Capítulo 27
Otra noche en la que Park Jihyo, debía hacerle compañía a su hija.
Desde la partida de Jennie, su hija, no había logrado conciliar el sueño por más de cuatro horas seguidas, y por un extraño motivo, los terrores nocturnos se habían incrementado. La sencilla razón, era el estrés que estaba viviendo Roseanne
Era una de esas noches en las que había costado despertarla. Había sido un suplicio despertar a Roseanne, pero al conseguirlo, estaba tan confundida, como su madre al enterarse de la marcha de Jennie. Para colmo, también se había marchado Jisoo, y después de una batalla, dieron por perdida a Lisa, tres personas fundamentales en la vida de Roseanne.
Su madre no quería entrometerse en su vida, pero le dolía ver a su hija de esa manera. Irritable, triste, cabizbaja, y silenciosa. Roseanne siempre había sido silenciosa, pero nunca había llegado al extremo de no hablar por más de una semana.
Con el pasar de los días, los hábitos alimenticios de Roseanne comenzaron a cambiar, al punto, de que en esos momentos, únicamente se alimentaba de frutas, y bebía té, como si fuera lo más importante del mundo.
El peor cambio que había tenido Roseanne era el de actitud, tornándose una persona totalmente desagradable. Había perdido su amabilidad, su simpatía, y su timidez, para darle paso a una actitud completamente déspota. Estaba actuando como los alfas que tanto odiaba, y estaba pasando a llevar a todo el mundo con su actitud. Eso tenía a Park Jung-Ki con los nervios de punta.
Habían llegado a un acuerdo como matrimonio, de que intentarían encontrar el punto de quiebre entre Roseanne y Jennie. Buscarían una posible solución a ese problema, y todos felices.
Jung-Ki fue el primero en intentarlo, pero simplemente, se encontró con esa actitud tan desagradable por parte de su hija, que olvidó con quien hablaba, y comenzó a insultarlo, hasta llegar al punto de gruñirle y sacarlo de su habitación como si fuera su enemigo.
Era el turno de Jihyo para intentar hablar con Roseanne de una manera civilizada, porque no podrían seguir así. No podían soportar que Roseanne tratase a todo el mundo de esa manera.
Si no se encontraba una solución inmediata a los problemas de la alfa, la enviarían un tiempo lejos, aunque ella los odiase de por vida, y se negara a todo. Debían proteger a las personas que quedaban allí. No tenían la culpa de nada.
—Roseanne...
—¿Qué?
—Ven aquí.
Llamó desde la cama de la habitación. Llevaba más de cinco minutos esperando por ella.
Cuando se asomó por la puerta del baño, se encontró con la imagen más dolorosa. No había rastro de felicidad en el rostro de su hija. Sus ojeras y su delgadez la transformaban en un cadáver viviente. Parecían ser siglos, desde la última vez que vio a Roseanne sonreír genuinamente.
La alfa, con algo de cansancio, avanzó hasta su cama, y se sentó junto a su madre. Que actuara de esa manera, le recordaba todas las veces que recibió un regaño de su parte. No estaba de ánimos para ser regañada por nadie, y le asustaba un poco su reacción contra ella.
Roseanne era perfectamente consciente del cambio de su actitud. Ella más que nadie, era consciente de que algo estaba cambiando en su interior, y la culpable de eso, era Jennie.
Decir que Roseanne no extrañaba a su omega, era la estupidez más grande que una persona podría decir. Claro que la extrañaba, y la extrañaba lo suficiente como para haber pensado en romper su propia promesa. Estaba desesperada, y cada día que pasaba, se cuestionaba su decisión de dejarla ir.
Jennie no se había llevado absolutamente nada de sus cosas, y eso, la mataba. Podía sentir el olor de la omega en cada rincón de su habitación. Podía recordarla junto a ella.
—¿Qué está pasando, Roseanne?
—Nada. Estoy cansada. Sólo eso.
—No me quieras mentir a mí. Soy tu madre, y te conozco tan bien, que a ti misma te asusta.
Roseanne no había tenido el valor de pedirle consejos a su madre, porque conocía perfectamente su reacción. Se pondría de parte de Jennie, olvidando todo lo que ella sentía.
—No me pasa nada.
Mintió, mirando sus manos, que se encontraban firmes en su regazo. No quería verse más débil de lo que estaba, pero la situación en la que ella misma se había metido, la tenía muy mal. No encontraba manera de salir de ese hoyo, y cada día era mucho peor que el anterior.
Extrañaba a Jennie, a Lisa y a Jisoo. Las extrañaba, pero ellas habían escogido su propio camino, habían escogido mentirle, y Lisa, escogió que Jisoo por sobre todos esos años de amistad.
—Sabes que siempre voy a estar para ti, pero debo decirte algo como tu madre. Estoy preocupada por ti.
—¿Por? Me estoy haciendo cargo de los negocios, y todo marcha bien en esa parte.
—¿Y en tu vida? ¿Todo marcha bien en tu vida?
—Estoy en mi mejor momento, mamá. Soy joven, millonaria y guapa. ¿Qué más puedo desear?
Jihyo tomó las manos de Roseanne, para llamar su atención, y buscó el contacto visual entre ambas. Podía ver el dolor, la desesperación y la tristeza opacando el brillo que solían caracterizar los orbes de Roseanne. Notó como la alfa, pestañeaba para evitar soltar lágrimas, pero el puchero que se formó entre sus labios era imposible de ocultar.
—Ven aquí.
La mujer abrió los brazos, y en menos de dos segundos, tenía a su lastimada hija entre ellos. Roseanne no contuvo más sus ganas de llorar, y explotó con su madre. No había nadie mejor que ella, para contenerla, apoyarla y darle los consejos que necesitaba. Odiaba admitirlo, pero necesitaba muchos consejos por parte de su madre.
Lloró todo lo que tenía guardado en su pecho. Cada lágrima que salía quemaba más que la anterior, y cada vez brotaba más un sentimiento desagradable para Roseanne. Se sentía culpable de todo lo que había hecho, de todo lo que había dicho. Se sentía culpable de no ser lo suficientemente madura, como para perdonar.
Roseanne, no era más que una alfa enamorada de una omega mentirosa, y eso, dolía. Su mayor y único miedo en la vida, podía transformarse en realidad. Existía la mínima posibilidad de que Jennie, hubiera jugado con sus sentimientos.
Nunca creyó que encontraría al amor de su vida en Jennie, pero ella misma la había echado de su lado, por el miedo a que sus sentimientos fueran una mentira. Roseanne no sabía lo mal que estaría cuando dejó que Jennie se fuera, pero en ese momento, lo estaba viviendo en carne propia.
—Soy una estúpida, mamá. No merezco nada.
—¿Por qué dices eso? ¿Qué hiciste?
—Jennie... Es detective. Ingresó a nuestra casa para investigarnos. Jisoo también lo es. Nos mintieron. Las dos.
Jihyo se llevó una sorpresa al escuchar esa noticia por parte de Roseanne. Nunca pensó que Jennie o Jisoo podían ser parte de la academia de detectives del país, pero mantuvo la sorpresa para sí misma.
Poco a poco, el mapa de la situación de Roseanne comenzaba a esclarecerse. Era obvio que su hija se había enterado de esa noticia, pero algo no calzaba para Jihyo. Ella podía ver el amor en los ojos de Jennie. Podía sentirlo. ¿Por qué aun así Roseanne decidió lo que decidió?
—¿Cómo lo supiste?
—Ella me lo dijo. Sabía quién mandó las fotos a casa. Una tal Seulgi inició con la idea de investigar a la familia, y llevarnos a la cárcel. Primero Jisoo, y después Jennie.
—¿Y cómo te sientes al saber eso?
—Soy una idiota. Nunca lo noté. Esa mujer es una mentirosa profesional. Jugó con mi confianza. Jugó con todos nosotros.
—Pero no dejas de quererla.
El silencio fue más que suficiente para comprender que Roseanne, seguía igual de enamorada de Jennie.
Claramente, los sentimientos no desaparecían de la nada, y menos esa clase de sentimientos por otra persona. Ambas, estaban destinadas a estar juntas de una manera u otra.
—Y soy idiota, porque la familia siempre debería estar primero.
—Yo no te diría idiota. Más bien, encontraste a la persona que será parte de tu familia en algún futuro. ¿No la amas?
—Sabes que la amo. La amo tanto que duele.
—Roseanne...
—Sé lo que me vas a decir. Soy una desconsiderada, mala persona y merezco lo peor de este mundo —su voz sonaba quebrada, triste y un poco ronca. Le dolía el centro del pecho desde que no tenía a su omega junto a ella— No sé qué hacer, mamá.
—¿Hay algo más que descubriste de Jennie?
Asintió lentamente, recordando lo que le había confesado de su padre, y sintió que la sangre corriendo por su cuerpo, hervía aún más. Su madre, había mandado a matar al padre de Jennie, después de haberlo encontrado en un callejón abusando de una chica indefensa.
¿Cómo iba a decirle eso?
—Su padre....
—¿También era un detective?
—Sí. Y no sólo eso.
—¿Hay más?
—Lo mataste. No sé si recuerdas hace unos diez años a un hombre que abusó de una omega en un callejón. El señor Kim. Tenía una hija, y era detective.
Jihyo entendió rápidamente a lo que se refería Roseanne. Ella lo recordaba perfectamente. Ese tipo, había sido de las peores escorias con las que se había encontrado en toda su vida.
No esperaba que Jennie fuera hija de ese hombre, y de cierta manera, se sentía mal porque una chica como ella, tuviera un padre tan malo. En ese momento, comenzó a barajar la idea de que Jennie haya sufrido a causa de ese hombre.
—¿Sabes si alguna vez le hizo algo a su hija?
Roseanne parpadeo tres veces, analizando la pregunta en silencio, mientras acomodaba sus ideas. Nunca había pensado en esa posibilidad, pero existía. Había una posibilidad de que ese hombre, hubiera abusado de su hija.
—Ella me dijo que era un buen padre. El mejor.
—¿Entonces?
—No lo creo. Jennie hablaba de su padre como el hombre más santo del mundo. Yo creía que había sido un tipo honorable, bueno, y eso, pero no, era un hijo de puta.
—Pero ella no lo sabía. No puedes culpar a una persona que no sabía sobre eso.
La mirada de la alfa cayó directamente hasta la esquina de la habitación, para luego volver a su madre. Negó con la cabeza, mientras le mostraba una sonrisa cínica.
Desde que Roseanne había acabado su contacto con la omega, realmente estaba segura de que la inocencia de Jennie era en parte, una mentira. Trabajaba en el lugar que encubrió los maltratos de su padre. Era imposible de que no supiera o no sospechase de nada.
—Jennie sabía lo de su padre. Es obvio. Por algo entró a esta casa. ¿Crees que lo único que quería era la información sobre nosotros?
—No digas eso.
—¿Por qué no? Mamá, esa mujer es una mentirosa. Es igual de mala que todas las personas que están afuera. Es igual que su padre.
En ese momento, Jihyo se alejó de Roseanne con el ceño fruncido. Una cosa era estar molesta porque creía que habían jugado con su corazón, y otra cosa muy diferente, era prácticamente acusar a Jennie de complicidad con delitos demasiado graves.
Jihyo podía ser muy pasiva y tranquila con sus hijas, pero en ese momento, Roseanne estaba cruzando las líneas que ella misma que había enseñado en la vida. Pondría las manos al fuego por Jennie.
—Lo que estás diciendo, es una falta de respeto. No lo permito.
—Es la verdad, mamá. Jennie Kim es la hija de un violador, de un abusador, y de una persona sin valores. ¿Crees que Jennie iba a arriesgarse por nosotros? No. Iba a delatarnos con sus compañeros de trabajo. Los mismo que le rompieron la pierna a tu hija.
—Eso no la hace igual que todas las otras personas.
—Jennie es detective. Nunca hizo algo por mí. Nunca me quiso. Sólo estaba aquí para acabar con nuestra familia.
La mujer se removió incómoda por el tono que estaba tomando esa conversación. No estaba hablando con su hija. Roseanne simplemente se dedicaba a soltar veneno mediante las palabras.
—Roseanne...
—Soy tan idiota, que sigo enamorada de una persona que no vale la pena.
—Cuida tus palabras, Roseanne.
Esa, fue la gota que rebasó toda la paciencia que tenía Roseanne. No entendía como su madre no reaccionaba ante sus palabras. No había ninguna reacción negativa por parte de la mujer. Estaba fresca como una lechuga.
¿Acaso ella era la única exagerada? ¿Era la única preocupada por el futuro de la familia Park? ¿Era la única preocupada en el honor de su familia?
—Mamá, Jennie es hija de un violador. De un violador que mandaste a matar tu misma. Abre los ojos.
—Basta, Roseanne. Ya basta con eso —escupió molesta, fulminando a su hija por las cosas que estaba diciendo. Jennie jamás tendría la culpa de lo que hicieron sus padres— ¿Acaso no te escuchas cuando hablas? Si tu padre te escucha, te cuelga.
—¿Por qué no te pones en mi lugar? Yo soy tu hija. Yo soy la que debería importarte. Yo soy la que lo está pasando mal por su culpa. Nunca le mentí, nunca la traté mal. Nada. Le di mi amor, mi compresión y todo lo que podía darle. ¿Cómo me pagó? Con mentiras. Esa mujer no me quiere. Nunca me quiso.
—Si no te quisiera no hubiera aguantado la vida que llevas, Roseanne. Si Jennie no te quisiera como dices, ni siquiera se hubiera molestado en estar contigo. Arriesgó su vida, su futuro, su trabajo. Arriesgó todo por estar contigo. Nunca te pidió nada a cambio. Todo lo que hiciste, fue porque lo sentías, al igual que ella. Si decidió traicionar a sus compañeros, fue porque lo sentía. Lástima que se haya enamorado de ti.
Si lo que su madre trataba de hacer, era desesperar a Roseanne, lo estaba logrando. Realmente lo estaba logrando con creces.
Intentó realizar ejercicios de respiración profunda, para no cometer una locura, pero su autocontrol ya se había extinguido. Antes de que pudiera lanzarle el grito a su madre, notó como la puerta de la habitación se abría, mostrando a Park Jung-Ki.
Roseanne no le tenía miedo a su padre, pero entendía que la persona que tenía frente a ella no sólo era su madre, sino, también era la omega del alfa molesto.
—Cuida tus palabras.
—¿También vienes a defender a esa mujer?
—Sí.
—¡Su papá es un violador! Su calidad humana es la misma que la de é....
Un golpe limpio resonó en toda la habitación, sacando un jadeo por parte de Roseanne, que tomaba su mejilla con fuerza.
Su madre nunca le había levantado la mano. Ni siquiera cuando hacia las travesuras más estúpidas, o peleaba con Mina. Nunca le habían pegado, hasta ese momento.
Jihyo no se arrepentía de sus acciones. No podía seguir soportando las palabras de su hija, como si fueran algo ligero o tranquilo. Roseanne estaba totalmente fuera de sí, y las cosas que decía, sacaron su peor parte.
—Que sea la última vez que te escucho hablando así de tu omega. Jennie es inocente de toda culpa. No lo sabía. Creo en su ignorancia sobre las andanzas de ese hijo de puta. Si vuelves a decir algo así, no voy a tener piedad contigo, Roseanne.
Sus ojos picaban, pero después de esa cachetada, no podía verse más débil de lo que era en esos momentos. Se alejó de su madre, dándole la espalda, mientras dejaba correr la lágrima silenciosa por su mejilla ardiente. La piel le ardía de una manera terriblemente dolorosa.
Una tercera presencia llegó a la habitación, y no era nadie más ni nadie menos que Kim Ye-rim
Había recibido una llamada urgente, y las personas requeridas estaban en medio de una discusión de la cual no quería ser parte, pero estaba allí.
—Señora, esta llamada es para usted.
Le extendió el teléfono a la mujer, que lo tomó sin dudas, y al escuchar la voz del otro lado, inconscientemente soltó una sonrisa por lo que estaba escuchando, pero desapareció rápidamente al enterarse del motivo por el cual la llamaban.
A través de los años, Jihyo había aprendido a leer a las personas. Era una habilidad que le había costado mucho cultivar, pero sabía que Jennie y Jisoo, tenían una lealtad inquebrantable por su familia, aunque hayan ingresado de encubiertas. Eso no cambiaba en nada las cosas, porque habían optado por ponerse de su parte.
En ese momento, la beta le estaba implorando su ayuda, y ella, no le negaría nada. Jisoo había hecho muchas cosas por su familia, y necesitaba ayudarla después de todo.
Al terminar la llamada, Yeri recibió el teléfono, y le envió una última mirada a Roseanne, antes de salir de la habitación. No había tenido contacto con ella desde hace varias semanas.
—Roseanne, con tu padre decidimos una cosa, y realmente me importa poco lo que quieras. Intenté hablar contigo, pero tienes con una actitud horrible. No eres ni la sombra de lo que recordaba.
—¿Y vas a sacarme las cosas en cara? ¿Para eso estás aquí? ¿Para eso viniste a molestarme?
Roseanne no había notado sus propias acciones, hasta que un brazo se posó en su hombro, alejándola de su madre. Se acercó de manera amenazante hacia ella, como si fuera la culpable de las cosas que pasaban en la vida.
—Vas a irte un tiempo de aquí. Hasta que vuelvas un poco a ti misma. Creo que el mejor lugar es Barcelona.
No la habían golpeado físicamente, sino, que había sido un golpe totalmente emocional. Sus propios padres querían deshacerse de ella, sin importarles su opinión.
Quería quedarse, pero cada día que pasaba en esa situación, la llevaba mucho más al límite. Se había perdido a sí misma, había perdido sus ganas de hacer las cosas bien, pero sobre todo, había perdido a Jennie, que era la persona que la llevó hasta ese punto.
—¿Y el trabajo?
—Mina se puede hacer cargo, tu madre o yo, pero tú, ya no estás en condiciones de hacer cosas. Tu actitud con el resto del mundo es un asco, y no voy a permitir que sigas pasando a llevar a las personas.
Giró su cuerpo, para recibir la mirada más severa de su vida, por parte de su padre. El hombre tranquilo y risueño, había desaparecido, al igual que ella.
Irse fuera de Seúl, podría significar dos cosas. La primera sería que efectivamente, volviera a sí misma, y dejara de lado sus problemas personales. La segunda, que todo lo malo, se intensificara al máximo, y dejase de ser ella por más tiempo.
¿Realmente era buena idea enviar a un alfa con problemas de conducta tan lejos? ¿Era buena idea poner más distancia entre Roseanne y Jennie?
—Hay algo más que debes saber.
Toda la atención de Roseanne fue hasta su madre, que no perdía un segundo para fulminarla con la mirada.
—¿Qué?
—Jisoo y Jennie recibieron una especie de invitación a un edificio abandonado. Creen que estará Kang Seulgi para hacer algo. Si Jennie no te quisiera, ni siquiera aguantaría todo esto. Para que lo pienses. Mañana van a ir a cubrir sus espaldas, y estas en la posición de hacer algo muy bueno, o de hacer algo muy malo. Yo hice lo que es correcto.
El matrimonio Park, abandonó la habitación, dejando a su hija menor completamente atónita ante sus palabras.
Decir que le deseaba la muerte a Jennie, o que no la quería cerca, era totalmente una mala exageración, porque en esos momentos, la presión en su pecho, o la pesadez de su respiración, le daba a entender todo lo contrario. Claramente no quería que su omega muriera, o que le pasara algo malo.
Comenzaba a cuestionarse, si realmente vale la pena esos dos meses sin Jennie. Sólo sirvieron para aumentar sus niveles de desesperación, y transformarla en una persona asquerosa.
Jennie estaba pasando por un momento difícil. Estaba en riesgo su vida, su integridad, y todo lo que Roseanne quería de ella.
A pesar de las molestias, no podía dejar de lado al amor de su vida. No podía dejar atrás a Jennie Kim. La amaba demasiado como para odiarla. Se arrepentía de todas las cosas que había dicho en su contra.
[🌠]
La omega temblaba de pies a cabeza con violencia. Había tenido una mala noche. El frío de la ciudad se había intensificado, y ni siquiera con la presencia de Lisa, había logrado dormir.
El vacío en su pecho dolía de una manera muy diferente a los días anteriores. Ya no soportaba esa distancia, y había optado por quedarse en cama. Su única compañía en esos momentos era Bear. El cachorro se encontraba a los pies de la cama, custodiando el cuerpo inmóvil de Jennie, mientras la observaba con tristeza.
Eso era lo que se sentía en aquella fría habitación. La tristeza era completamente palpable, y ya no podía seguir disimulando lo mal que estaba. No sé esforzaría en sonreír, cuando ni siquiera podía levantarse y salir de la cama.
Pensaba en Roseanne, intentaba buscar calor en aquellas mantas, pero no lo encontraba por ningún lugar. La falta de su alfa había llegado a un punto incontrolable.
Su respiración era pesada, y parecía ser más difícil a cada momento que pasaba. Le estaba costando realizar una acción que debería ser completamente automática.
—Jennie, tenemos que irnos.
Jisoo se había mantenido la noche completa en vela, custodiando la habitación de su amiga, mientras pensaba en todas las posibilidades de esa tarde. Podría salir todo muy bien, o todo muy mal. Esperaba acabar con esa situación de una vez por todas.
—¿A dónde?
La omega no recordaba que tuviera cita en algún lugar, o que tuvieran que asistir a un sitio en específico. Su mente estaba en otro lugar completamente aislado de la realidad.
Giró su cuerpo con cuidado, intentando buscar la sonrisa de Jisoo, pero se encontró con una expresión de preocupación. La beta se acercó con cuidado, al notar las intenciones que tenía Jennie.
Sus piernas temblaban completamente, y si no fuera por su amiga, hubiera caído al suelo. No recordaba cuando había sido la última vez que había consumido alimento.
Iba a dirigirse al baño, pero Jisoo detuvo su andar acercando su cuerpo al de Jennie. Podía verla temblar de frío, y el silencio del ambiente, estaba siendo acompañado por el castañeo de sus dientes.
—¿Quieres que encienda la calefacción?
—Por favor.
—Le diré a Lisa que venga a ayudarte en la ducha. No puedes entrar sola. ¿Te parece bien eso?
Asintió lentamente, aferrándose a los brazos de su amiga, mientras buscaba esa fuente de calor que jamás encontraría en Jisoo. Al menos, podía sentir cómoda entre los brazos de sus amigas o de su madre. Era una manera de reconfortarla, pero nunca sería suficiente.
En menos de dos minutos, tenía a Lisa junto a ella. Se habían metido al baño, y la beta, esperaba a que el agua de la bañera estuviera en el tope correcto.
—¿Jisoo te ha dicho algo sobre el plan?
—No. ¿Hay un plan?
—Sí —afirmó con cuidado, sin dejar de prestarle atención al agua— Tienes que saber algo.
Jennie jugaba con sus dedos de manera nerviosa. No le gustaba la forma en la que Lisa se estaba expresando. La hacía sentir fuera de lugar.
Podía notar el nerviosismo de la beta. Conocía perfectamente a Lisa, y conocía cuando estaba nerviosa. En esos momentos, estaba muy nerviosa por algo que desconocía.
—¿Qué?
—Jisoo... Ha llamado a Jihyo. No van a ir desprotegidas, por el contrario. Si sucede algo, van a tener la posibilidad de volver con vida.
La respiración de Jennie se detuvo por unos segundos, que parecieran una eternidad para ella. Jisoo había pedido la ayuda de alguien, y ese alguien, era la madre de Roseanne.
No quería pensar locuras, pero había una posibilidad de que Roseanne supiera lo que estaba sucediendo, de que supiera lo que podría pasar con ella. Quería volver a verla, volver a sentirla junto a ella. Quería respirar ese aroma familiar y embriagador, que la hacía perderse en un mundo completo, y lo que más deseaba de todo eso, era ser oficialmente suya. Quería ver una mordida, quería una mordida, un lazo, una unión con el amor de su vida.
Aunque todas sus ideas fueran preciosas, sabía que Roseanne la odiaba con todo su ser, y que no había posibilidad de cambiar sus errores.
Si no me quiere. ¿Qué tengo para hacer en la vida? Nada. No tengo nada que hacer. Prefiero morir.
Estoy muriendo.
Estoy muriendo cada día lejos de ella. No soportare más.
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