
❽
Patrick terminó de limpiar el piso de su habitación. El aroma a limpiador de madera flotaba en el aire mezclándose con el leve rastro de su colonia favorita. Su cama estaba impecablemente hecha, como le enseñaron desde muy niño, y las sábanas aún se mantenían tibias por la luz solar que se colaba por la ventana. Lo único que le faltaba era ordenar el desastre que tenía por armario.
La luz de la tarde caía como lluvia sobre la habitación, resaltando los pequeños detalles que hacían de ese espacio su refugio. En las paredes colgaban cuadros que él mismo pintó a los once años, junto a fotos de lugares que visitó por el trabajo de sus padres. Recuerdos de amigos y familiares llenaban su mesita de luz y algunos estantes, compartiendo espacio con pósters de alguna estrella pop que, aunque ya no le gustaba tanto, seguía ahí por pura costumbre.
Tarareaba su canción favorita mientras sacaba, sin demasiado entusiasmo, el revoltijo de ropa que había estado apilado durante días. No era mucho, pero lo suficiente para formar una montaña improvisada sobre su cama.
Y una vez que cerró de mala gana la puerta del armario de una patada, suspiró ante la vista de la gigantesca montaña. Iba a estar un buen tiempo doblando y guardando su ropa.
Que linda forma de pasar el sábado en casa.
Comenzó por separar las camisas de salir con las de casa y las apiló del lado de la cabecera de la cama, haciendo nota mental de que luego las tendría que planchar por su cuenta. A los pantalones de vestir los dobló correctamente y los fue acomodando dentro del armario en su respectivo espacio.
Es muy metódica su forma de mantener el orden de sus cosas y por algo no deja que nadie se meta porque terminaría frustrando su trabajo y él terminará frustrado.
Quien lo comprende.
—¿Ocupado?—le habló su primo William al asomar su cabeza por la puerta de la habitación.
Patrick lo miró por encima de su hombro.
—Creí que estabas estudiando.
—Oi que limpiabas y quise ver si mí querido primito necesitaría algun bocadillo vespertino.—sonrió levantando una bandeja con bocadillos y una jarra llena de jugo.—¿Puedo pasar?
—Si, claro. Deja que te haga un lugar y procura no ensuciar la cama.—dijo, apartando algunas prendas.
William negó con la cabeza ante la neurosis de su pariente y procedió a sentarse en el espacio libre que le hicieron, dejando cuidadosamente la bandeja sobre la mesita de luz de Patrick.
—Pensé que estabas con tus amigos.
El rubio ladeó una mueca sin apartar la vista de la remera que estaba doblando.
—Gerard está visitando a su abuela y creo que Brendon anda castigado.
—Siempre lo castigan.—comentó sirviendo un vaso con jugo para ambos.
—Esta vez fue por malas calificaciones y por llegar siempre tarde a su casa.—Explicó tras dar un pequeño sorbo.—Sus padres se han vuelto más estrictos y capaz se les ocurra la brillante idea de mandarlo a una de esas escuelas privadas.
Will tomó un bocadillo y lo lanzo al aire, atrapandolo perfectamente con la boca y tragó.
—Pobre, pero ¿Te lo imaginas en un lugar así? ¿Con uniformes fofos y que tenga que seguir estrictamente las reglas?
—No duraría ni una semana.—admitío sonriendo de un lado.—Lo expulsarian antes de que se presentara.
—Totalmente.—se río y tomó otro sorbo de jugo.—Aunque, quien sabe, capaz vuelva reformado. Imagínate, Brendon Boyd Urie 2.0: Respetuoso y estudioso. El mejor ejemplo a seguir.
—Uy si, y yo me teñiria el pelo de rosa.
—El rosa no te quedaría mal, Tricky...
El rubio le lanzo un par de medias enrolladas a las cara, pero Will las esquivó soltando una carcajada.
Trick siguió con los suyo y el de pelo castaño se recostó en la cómoda cama, mirando el ventilador de techo girar y girar. Lo aburrió, entonces giró su cabeza a un costado, mirando de reojo la pila de ropa que cada vez era más pequeña con el pasar de los segundos.
Patrick era muy rápido ordenando.
Volvió su vista al techo, y una duda surgió en su cabeza.
—¿Te volviste a hablar con el chico ese?
El rubio detuvo sus movimientos al instante. Un suave color rosa apareció en la parte superior de sus mejillas y un escalofrío recorrió su espalda hasta sus brazos.
—No tanto…
—¿No tanto?—Will se levantó en automático mirándolo incrédulo.—¿A qué te refieres con “No tanto”, Trick?
Este humedeció sus labios y se volteó a verlo.
—Me refiero a que solamente le hablo cuando él me saluda y nada más. Tampoco es la gran cosa, Will. Es un buen chico, aunque me es medio pesado.
—Bueno, te creo. Pero me refería a la carta.
—Solo fue una carta de disculpas, Beckett. Tampoco es la gran cosa.—contestó al dejar los últimos pantalones dentro del armario.
—Yo no me refería a esa carta…
Un pequeño silencio sepulcral se produjo en el que Patrick no movió ni un músculo; solamente sus ojos iban de izquierda a derecha y pequeñas gotas de sudor caían con lentitud sobre su pálida frente. Sentía una pesadez en el pecho y unas ganas de escapar de ahí, pero no podía.
William es más fuerte (y alto) que él.
Sería derribado fácilmente y obligado a contarle.
—Trick…—insistió al notar la quietud de su primo.
Finalmente Patrick suspiró, cerrando los ojos al decir su respuesta.
—Está bien, me escribió preguntándome si me gustaban los perros o si tengo uno y que le diga cómo se llama.
—¿Y le respondiste?
Negó rotundamente con la cabeza.
—¿Por? Se ve que es amigable.
—Es el hermano de Cody.
—¿Y?
—¡Ese es el problema, Will! Él va a creer que ando detrás de su hermanito rata.
—¿Y lo sabe acaso?
—No…no sé….
—Entonces si no lo sabe, no veo el problema de que le respondas a Frank.
—¿¡Pero si se entera!?
—Que le de igual, si total, te superó hace bastante tiempo.
—Tsk, quiere muchísimo a Frank, seguramente va interferir si se llega a enterar.—finalizó, cerrando de un golpe la puerta del armario.
—Él no es extremo, Trick. Yo lo sé, y tú lo sabes muy bien.—dijo al cruzar los brazos y tirarle una mirada seria—Lo único que hará es advertirle a Iero lo tan rompecorazones que eres.
—¡Jah!. ¿Cuánto apuestas a que no lo hará?
—¿Y tú cuánto apuestas a que si lo hará?
Los dos se miraron desafiantes. Sabían que el dinero era muy básico para lo que ellos hacían, así tenían que sacrificar algo de valor. Solo así podrían ganar y presumir quien tenia razón.
—No quiero perder mis cosas.—admitió Patrick después de sostenerle la mirada por un buen rato.
—Entonces hagamos un trato: En él que caso de que si pase, tú tendrás que…¡Tú tendrás que besar al primer mono quien se te cruce!
—¿¡Estás demente?!
—Tal vez. No lo se.
—Ugh...Si esa es tu condición, te digo la mía.
—Te escucho, Tricky.
—En el caso de que no pase lo que dices, tendrás que juntarte por una semana con mí grupo de amigos
—Me parece justo. ¿Trato hecho?
Patrick se acercó con determinación y estrechó su mano.
—Trato hecho…
El trato se pondría en juego el lunes por la mañana cuando los dos llegaron juntos a la escuela. Ambos tenían grandes expectativas por ganar que hasta incluso ensayaron, todo el fin de semana, un baile de la victoria y también de la derrota.
William fue el primero en despedirse con un pequeño y corto abrazo, pero con mucho amor. Sabe que no podrá ver a Patrick por el resto del día debido a que él es de último año, por lo que la hora de entrada y salida son las únicas veces en las que interactúa con el rubio.
Trick está vez no fue algo reacio con la muestra de afecto.
Una vez que su primo desapareció de su vista, ingreso a su aula esperando a que estuviera Gerard guardandole lugar. Pero lo que se encontró le llamó la atención...
La mesa de Zach y Dan, que se sitúa al lado de la ventana, había sido rodeada por varios de sus amigos que al no paraban de murmurar o reírse con entusiasmo algo que el moreno les estaba mostrando.
—¡Repitelo de nuevo! ¡Repitelo de nuevo!—pedia Hayley sin dejar de saltar al rededor de Sarah.
Zach repitió de nuevo el video en el mostraba como ellos junto a Cody y Jon escapaban de una colmena entera de abejas enojadas en un carrito de compras.
—¡Cielos! ¡Esa agilidad de tomar el carrito e irse rápido parece inhumano!—exclamó Alex al ajustarse sus lentes para ver más a detalle el video.
—Es puro adrenalina y miedo a ser picado.—explicó Cody entre risas.—Tampoco es mucha ciencia.
—Pero mira la cara de terror que se cargaba DeWall.
—Es la misma que pone cuando Leyley quiere arreglar cuentas con él.—comentó Asher, dándole codazos a la susodicha pelirroja.
—En cualquier momento Ibamos a abandonar a Zach.—recordó Jon con nostalgia en su rostro.
—No podíamos meterlo con facilidad al carrito y además no entrabamos todos. Necesitábamos sacar peso muerto. Ustedes me entienden.—argumentó Dan, ignorando la mirada de odio total que le dedicó Zach.
—Uy, ya se enojo la gordis.
—Cerra la jeta, zanahoria con patas.
—¿¡Como me dijiste!?
—Zanahoria con patas.
—¿¿Como??
—Z a n a h o r i a. C o...—no terminó de deletrear cuando recibió un puñetazo de Hayley en su preciada boca.
—Se nos fue la gorda.
—¡Jon!—lo retó Sarah.
—¿Que?
Viendo todo esto, Patrick no pudo evitar soltar una pequeña risa. El grupo era divertido a su manera, quien no se reiría de ellos o junto a ellos. Deseaba ser parte de un grupo así o que lo aceptarán dejando los rencores de lado.
Sarah se volteó al oírlo reír y le sonrió genuinamente mientras lo saludaba con la mano.
—¡Hola Trick!
—H-hola Sari—se animó a saludarla con el mismo entusiasmo.
Los otros dejaron lo que estaban haciendo para mirarlo a él y por la amabilidad que tuvo la mamá del grupo en saludarlo, ellos se tardaron en también hacerlo. Aunque no quitaron el desprecio y el desden de sus rostros hacia él.
Él único quien no lo miró así fue Cody...Porque ni siquiera lo miró, sólo a su celular.
Basto con un simple saludo al aire y sin ganas.
Incómodo, decidió mirar a otro lado. La silla vacía a su lado. Al frío metal que le hacía falta el calor y el peso de un trasero gordo que le gustaba criticar a la gente y gastarse sus diez dólares de siempre en baldes de pollo frito.
—«¿Cuando llegará? Faltan 10 minutos para las ocho y ya tengo ganas de irme a llorar por ahi»
Escuchó su nombre salir de la boca de alguien entre risitas y no hacía falta voltear. Sabía de quién se trataba. Le resto poca importancia y pretendió que buscaba algo dentro de su mochila.
—«Todos me odian. Me odian. Me odian con repulsión. No se cuanto pueda aguantarmelos por diez minutos más»—Patrick se negaba a alzar las vista hasta que las lágrimas regresarán dentro de sus cuencas.—«Odio estar solo y sentirme atrapado entre tantos»
Pero es costumbre que su cabeza le hiciera recordar del porque merece ser tratado así
Pestañar repetidas veces logró que ya no sintiera el agua acumulándose en la comisura de sus párpados y tomó una lenta respiración, guardandose ese sentimiento creciente en su pecho.
El reloj de pared marcó cinco para las ocho y ya estaban ingresado algunos compañeros, entre ellos Brendon, causándole alivio a su ansiedad al verlo llegar; pero ¿En donde estaba Gerard?
—¡Hey! ¿Por qué tienes esa cara?—Fue lo primero que dijo al apoyarse en su mesa.
—No es nada, Brend. Me alegra saber que por fin apareciste.—dijo sonriéndole un poco.
—Y me alegra que me hayas guardado un lugarcito.
Patrick bufó con sorna.
—¿Que dices? Si le estoy guardando lugar a Gee.
—¿Que no te avisó?
—¿Avisar que cosa?
—Él me dijo que no podrá venir, porque al parecer pescó un resfriado y su abuelita lo anda cuidando con mucho amor y bla bla bla, que Mikey está bien y que me fijará si ha llegado bien a la escuela y...
—¿Solamente a ti te lo dijo?—lo interrumpió con un ligero titubeó en plácida sonrisa.
—Eh, si.
Sintió un pequeño pinchazo en su corazón.
—Oh...Bueno, seguramente no le dio el tiempo en avisarme...Si...
—Descuida PatPat. Luego le hacemos videollamada en el recreo ¿Te parece?
Este asintió un poco y sacó su mochila de la silla de Gee para que el frentudo se sentara junto a él; y así, a los diez minutos que tocó la campana, la clase de geografía comenzó y Patrick aún se sentía más solo en compañía.
[...]
Al salir de su clase, Patrick tenía antojo por algo dulce.
—¿Me acompañas a la cafetería por unas donas?—le preguntó animadamente, mientras guardaba su cuaderno en la mochila.
Brendon iba a contestar, pero por ese pequeño instante vio pasar delante de sus ojos al chico más guapo de quinto año: Dallon Weekes. Y claro, como siempre, se imaginó miles escenarios en el que ellos dos son una linda pareja feliz con miles de perros como hijos y que viven en una casa lujosa de Malibú.
Y fueron los gritos de Patrick quien lo hizo poner los pies en la tierra.
—¡Brendon!
—¿¡Que!?
—Te veías ido. ¿Está todo bien? ¿No quieres venir conmigo?—esto último lo dijo con una mueca de tristeza.
—Æeeeeee...
Patrick notó a Dallon a lo lejos y suspiró molesto. Ya sabe cuál era la maldita razón por la que su amigo actuaba como retrasado mental.
—Si quieres vete a espiarlo, no tengo problema.—dijo retrocediendo con su bolso.
—¡Oh, gracias Tricky!—lo abrazó fuerte y le dió un beso en la frente antes de irse apurado.
Patrick le dio la espalda y caminó con la cabeza gacha, a través del amontonado pasillo. Fingiendo que se sentía invisible a la vista de cualquiera por solo unos momentos, sin importar las miradas, murmullos, chillidos y carteles pegados en su espalda.
Sintió que alguien le dio tremenda nalgada y pegó un respingo, girandose para ver a quién putas era el maleducado.
Y ahi estaba el maldito de Ryan Ross sonriéndole maliciosamente, mientras caminaba hacia atrás y le sacaba los dos dedos del medio. Le devolvió el gesto y sintió un papel pegado en su trasero. Un jodido cartel. Se lo sacó y leyó lo que decía:
«"Gratis y sin reembolso"»
—Típico de Ross.—arrugó el papel y lo tiró por ahí.
Y ese "por ahí" era la cara de Nate Novarro quien pasaba tranquilamente junto con sus compañeros.
—Ow, ya volvieron las bolas de papel—se lamento al acomodar su flequillo.
—En serio Nate, tenés tan mala suerte que no entiendo por qué cojones seguís vivo.
—Creo que soy el favorito de Dios.
Los cuatro lo miraron raro.
—Es decir..."A sus mejores soldados, les da sus peores batallas" o algo así era la wea.—explicó al quitarse un dardo tranquilizante del brazo.—Ja...ahora ya no siento el brazo ajajajaj...oh no
—Ugh, Nate. Deja que te ayude bro.—Lindsey paso el brazo de Nate por sus hombros y lo ayudó a que camine ante el peligro que él terminará desmayado.
—En fin...¿Que putas estábamos haciendo?
—Siguiendo a Ryan.
—Maxx...¿Es en serio? ¿Es necesario?
—Bueno, si quiero que mí mejor amiga me vuelva hablar, necesito el dinero que el psicópata ese ofrece por espiar a la gente.
—De todos los psicópatas de este lugar elegiste a ese.
—Si. Al peor de los psicópatas
—¿Que es un psicópata?—preguntó de la nada Kitty.
—Es una persona con problemitas mentales y que...casi siempre se parecen a las ardillas.—explicó Mikey, tratando de que la chica entienda de la manera más inocente posible.
—¿Entonces las ardillas son psicópatas?
—Depende de la ardilla.
—Oh
—Si ves una Kitty, no dudes en atacarla.—río Lind-z.
La chica se guardó el consejo en su memoria por si le llega a ser útil en un futuro no tan distante.
—Tengo hambre.—se quejó Mikey.
—Pues vergas por aquí no veo.
Maxx soltó una sonora carcajada y chocó los cinco con Lind-z enfrente del avergonzado Michael James Way.
—Ya, vamos a la cafetería por algo de comida.
Antes de que llegarán a dicho lugar, Mikey se detuvo en seco de inmediato, toqueteando sus bolsillos en busca de algo perdido. Sus amigos no dudaron en detenerse también.
—Oh no...
—¿Que paso Mikes-Mikes?
—Olvide mis walkman en mí casillero y sin ellos no soy nada. Ayuda.
—Tranquilizate chamo. Te acompaño si quieres.
—¿Seguro? ¿Y que hay de tú misión de hablarle a Ross?
—Naaaah. Luego lo resuelvo.—dijo dándole una sonrisa de apoyo.—Ahora vayamos a buscar tú vida. Chicas, ustedes guardennos un lugar. Cualquier cosita les mandamos mensaje y cuiden a Nate porfa. Está chiquito.
Las chicas asintieron y entraron a la cafetería junto al indefenso Novarro. Mientras que los dos amigos pegaron la corrida de sus vidas hasta los casilleros, cruzándose con algunas personas en su camino y esquivando obstáculos.
Cómo en un puto videojuego.
Al llegar, reposaron contra una pared para tomar algo de aire. Nunca correrían así en la cancha, pero si por unos walkman de tercera generación.
—Busca...Busca tu jodido casillero ¿quieres?—le dijo entre jadeos entrecortados.
Mikey, con las rodillas adoloridas, caminó unos dos metros y llegó a su casillero. Introdujo su contraseña (que era más larga que el pingo) y abrió la puertita, sonriendo al ver el aparato en perfecto estado sobre su cuaderno de ciencias.
—Bueno. Misión cumplida, Maxxie.
Este alzó sus dos pulgares arriba mientras le sonreía cansado y agitado.
Estaban por irse cuando Maxxie detuvo al más alto con la mano. Él lo miraba sin comprender que le pasaba pero al ver la seriedad del rubio en su rostro, supuso que algo habrá visto o escuchado para ponerlo en alerta.
Maxx agudizó mejor el oído y escuchó unos pasos bajar por la escalera, seguido de risas. Pero a lo que más le prestó atención fueron las risas, sobre todo una que le parecía muy única y muy familiar.
—¿Lo escuchas?
—¿A quien?
La voz se hizo más clara en los últimos escalones y rebotó por las paredes del vacío pasillo.
"No hacía falta que vinieras, Frank"
"Solamente quiero acompañarte."
"Que tierno de tu parte, pero en serio, no quiero compañía ahora"
"Tarde. Ya estoy aquí ¿No es así?"
Por impulso, Dazinger empujó a su amigo hasta un bote de basura y lo metió a él adentro, para luego el meterse también y poner la tapa en su lugar.
—¡Maxx! ¡¿Ahora que carajos te sucede a voh?!—protestó, pero inmediatamente su amigo le puso el dedo en los labios pa que calle el pico.
—Escuché a Patrick.—le respondió susurrando.
—¿Y?
—¿Y? Viene acompañado de alguien y quiero saber quién es.
—Pero...
Maxx le señaló que mantuviera su boca cerrada, mientras él de a poquito levantaba la tapa de la basura para ver la escena que se estaba desarrollando en el paredón de los casilleros.
Y ahí estaban. Frank y Patrick.
Frank era quien parecía llevar la conversación algo ansioso y nervioso, mientras que la diva abría su locker y guardaba unas cosas, escuchando lo que Iero le decía entre babulceos.
—¿Pero que mamada...?
—¿Que ves weon?
—Shhhh. Trato de escuchar, carajo.
Con su oreja en modo de radar, Maxx escuchó la curiosa conversación de los dos sujetos:
—Estem...yo...yo te acompañe para que no anduvieras solito por ahí.—explicó nervioso a la vez que se rascaba su nuca.—O sea, hay puro loco por ahí y tú estás indefenso sin tu grupo de amigos y todos te odian y...
—Ya. Te entendí. Y te lo repito de nuevo:."No hacía falta que vinieras. Me se cuidar por mí cuenta".
Frank balbuceó unas cuantas palabras inentendibles que hasta la RAE te puede confirmar de que no existen tales palabras en el diccionario de la lengua española.
El rubio se quería ir en ese momento, pero su moral de nuevo le jugaba en contra y también una apuesta. Así que aprovechó que el pelinegro estuviese distraído buscando sus palabras, y saco del bolsillo delantero esa carta.
Esa jodida carta.
La movió frente a la vista de Iero y este detuvo sus labios. Sus ojos estuvieron fijamente en la carta y luego en la cara de póker de Patrick.
La emoción poco a poco se presentó en su rostro y ni siquiera una pequeña sonrisa bastaría para mostrar lo realmente feliz que se sentía internamente.
Estuvo esperando por días esas respuestas y por fin las tenía en la palma de su mano.
—Nos vemos entonces, Frank.—se despidió sujetando su bolso en su hombro y dándole una pequeña sonrisa.
El weon quedó en shock y no pudo decirle adiós antes de que abandonará su lado. Aún tenía el papel entre sus dedos y su tacto lo hizo volver a la realidad.
Un jadeo salió de sus labios al ver de nuevo el sobre.
—«Aqui vamos...»—Delicadamente desplegó el papel y lo leyó.
De Frank para Patrick Stump:
1- ¿Te gustan los perros?
☑︎ Si
☐ No
☐ No sé
☐ Vivan los cuys <33
2- En caso de "Si": ¿Cómo se llama? ¿Que raza es y cuántos años tiene?
Rta: Se llama Penny, es una pomeranian y tiene un añito.♡♡
3- ¿Te gustaría tener más perros?
☑︎ Si, un millón "‹y más :D›"
☐ No
4- ¿Alguna vez se te ha muerto alguna mascota o la has perdido para siempre? :/
☐ Si
☐ No
☐ No me acuerdo
☑︎ No me gusta hablar sobre eso*
*Es muy triste. En otro momento quizás...
5- ¿Te gustaría, alguna vez , ir conmigo a una casa de mascotas?
☐ Si
☐ No
☐ Tal vez
☐ No lo sé
☑︎ Primero seamos amigos
☐ ¿Estás loco? "‹Tal vez un poco›"
6- Por último: ¿Está bien que te hable?
☑︎ Si*
☐ Sin dudas
☐ En lo absoluto
☐ Te pondré una orden de alejamiento "XD"
*Me pareció tierno que tú seas quien me hablara primero
Frank se quedó sin palabras al leer la cantidad de respuestas positivas y también los pequeños mensajes y caritas que Patrick dejaba a lado de las preguntas. Aunque esto último le llamó la atención...Pero igual, esas respuestas lo pusieron entusiasta y su sonrisa se iba ensanchando aún más en su rostro.
Pegó un salto, gritando un "sí" que nadie oiria.
A excepción de los dos chicos de cuarto año escondidos en el tacho de basura, que vieron, escucharon y analizaron toda la situación anterior.
[...]
—N-no, no puedo con todo eso, weon...
—Lo sé. Aquí tienes tu inhalador.
Mikey usó su inhalador pero no lo ayudó con la maraña de nervios que cada vez iba aumentando de tamaño dentro de su pecho.
Eran alrededor de las once y media. Habían salido de clases para almorzar. Maxx iba a aprovechar este tiempo para presentarle el chisme a Ryan y así lograr ganar algo de dinero, pero se vió obligado a acompañar a Mikey en su primer día estando en el club de ajedrez.
—Escucha: Te ves bien y hueles bien ¡TAS PERFECTO BRO!—le dijo a su amigo mientras se dirigían a la biblioteca.
—Lo sé. Lo sé ¡Lo sé! Solo que...¡Aaaagh!—se llevó las manos a la cabeza intentando despejar la tormenta en su cabeza.
Maxx se le paró de frente deteniéndolo.
—¡Hey! ¡Hey! Todo va salir bien, Mikes. Le vas agradar.
—¿Pero que tal si a los otros no? ¿Y si dicen cosas malas de mí y Ray se las crea? ¿Y Si...—Su amigo lo cacheteó.
—'Cuchame una cosa, pedazo de mogólico con patas de gallina: Vas a ir, vas pasarte las criticas por los dos webos peludos que tenés de adorno y vas a demostrarles quien es Mikey Fucking Way ¿¡ENTENDISTE!?
Mikey asintió sobandose la marca caliente de la mejilla.
—Ese es mí Moikey—lo abrazó tiernamente y le dio una pequeñas palmadas en la espalda.
—G-gracias Maxxie.—sonrió ante la calidez de su amigo loco.
—No me agradezcas, man. Es mí misión acompañarte en tu primer día en el club...Y también ayudarte a conquistar al weon de los rulos.
Y su sonrisa despareció.
—Oshe, oshe, oshe. Momentito. Jamás te dije que me gustaba ese...ese sujeto.
Maxx levantó una ceja en incongruencia.
—Solo destaque en esa llamadita de la otra vez que era algo lindo. Solamente eso.
—Mikey, se te nota en la cara. No sabes disimular na'a.
Mikey no respondió y Maxx sacó provecho a esto para poner sus manos en la espalda del alto y empujarlo hasta la mendiga puerta del lugar. Era tarea sencilla, considerando de que Mikey tenía el peso de una pluma para tener semejante altura y que Maxx tenía fuerza.
—Esto...Esto es humillante, Danziger.—masculló mientras sus pies hacían ruido contra las baldosas del piso.
—Anda. Al menos esto es más fácil que caminar con esas piernas de fideo.
—Eh, 50-50.
Cuando por fin llegaron, el más bajo acomodó los lentes del otro, peinó un poco su cabello; y con los dos dedos índice levantó las comisuras de sus labios intentando a que sonriera.
—¿Are you ready, gay?
—No seas jodón.—dijo abriendo la puerta.
Entraron y vieron al grupo en las primeras mesas del lugar, organizando sus cosas y colocando los tableros al centro de cada mesa que iban a ocupar. Había un pizarrón móvil al frente y ahí estaba Ray Toro con un porta papeles.
A Mikey se le iluminaron los ojos y lo tenía cohibido la presencia del ruludo a los lejos.
Maxx le dio un suave codazo, animandolo a que fuera y saludara a Ray. Ya era tiempo de que el pichón vuela del nido y que no se caiga en el proceso.
Con timidez, Mikey se fue acercando, sintiendo su boca secarse con cada respiración que daba. Maxx por otro lado lo miraba feliz como una madre que lleva por primera vez a su pequeño a la escuela.
No podía estar más orgulloso por su mejor amigo.
Ya eran las doce en punto. Habían más chicos en las mesas y Mikey tomó asiento junto con una chica, pero no se animaba a hablar todavía hasta que alguien lo hiciera. Volteo su cabeza hacia atrás algo nervioso y vio a Maxxie con ambos pulgares arriba y sonriéndole animadamente.
Este, por más que tenía pensado irse en cualquier momento, prefirió quedarse hasta que toda esta reunión comenzará.
Observó la diversidad de personas que iban entrando y pensó que este sería un ambiente seguro para que Mikey sea más abierto con la gente y tenga algunas amistades...
Y que no le toque amistades llenas de locos como las que tiene actualmente.
El flash de una cámara a su lado lo sacó de sus pensamientos y miró de reojo de quién se trataba.
No sabia si decir que es de buena o mala suerte, porque a ladito suyo estaba Cody muy contento, sacando fotos al grupo con una con una cámara Polaroid. Prefirió no decir ni "mu" y continúo mirando al frente.
Pero luego de unos fotos, Cody no tardó en notar una presencia a su lado.
—¡Hey! No te esperaba encontrarte aquí.—Dijo con entusiasmo.
Maxx se giró a verlo.
—Vengo a acompañar a un amigo ¿Y tú?
—Saco fotos para el periódico escolar y también vengo a vigilar a mí amigo de allá.—Explicó indicando al marihuanero de Jon, quien andaba jugando con unas piezas del tablero.
—¿Asi que también estás de mamá osa?
—Eh, se puede que si pero no tanto.—Sacó una foto más.
—Cool.—murmuró volviendo su vista en Mikey.
Cody terminó de sacarle un foto al presidente del club y de nuevo puso sus ojos en Maxx.
—Entonces...¿Cómo estás?
—Bien, bien...Sobreviviendo.
—Quien no lo haría en esta infernal escuela.
Maxx tarareo de acuerdo y jugó con el cordón de su campera.
—Y...¿Cómo te llamas?
—¿Disculpa?
—Que como te llamas.—Repitió mirándolo fijamente.—Perdón que te lo pregunté asi de la nada, es que desde la primera vez que nos vimos yo tenía dudas de com...
—Maxx.
—¿Q-que?
—Que soy Maxx. Con doble "x".
—Oh.
—Si, lo sé. Es raro—dijo pasándose una mano por su nuca.
—No, no, no. Para nada me parece raro.
Una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro.
—Gracias. ¿Y cuál es el tuyo, chico Polaroid?
Este soltó una pequeña risa.
—Cody.
—Mmh, ya me se me hacía conocido tu nombre. ¿Te apellidas Carson, no?
—Asi es.
—Entonces eres el chavón que le dio su merecido a Ryan Ross el año pasado. Mis respetos. En serio, fuiste el único quien tuvo los huevos en ponerlo en su maldito lugar.
—Si, se había pasado con ese comentario hacia mí amiga y le di ese golpe. Y gracias Maxx.—sonrió encantando.
La sonrisa del ojiazul era contagiosa para él, porque también estaba sonriendo.
Es extraño. Al principio Maxx no quería conversar con Cody y mucho menos mirarlo, pero aquí estaban los dos envueltos en una extraña aura de confianza y hablando.
Al menos ya se presentaron.
—Creo que van a comenzar.—dijo Cody rompiendo el contacto visual que tenía.
—Si. Eem, yo creo que me debería ir...—bajó su mirada, mientras se rascaba nervioso el brazo.—Recorde que tenía hacer algo por ahí.
—Entonces te vere por ahí.
Maxx levantó la vista de nuevo y aún estaba esa sonrisa en su rostro.
—Si, supongo.
Cody guardó la cámara en su mochila y se la llevó al hombro.
—Bueno, adiós Maxx.
—Adios, chico Polaroid.
Carson negó suavemente con la cabeza, pero no dejó de sonreír. Lo miró una última vez antes de cruzar por la puerta de la biblioteca. Maxx se quedó unos momentos mirando la puerta.
Deseaba que hubiera durado un poco más la charla.
¡Personajes del día de hoy!
William Beckett: Chico de último año que está emparentado por parte de su madre con Patrick. Es muy estudioso y es al que siempre le piden las tareas. No está interesado en tener pareja, pero siempre idealiza como debería ser su futura pareja. Es literal un ratón de biblioteca.
Dallon Weekes: El chico más alto de quinto y posiblemente sea pariente lejano de las jirafas. Diccionario andante y siempre usa palabras complicadas que algunos les cuesta entender. Sueña con que la gente comprenda su léxico y que le dejen de decir "Poste o Maistro Longaniza"
Jennifer Dunn, alias "Kitty": Compañera de los Shys y mejor amiga de Lind-z. Es tierna, tonta e inocente, pero amada por sus amigos. Jamás la verás insultando ni tampoco enojada. Su casillero está lleno de fotos de gatitos.
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Hola gente
Aquí les traigo otro pedazo de esquizofrenia xd
Ojalá que les gusten y eso
Vayan adivinando con quien empezaremos el siguiente capítulo mujajajajjaja😈
~Midnight fuera!
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