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♛|𝑺𝒆𝒙 𝒊𝒏 𝒋𝒂𝒊𝒍 ˢʰⁱᵍᵃʳᵃᵏⁱ|♛

ꜰᴇᴍ ʀᴇᴀᴅᴇʀ x Shigaraki.


ᴡᴏʀᴅ ᴄᴏᴜɴᴛᴇʀ⇢ 1873.
ᴘʟᴏᴛ⇢  Después de un largo rato sin verlo, vas a liberar a tu amado novio.
ᴡᴀʀɴɪɴɢ⇢  blowjob.


Lo había logrado, por fin pude acceder luego de un año a aquella prisión de máxima seguridad donde encerraron a mi novio. Salir con un criminal era excitante, de eso no hay duda, se los puedo confirmar, pero el problema es que al ser encarcelado es muy... muy difícil poder liberarlo.

Me preguntarán, seguramente, ¿no es más fácil buscarse a otro? ¡Por supuesto que sí! Pero, pero, pero, se olvidan un detallito, encontrar a alguien que me coja bien es casi imposible para mí, soy muy exigente, quiero que sea atractivo, dominante, inteligente, bastante tóxico y celoso... pero que a su vez me quiera de verdad, en pocas palabras un milagro. Y yo ya encontré ese milagro.

Mi divino Tomura, alto, lindo, un líder nato, se frustra mucho y lo descarga en la cama conmigo. Tuvimos un acercamiento tan profundo que nos enamoramos, sí, enamoré un villano, todo muy loco. Pero nos funciona, conozco todos sus problemas e inseguridades, él también conoce todos los mío.

—¡Sí!—susurré alegremente cuando el lector de la tarjeta soltó un pitido, dictando que sí podía entrar al ala de máxima seguridad.

Maldije al ver un pasillo extremadamente lúgubre con varias celdas, la piel se me erizó por el frío del lugar. Caminé entre las celdas, intentando distinguir en cuál estaría Shigaraki, el ambiente era espeluznante, hostil, todo estaba en silencio. 

De pronto fui jalada de la cintura y estampada de espaldas contra el hierro de una celda, enterró su rostro en mi cabello para aspirar su aroma.  Sonreí al ser tomada del cuello, pero solo cuatro dedos estaban en contacto con mi piel, él siempre era muy cuidadoso con su quirk. Jamás lo usó en mi, y creo que nunca lo hará. 

—Tenko... —dije con alegría, mi cuerpo se sintió aliviado al recibir sus caricias, todo mi ser lo extrañaba. 

—Te extrañé—murmuró en mi oído, mientras su mano izquierda recorría lentamente mi abdomen hasta posicionarse entre mis muslos. Solté un suspiro ante el rose sus yemas con la tela del jean. —Extrañé todo de ti... cada centímetro... —besó mi cuello y lo mordió, marcándolo probablemente, haciéndome chillar por la sorpresa—cada minúsculo ruido que haces cuando te toco... —parte de su mano ya se encontraba dentro de mis bragas, estimulando mi clítoris y acariciando los labios para luego introducir dos dedos entre ellos.—Sigues siendo mía, ¿verdad, ___? 

La fricción provocada entre mis paredes era deliciosa, dándome fuertes oleadas de placer que llegaban a atontarme. Hacía un año completo que no me sentía tan bien, si les soy sincera jamás fui de esas chicas con fetiches sobre criminales, esta relación fue repentina, traté de dejarlo en cuanto me enteré quién era... pero fue imposible. Él es irremplazable para mí, al igual que yo para él. 

No tengo recuerdos de haberme sentido tan viva antes de que llegara a mi vida, me gusta creer que fue el destino que nos juntó, que estamos destinados y por ello encajamos tan bien. 

—Sabes que jamás podría pertenecerle a otro—jadeé, mientras los espasmos se volvían más fuertes y atacaban mi cordura.

Me retorcí contra el hierro, Tomura me sostenía del lado contrario, como si yo fuera a escapar de él. A sabiendas de que iba a correrme en cualquier segundo, los movimientos de sus dedos eran más fervientes y agresivos, rozando cada nervio, como si mi sensibilidad y ellos estuvieran en guerra, y venirme fuera su triunfo. Pero, en cuanto rosaba el cielo con las manos, frenó sus arremetidas y quitó su mano dejándome insatisfecha, necesitando más de él.

—No te lo mereces, es tu castigo por hacerme esperar un año para cogerte—dijo con voz grave y rasposa, acercó sus dedos a mi boca para que los limpiara, y eso hice, los lamí lentamente como si de una paleta se tratara. —Ahora de rodillas, es hora de que te disculpes.

Me volteé, encontrándome con la intensa mirada de Tomura sobre mí, su cabello estaba bastante largo a comparación de la última vez que lo vi, su anatomía era más grande y los rasguños autoprovocados se habían triplicado en su piel. 

Acaricié su pecho mientras descendía lentamente hasta quedar de rodillas en el suelo, pasé suavemente mi lengua por el miembro tieso bajo los pantalones de mi novio, sin dejar de verlo a los ojos con deseo. Shigaraki me observó lascivamente con un semblante serio, que indicaba que no estaba para mis juegos previos en ese preciso instante.

—Ya deja tus juegos estúpidos y baja mis pantalones—me ordenó de forma dominante, y por supuesto que lo obedecí, a mí eso me encanta... me encanta casi tanto como no hacerle caso para que me castigue.

Comencé a bajar el elástico de sus pantalones con los dientes, él gruñó molesto y acabó bajándolos por sí mismo. Era demasiado irritable en ese sentido, no le gusta que juegue con su paciencia, por esto jamás me deja el control.

Su miembro golpeó mi nariz al ser liberado, y la mirada de Shigaraki me daba una orden firme y directa sobre qué hacer con él. Así que lamí la longitud con mi lengua, mi boca se ensalivó casi al instante, creo que yo disfrutaré más esto que Tomura, extrañaba estas situaciones. 

De la ansiedad lo introduje completamente en mi cavidad bucal, a pesar de que mi boca es pequeña y nunca llega a entrar todo, pero esta vez lo haré entrar. Di una arcada y el aire se me escapó por un instante, Shigaraki soltó un gruñido gutural y me sujetó del cabello. 

—Despacio—me separó un poco, jalándome suavemente el pelo. 

Unos cuantos hilos de saliva seguían conectados entre mis labios y su glande al apartarme, lo miré divertida, él trataba de contenerse para no correrse demasiado rápido. Claro que yo conocía esa manía de mi novio, quiere controlar hasta cuándo venirse, pero no se lo voy a permitir. 

Volví a meterlo en mi boca completo, frotando mi lengua hábilmente, causando que mi saliva lo empapara en su totalidad.  Su respiración se agitó con cada movimiento que le hacía, no tardó mucho en oprimir más mi cabeza contra él, los jadeos se tornaron más guturales, repetitivos y desenfrenados. 

—Mierda, ___.

Sentí cómo su semen comenzaba a llenar mi garganta, pero tuve que apartarme y tragar sin previo aviso por un asqueroso polvo que cayó sobre mi nariz, haciéndome estornudar. Miré hacia arriba, la reja ya no estaba y la mano de Shigaraki estaba extendida en el aire con el puño cerrado. Activó su quirk sin querer.

—¿Habías desactivado el inhibidor de la celda? ¿Por qué no me dijiste?—preguntó confundido, con el ceño fruncido, por la omisión de esa información de mi parte.

Mis mejillas se tornaron rojas y desvié la mirada. 

—Siempre tuve la fantasía de que me cogieras a través de una reja—sonreí traviesamente. 

Él me tomó bruscamente de la camisa, levantándome del suelo en consecuencia, y me estampó contra la celda frente a la suya. Sentí su masculinidad apretarse contra mi trasero. Sus manos bajaron mi pantalón, acariciando con delicadeza mis muslos en el proceso. Haciendo que mi sensibilidad ante su toque aumentara y mi piel se erizara. 

—Lo siento... creo que solo te podré coger contra una—replicó con malicia, destrozando mi camisa para dejar mis pechos expuestos a su merced.

Besó mi cuello, mientras deslizaba las yemas de sus dedos entre mis pliegues para controlar si ya podía hacérmelo, y obviamente que podía, ya que estaba tan mojada por la falta de sexo que mis fluidos se escurrían por mis muslos interiores. 

Se hizo paso entre mis paredes con brusquedad, embistiéndome con toda su fuerza. Solté un chillido de satisfacción y me sujeté de los barrotes de la celda, mi mejilla estaba apretada contra el hierro, y mis ojos se cerraban por lo agobiante que era el placer que sentía. La mano de Shigaraki apretando mi cintura me dio a entender que él se sentía igual de abrumado que yo.

Nuestros cuerpos se extrañaban, se anhelaban, exigían el uno por el otro, y reencontrarse era un estallido de sensaciones y ansias por más. La codicia de saciar esta adrenalina nos consumió, y las estocadas se hicieron desenfrenadas, cada vez más agresivas. El ambiente se llenó de gemidos, gruñidos y chillidos ahogados, el aire costaba entrar a mis pulmones, me pareció que me desmayaría por culpa de los espasmos y me corrí casi convulsionando, gritando el nombre de mi amado...

—¡Tenko!—todo mi cuerpo se debilitó, pero no caí gracias a su firme agarre sobre mí.

Su semen me rebalsó, cosa que me sorprendió porque él jamás se había venido dentro de mí, pero eran tales las ganas de tenerme que no le debió haber importado. A mí tampoco me molesta, sentirme llenada me hace disfrutarlo más.

Lentamente él me fue guiando hasta quedar en el suelo, quedé sentada sobre él, la mano de Tomura sujetó con fuerza el hierro, con cuidado de no apoyar sus cinco dedos, y empezó con un nuevo vaivén, penetrándome otra vez. A pesar de estar exhausta, lo acepté con ganas.

El ritmo en esta ocasión era un poco más lento, la necesidad nos abandonó, dejándonos solos con las ganas por el otro. Besó, lamió y marcó mi cuello, mis clavículas, masajeó mis pechos, excitándome más. Acaricié su cabello, desordenándolo, uní nuestros labios, introduciendo mi lengua a su boca. Mi corazón latió con fuerza ante tal roce eléctrico. 

—Córrete para mí una segunda vez... —dijo en mi oído, luego su mirada se conectó con la mía.

Normalmente, a vista de todos, los ojos de Tomura mostraban odio, resentimiento y locura, pero para mí eran los de una persona desesperada por cariño, por tener algo propio a lo que aferrarse. Me siento orgullosa de haberle dado eso, de hacerlo sentir que pertenece a mi lado, sin importar qué soy suya y él es mío, aún si nos separan o si uno de los dos muere. 

Sus estocadas se hicieron más precisas, rozando los puntos más sensibles dentro de mí, atentando contra mi cordura con cada irrupción de su miembro en mi feminidad, como si no bastara el hecho de haber puesto mi vida de cabeza.

Me corrí por segunda vez, mi cuerpo dolía por la intensidad del orgasmo y la falta de costumbre, él era muy exigente. Sentí como si cada nervio dentro de mí fuese estimulado hasta hacerme morir de un ataque al corazón por tanto placer, en algún lado escuché que el sexo te puede matar. Definitivamente así me mataría Shigaraki, aunque sería fascinante que en mi lápida dijera "murió por exceso de sexo".

Me mordí el labio y solté un alarido, mi cuerpo dejó de temblar y me dejé caer contra el suelo, respirando como si casi muriera ahogada y me acabaran de rescatar. La verdad estaba tan agotada que no me percibí si él me acompañó en el orgasmo, supongo que sí por los fluidos que caían al suelo desde mis muslos. 

—Me imagino que paralizaste el tiempo—corroboró.

Asentí con dificultad, mi habilidad se basaba en eso, detener el tiempo a mi alrededor tanto de personas como de objetos, así que las cámaras también estaban congeladas y no capturaron nuestro pasional reencuentro.

—Genial—contestó agitado.

Entonces sentí como volvía a hacerse pasó entre mis paredes... creo que terminaré desmayada si hay una cuarta ronda. Así que deséenme suerte. 


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