El calor acogedor que se instala en mi pecho, seguro ya está reflejándose en mis mejillas. ¿Cómo evitar que suceda si tengo a la persona más dulce y bella justo a mi lado?

Recargo el mentón sobre mi mano, observando su piel nívea que se reluce suave al tacto, sus pestañas lisas y rectas, y el cómo sus labios se abultan al masticar su muffin de avena.

En un inicio, ni siquiera noto cuando la mirada inquisitiva de Jungkook se posa sobre la mía.

—¿Tae? ¿Todo en orden? No has tocado tu muffin.

Pestañeo varias veces al ver la mano contraria sacudirse frente a mí.

—Oh, sí, me distraje —farfullo torpemente y le doy un mordisco al muffin de blueberries.

Todos los sábados desde hace 2 años, Jungkook y yo tenemos la rutina de desayunar juntos en nuestra cafetería favorita. El lugar es cómodo, el olor a chocolate caliente y a pan recién horneado que inundan cada rincón sin duda es de nuestros detalles favoritos. No es un secreto el hecho de que la parte que me resulta más cautivadora del restaurante es la amena música clásica de fondo.

—¿Quieres un poco más de café? —su delicada voz se cuela en mis oídos.

—Prefiero el café de tus ojos —suelto aún ido en mis pensamientos, sin meditar lo que he dicho, hasta que veo la sorpresa y el rubor en el rostro de Jungkook.

—Tae...

Aclaro mi garganta, evidentemente nervioso. Cubro mi cara con el menú que se halla sobre la mesa.

—Q-quise decir que estoy bien así. ¿Tú quieres otra taza?

Hago un esfuerzo enorme para que mi voz no tiemble.

—Oh...  —¿por qué de pronto suena tan apagado?—. No, también estoy bien así.

Al terminar con nuestros desayunos, dejamos todo pago y salimos del establecimiento.

—Tae, hoy habrá un torneo de baloncesto en el parque, es algo sencillo... Pero me preguntaba si tú-

—¡Jungkook!

Las palabras quedan cortadas y el grito detrás de ambos, hace que Jungkook desvíe su atención.

—¡Hermano! ¡¿Qué haces por acá?! —la voz entusiasta de su pelirrojo amigo resuena, y uno de sus brazos rodea el hombro de Jungkook.

Dos chicos de la misma edad cruzan la acera, e imitan el gesto de su anterior amigo, esta vez desde el lado izquierdo, logrando que me aleje un poco para darles espacio.

—¿No irás al partido de hoy? Será en una hora. Pensé que jugarías.

—¡Claro que iré! No me lo perdería.

Sería grandioso ver a Jungkook jugar por primera vez. Es decir, lo he visto practicar algunas veces, pero nunca he ido a un partido. Me gustaría ir a animarlo.

—¡Genial! —palmea su espalda, alguien que distingo con el nombre de Jimin—. Invitaremos a las chicas de la fiesta anterior.

—S-suena bien...

—¿Invitarás a Hoyeon? —pregunta el pelirrojo, con una amplia sonrisa.

—Sí, la invité la semana pasada. Dijo que llegaría temprano para ocupar el primer lugar de las graderías.

Ahora me siento incómodo.

¿Invitó a Hoyeon antes que a mí? Está bien, es normal, pasa más tiempo con ella, por eso le avisó primero. Estoy bien.

¿Pero él siquiera tenía la intención de invitarme a mí?

Muerdo mi labio inferior con fuerza, al sentir mi barbilla temblar. Estoy bien. Mi visión se hace un poco borrosa. Estoy bien.

—¡Oye! Amigo de Jungkook, ¿irás al partido? Estará genial. Este chico es la estrella del equipo —Jimin sacude los hombros del menor con emoción, sacándole una risita.

Todos me miran expectantes de mi respuesta.

Prefiero no incomodarles. Mi presencia puede resultar ser algo torpe entre ellos. No entro en ese círculo social. Además, Jungkook preferiría pasar tiempo a solas con...

—¿Taehyung?

—No —digo de forma automática—. Estaré ocupado. Iré la próxima ocasión.

—Pensé que hoy tendrías el día libre.

—Mi madre necesita ayuda en... cosas —me encojo de hombros—. Diviértanse. Y suerte en el partido, lo harás genial.

—Okay..., gracias —su sonrisa luce casi como una mueca—. Te veré luego.

Aprieto los puños a mis costados, viéndole marchar junto a sus amigos. Elevo la vista hacia el cielo, en un intento de ignorar las lágrimas acumuladas en mis ojos.

Estoy bien, estoy bien.

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𝓣𝓱𝓮 𝓯𝓮𝓮𝓵𝓲𝓷𝓰 𝓽𝓱𝓪𝓽 𝓘'𝓶 𝓵𝓸𝓼𝓲𝓷𝓰 𝓱𝓲𝓶 𝓯𝓸𝓻𝓮𝓿𝓮𝓻.