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𝟎𝟎𝟔

Percy

—Siempre es divertido ver este juego.

—¿Cómo pueden usar esto? —cuestioné —, pesa más que yo.

—Sí, es pesado, pero admitamos que es lindo —contestó Lynette.

—Créeme, eso evitará que los maten, los mantendrá con vida.

—¿Qué? —pregunté.

Grover no respondió y soló rió.

Lynette caminaba a mi lado confiada, sabía que la castaña estaba encantada con todo esto. Y lo único que me agradaba de esto, fue ver sus lindos ojos brillar con la emoción de ver cada cosa, de ver a las personas pelear e incluso el solo pensar que era hija de algún dios, pero estaba seguro de que lo que más le gustaba de todo era saber que sus tan amados dioses griegos existían realmente. Tomé su manó firmemente al ver como muchos chicos e incluso chicas miraban a la de ojos azules, Ly apretó ligeramente mi mano y esbozó una sonrisa.

—¡Héroes! —gritó Quirón —. ¡Guerreros! ¡Acérquense!

Lynette me arrastró hacia el hombre, totalmente feliz, su pequeña estatura la hacía ver como una pequeña hada feliz que se movía entre los demás con caras rudas que al verla sonreían. Demonios, en este lugar tendría que cuidar muy bien de Ly, o de algún modo alguien terminaría conquistándola antes de que siquiera yo pudiera agarrar el valor suficiente y decirle lo que siento.

—Muévanse, rápido —expresó el hombre —. Dylan, Paris, dejen de jugar.

Lynette

Miré al frente y vi a la chica rubia mirándome fijamente, le sonreí. Luego a unos pasos de ella estaba la misma castaña, a ella la miré fijamente tratando de averiguar si yo podía tener algún tipo de influencia en ella, y al parecer si la tenía, me gustó saberlo, me fascinaba saber que tenía la influencia suficiente en las personas para poder hacerlas obedecerme. La chica al verme sonrió mirándome como si yo fuera uno de esos tiernos cachorritos que salen en televisión.

—Percy, Lynette, vengan aquí —nos llamó Quirón —. Estos son Lynette Roberts y Percy Jackson, ellos necesitan un equipo.

—La chica puede venir con nosotros —dijo la castaña de hace rato, pero yo tomé la mano del castaño dando a entender que no me iría sin él —. Lo siento, pero solo te quiero a ti, ese pringado puede irse a otro lado.

Miré a la chica con ojos enojados.

—Ellos pueden venir con nosotros —exclamó una voz en el equipo azul.

Todos se abrieron dejando paso a un chico rubio.

—Soy Luke, hijo de Hermes y capitán —se presentó.

Extendí mi mano para saludarlo, pero este dio un beso en esta haciéndome sonrojar.

—Aunque no en ese orden —dijo —, ¿y sus cascos?

—Nadie nos dio uno —contestó Pers.

—Quirón, ¿tienes tu silla de ruedas? La necesitarán, están perdidos

Lo miré ofendida.

—Estoy bromeando con ustedes, sonrían un poco, no les haré daño.

Un chico se acercó y me tendió un casco.

—Muchas gracias, pero no me pondré esta cosa —mencioné al ver el feo casco —, no me dejará ver y no combina con mi atuendo de manera correcta.

Así que se lo di a Pers haciendo que todos me miraran con una pequeña sonrisa burlona por lo que dije.

Ahí estaba esa parte de mí que le encantaba verse bien, claro está que sé que podré sobrevivir sin un casco, sobreviví años sin uno mientras peleaba contra monstruos y entrenaba con mi padre.

—Pues eso te protegerá, como a todos los demás —le dijo a Pers —. Bienvenidos a los soldados azules.

—Atención, todos en posición para atrapar la bandera, gana el primero equipo en tomar la bandera del enemigo. Empiecen.

Le di una última mirada a la rubia y a la castaña que nos observaban antes de dar vuelta e ir hacia el rubio.

—¡Paciencia¡¡Paciencia! —decía Quirón mientras nos encontrábamos formados y listos para jugar —, y ahora.

Todos pegaron un grito de guerra y comenzaron a pelear.

—Chicos, sé dónde está la bandera —nos dijo Luke —. Abran bien los ojos, que no los maten.

—Wow —exclamó Pers al ver a un chico del equipo rojo acercarse a atacarlo.

El castaño se agachó provocando que el chico solo cortara sus mechones azules.

Rápidamente, tomé mi espada y ataqué ferozmente al chico bajo la atenta mirada del rubio y el castaño. Podía sentir como la adrenalina me recorría, me sentía genial, esto de pelear me gustaba mucho.

Luke se unió a la pelea con otros que aparecieron, Pers fue atacado, pero logró defenderse.

—Ya voy amigo, ya voy —dijo el rubio corriendo hacia Percy —. Hijos de Ares. Cuidado. Una espada, una espada.

El rubio puso al chico tras él.

—Se toman esto demasiado en serio —comentó Percy al ver que estábamos rodeados.

—¡Ahora! —ordenó Luke indicándonos que peleáramos.

Ataqué sin piedad al contrincante, no perdería, este juego seria mío, por fin podía hacer algo que me gustaba y en lo que era realmente buena. Miré como Percy se las arreglaba para pelear muy bien con la espada.

—Percy, vete de aquí, busca la bandera —le dijo el rubio a mi amigo. Este me miró negándose a dejarme.

—Estaré bien, Pers, puedes ir sin mí —le contesté.

Percy vio una vez al chico del equipo rojo frente a mí y se fue.

—Mi turno —dije mirando al chico.

Antes de que este pudiera reaccionar di una patada a su pecho haciendo que cayera al piso, cuando este se iba a levantar utilicé mi especialidad en baile y gimnasia para tomar sus hombros y de una pequeña mortal hacer que cayera al suelo casi inconsciente.

—Quédate ahí ¿sí? —le dije sonriéndole coqueta, el chico parecía estar en algún tipo de trance porque asintió y se quedó en el suelo tendido.

—¿Sabes pelear? —me preguntó el rubio una vez que nos decisiones de los chicos.

—Desde los cinco —contesté.

Escuchamos un grito y espadas chocar.

—Percy —dije antes de salir corriendo hacia el lugar de donde venía el sonido seguida por el rubio.

Al llegar vi a Grover en una esquina junto a Quirón.

—Si Ly ve que no lo ayudamos nos matará, créame, nos arrancará la cabeza. Esa chica parece un ángel, pero le aseguro que puede parecer un Titán enojado.

—¿Qué carajos? —pregunté al ver como la castaña llamada Clarisse le daba una golpiza a mi Pers.

—No me golpees —pidió Grover, pero lo ignoré y pasé empujándolos. Necesitaba ir donde Percy.

Al llegar la chica ya había tirado a Percy y festejaban. Vi como Percy se acercaba al agua y sus heridas sanaban. A lo lejos vi al rubio llegar a toda velocidad. Mi chico de ojos azules se puso de pie con confianza, listo para pelear contra los hijos de Ares quienes se acercaban furiosos. Me quedé lejos mirando como mi amigo vencía a todos. Me sentía feliz de ver lo extremadamente bueno que era Percy con la espada. Obviamente, no todo era felicidad, cuando la castaña fue a esperar por él, intenté intervenir, pero fui detenida por la rubia que me incitaba a pelear.

—Si así lo quieres —dije al ver cómo me apuntaba con la espada.

Me acerqué y di un gran corte en su rostro haciéndola pegar un brinco, pero se defendió cortando mi brazo ligeramente. Podía escuchar a Percy jadear y batallar contra la castaña, pero ahora estaba concentrada en vencer a la chica para ir a ayudar a mi chico para que no fuera destruido nuevamente por la castaña. Comencé a burlarme un poco de la chica e hice una pequeña rutina de baile, bueno, no era una rutina, solo me puse a dar vueltas como bailarina de ballet, muchas veces movía mis piernas en pequeños saltos que luego terminaban en patadas en la cara de la rubia.

Mi herida en el brazo molestaba, pero no me iba a detener por eso. La rubia parecía consternada, veía mis movimientos casi embobada.

—Quédate aquí, rubia —le susurré para luego guiñar un ojo e ir hacia Percy.

Tomé el brazo de Percy y lo mandé a luchar contra la rubia, ella era buena, pero sabía que Percy podría contra ella.

—Hola —saludé a la castaña para luego atacar.

Verdaderamente, ella era buena, logró golpearme mucho. Cuando su espada pasó por mi rostro me agaché para que no lograra cortarme más. Con mi espada corté su pierna haciéndola flaquear, di una patada en estas y cayó al suelo, pero antes de caer hizo mi herida en el brazo más grande haciendo que mi sangre cayera a montón.

Con mi brazo sano apunté con la espada a la chica en el suelo derrotada, a mi lado Percy tenía a la rubia totalmente desarmada, luego las exclamaciones llegaron al igual que susurros.

Miré a la chica en el piso que miraba arriba de mi cabeza con asombro, así que yo también lo hice, al alzar mi cabeza vi una imagen brillante de una paloma y a su lado un casco de guerrero griego. Afrodita y Ares. Di un paso atrás sorprendida, al mirar al frente, todos comenzaron a arrodillarse ante mí.

—Lynette Roberts, hija de Ares y Afrodita. La diosa desterrada —exclamó fuertemente Quirón.

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