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                            El comienzo
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Hace seis meses que habían llamado a su novio para ir a la guerra, él, con pesar, lo despidió, viendo como su amado se hiba en caballo hacia aquel lugar llenos de peligros...

En la soledad de su hogar, Awita acariciaba su vientre con ternura. A veces se sentía como si la vida que crecía dentro de él fuera lo único que le daba fuerzas para continuar. Los días pasaban lentamente, y cada sonido de cascos en la distancia hacía que su corazón se acelerara con la esperanza de que fuera Jardred regresando. Pero siempre era solo un viajero cualquiera.

La casa se llenaba de vida con las visitas constantes de sus amigos. Clemente, siempre inventando algo para hacer reír a Awita, le llevaba pequeños regalos, como juguetes que él mismo fabricaba, imaginando que al bebé le encantarían. Turbo llegaba con cestas llenas de dulces y tartas, asegurándose de que Awita comiera bien. Deep, aunque tímido, le traía libros y música para distraerlo. Elo intentaba organizar todo, siendo el más responsable, mientras Joel y Andrea traían caos y risas, como era su costumbre.

Sin embargo, a pesar de su compañía, Awita sentía un vacío. Jardred no estaba allí, y el miedo a que no regresara nunca lo atormentaba. No quería que su hijo o hija creciera sin conocer a su padre.

Una noche, sentado frente a la ventana, con las manos sobre su vientre, Awita susurró al bebé:
-Tu papá es un poco loco, ya lo verás. Pero también es valiente, y sé que hará todo por regresar.

Y aunque intentaba mantenerse fuerte, no podía evitar derramar algunas lágrimas, deseando que Jardred volviera a casa antes de que fuera demasiado tarde.