el tiempo para ir a esperarlo junto a Alluka -respondió viendo cómo los ojos del último brillaban.
- Por supuesto, majestad -hablo con una sonrisa - Yo le avisaré cuando sea el momento.
- Killua -san -el niño de cabellos azabaches hablo, el albino lo miro haciendo que este sonriera y preguntara - ¿Un cuento?
- Nos avisas cuando sea la hora -dijo por último mientras se acercaba a la fuente que adornaban el gran jardín para sentarse ahí con el niño que esperaba pacientemente.
Los colores naranjas en el cielo poco a poco se convertía en un azul oscuro, las estrellas empezaban a brillar y la ventisca aunque cálida también fría abrazaba a ambos cuerpos que se encontraban en el pasto verde. Los ojos del niño brillaban intensamente al escuchar uno de los relatos de Killua, quien con su voz calmada arrullaba al pequeño niño que lo veía con admiración. No sabía como era que este niño le había robado total atención pero simplemente sentía la necesidad de estar con él, amaba su olor a leche y miel pues aún no tenía un olor característico aunque el olor del rey estaba impregnado en él.
El olor de Killua, como muchas omegas en su reino habían mencionado era "exquisito" y por palabras de sus hermanos "tierno y embriagante", su olor se basaba en tres flores. Las de su padre camelias, un aroma sutil que desprendía su cuerpo aunque el menos que le gobernaba por otro lado tenía la flor ume en su cuerpo, que era dulce y sutil además de que tenía el olor de las violetas que era más fuerte y más dulce.
Esas tres flores conformaban su olor, que al escuchar tanto a sus sirvientes como a su familia era un olor exquisito por ser sutil, pero a la vez dulzón. No era como el de sus hermanos que gobernaban más el olor de las camelias. Al estar tan internado en sus pensamientos no sintió cuando el pequeño azabache se había dormido en sus brazos, recostado su cabecita en su pecho.
Lo miro con una sonrisa, una omega se acercó con la cobija del pequeño niño, empezaba a hacer frío.
- Majestad -la mujer hizo una reverencia estiró las manos para cargar al niño, en estás semana en las que su reina cuidaba al niño jamás lo había cargado. No como cuando sucedió el accidente en el que se conocieron.
- Está bien -el albino nego con la cabeza - Lo llevaré yo.
La omega se sorprendió pero rápidamente asintió ayudando a su majestad a levantarse. La cabeza del niño se recostó en su hombro mientras que sus manos se aferraban a la capa del albino. Con el niño en brazos entro al castillo seguido de su corte y con Bisky a su lado.
- Killua -susurro la chica a su lado viendo al pequeño niño dormir, el albino la miro - Es muy tierno.
El albino sonrió y asintió, Alluka tenía un encanto genuino.
- Majestad, es hora -la peli-azul lo miro con una sonrisa fue así como caminaron a la puerta, tenía que decir que estaba nervioso. Cuando llegó de la junta a la que había ido, no fue a recibirlo aún estaba enojado con él y simplemente no tenía ganas por lo que esto si era algo que lo sorprendería.
~ Tres semanas antes ~
"Un omega debía ser hermoso para su marido, un omega debía ser culto, un omega debía ser callado, un omega debía bajar la cabeza, un omega debía servir a las peticiones de su marido y sobre todo un omega debía ser delicado.
Las telas que deberá usar un omega debían ser delicadas para ellos ya sea hombre o mujeres no hay distinción, el maquillaje es esencial a menos que el alfa lo quiera así, deben de caminar con elegancia y seducir con su olor a su marido. "
Prácticamente eran las palabras que siempre escuchaba de su maestra de etiqueta mientras le enseñaba los conjuntos que debía ocupar en su día a día o mientras leía calmadamente en la biblioteca.
Ahora de frente al espejo con Ponzu y Zushi vistiendolo para ir a desayunar no podía no pensar en ello. Había escuchado que ayer había llegado el Rey del viaje, no fue a recibirlo como debió haberlo hecho, simplemente se encerró en su habitación y dijo que estaba indispuesto. Pero hoy tenía que ir al comedor real y comer junto a él y la princesa Mito.
- ¿Ponemos alguna horquilla, majestad? -preguntó Ponzu.
- No, así está bien -dijo volteandose para ver a los niños que lo miraban con un brillo particular en sus ojos - Gracias, vamos al comedor.
- ¡Por supuesto! -ambos niños asintieron con una emoción extraña que a Killua le hizo gracia, al salir vio que Neon llegaba junto a otro sirviente.
- Majestad, lo están esperando en el comedor -al verlo, se quedó ahí mirando a su Rey, definitivamente era una belleza a Gon le alegraría. El albino asintió caminado junto a Gotoh Canary y Bisky que le sonrió y alzó un pulgar guiñando el ojo.
Al casi llegar al comedor escucho la risa de Gon y la vocesita risueña de Alluka.
- Muy bien, ese es mi niño -hablo el Rey con una sonrisa.
- ¡Gon! -escucho la voz de Retz - ¡No puedes celebrarle eso al niño!
- Déjalo Retz -chan -hablo la alfa con una mirada cansada - Son tal para cual.
Antes de seguir hablando, vieron entrar al Rey Killua, con el traje y capa. Mito sonrió al verlo y Retz le dió un codazo a Gon para que se levantará.
- Oh, llegaste -el moreno hablo sin saber muy bien que decir, Retz nego con la cabeza.
- Siéntese Majestad, su desayuno será servido pronto -vio que la rubia miraba a unos cuantos sirvientes que estaban ahí que rápidamente salieron del gran comedor para ir por la comida.
- Gracias y buenos días -hablo y camino a su lugar.
En el frente estaba el lugar de Gon, por lo que el debía ir alado de él, encabezando la comida, los niños iban a los costados (hijos del matrimonio real), se sentó y en pocos minutos la comida fue llevada. Escuchaba hablar a la princesa junto al Rey, sin notar la mirada de reojo que Gon le daba.
Killua se había sorprendido de la comida, pues era una de las recetas de su reino, así que con real curiosidad la probó viendo así que era muy buena, demasiado si era sincero.
- ¿Está bien la comida? -preguntó curioso y con algo de ¿timidez?
- Si, muchas gracias -asintió con la cabeza.
- ¡Qué alivio! -suspiro y dejo salir el aire que parecía que estaba sosteniendo - Era la primera vez que nuestros cocineros hacían un plato tradicional de otro reino, estaba asustado de que no te gustará.
El albino se sorprendió al escuchar eso y guiado por la curiosidad preguntó.
- ¿Por qué? -preguntó mirando a Gon a su lado. Retz miraba atenta la plática.
- Solo pensé que así no extrañarías tanto tu hogar -hablo con sinceridad y sonriendo alegremente - No pude ordenar que lo hicieran el primer día que llegaste aquí, además no tenía la receta. Me disculpo por eso.
Killua se sorprendió aún más por sus palabras.
- No, está bien. Gracias -el albino no sabía que responder, ¿cómo consiguió la receta?
- Por cierto -la voz de Gon parecía nerviosa - ¿Te quedó bien el traje?, ¿no está muy grande o apretado?, o ¿no te gusta?
El traje que usaba era más cómodo que los que usaba en su reino. Por lo general a los omegas se les solía relacionar con la feminidad muchos omegas usaban vestidos o prendas literalmente para mujeres (aunque fueran hombres). En su reino no era la excepción, pero como las temperaturas eran muy frías solían usar pantalones pero adecuados a su casta. A Killua no le gustaban y solamente él tenía una excusa perfecta para no usarlos:
Su entrenamiento
Pero no sabía como sería llegar a un nuevo Reino, aunque se sorprendió, cuando miro el traje y como se veía en el espejo. Era un pantalón de color amarillo muy muy claro que se ajustaba bien a su cuerpo, que además lo adornaba un velo del mismo color, debía decir que asentuaba bien las caderas y cintura de su cuerpo a la perfección, la blusa de ajustaba a su cuerpo blanca con pequeños lirios bordados en la parte superior y también camelias, la blusa era de cuello alto y se amarraba por atrás dejando al descubierto sus hombros, la capa era blanco con tonalidades amarillas.
Era un atuendo que le gustaba, además tenía movilidad y no usaba corset, cosa que agradecía. Odiaba usar esas cosas.
- Me queda bien -dijo viendo que el moreno asentía.
- ¿Seguro?, ¿no es muy femenino?, ¿quisieras que le agreguemos alguna cosa? -preguntó de nuevo.
- Está bien, y, no es tan femenino -respondió con sinceridad.
- Me alegra escuchar eso, los ancianos del concejo lo aceptaron pero tenía cierto miedo que tú no. Pensé que se vería muy femenino, pero los ancianos dijeron que era esto o nada -hablo con cierto enojo. Tenía que cambiar a esos viejos.
- Para nada, me gusta -hablo con sinceridad. Pensó que sería peor.
- Se ve realmente bien, Majestad -habló la rubia con una sonrisa - ¿Verdad Majestad Gon?
El moreno la miro con una sonrisa falsa, ¿por qué siempre lo molestaba?
- Claro, Killua te ves muy lindo -sonrió al albino, haciendo que este lo viera con ¿curiosidad, sospecha?, no sabía el sentimiento que le daba está situación.
- Muchas gracias Retz -dijo el chico con un asentimiento - Majestad.
- Oh no,no dime Gon -el moreno hablo tomando la copa que estaba en la mesa - Nada de formalidades.
- Está bien -respondió.
- Muy bien, Killua, Mito me retiro tengo muchas cosas que hacer -el moreno se levantó de la mesa - Puedes ir a donde quieras Killua, nos vemos en la cena.
- Claro -respondió el albino, el niño que se había callado desde que Killua entro lo miro con emoción.
- ¿Puedo quedarme con Killua -san? -preguntó con una sonrisa. Gon lo miro y después miro al omega como preguntándole si podía hacerlo.
- Por supuesto -respondió dándole una leve sonrisa al niño que no pasó desapercibida por el moreno, que al verla sonrió también.
- No te portes mal, ¿de acuerdo? -le dijo al niño, revolviendo su cabello.
- ¡Si chichi! -sonrió el niño. Con el último asentimiento del niño, Gon salió del comedor.
Killua aún se encontraba... Sorprendido, no se esperaba todas estas cosas. Recordó lo que Mizuki le había dicho un día antes de que se fuera a su reino: "no tengas miedo, Gon sería la última persona en lastimarte, entiendo que esto del matrimonio haya sido sorprendente y doloroso para ti; pero este reino y los Freecss no son tus enemigos. Conócelos y lo verás."
Tal vez había juzgado muy pronto y con esto último lo entendía a la perfección. El día paso, con él en la biblioteca y jugando un rato con el niño antes de que las nodrizas se lo llevarán, al llegar la noche Killua se encontraba en su lugar esperando a Gon para la cena junto a la princesa, a la doncella Retz y el pequeño Alluka, pocos minutos llegó Gon con un rostro cansado.
- Buenas noches -hablo con una sonrisa sentándose.
- ¡Chichi!, hoy jugué con Killua -san y también aprendí nuevas cosas -hablo con emoción viendo que el semblante cansado de Gon se volvía alegre.
- Ese es mi niño -hablo con una sonrisa - Gracias Killua por haber pasado tiempo con él.
- Fue divertido -dijo el albino empezando a comer ya que ya había llegado la comida.
- Por cierto Killua -el moreno hablo con una sonrisa - Hay algo que quiero preguntarte.
- ¿Qué es?
- Bueno, como sabes el Rey Kurta se casara pronto al tener alianza directa con él tenemos la obligación de ir al anuncio oficial del compromiso que se celebrará en un mes -el moreno hablaba con la mirada atenta del joven - Lo normal sería que tú al ser mi... esposo me acompañaras pero te lo dejaré a ti, puedes o no acompañarnos.
- ¿De verdad? -preguntó sorprendido.
- Claro, mira -el moreno cerro los ojos y por un momento miro a su tía que asintió con la cabeza, movimientos que no pasaron desapercibidos por Killua, vio como la princesa y doncella salían de la habitación - Killua, yo no te diré lo que tengas o no que hacer, aquí puedes ser libre, no te daré restricciones pregunta lo que quieras saber y yo tratare de responderte, pide algo y lo tendrás. Hay muchas cosas de las que te tengo que hablar sobre todo el porqué de este matrimonio.
Esto dejo sorprendido a Killua.
- Por eso, si quieres asistir lo harás y si no quieres no lo harás, no te obligare, ahora hay mucho peligro -el albino lo miro con atención, lo sabía, escuchaba las pláticas que solía tener su familia durante las cenas - Y además eres un omega, mi... -vió como sus ojos dorados perdían un poco de color y el olor de los lirios se volvían tristes - Madre, murió aquí, en su propio hogar, no quiero que eso pase por lo que si te quedas estarás seguro la seguridad ha aumentado además Kito se quedará contigo nada te pasaría.
- Lo pensaré -hablo al ver que las especias de Gon se volvían preocupadas y tristes.
- Me alegra oírlo, bueno -el moreno sonrió - Podemos seguir comiendo, entonces.
Minutos después la princesa y doncella entraron de nuevo, la plática se volvió más amena, Killua notó a Gon menos tenso, cosa que hizo que el mismo se tranquilizara.
Poco a poco los días pasaban y Killua se sentía aún más calmado y menos incómodo.
Los momentos que pasaba con Gon eran buenos y por lo general hablaba más de lo que era habitual para él. Al moreno le gustaba hacer preguntas, le gustaba saber acerca de sus hermanos, de su reino y de las tradiciones con las que creció, aunque habían días en las que a él le gustaba escuchar, aprender del reino al cual iba a gobernar. Aunque en cierta ocasión una plática que le pareció algo graciosa y siendo sincero con sigo mismo ver a Gon nervioso le dió risa.
Ambos estaban comiendo juntos al grupo de concejeros cosa que para Killua fue sorprendente cuando Neon le explicó lo que pasaría.
Ese día había utilizado un traje un poco más suelto, en dónde los velos eran protagonistas, la blusa dejaba al descubierto sus blancos hombros y se amarraba al cuello con un cordón del mismo color que el traje, un azul claro que además combinaba con el azul zafiro de sus ojos. El pantalón se pegaba a su cuerpo con el velo que se amarraba en los tobillos pero que se dejaba al costado abierto, se veía muy hermoso.
- Es una dicha poder estar en la misma habitación que nuestra hermosa Reina -uno de los ancianos hablo con una sonrisa y haciendo una reverencia al ver a su reina entrar a la habitación alado de Gon.
- Lo mismo digo -hablo con elegancia y con una reverencia.
- Señores, a comer -el moreno hablo, dejando sorprendido a Killua pues su voz seria y mandataria era tan diferente a la calmada con la que solía hablar con él o con su hijo.
Ambos se sentaron en sus lugares, y la plática era solamente mostrándose contentos por la llegada de Killua y si casamiento con Gon, aunque llegó cierta conversación en la que supo que Gon se ponía incómodo.
- Mi Rey, no quiero dudar de sus decisiones pero -el hombre paró para después llevar un bocado a su boca, prosiguió - ¿No cree que el su Reino merece conocer a su nueva monarca?
- ¿Para que? -el moreno preguntó con una mirada seria.
- Pues ya sabe, el reino estará contento de saber que la belleza del reino Shiroi Tsubaki está para gobernarlos alado de usted -hablo con una sonrisa.
- Saben cómo están las cosas, por ahora no han hecho ningún movimiento pero por eso no puedo arriesgar al pueblo y a mi esposo en un festejo -el moreno hablaba con la mirada seria aunque Killua podía ver cómo estás jugaba con su pantalón.
- Pero Majestad eso no pasará, nuestro reino es muy poderoso, además solo sería un día. La gente está ansiosa de conocer a su radiante camelia blanca -dicho esto los otros hombres asintieron con la cabeza la princesa que también estaba ahí nego con la cabeza y puso los ojos en blanco.
- Lo sé, a mi también me encantaría que conocieran a su monarca pero -antes de que siguiera hablando uno de los hombres lo interrumpió y miro con atención a Killua que pronto se empezó a poner nervioso.
- Majestad, nuestra reina, ¿usted que piensa? -preguntó el hombre con una sonrisa y tomando con una mano la copa de vino.
- ¿Yo? -preguntó desconcertado era la primera vez que un concejo le preguntaba por algo, por lo general en si reino cuando comían con el concejo él y su madre eran casi invisibles.
- Por supuesto, que mejor saber la opinión de nuestra reina -dijo con emoción genuina. Gon lo miro casi asustado, pero aún así volteo a él.
Se sentía tan extraño tener la atención de todos ahí en él.
- Es muy grato saber lo que ustedes quieren hacer pero deberían escuchar las razones por las que su rey ha dicho que no -hablo con calma sin bajar la mirada.
- Disculpe que se lo diga -hablo otro anciano con una sonrisa pícara - Pero lo que usted pida será casi una orden para el Rey, eso nos quedó muy claro.
Killua parpadeo los ojos algo rápido, sin entender muy bien a lo que se refería. Gon se atragantó con el vino que estaba bebiendo.
- Oh claro -esta vez un hombre más joven hablo - Nos quedó muy claro que nuestra camelia blanca podra pedir y decidir lo que quiera.
El tono que usaban era... Extraño casi insinuante.
- ¿Acaso no le gustaría conocer la capital de nuestro reino? o ¿sus habitantes? -preguntó.
- Claro que me encantaría -dijo con la voz nerviosa.
- ¡Ya ve!, Majestad como esposo y buen alfa debería atender a las necesidades de su omega -Gon casi huye, estos ancianos sabían manejar la situación a su conveniencia.
- Señores es una idea increíble -hablo la pelinaranja - Pero debemos ser conscientes que este no es el mejor momento.
- ¡Exacto! -hablo rápidamente el moreno.
- Está bien, pero seguimos con esa idea, además su Majestad tiene un rostro de querer hacerlo -el albino se sonrojo un poco al escuchar esa afirmación porque en cierta parte tenía razón.
Al terminar la cena Gon suspiro pesadamente.
- ¿Querías algo así? -preguntó el moreno curioso.
- No se puede realizar algo así en estos momentos sería imprudente -hablo con calma. Gon sonrió divertido.
- No te pregunté eso -sonrió - Te dije que lo dijeras sin importar que te escucharé.
El albino apretó sus puños, y fue sincero.
- Me encantaría conocer las calles de tu reino, yo incluso no conozco ni las mías -el albino lo dijo con una semblante triste, nunca pudo salir del palacio tal vez aquí si.
- Killua, este también es tu reino -dijo con una sonrisa - Tal vez cuando pase el anuncio de los Kurta podamos hacerlo, además si que es necesario que el pueblo te conozca y confíe en ti.
- Ya veo -dijo el albino con una emoción en su ser.
- Bueno, ya es muy tarde y no quiero que te desveles -dijo el moreno con una sonrisa - Descansa Killua.
- Buenas noches Gon -ambos se despidieron y regresaron a sus habitaciones, para Killua el moreno ya no era para desconfiar, lo trataba bien y siempre buscaba su aprobación para todos los planes que tuvieran a Killua de por medio.
Y eso lo hacía sentir bien.
Los días pasaban de esa forma, conociendo al Rey y conociendo a su reino.
Podía decir que se sentía cómodo a su lado, jamás se propaso con él, era una forma de hacerle saber que todo estaba bien entre ellos además su hijo quería esperarlo. Era razón suficiente para estar ahí, pronto los caballos se hicieron sonar, y Killua se sintió aún más nervioso.
Una sonrisa se formó en los labios de Neon al oler el aroma que emanaba su reina. Para Bisky era sorprendente el avance que en tres semanas había tenido Gon con Killua.
Pues ella más que nadie sabía que Killua se sentía culpable por haber juzgado al rey de esa forma sin saber de él o de su reino, Bisky también tuvo culpabilidad por haber pensado de lo peor, podía entender porque Killua quería cambiar su actitud un poco.
Pronto vieron que Gon caminaba alado de Kito hablando de diferentes cosas además de que Colt uno de los otros hombres del rey se encontraba con una sonrisa casi orgullosa, el moreno aún no lo había visto.
Retz vio como Colt golpeaba con su codo a Gon, una sonrisa burlona surco en su rostro. El moreno miro a enfrente y abrió los ojos al ver que Killua lo esperaba, Kito también se quedó sorprendido y buscando una respuesta volteo a ver a su rey que tenía el mismo rostro.
Para Gon, la relación que tenía con Killua era... Especial, sabía que ya no lo odiaba (al menos eso creía creer), además se veía feliz y le gustaba pasar tiempo con su bebé; las tres semanas que Killua había estado aquí siempre lo trato de escuchar y hacerle entender su lugar en el palacio, lugar que le pertenecía y que podía hacer poder de él. Jamás creyó que le daría la bienvenida, sus mejillas se sonrojaron al recordar las palabras que siempre le repetía su madre cuando el moreno curioso le preguntaba acerca de porque esperaba a su padre.
Además Killua llevaba cargando a su niño, se veían tan lindos los dos ahí.
Al llegar el primero en hablar fue Killua.
- Bienvenido -hablo con el semblante serio.
- Vaya -dijo el chico - No esperaba esto, ¿quieres que lo cargue?
- No, lo llevo yo -dijo el albino empezando a caminar alado del rey, los demás los siguieron detrás de ellos y dejando un espacio prudente - ¿Cómo te fue?
Gon miro con extrañeza a Killua, si es verdad que a veces preguntaba por su día (a veces) porque era más que nada él escuchando todo lo que decía el albino.
- Bien, la alianza se ha completado es bueno tener al rey Netero de nuestro lado hablando de lo comercial -dijo con una sonrisa triunfadora.
- Me alegro -dijo el albino.
Bisky miraba con atención a la "pareja" real que literalmente si parecían la pareja real. Con el omega cargando del pequeño cachorro alado de su alfa. Era una escena muy extraña. Pero, viéndolo de otra forma le gustaba que Killua se llevará por lo menos bien con su esposo y no hubiera incomodidad.
- Por cierto -el ojiazul hablo, llevando la total atención de Gon, como siempre de hecho - Pronto será la fiesta de los Kurta y si quiero asistir.
- ¿De verdad? -preguntó el moreno con una sonrisa, el albino podía jurar que incluso el brillo en los ojos dorados se intensificaba.
- Por supuesto -dijo está vez el albino llegando al comedor para acompañar a Gon a comer.
Flor ume:
Violetas
Holaaaa
¿Les gustó?
Dios está muy largo jajajajaj.
Y actualice bastante rápido, me siento orgullosa.
No sé ustedes pero me encanta escribir a un Gon nervioso y preocupado por Killua. Creo que hasta ahora este capítulo es el que más me ha gustado escribir.
Poco a poco estos dos se acercan y van teniendo una linda amistad.
Nos leemos la siguiente actualización ❤️.
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